La nena y el soldado
Cuando llegué aun había algunos niños con sus madres jugando a la guerra y mis compis bromeaban y le vacilaban a una chica, delgada y espigada, bastante linda, de esas que a pesar de pensar como una niña ya tiene cuerpo de mujer, castaña clara, vestía unas mallas celestes y una blusa fucsia, mis com.
Este es un relato que encontré muy bueno , no sé quién es el autor pero está buenísimo
A principios de los 80s aun existía en España el servicio militar obligatorio, todos los jóvenes éramos secuestrados legalmente por el estado a la edad de 20 años para cumplir quince meses de servicio militar acatando ordenes de militares borrachos e inútiles.
A mi me tocó en un cómodo destino de una ciudad mediterránea, ya había algunos mandos militares que pensaban que el ejercito no gozaba de buena prensa entre los españoles y que cualquier operación que acercara su imagen a los ciudadanos seria positiva, es así como acabé en una localidad turística a 60 kms de mi cuartel junto a un teniente y otros cuantos soldados en unas jornadas dedicadas a los niños donde montaron un stand del ejercito en el que el mayor reclamo era un tanque en el que los niños se montaban como si fuera una atracción de feria.
El teniente decidió que habría que hacer un turno de guardia nocturno para vigilar el stand que estaba situado en el paseo marítimo de la localidad, el inepto oficial se quedó sorprendido cuando yo, aparentemente el mas juerguista de la expedición, pedí voluntario ser el vigilante nocturno, a pesar de que era gilipollas entendió mi respuesta cuando me preguntó el motivo:
-No aguanto a los niños mi teniente le contesté
Cuando llegué aun había algunos niños con sus madres jugando a la guerra y mis compis bromeaban y le vacilaban a una chica, delgada y espigada, bastante linda, de esas que a pesar de pensar como una niña ya tiene cuerpo de mujer, castaña clara, vestía unas mallas celestes y una blusa fucsia, mis compis le tiraban indirectas y parece que a la chica le hacia gracia que todos unos soldadotes dejaran de mirarla como una niña. El teniente dio por acabada la jornada y, en la camioneta militar que me había traído, se llevó a todo el personal a un colegio de la localidad en cuyas dependencias hacíamos noche los militares.
Eran las doce de la noche, estaba cerrando el telón de la carpa donde teníamos instalado el stand cuando la chica apareció de nuevo y sin que yo la invitara entró y se sentó a hacerme compañía en una de las sillas de plástico, el único mobiliario además del tanque de todo el stand.
Alli comenzamos a charlar y me enteré que se llamaba Mamen, que venia de una localidad andaluza y que acompañaba a su madre, que regentaba un pub-cafeteria, durante la temporada de verano. La pobre chica se pasaba casi todo el día sola mientras su madre de hartaba de trabajar en el bar.
La verdad es que pensaba en ella como una niña, me dijo que tenia quince años pero estoy convencido de que me mintió para hacerse «la mayor». No era en aquella época amante de jovencitas (y menos en edad penal) es mas, me atraían las maduras, pero la rigidez militar hacia que tuviera pocas oportunidades con las mujeres y que andará caliente a todas horas, así que conforme pasaban los minutos veía menos a la niña y mas a la mujer y, poco a poco, comencé a bromear con la chica sobre temas de sexo, a decirle que ya se le veían unas magnificas tetitas y lo linda que seria cuando fuera mujer, ella indignada saltó como un resorte:
-Yo ya soy una mujer.
-¡Venga ya! le conteste, llevándola al terreno en el que el lobo devora a los corderos.
Estaba realmente enfadada.
-Tu dices que ya eres mujer porque ya tienes la menstruación pero todavía te falta lo que te falta.
-¿Qué me falta?
-¿Pues que te va a faltar? Que te desvirguen, que estés con un hombre y lo hagas gozar.
La chica callaba, debatiéndose en su interior.
-Si seguro que no has visto una polla todavía.
La chica seguía debatiéndose con la mirada al suelo
-Igual no sabes ni besar en la boca todavía.
La chica rompió a llorar, no era eso lo que yo iba buscando, me acerqué a consolarla pero no soy muy bueno en eso:
-Es verdad, casi todas mis amigas lo han hecho ya y a mí aun no me ha besado ningún chico me confesó
Me acerqué a ella, una mujer llorando es algo superior a mis fuerzas, la abracé y con un pañuelo le sequé las lagrimas, aunque no había sido mi intención hacerla llorar fui consciente de que ahora la tenia en el punto adecuado pero la conciencia me decía que no debía de aprovecharme de la situación. La chica se calmó, yo le acariciaba el pelo y la consolaba, de pronto me dijo:
-¡Ahora veras! y abriendo su boca acercó su rostro al mío, lo hizo tan rápido que me sorprendió y nuestros dientes chocaron en un beso frustrado.
-¡Hey hey tranquila! le dije cuando me rehice de mi sorpresa las prisas y los impulsos nunca han sido buenos aliados del amor.
Me puse de pie, le pedí que se incorporara y tomándola de las manos se las puse sobre mi cintura, le pedí que me siguiera y que correspondiera a los movimientos de mi boca y de mi lengua.
Es así como mi primera guardia estuvo amenizada por el edificante ejercicio de enseñar a besar a una adolescente, de disfrutar del impagable aliento a chicle de fresa de una catorceañera (como mucho) durante casi una hora, besándola con lengua, apretándola, haciéndola sentir mi erección, haciéndola sentir mujer. Cuando mis manos ya revoloteaban en la cercanía de sus pechos la chica reaccionó, se separo de mi sudorosa, con la cara colorada y un hermoso brillo en los ojos y me dijo:
-Me tengo que ir, mi madre cierra el pub a las tres y yo tengo que estar en el apartamento durmiendo para que no sospeche que me escapo por las noches. Eran las 2h35″.
No me dio tiempo ni a reaccionar, la chica salía bajo el telón dejándome allí solo y con una erección de aúpa que solventé al instante corriéndome un pajazo en la trasera del tanque.
Como pude, sentado en una silla, posando los pies sobre otra, eché un par de cabezadillas hasta el amanecer en que ya no tuve formar de dormirme, recordaba los dulces besos de la chiquilla como si fueran un sueño. A las nueve menos unos minutos llegaron mis compis con el teniente al mando, tras informarle de que la noche había sido tranquila me fui a dormir al colegio donde estabamos alojados. La tarde la pase en una tranquila playa cercana al colegio que estaba en las afueras de la localidad. A las diez de la noche la camioneta me llevo al paseo marítimo donde estaba el stand, a las once estaba, otra vez, solo en compañía de un tanque, mis compis se habían largado en la camioneta militar.
A las doce y media me alertó y me asustó un ruido en la entrada, alguien estaba intentando levantar el telón que yo había atado hacia escasos segundos, cuando pude ver la cara sonriente de Mamen el susto se esfumó y se encendió mi imaginación y mi ego. La nena venia a por más.
-No he podido venir antes, una chica se ha puesto enferma y he tenido que ayudar a mi madre hasta las doce en el pub, la he dejado sola porque no quiere que yo este tan tarde en el bar, dice que ese ambiente no es bueno para mi.
Dicho esto me tomo del cuello y comenzó a morrearme de lo lindo, yo le correspondía, mis manos viajaban por su cintura, por sus nalguitas duras y por sus tetitas cuyo pezón puntiagudo era visible y palpable bajo su sujetador. Olía a perfume, posiblemente de su mama. Cuando llevaba media hora de pie, besando y acariciando a la chica, la presión de mi polla sobre el pantalón era insufrible, y viendo que Mamen, aunque no era muy participativa, si que aceptaba de buen grado todas mis iniciativas, me la jugué.
-Niña dame un respiro le dije
-¿Qué te pasa? Me pregunto sorprendida.
-Pues que no soy de piedra le conteste dirigiendo mi mirada a mi inflamado paquete. Ella se quedó mirando sin saber que hacer, yo tomé su mano y la dirigí a mi polla, no hizo ningún signo de apartarla, tuvo durante unos minutos su mano sobre mi paquete sin moverla, sintiendo la verga dura y palpitante bajo el pantalón, mientras yo le besaba el lóbulo de la oreja y disfrutaba viendo su casi transparente vello erizarse en su cogote.
-Es el momento de que veas tu primera polla Mamen le comenté mientras me apartaba, desabrochaba mi cinturón y mi bragueta y con la mayor naturalidad posible me sacaba la verga.
La O que dibujaron sus labios aun está marcada a fuego en mi mente:
-¡Es muy grande!
Yo casi me lo creo, ahora sé que la primera polla que ve una mujer siempre le parece grande. La mía, es normal, gordita y cabezona, además da mucho juego pero no es la verga de un actor porno ni tiene las dimensiones que muchos escritores de relatos se adjudican en sus escritos.
Mamen miraba fijamente mi polla empalmada que cabeceaba mirando al techo.
-¡Tócala!
Lentamente su mano se fue acercando hasta tomarla por el tronco, la cara de sorpresa, gusto y curiosidad de la nena enamoraría al mas duro de los hombres.
-¡Sube el pellejo para arriba y para abajo con suavidad! ¡Así cariño! ¡Así se hace una paja!
-¿Esto es una paja? Que rico, se pone bien dura, la siento como la tienes.
Yo tenia 20 años, no era un experto y pasaba una sequía sexual de meses, vale, no voy a buscar mas disculpas, cuando Mamen no llevaba ni tres minutos meneándomela bufé como un bisonte, ella se quedó como asustada al ver mi reacción creyendo que me encontraba mal, y una mierda, tenia las pelotas repletas de leche de hombre pugnando por escapar de su encierro, no fue suficiente que su mano dejara de menear mi verga, mi corrida salió como chorros a presión, disparadas a mas de un metro las primeras andanadas y embadurnado sus manos de densa leche de polla de soldado.
Su cara de sorpresa tornó en sonrisa, sabia bien lo que había conseguido, que un hombre se corriera gracias a ella, su propósito de convertirse en «mujer» estaba casi conseguido. Después de mirar los restos de semen entre sus dedos acercó su mano a sus labios y, mirándome, saco su lengua y probó el sabor de la leche de hombre. Tomo una buena ración, parece que le gustaba.
Yo estaba mareado, con esa sensación que tienes tras una buena corrida después de tiempo de abstinencia, le di mi pañuelo para que se limpiara y después, por propia iniciativa, ella pasó el pañuelo por la punta de mi polla que aun goteaba lefa, lo hizo con cariño, dulzura y esmero, tomándome de las pelotas que al parecer le llamaban bastante la atención.
-Ahora ya esta normalita ¿cuándo entra en la raja de la mujer tiene que estar tan gorda y tan dura como la tenias antes?
-Claro nena.
-Pero tan grande seguro que a mi no me entra.
-¡Seguro que te entra toda! El sexo de las señoras se adapta al tamaño de la polla sea grande, pequeña, gruesa o delgada.
-¿Entra toda? Pues seguro que duele mucho.
-Duele la primera vez pero rápido te recuperas y te da mucho gustito. Pero no hablemos ahora de eso, todavía tienes muchas cosas que aprender la verdad es que estaba loco por subirla al tanque y follarla por todos su agujeros pero no quería estropear la situación, quería controlar los tiempos, que ella no viera exceso de ansiedad y ganas de follarla que podían provocar que desistiese de la idea de que la follara.
Uno de los chicos había dejado olvidada una pelota, me levanté y comencé a darle unas patadas, ella se levantó y comenzó a jugar conmigo, jugábamos a regatear, normalmente yo tenia el control de la pelota y ella intentaba arrebatármela, yo me dejaba, en una de estas, ella estaba en uno de los rincones de la carpa protegiendo la pelota con su cuerpo, yo estaba detrás de ella, entre risas intentando quitársela, sus nalgas fueron a dar contras mi paquete, me olvide de la pelota y comencé a restregarme en sus nalgas, ella podía sentir mi polla como una piedra bajo el pantalón punteando el surco de sus nalgas, me olvidé de la pelota, la tomé por los pechos desde atrás y empecé a besar su cuello, Mamen se derretía apretando sus nalgas contra mi. En esa posición la llevé a la silla y me senté, ella sobre mí sintiendo toda mi polla, besándole el cuello, pase la mano derecha bajo la blusa y pude manosear y acariciar sus tetas, pequeñitas, duras como el mármol con el pezón bien enhiesto fruto de la calentura, mi otra mano se paseaba sobre su malla celeste a la altura de su monte de Venus, deslizaba los dedos sobre el valle que marcaban los abultados labios de su coñito, su humedad traspasaba sus bragas y su malla y la mancha era notoria, Mamen suspiraba caliente y excitada removiendo sus nalgas sobre mi verga, metí la mano bajo su malla, bajo su braga y pude palpar sin oposición su rico coño, de suaves y escasos pelos, localicé su clítoris y lo estimulé con la yema de mi dedo índice haciéndole círculos, los gemidos de Mamen se hicieron continuos, se estiró dejando todo su peso sobre mi ya dolorido paquete, comenzó a temblar y se corrió tan divinamente, pude sentir toda su mojada en mis dedos mientras jugueteaba, con la otra mano, apretando y dándole tirones y pellizquitos a su pezón duro y erguido.
Se dio la vuelta sonriente, con los ojos encendidos por el placer y montada a caballito, trotando suavemente sobre mí, restregándose toda mientras nos fundíamos en un beso de lengua interminable. La hora de irse a casa se acercaba y yo tenia la polla a reventar, me la quite de encima con suavidad y me incorpore, como la noche anterior desabroche mi bragueta y mi cinturón, baje mis pantalones y slips y dejé mi polla al descubierto, ella, sin necesidad de indicárselo, la tomó en sus manos y comenzó a pajearla suavemente. Sentir sus manos en mi verga era una maravilla, tenia la cabeza de la polla al rojo vivo, me armé de valor y le propuse:
-¿Podrías probar con la boca a chupármela?
Ella mirándome a los ojos con cara de ingenua zorrita traviesa y sin dejar de masturbarme me pregunto:
-¡Te gustaría?
-¡Me encantaría!
-¿Cómo lo hago?
-Bésala primero y después la chupas como si fuera un chupachups, tienes que tener cuidado de no morderme o hacerme daño con los dientes. Mamen se agachó mirando mi polla fijamente, palpitaba de gusto, acercó su cara y tímidamente sacó la lengua y la paso por la punta de mi capullo, estaba a punto pero decidir intentar aguantar todo lo posible y disfrutar de la primera mamada de una adolescente. Pronto Mamen le pilló el tranquillo a la cosa, acariciando mis pelotas con una mano, meneándome base de la polla con la otra y chupándome el capullo. La miraba a la cara, estaba preciosa chupando polla con los ojos cerrados, cuando los abría me miraba solicitando mi aprobación y sonreía satisfecha cuando me sentía gemir y estirarme de gusto, tomándola del pelo le marcaba el ritmo de la mamada, soy humano, mi aguante acabó, le avisé:
-¡Me corro! sacando la polla de su boca, el primer trallazo le cayó en la cara, los siguientes dentro de su boca, ya que sin decirle nada ella volvió a meter la cabeza de mi polla en su boca chupando rico y succionando, tomando toda la leche de mi corrida y tragándola.
La ayudé a incorporarse y con el pañuelo le limpié la leche que había caído en su cara y un pequeño reguero que se deslizaba por la comisura de sus labios. La besé rico con lengua, la sentía feliz, se había corrido y había conseguido que me corriera como un bendito.
-Tengo que irme, ya es tarde. Si vas a la playa de…………mañana por la tarde le puedo pedir la bici a una amiga y nos vemos después de comer y que mi madre se vaya al bar.
-Vale pero yo a las ocho tengo que ir al colegio a darme una ducha y vestirme de militar para venirme al stand.
-Venga. Nos vemos mañana en la playa.
Después de comer en compañía de tres chavales internos en el colegio y un seminarista me puse el bañador y una camiseta, tome una toalla y me encaminé a la playa. Estaba echando la toalla sobre la arena cuando la vi aparecer sobre la bici, llevaba un vestido floreado de tirantes y el pelo suelto, estaba realmente hermosa, se la veía feliz, contenta, fresca, bajó de la bici, me dio un discreto beso en los labios y puso su toalla junto a la mía. Cuando se despojó del vestido, quedó en un bikini negro, la mandíbula un poco mas y se me desencaja, hoy lo podríamos definir como un autentico cuerpo de modelo, para la época (los años 80s) quizás un poco delgada, de todas formas, fabulosa, sensacional, linda, hermosa.
Como dos pipiolos charlamos y nos cogíamos de la mano sin mas signos de cariño externo para no levantar suspicacias a pesar de que la playa estaba poco transitada. La animé a darnos un baño, jugueteamos en el agua y ahí la cosa cambió, comenzó a calentarse, solos en el agua, puso sus piernas apretando mi cintura, mi sexo contra su sexo, sus tetas apretadas sobre mi pecho, enlazando sus brazos en mi cuello y nos entregamos a un profundo beso mientras dando saltitos en el agua frotábamos nuestros sexos sobre el bañador, nos animamos, sacó mi polla y comenzó a masturbarme bajo el agua, seguí su ejemplo y mis dedos, apartando la braguita del bikini, tomaron posesión de su sexo virginal, le froté el clítoris rico hasta que abrazándome con fuerza sentí su corrida, cuando se restableció de la emoción siguió meneándome la verga hasta que consiguió hacerme correr, los hilillos de leche de polla salieron a flote sobre la superficie del agua. Ella sonreía plena, esta chica era feliz dándole gusto a su hombre.
-Se nos ha echado el tiempo encima cariño, tengo que ir al colegio a prepararme y vestirme de romano.
-¡Ok! Nos vemos esta noche. Presiento que esta noche va a ser nuestra noche me dijo mientras montaba en la bici y se largaba.
Con el tiempo justo, la camioneta ya me esperaba, tomé unas sabanas, una manta, una toalla y conseguí en la recepción del colegio unas velas argumentando que la noche anterior se fue la luz en el stand y estuve un buen rato a oscuras. Cuando llegué mis compis bromeaban con un par de madres jóvenes que a tenor de las risas daban la impresión de estar desasistidas por sus esposos y dispuestas a ligotear con un soldadito caliente que las aliviara. Quedaron con mis compis a tomar una copa cuando acostaran a los niños que se hacían los remolones y no querían bajarse del tanque. Cuando el teniente vio la manta pensó que era lógico que tras tres días maldurmiendo sobre dos sillas de plástico me permitiera el lujo de hacerlo tumbado en una manta sobre el duro suelo, la cosa estaba tranquila y nos permitía ese tipo de licencias.
En cuanto la camioneta se fue estiré la manta sobre el suelo, tras el tanque, apartado de la vista de cualquier intruso que entrara en el stand, puse sobre la manta la sabana y las velas estratégicamente alrededor. Mamen debería estar fuera pendiente de que los demás militares se fueran porque estaba poniendo la ultima vela sobre un asidero del tanque cuando apareció preciosa, lindisima, toda una mujer, con un vestido negro, ceñido de tirantes y unos tacones de aguja.
-¡Vaya pedazo de mujer! le dije mientras me dirigía hacia ella y nos fundíamos en un beso, con los tacones era mas alta que yo, me sacaba cinco dedos. Le hice que se diera la vuelta para observarla, admirarla y deleitarme con su belleza, su trasero, con el vestido ceñido, resaltaba fantástico, marcando dos nalgas duras, esculturales.
-¿Tienes vasos?
-De plástico
-Pueden valer.
Tome dos vasos y Mamen sacó, de una bolsa de plástico que portaba, una botella de cava Codorniu y unos pasteles.
-¡Ábrela! me ordenó coqueta.
Antes de abrirla la llevé a la trasera del tanque, encendí las velas, comprobé que el telón de la carpa estaba bien amarrado y que cualquier intento de entrar de algún extraño seria detectado y tendría tiempo a maniobrar según correspondiera y apagué la luz.
Aquel stand cerrado, iluminado tenuemente con velas, con el poderoso tanque en penumbras podía pasar por un romántico nido de amor para alguien con la imaginación y las ganas suficientes.
Para mí era como la suite de un hotel de cinco estrellas.
Cuando regresé a la trasera del tanque era un hombre feliz, feliz , caliente y asombrado. Mamen se había despojado del vestido y me esperaba recostada, solo vestía un sujetador y unas braguitas negras con coquetos encajes y transparencias, era una diosa adolescente caliente y dispuesta a ser follada por primera vez.
Llenamos nuestros vasos de plástico, que a mi me parecían en ese momento cristal de Bohemia, de cava y brindamos, repetía perfume pero esta noche olía mejor, olía a hembra dispuesta, olía a mujer.
Me desnude en un plis plas, quedando en pelotas ante ella con la polla erguida y lista para el combate. Ella observaba mi desnudez amorosa:
-¡Que buen cuerpo tiene mi soldadito!
-Espero que este a la altura del cuerpo de mi princesa.
Me senté junto a ella y comenzamos el recital de besos y caricias, para despojarla del sujetador tuve que contar con su ayuda, tenia poca experiencia con la lencería fina en aquellos tiempos, fue la primera vez que pude ver sus pechos, eran fantásticos, como media naranja, duros, perfectos, con los pezones sonrosados normales de grosor pero de casi un centímetro de largo, puntiagudos, una obra de arte de la madre naturaleza. Los chupé rico, suave, con ganas y vicio y Mamen se derretía, no solo porque los tuviera bien sensibles, cosa que al parecer ocurría, sino por ver el gustazo que a mi me daba sentir esos pechos llenos y duros y sus sabrosos pezones vibrando en mi boca, sentía mi polla vibrar al mismo ritmo.
Yo estaba desnudo, Mamen en braguitas, se incorporo, tomó mi polla con las manos, acercó su boca y comenzó a chupar polla bien rico, mejorando su primera mamada, recorriendo con su lengua el tronco de mi verga y chupando y succionando el capullo con ganas, palpando mis pelotas, con su ayuda le despoje de la braguita y pude ver, a escasos quince centímetros de mi cara, su coño virginal y adolescente por primera vez. Me pareció maravilloso y me lo sigue pareciendo cada vez que lo recuerdo, con su fino y escaso vello castaño claro, casi rubio, casi transparente y una fina raja rosada a la que escoltaban dos jugosos y perfectos labios, su clítoris era como un pequeño capuchón de bolígrafo, jamas había comido coño en mi vida, había tenido ocasión de hacerlo y ganas pero los que me había encontrado hasta el momento no me habían inspirado, el coño de Mamen no es que me inspirara, era como un imán llamando a sus fieles a la oración, recé.
Abrí sus labios y le pasé la lengua por toda la raja, desde su ano hasta su clítoris, ya estaba húmeda, en segundos mojada, mojadisima. Su néctar era casi agua de vida, poco denso, con sabor a ostras frescas, la penetré con la lengua, la punta de mi lengua rozo su himen, gemía y gemía, mi lengua bailaba sobre su clítoris movimiento que alternaba con chupaditas que la hacían estirarse de gusto. Ya Mamen se había olvidado de chupar mi polla, las sensaciones que experimentaba sintiendo como le comían el coño por primera vez le impedían prestar atención a mi polla, no importaba, el placer que yo experimentaba dándole gusto, comiendo coño me tenia a 100. Mamen apretó mi cabeza contra su coño, me tiraba del escaso pelo, casi me asfixiaba, pero yo seguía lamiendo y chupando hasta que una tremenda mojada inundó mi cara, una corrida de categoría, cuando se recuperó y me besó no hacían falta la luz de las velas, su mirada iluminaba todo el stand.
-¡Te quiero! me dijo -nunca había sentido algo tan lindo, tanto gusto, las cosquillitas que empiezan en el vientre y te llegan hasta la misma cosita. Ahora quiero que me la metas, quiero que me hagas mujer de verdad.
-Todavía no cariño.
-¿Por qué?
-Porque me correría nada mas metértela y solo sentirías el dolor.
-¿Entonces?
-Tengo que correrme y recuperarme así podré desvirgarte y seguir follandote para que tengas tu orgasmo.
Mamen tomó mi polla y continuó la mamada que su orgasmo había interrumpido, no tuvo que esmerarse mucho, sentir su lengua jugando con mi capullo, sus labios aprisionando la cabeza de mi verga, su mano en la base de la polla, su otra mano sobando mis pelotas, esta vez no le avisé, me dejé ir, fue una corrida abundante, Mamen saboreaba y tragaba leche conforme el surtidor la escupía, mirándome dulce y segura a los ojos mientras lo hacia, plena, saboreando el placer de su hombre y lo mejor es que siguió mamando después de correrme, la sensación de que te sigan mamando la polla después de correrte es como de extraños calambres de placer en la polla, le pedí que invirtiera su posición sobre mi y seguimos con otro sesenta y nueve, Mamen mamaba polla, su coño virginal, mojado, ofreciéndose a mi boca, le lamí el ojete, la penetre con la lengua y chupe su clítoris con delectación y entrega, disfrutando el momento, libando su mojada hasta que se invirtió el movimiento menguante de mi polla en su boca y comencé a empalmarme de nuevo, Mamen se dejo caer sobre mi, esta vez sin dejar de mamarme la verga, restregando todo su coño en mi cara, viniéndose en mis labios. Mi polla estaba de nuevo bien dispuesta.
-Es el momento le dije
Mamen saltó como un resorte, se tumbo sobre la manta boca arriba con las piernas abiertas, ofreciéndose expectante, me situé sobre ella, deslizando el tronco de mi polla sobre el surco de los labios de su coño mientras la besaba y le chupaba las tetas, pronto la misma polla encontró el camino adecuado entrando la cabeza en su coño y tropezando con el obstáculo de su virgo. Cuando esto ocurría Mamen daba un respingo y se quejaba de dolor y yo la sacaba y le pasaba la polla por el clítoris calentándola aun mas, estaba preciosa, con esa cara que las mujeres ponen solo en el momento de ser desvirgadas, mezcla de temor y ganas, fue ella la que me lo pidió:
-¡Hazlo ya!
No había terminado su orden cuando en mi primera embestida le había introducido la mitad de mi polla, grito:
-¡Aaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhh! me arañó la espalda, solo la saqué unos centímetros para tomar impulso y volví a embestir con mas ímpetu, volvio a gritar:
-¡Aaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!
Mi polla estaba clavada en su coño hasta la raíz, ahí me quedé, bien dentro, sin moverme, mientras las lagrimas fluían de sus ojos y yo me las bebía a la vez que la besaba por todo el rostro.
-¡Me duele!
-Tranquila ya ha pasado, ya estoy dentro, aguanta que ya solo es un pequeño escozor, con la polla metida hasta el fondo comencé un suave vaivén, sin sacarla, esperando a que se excitara, se calentara de nuevo y pudiera disfrutar de su primera follada, besaba su boca, sus pechos, sus quejas menguaban y los movimientos de mi pelvis aunque seguían siendo suaves ya incluían un pequeño mete y saca y las quejas de dolor de Mamen se iban alternando con gemidos de placer, sentía mi polla aprisionada en su maravilloso y recién estrenado coño, pronto mis movimientos de pelvis eran correspondidos por Mamen que acudía al encuentro de mi verga, clavándose entera y sus quejas quedaron en minoría frente a sus gemidos y expresiones de placer:
-¡Ay!¡¡Ay! ¡La estoy sintiendo toda! ¡Estas en mi!
-Te estoy follando cariño
-¡Ssiiiiii! ¡Ssii! Me estas follando, me la estas metiendo toda
-¡Tómala!
-¡Dámela toda! ¡Follame amor!
Mi verga se deslizaba toda por el placentero conducto de la niña que había querido ser mujer, pocos coños me han resultado tan sabrosos, tan maravillosos para ser follados con entrega y dedicación, aprecia como si lleváramos toda la vida follando, como si el himen de Mamen no hubiera existido nunca. Hay mujeres que tienen sapiencia natural o genética para la follada, Mamen era una de ellas, acompasaba los movimientos de la follada complementando mis movimientos, sin darnos cuenta estabamos inmersos en una potente cabalgada, parecíamos amantes compenetrados por cientos de polvos.
-¡Ayyyyyyyyyyyyyyy! ¡Que me muerooooooooooooo!
-No te mueres cariño, te corres.
-¡Siiiiiiii! ¡Follame! ¡Follame! ¡Me corroooooooooooooo!
Mi polla dura, poderosa, la polla de un joven soldado, entraba y salía sin piedad del coño adolescente, Mamen gemía y gritaba de gusto en su primer orgasmo con una polla en su coño. Yo solo resistí unos segundos mas, se la saqué a toda prisa para no correrme dentro, el primer chorro de leche le llegó a la frente, los siguientes acamparon en sus tetas y el restos sobre el tupido vello de su pubis, la cabeza de mi polla parecía la bandera de Polonia, roja y blanca, me postré sobre ella que me abrazaba con ansia mientras su respiración agitada se iba normalizando.
Casi diez minutos permanecimos sin movernos, besándonos pausado, acariciándonos, sopnriendonos con nuestros ojos brillantes hasta que la incomoda sensación del semen seco nos hizo separarnos para limpiarnos y observar las consecuencias de nuestros actos.
Una mancha roja de sangre de unos diez centímetros resaltaba en la blanca sabana, el coño de Mamen estaba abierto como una flor, rojizo, ligeramente irritado, me agache y lo besé mientras ella acariciaba mi pelo.
Me levante, tome un cubo con agua y jabón y con mucho tacto y cariño lave los restos de sangre de su coño y los restos de leche de polla en su cara, sus pechos y su vientre, con cierta dificultad se incorporó y correspondió a mis actos, enjabonando y lavando mi polla, casi tan roja e irritada como los labios de su recién desvirgado coño.
-¡Te quiero! ¡Te quiero! ¡Ha sido maravilloso! Lo más bonito que me ha pasado. ¡Soy feliz!
-¿Ha sido?
-Si
-Y lo va a seguir siendo, solo son las dos menos cuarto, con una mujer como tú al lado me recupero rápido, de aquí no sales sin que te pegue un buen polvo a cuatro patas
-¿Otro polvo? ¿A cuatro patas?
Solo tuve que mirarla y mirar a mi polla para que lo entendiera y ya tenia a Mamen mamando, chupándome la verga para conseguir una nueva erección, esta vez se tuvo que esmerar mas casi quince minutos la tuve chupando polla mientras con suavidad le frotaba el clítoris suavemente.
-¡Vamos!
Se colocó de rodillas con el culito levantado, la visión era hermosa, las maravillas de la Creación, entre sus firmes nalgas aparecían los labios de su coño que aprecian gritar clávame.
Me sitúe de rodillas tras ella y con suavidad y alguna queja de escozor por su parte la penetre hasta las pelotas mientras le acariciaba el pelo y le pellizcaba suavemente los pezones pronto Mamen comenzó a mover las nalgas demandando mas movimiento y mayor intensidad en la follada, le correspondí, en pocos minutos me encontré embistiendo como un Miura mientras Mamen había cambiado sus tímidos gemidos por gritos de gusto y placer hasta el extremo que tuve que taparle la boca para que no nos descubrieran y se montara un escándalo. Recién desvirgada y ya demandaba una clavada ruda y dura, esta chica tenia madera de amante caliente capaz de hacer feliz a cualquier hombre exigente en materia de sexo. El tercer polvo fue el mejor, tardé casi media hora en correrme, media hora dándole verga por su acogedora raja adolescente, la funda perfecta para mi polla en ese momento.
-¡Ayyyyyyyyyyyyyyy! ¡Me corroooooooooooooooooo!
-¿Te mueres?
-¡Me corrooooooooooooooo!
Sentí toda su mojada empapando mis pelotas, una impresionante mojada adolescente, desde entonces ha crecido mi afición por las mujeres que destilan abundante néctar cuando se corren. Mamen casi cayó derrengada sobre la manta pero no tuve piedad, seguí clavándola con todas mis fuerzas hasta que poco antes de correrme le robé una nueva venida, la saqué con la máxima urgencia, esta vez después de dos copiosas eyaculaciones apenas cinco gotas de leche de verga salieron de la punta de mi polla y no llegaron mas que a los dos hermosos hoyos que exhibía donde la espalda pierde su nombre, una marca de belleza por la que también tengo predilección. Caí sobre ella agotado y feliz, caímos los dos en un estado de somnolencia del que salimos cuando Mamen alarmada consultó su reloj, eran las tres menos diez de la mañana. Ni siquiera se puso las bragas ni el sujetador, con el vestido arrugado y los zapatos de tacón en la mano salió zumbando para su casa dejando en aquel stand al soldado más feliz del mundo mundial.
Era mi ultimo día en aquella localidad turística, esa noche no tenia guardia, cuando a las once acabó la feria los especialistas arrancaron el tanque y lo montaron en un transporte militar, nuestra misión de acercar la sana milicia al pueblo español había concluido, yo tuve todo el día libre en la playa donde jugamos al dulce juego de adolescente y soldado enamorados y en la tarde, hombre afortunado, cuando la madre de Mamen se fue a trabajar, estuvimos follando en su cama hasta el anochecer, momento en el que con lagrimas en los ojos nos despedimos haciendo votos de continuar nuestra relación pero sabiendo que las circunstancias jugaban en contra, el verano estaba por terminar y Mamen volvería con su madre a Andalucía y, afortunadamente, mi servicio militar, mi secuestro legal estaba pronto a su final.
Las cartas circularon durante un año, cada vez mas espaciadas hasta que el contacto se perdió.
Entrada la década de los noventa, diez años después supe que Mamen trabajaba de azafata en un programa de la televisión andaluza, que había conocido a un futbolista y se había casado.
Hace dos años me encontraba en Marbella con temas de trabajo y en el hall del hotel me encontré a una Mamen cercana a los cuarenta, los años no habían borrado un ápice su belleza y habían aumentado el atractivo de su porte y elegancia, imagino que además de los años el dinero de su marido también tenia que ver,
Iba con su madre a una boda, su marido no había podido asistir porque estaba en viaje de negocios, Mamen, toda una señora, no pudo resistir la tentación de ser infiel, por primera vez, a su marido con el ex soldadito que la folló por primera vez, fue fabuloso y la cosa continua pero eso ya es otra historia, quien sabe, igual la escribo un día de estos.
Excelente. Cuenta lo que siguió.