LA MARAVILLOSA HISTORIA DE SEXO DE MI MADRE
Motivando su libido sucedió esta historia. Primero la alabé un poquito, diciéndole que era una mujer muy atractiva, elegante y con estilo. Eso creo que le gustó..
Era el segundo día de vacaciones de verano y al no tener mucho que hacer, se me ocurrió fisgonear un poco el ordenador portátil de mi madre, un equipo nuevo que apenas tenía tres meses de comprado después de inscribirse en un curso de internet para amas de casa, sugerido por una de sus amigas.
Mi madre es ama de casa. Mi padre tiene su propia empresa, y yo estoy a mitad de estudios en la universidad. Mis padres son muy serios en su forma de vivir, y yo, para ellos, soy la oveja descarriada del rebaño, aunque soy buen estudiante, pero me gustan mucho las fiestas con amigas.
Chismeando el ordenador, vi que mi madre tenía su propia cuenta de Messenger, lo cual me sorprendió, de la misma forma, que al acceder a su correo pude ver que había creado un perfil en una conocida página de contactos de la red.
Intenté entrar en esta página, y lo conseguí fácilmente aprovechando que dejo sus claves recordadas en el ordenador, bendito error de novato.
Ella en su perfil, había puesto 5 fotos muy normales, e indicaba que era una mujer de 1.66 cm de estatura, 53 años, 54 kg de peso, ojos verdes, lo demás era evidente en las fotos, melena abajo del hombro, rubia con unos pechos pequeños y un culo que aún conserva paradito al igual que sus senos y en general una vista muy apetecible. Ninguna fotografía era exageradamente sexy, pero pude ver que tenía bastantes contactos. De ellos observe comentarios picantes, a los que no les daba respuestas, y otros con los que si lo hacía. Y desde luego entre a revisar sus conversaciones, entre a sus contactos y encontré dos conocidos míos. Claro que, en una ciudad de 300.000 habitantes, eso es relativamente sencillo.
Uno de ellos era un chaval de mi edad, al que conocía a través de un amigo común, era un tipo con buena presencia, novio perfecto para una hermana, pero no para mi madre, desde luego.
El otro un personaje dudoso, unos 8 años más joven que ella, ojos negros, pelo negro y nariz aguileña, con un cuerpo algo atlético. Fue profesor de educación física en mi instituto, y despedido por manoseos a chicas menores.
Llevado por la curiosidad, y por saber más de mi madre, tome unas fotos de Internet, de un tipo de unos 30 años, elegante, atractivo, con aspecto formal. Típico hombre de mediana edad al que la vida, al menos, en apariencia le va bien, quien me serviría de pantalla para entablar comunicación con ella.
Después de varios días, logré que me aceptara como contacto a través de su página. Al comienzo ella no respondía mis mensajes, pero finalmente gracias a mi insistencia lo logre. Comenzamos a dialogar. Primero la alabé un poquito, diciéndole que era una mujer muy atractiva, elegante y con estilo. Eso creo que le gustó.
Me hice pasar por un divorciado, con un hijo que vive con su madre, y ella me respondió que estaba felizmente casada, también con un hijo que, aunque le daba algunos dolores de cabeza, no era mal chico. Hasta ese momento ella no sabía lo que le esperaba.
Durante los días siguientes nos comunicamos a través de la página de contactos, hasta que logre que me agregara a su MSM. Y al cuarto o quinto día, coincidió que mi padre tuvo que ausentarse de la ciudad por asunto de negocios teniendo que viajar fuera del país, por lo cual ella podía hablar y hablar sin control, mientras en las noches yo dormía en mi habitación, ella tranquilamente se dedicó a disfrutar de su portátil recostada en su cama.
Poco a poco fue derivando la conversación hacia temas personales y menos familiares o laborales. Tampoco, podía evitar decirle de vez en cuando que me parecía una mujer encantadora. Aunque, eso, ella ya lo sabía, pues desde el primer día se lo había mencionado… pero me repetía que las fotos engañaban, y así entramos en un intercambio de opiniones, acerca de lo fotogénica o no que era ella.
En un intento por acercarme más, le pedí que activara su cámara y me disculpe diciéndole que yo no lo podía hacer porque la mía estaba estropeada, pero que, si ella me lo pedía, compraría una nueva. Al principio se mostró reticente, pero seguí insistiendo, aprovechando lo que ella decía del tema sobre si ella era o no fotogénica y con esto logré que accediera a dejarse ver en pantalla.
Acto seguido active la opción de grabación. Ella estaba recostada en la cama y aun no se había puesto su camisón. Y siendo verano llevaba una de esas blusas que suele usar en casa, de tela fina que se pega al cuerpo, con un cierre delantero de botones. La blusa color azul eléctrico, un poco brillante.
Comencé a halagarla. A decirle que era una mujer muy seductora, que me fascinaban sus gestos, que su sonrisa era cautivadora… y, que parecía tener unos pechos firmes para su edad. La verdad, que la blusa que llevaba, era un poquito ajustada, y con la postura que tenía sobre la cama, se le marcaban los pechos de forma sugestiva cuando se acomodaba el pelo, acto que mi madre suele hacer con frecuencia, después de estos comentarios vi sus pezones marcándose en la tela.
Yo no paraba de grabar, y lentamente intentaba subir el tono picante de la conversación, algo que ella no permitía fácilmente, pero poco a poco, casi sin darse cuenta, fue cediendo.
Tenía los dos primeros botones de la blusa sueltos. Tal y como lo hace en casa. Le dije que tenía un cuello muy sensual. y que me encantaría besarlo y luego seguir hacia abajo, hasta llegar a sus firmes pechos.
Sinceramente, lo hice con la expectativa que ella me cortase, o al menos desviase la atención hacia otro tema. Pero no fue así, al contrario, empezamos a hablar de sus pechos. Lo que me permitió imaginar que quizás su discreción respecto al sexo era un asunto propio de su vida formal, pero por dentro existía una mujer con deseos como cualquier otra de su edad.
Siguiendo la conversación ella dijo que sus senos ya no eran lo que fueron en otra época, ahora no estaban tan firmes al tacto como antaño. Ella defendía esa postura, y yo la contraria. Vi como sus mejillas se sonrojaron cuando le dije que no estaba de acuerdo. Que llevaba un rato observando sus pechos y veía que se marcaban en la tela de su blusa gracias a que estaban libres del sujetador, e imaginaba que aun eran firmes.
Pareció sorprenderse que yo hubiera ido tan lejos. Pero luego pareció sentirse halagada. Quizás necesitaba que alguien deseara su cuerpo, aparte de mi padre, o al menos, que alguien la hiciera sentir atractiva. Eso la liberó un poquito y comenzó a hablar con menos timidez. Nuevamente me sorprendió cuando me conto que solo había tenido sexo con su marido. Que él había sido su único hombre, y que se sentía orgullosa, aunque a veces tenía la sensación que en el sexo existía un mundo más amplio que ella desconocía.
Le pregunte si entraba a las paginas para adultos, me dijo que no conocía ninguna, entonces le envié dos que no eran muy fuertes para no asustarla.
Así que poco a poco, fui conociendo sus inquietudes, algunas intimidades, y también una que otra fantasía. En algún momento sentí que mi polla estaba a reventar. Me excitaba sobremanera hablar con mi madre de sexo. Creo que sin darme cuenta me fui ganando su confianza. Cada vez la notaba más abierta. Menos tensa, disfrutando de la conversación y sintiéndose que aún era capaz de atraer a un hombre distinto a su marido.
– Volviendo a su cuerpo le dije… Me encantan tus pechos, – Te ves muy sexy con esa blusa… ¿por qué no sueltas otro botoncito, y así quedas mejor?
– ¿Tú crees? – contestó. – me parece que eres un poco adulador…
– Para nada. Eres atractiva, debes creer en lo que te digo. Anda. Se buena conmigo y enséñame tu lado sensual.
Cuál fue mi sorpresa cuando soltó dos botones. No me lo esperaba, y con eso me dejo ver el lindo comienzo de su canalillo. Ahora estaba algo excitada.
Ya era media noche y me sorprendió, cuando comenzamos a hablar de sexo oral. Ella dijo que no solía practicarlo con su esposo, pues a él le parecía algo denigrante para la mujer. Y agrego que unas pocas veces lo había practicado con él en sus 26 años de matrimonio, y ninguna vez logro disfrutarlo, pues su esposo se ponía tenso, y no la dejaba avanzar.
– Bueno, – dije – quien no puede tomar azúcar, tiene la opción de la sacarina…
– No entiendo, respondió.
– Sencillo. ¿Tienes plátanos en casa? – y agregue – si los tienes, no preguntes y ve a por uno. Luego te diré que hacer.
Ella dudó unos instantes, pero se levantó, no escuche sus pasos porque se fue descalza, seguro para no hacer ruido y que yo pudiera despertarme. Al rato regreso a la habitación. Se recostó de nuevo y le di la bienvenida felicitándola por su decisión. Le pregunté si tenía preservativos. Ella dijo que si, entonces le pedí que cogiera uno, y se lo pusiera al plátano después de quitarle la cascara. Ella estaba algo extrañada, pero conseguí convencerla de seguir adelante con mis instrucciones.
Sin darse cuenta, prácticamente se había convertido en mi juguete virtual. Le indiqué que comenzara a chupar el plátano, como si fuera una verga. Al principio decía que no, que eso no podría ser, que le daba vergüenza, pero como todo lo que ocurrió esa noche, termino por hacerlo… aunque torpemente. Abría la boca todo lo posible y metía y sacaba el plátano sin apenas rozarlo con sus labios.
La corregí. Le explique cómo hacerlo. Primero lamerlo, besarlo, acariciarlo con la lengua, para luego llevarlo a la boca de forma lenta al principio y más intensamente al final, ajustando los labios al plátano y acariciándolo con la lengua en la medida de lo posible, cuando lo introducía en su boca.
Noté como sus pezones crecieron bajo su blusa. Así que le dije que se pasara el plátano por ellos. Lo hizo, pero sobre la blusa.
– Le replique… Así no, de esa forma no vas a poder disfrutarlo – pásatelo directamente sobre tus senos, sin la tela de por medio. Siente el calor y la humedad de tu boca.
Como fue habitual, dudo. Notaba claramente la inexperiencia sexual que tenía a pesar de sus años. Vamos, no tengas temor, ni pudor. Ábrete unos botones más y pásalo por tus pezones. Sin timidez dejando a la vista tus lindos pechos. Y así lo hizo.
Sus manos fueron a los botones y los soltó todos para luego dejar deslizar la blusa hacia los lados, sacándose las mangas. Allí estaba. Desnuda de la cintura para arriba, con la blusa alrededor de su cintura, y pasándose el plátano por los pezones.
– ¿Conoces tu sabor? – pregunté.
– No. – contestó.
Le indiqué que se sacara las bragas. Ya estaba muy excitada, y no dudó, y en un rápido movimiento se las quitó, enseñándomelas en la cámara. Eran blancas, de algodón, bastante sencillas. Luego, le dije que se penetrara con el plátano, y a continuación lo llevase a su boca. Obedecía como un robot teledirigido. La notaba muy excitada y disfrutando. Veía como disfrutaba al juguetear con su coñito, semi desnuda, ante un “desconocido”, chupando y auto follándose con un plátano… mientras yo seguía grabándola.
Pronto se corrió. Vi sus ojos abiertos, su pecho subiendo y bajando agitadamente y la cara de placer que puso. Después le dio vergüenza, pero ya estaba hecho. Cuando se dio cuenta de su faena, se cubrió el pecho y cortó la conexión sin despedirse.
A continuación, me masturbé viendo la grabación.
Después de conocer hasta qué punto se dejó llevar sin mucho esfuerzo, entendí de quien heredé esos enormes deseos sexuales que me acompañaban.
A los seis días ella recibió el sobre que días antes le envié con una nota y un cd. La nota decía “como ves, se quién eres y donde vives. Conéctate todas las noches a partir de las 22:00 y ya te contare muchas cosas”
Yo estuve atento observando sus movimientos desde mi habitación el día que recibió el sobre, lo abrió, leyó la nota y se fue a su portátil e introdujo el CD. Cuando comenzaron a aparecer las imágenes se quedó inmóvil al verse desnudándose y disfrutando del sexo con el plátano. Estaba asustada y desde luego no se iba a atrever a pedir ayuda a nadie. Debía estar sintiendo mucha vergüenza.
A la noche se conectó como se lo había pedido.
– Hola, ¿te ha gustado el video? – pregunté
Ella respondió con preguntas y más preguntas, hasta que le expuse porque lo había hecho. Me dijo que ella era una mujer casada, con un hijo, de una buena posición social y esto la podía perjudicar. Le respondí que no haría nada que la perjudicara, solo me había dado cuenta que ella había disfrutado muy poco del sexo y yo estaba dispuesto a ayudarla y contarle todo lo que quisiera saber.
Finalmente se calmó y acepto que le gustaría conocer todo aquello que con su marido jamás tendría oportunidad. El pudor del que siempre hizo gala ahora lo estaba abandonando, animada por la curiosidad y sus deseos reprimidos empezó a aceptar todo lo que le ofrecía.
Pasaron varias sesiones en las noches en las cuales los temas sexuales eran recurrentes y así logre que me contara asuntos muy íntimos de su vida. Una vez me hablo de todo lo que vivió antes de casarse, tiempo durante el cual sus deseos de sexo eran enormes, pero tenía que conformarse con pequeñas caricias del novio de turno y por eso acepto matrimonio muy joven para disfrutar del sexo sin restricciones, pero al final me confeso que nunca había podido disfrutarlo con intensidad.
Con esta información entendí que podía llevarla fácilmente por el camino que yo le propusiera y tenía que aprovechar los tres meses que mi padre estaría fuera del país y ya habían pasado diez días, desde su partida.
A la noche siguiente volvimos a encontrarnos a la hora acordada, yo estaba encerrado en mi habitación y esta vez las cosas fueron más allá de los días anteriores. El día anterior le había enviado en una cajita muy discreta un vibrador y en la noche cuando comenzamos a hablar le pregunte si había recibido un paquete. Me dijo que si, pero que no lo había abierto porque creía que era una equivocación. Le pedí que lo abriera y así lo hizo, como ella era novata en temas sexuales le explique para que era, y como lo podía utilizar, En principio no se atrevía, pero después la pico la curiosidad y comenzó por activarlo y cuando empezó a vibrar se sorprendió.
A continuación, la fui llevando, diciéndole… Primero debes familiarizarte con el aparatito y entender que es la verga de la persona que deseas y que te desea, luego le pedí que lo llevara a la boca e hiciera lo mismo que días antes hizo con el plátano. Le pregunte que sentía y me dijo que le gustaba pero que le hacía cosquillas.
Y seguí diciéndole… Ahora te vas a quitar tus pantys y después de humedecer todo lo que lo que más puedas el aparatito con saliva, lo vas a deslizar a todo lo largo de tu concha.
Ella obedeció y apenas lo hizo le comenzó a aflorar la excitación, le pedí que lo deslizara dentro de su concha y ella obediente lo metió más de lo que yo esperaba al tiempo que cerraba sus ojos y dejaba escapar uno que otro gemido que hasta mi habitación pude escuchar.
Mételo y sácalo y concéntrate en disfrutar al límite esta sensación y así pronto experimento un fuerte orgasmo. Al terminar le pregunta que había sentido. Me dijo que un orgasmo como nunca antes lo experimento con su esposo. Aproveche su calentura para decirle que, si ella aceptaba, podría tener una verga de verdad que la hiciera disfrutar tanto como lo había conseguido en estos instantes. Su respuesta fue positiva, pero agrego que le daba miedo que su esposo se pudiera enterar, le respondí que dejara todo en mis manos que yo la ayudaría para que todo saliera bien.
Como todo avanzo más rápido de lo que yo esperaba me contacté con un amigo de la universidad que yo sabía es muy mujeriego y le dije que había una mujer muy atractiva deseosa de tener sexo, porque su marido no le correspondía… y él enseguida pregunto ¿qué hay que hacer?
Le dije que ella no me conocía personalmente, pero yo si a ella, y le iba a organizar una cita para ayudarla a disfrutar del sexo para compensar lo que su marido no hace. Le mostré una foto de ella y la respuesta de mi amigo fue… uhmmm esta espectacular.
Organice que mi amigo fuera en su auto a un centro comercial a donde ella llegaría y les indique los detalles de cada uno para que se identificaran fácilmente.
Mi amigo Rafael muy agradecido, me dijo… ¿Y no me vas a pedir nada a cambio? Le dije… te voy a dar un dinero para que la lleves a un buen motel, pero a cambio debes ubicar en la habitación tu celular en una llamada con video para que yo pueda disfrutar, de lo que no puedo participar. El acepto encantado.
Dos días después se estaba haciendo realidad lo planeado. Mi amigo y mi madre se encontraron en el lugar acordado, se fueron a un buen motel y allí mientras que mi madre se fue al baño, mi amigo acomodo el celular con la llamada de video que yo esperaba.
La vista era maravillosa, mi madre por su novatada y nerviosismo no noto el celular y yo desde mi lugar envidiable empecé a ver a mi amigo, un don Juan extraordinario, comenzó a seducir a mi madre. E inicie la grabación de la llamada.
Lo primeros instantes fueron sin mayor importancia hasta que mi amigo empezó a besarla y ella le correspondió, luego las manos de él comenzaron a disfrutar del maravilloso cuerpo de ella y cuando los dos estuvieron suficientemente excitados comenzaron a deshacerse de la ropa.
Al hacerlo, me sorprendió que mi madre al quedar en ropa interior tenía una lencería que de seguro habría comprado el día anterior, Panty y sujetador de encaje negros y medias de liguero del mismo color. Se veía super sensual, y con todo respeto por ella, pero mi verga se puso tiesa como un riel.
Frente a ella mi amigo con su bóxer, bajo el cual se notaba una buena dotación.
Después de un beso apasionado acompañado de caricias, Rafael la llevo a la cama, la recostó y tras quitarle el panty, apareció la concha totalmente depilada de mi madre. El la admiro y le hizo algunos cumplidos y a continuación inició una sesión de sexo oral para ella que disfruto al límite terminando con un excitante orgasmo. A continuación, la dejo que se repusiera y ella propuso corresponder su amabilidad.
Se acomodaron, ella de rodillas y Rafael parado frente a ella. Mi madre comenzó a bajar el bóxer y enseguida salto como un resorte la verga de Rafael, que me sorprendió por su tamaño. Con razón tanto excito de él con las chicas de la universidad.
Mi madre no se asustó y tomando el mando lo llevo a su boca para comenzar con suaves besos, una que otra deslizada de su lengua a todo lo largo como haciendo reconocimiento y finalmente lo metió a su boca, pero por el tamaño apenas logro dejarlo entrar hasta la mitad. Ella se esmeró y aprovecho para demostrarle su agradecimiento y cuando Rafael estaba por explotar, la detuvo y la recostó para subirse sobre ella y comenzar una penetración lenta y profunda que me excito, más de lo que ya estaba.
Luego vino un mete y saca, del cual ella no paro de disfrutar gimiendo como loca y sus piernas rodearon la cintura de Rafael con lo cual la penetración fue total y ella en ningún momento se quejó del tamaño. Todo lo contrario, no paraba de disfrutar cada penetración. Así estuvieron al menos unos cinco minutos, sus cuerpos se notaban brillantes por el esfuerzo y durante este tiempo Rafael le soltó varias frases, algunas fuertes como… ¿Te gusta perrita? y ella respondió… Siiii me gusta, ¿Mejor que tu marido?, Siiiii, ¿Te gusta tener mi verga dentro de ti?, Siii, ¿y quieres algo más? Siiii fòllame con fuerza, y allí Rafael se destapo y empezó a clavarle su verga con una fortaleza inusual, que pensé la iba a desbaratar. Al alcanzar ella su orgasmo y él explotar dentro de ella se quedaron inmóviles un par de minutos. Luego se separaron y él le pregunto… ¿Perrita te gusto? Y ella le correspondió con una sonrisa, y un Siiiiiiiii
A continuación, ella se levantó y se fue al baño, entretanto mi amigo se acercó a recoger su celular y antes de despedirse me dijo… ¿Te gusto la faena? Y mi madre pensó que era con ella y le respondió desde el baño… Desde luego que sí, me encanto.
En la noche ella regreso a casa como si nada no hubiera sucedido, cuando paso por mi habitación a saludarme, le pregunte que había hecho… Me respondió que estaba compartiendo un café y conversando con unas amigas. Qué bueno… le conteste. ¿Y la pasaste bien? Si mis amigas me hicieron reír mucho. Excelente, finalice diciendo, y ella se fue a su habitación.
Mas tarde escuche que estaba tomando una ducha, algo inusual en ella. De seguro quería borrar los recuerdos que le dejo dentro Rafael. Al día siguiente revisé en la cesta de la ropa para lavar y encontré el panty negro con evidentes señales del semen que Rafael le dejo en su concha el día anterior.
Seguimos conectándonos en las noches, algunas veces deje pasar un par de días sin conectarme y a la vez siguiente era seguro que me hacia el reclamo.
Reconoció que había disfrutado al límite nuestra cita y le pregunte si deseaba repetirla y me respondió que lo pensaría, porque le había gustado tanto que no quería volverse adicta. Pero ese estar recapacitando no le duro más de diez días y acepto que quería que tuviéramos una nueva cita. Contacte a Rafael y el enseguida acepto y me dijo que le había fascinado estar con ella y conociendo el proceso se repitió la cita con una nueva grabación que disfrute al límite.
Pasaban los días y yo la deseaba más que nunca. En cada oportunidad que observaba los videos afloraban enormes deseos de follarmela, pero no encontraba la forma de llegarle para conseguir estar con ella.
Habían pasado unos quince días desde la última vez que Rafael se la folló y ella comenzó a sugerir el deseo de una nueva cita, lo que me indicó que estaba deseosa de sexo.
Entonces el viernes en la noche mientras ella se comunicaba con su supuesto amigo , decidí enviarle a su correo el segundo video, editado con las partes más emotivas donde se observaba plenamente su cara y sus expresiones de disfrute, esto con una nota que decía… Como a los jóvenes nos gusta navegar por todas las opciones de internet me encontré este video que tal vez lo puedas disfrutar.
Esa noche no sucedió nada, pero al día siguiente en la tarde cuando seguramente ella reviso su correo encontró mi mensaje y me dijo… más tarde necesito que hablemos. Claro, claro, le respondí.
Al final del día me invito al estudio y cuando la encontré sentada muy ceremoniosa le dije… Te gustaría tomar un vino para disfrutar nuestra conversación. No se lo pensó dos veces y respondió que sí. De todas formas, la notaba tensa, de seguro podía pensar que yo pudiera hacer algo con el video frente a mi padre.
Traje las copas de vino le entregue una y la invite a brindar. Ella tomo un trago largo y me dijo… Quiero que hablemos del video.
Perfecto y ¿qué quieres que hablemos del video?
Quiero que me cuentes de donde lo obtuviste ese video y que piensas hacer con él.
Le respondí que en las redes sociales es muy común que las personas suban videos para compartir, y sobre que pienso hacer con él, pues nada.
Entiendo que esto puede suceder porque mi padre no te está complaciendo como te lo mereces, pero a mí no me importa lo que hagas con tu vida íntima, eso si debes que cuidarte con quien lo haces y advertirle a esa persona que no deseas que comparta videos tuyos en las redes.
Mientras yo hablaba ella se bebió toda la copa de vino y a continuación mientras me respondía aproveche para llenarle la copa sin preguntar.
Me dijo lo que yo ya sabía que mi padre no la satisfacía totalmente y que se había contactado con alguien en internet y las cosas habían llegado hasta donde yo conocía.
Me pasé al sofá doble donde ella estaba, y pasándole mi brazo por sus hombros le dije… No quiero que te preocupes por lo que haya pasado, porque lo entiendo, seguramente, tu como yo, tenemos un nivel muy alto de pasión y deseos de sexo lo cual te llevo a compartir con alguien tu intimidad, pero eso para mí está bien, tú tienes derecho a disfrutar de tu cuerpo, eso si, tienes que tener cuidado que mi padre no se entere, si es que ustedes no están de acuerdo con un matrimonio abierto. De mi parte puedes contar que seré el cómplice de tus deseos.
Ella levanto la cara, me miro y me dijo… ¿de verdad serias mi cómplice?
Si desde luego que sí, y seguimos con la tercera copa de vino, suficientes para hacernos sentir muy desinhibidos.
Por fin a media noche llego el momento que tanto esperaba para decirle sobre mis deseos.
Entonces empecé así… Debo confesarte algo y espero que no te molestes.
¿Qué me quieres confesar?
Yo sé que tú eres mi madre y te respeto y agradezco por haberme dado la vida, pero después de verte desnuda en el video y follando con tu amigo no me he podido sacar de la cabeza esa imagen y con solo recordarlo me producen unas erecciones tremendas al igual que muchos deseos de estar contigo.
Pero yo soy tu madre, y eso no está bien.
Es cierto, pero tú estás casada y estar con otro hombre no está bien tampoco, sin embargo, tú lo disfrutas y eso es lo importante.
Ella se quedó pensando y yo me levante y puse música suave y al acercarme la invite a bailar, pensé que la cercanía de nuestros cuerpos podía ayudar a que ella diera el paso.
Comenzamos a bailar muy normal, pero poco a poco el calor de nuestros cuerpos hizo milagros y terminamos rozando nuestras pelvis y comencé a escuchar su respiración agitada y al oído me decía… No, no, no puede ser.
Yo le respondí de la misma forma… relájate, no pienses en nada, como lo hiciste cuando estuviste con tu amigo y disfruta la noche.
Y a partir de ese momento emprendí el camino de las caricias de su cuerpo y a apretarlo contra el mío y no hubo de su parte ninguna objeción. Me atreví a deslizar mis labios hacia los de ella y desde el primer instante me correspondió. Jamás había disfrutado un beso tan apasionado y lleno de sensualidad, por lo cual vinieron más caricias y el retiro de prendas hasta quedar los dos en ropa interior.
Siguiendo lo que había le había visto hacer a Rafael, la senté en el sofá, le quité el panty y empecé a darle una sesión de sexo oral que ella disfruto con gemidos que me excitaban más a cada instante. Y de tanto agitar mi lengua en su concha y mis labios en su clítoris la escuche recrearse con un orgasmo maravilloso, lo cual me motivo porque no le quería quedar mal. A continuación, ella me quiso corresponder con sexo oral, pero mi mayor deseo y antes que ella se arrepintiera, era follar su deliciosa concha y correrme dentro de ella, después veríamos que más podía pasar.
Me acomode en medio de sus piernas mientras ella reposaba recostada en el sofá y acerque mi cuerpo al de ella y mi verga comenzó a rozar su concha que estaba muy lubricada y deslice mi verga a todo lo largo de su concha para empaparme de sus flujos y facilitar la penetración, que luego disfrute centímetro a centímetro hasta que nuestras pelvis se encontraron.
Sentí su calor en mi miembro y unos deseos locos por comenzar a moverme dentro de ella, pero antes nos besamos apasionadamente. Finalmente vino el momento esperado, empecé a meter y sacar mi verga y a experimentar ese incremento de excitación que me fue llevando al éxtasis, acompañado de los gemidos que ella dejaba salir cada vez que mi verga se perdía dentro de su concha y cuando no pude más exploté con toda la carga de semen que tenía reservada para ella.
Al terminar, permanecimos pegados y de pronto ella me dijo… ¿has conseguido lo que deseabas? Le respondí… Mucho más de lo que deseaba, eres una mujer maravillosa. No quiero despegarme de ti ni un segundo.
Pero ya era madrugada y teníamos que descansar, entonces le propuse dormir juntos y desnudos y ella acepto.
Pero teniéndola a mi lado, como ella vino al mundo a la par de disfrutar el calor de su cuerpo me resulto imposible conciliar el sueño durante un largo rato, moría por volverla a follar, pero me daba pesar despertarla.
A la mañana siguiente cuando desperté, ella ya se había levantado, preparo el desayuno y luego me llamó para que lo compartiéramos. Mientras ella alistaba todo para servir, me quede observándola y no podía creer que la noche anterior con esta mujer tan espectacular, con un rostro tan hermoso y un cuerpo sensacional, hubiéramos follado como locos. Después del desayuno nos fuimos a bañar y me delite besando y acariciando cada centímetro de su cuerpo y al final después de secar su cuerpo, la recosté en la cama y volvimos a follar increíblemente durante al menos media hora. No sé qué va a pasar cuando regrese mi padre, pero estoy deseando que se demore mas en su viaje. Hasta aquí mi historia.
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