La niña de papi II
Continuación del relato anterior.
Después de esa primera vez con mi padre, las cosas en casa se volvieron complicadas para mi. Estaba próxima a cumplir seis años cuando mi padre decidió que quería compartirme. Ya habíamos tenido relaciones entre los tres cada noche por casi un año y la verdad es que cada vez me gustaba más ese “juego”. Yo, siendo la niña que era, comencé a buscar este tipo de entretenimiento en otros hombres adultos porque para mí ya era normal.
Tal fue el caso de mi profesor de primaria, el señor Garcia. Una vez nos quedamos a solas debido a que me negué a salir al receso porque estaba tan cansada, ya que la noche anterior mi padre me había follado varias veces seguidas y tenía mucho sueño. Él estaba corrigiendo unos libros en su escritorio y no pude evitar mirar su entrepierna. Mi pequeña mente se preguntó en ese momento si su polla era igual de buena que la de papi. Así que, sin ningún pudor, me levanté de mi asiento, me acerqué a él y lo toqué allí donde quería. Él se sobresaltó y me quitó la mano.
—Cindy, pequeña, ¿que se supone que estás haciendo? —pregunta claramente alterado.
—¿No le gusta que toque su polla, profe? —pregunté con inocencia.
—¿Quien te enseñó a decir eso? —A pesar del horror en su voz, notaba su curiosidad morbosa. Claro que, siendo niña no lo entendía.
—Mi papi me da polla todas las noches. Me gusta mucho y a él también. Pensé que a usted también le gustaría. —Vuelvo a levantar la mano y aprieto su polla por encima de su pantalón. Esta vez no la aparta.
—Claro que me gusta, bebé, pero está mal. —Mira repetidamente a la puerta, validando que estemos solos—. ¿Me puedes decir qué te hace tu papá exactamente? Ven, siéntate aquí y me dices. —Con eso, me cargó en su regazo, encima de su polla y me instó a hablar.
—Pues muchas cosas. Mami y papi se acuestan conmigo y jugamos mucho. También en el sofá y en el baño cuando papi me baña. Y yo me como la polla de papi como un dulce y también lamo a mami mientras papi me mete su polla aquí. —Me toco mi coñito debajo de la falda—. Y eso me gusta mucho. Al principio me dolió, pero ya no. Papi dice que tomo su polla como una niña grande y que le encanta mi coñito apretado.
—¿En serio, nena? ¿Tu mami también? —Él quita mi mano, que aún tenía bajo mi falda, y entra su mano—. Muéstrame cómo te toca tu papi. ¿Puedo hacerlo yo también? —dijo mientras me tocaba el coñito por encima del panticito rosa.
—Sí, profe. Pero tiene que quitarle mi ropa. Mire, así —comencé a quitarme la falda, pero me detuvo.
—No es necesario que te la quites, bebé, solo tienes que levantar su falda. A ver, te ayudo.
Se levantó aún conmigo a cuestas, y me posó sobre su escritorio. Levantó mi falda y bajó mi panty. Entonces me empezó a tocar y se sentía como papi cuando me tocaba.
—Sí. Mi papi así me toca, profe. Se sienten muy ricas las cosquillitas.
—¿Sí, nena? ¿También te hace así? —Bajó su cabeza y comenzó a lamer mi coñito como un poseído.
—¡Sí! Y yo también a él.
—Muéstrame.
Tomó asiento nuevamente y me bajó hasta que quedé frente a su polla erecta bajo el pantalón, lo desabrochó y se lo sacó con un gemido. Se veía brillante y latía. Era un poco más pequeña que la de papi y más blanca ya que la de papi era más morena y grande, pero la encontré muy bonita. Yo, ya toda una experta en ese tema, lo agarré y me lo llevé a la boca.
—Uy, bebé, yo con una hija así no la dejo salir a la esquina de tanta polla que le daría. —Tomó mi cabeza y comenzó a follarme la boca como lo hacía papi. Me estaba ahogando con su polla—. Eres toda una putita por lo que veo. Te tienen muy bien enseñada. Chupa, chupa, que puede llegar alguien en cualquier momento.
Después de unos minutos así, sentí cómo se venía en mi boca.
—¿Te la tragaste toda, cariño? —Cuando abrí mi boca y le enseñé mi lengua, gimió—. Uf, bebé, que buena niña. Tengo que cogerte algún día. Esto es demasiado bueno para ser verdad.
Se entró la polla en el pantalón y se quedó con mi panty, guardándolo en su bolsillo. Me tomó de la mano y dijo que me llevaría a casa porque tenía que hablar con mis padres. Yo acepté encantada que me llevara y, ya de camino, mientras iba en el asiento del frente, metía su mano en mi coñito, tocándome todo el tiempo. Parecía que no podía dejar de hacerlo y yo no me quejaba porque me encantaba.
—Ay, bebé, que ganas de follar este pequeño coño. —Sacó su mano y se llevó los dedos con los que me tocaba a la nariz—. Huele como el puto cielo. Si tu papi acepta lo que tengo en mente, eso pasará muy pronto.
Llegamos a mi casa, y entramos. Mi madre ya había llegado del trabajo, pero mi padre no ya que era muy temprano.
Mi madre se sorprendió al verme acompañada y le preguntó al profesor si pasaba algo. Se veía angustiada. Se sentaron en los muebles y comenzaron a hablar. Escuché como el profe le relataba lo que había pasado conmigo y lo que le dije. Ella se disculpó y dijo que tengo mucha imaginación. Él le dijo que no se preocupara, que no tomaría cartas en el asunto si dejaba que él viera y participara mientras yo follaba con mis padres. Mi madre le dijo que esperáramos a mi padre.
Aunque el profe estaba ahí, no pude evitar seguir mi rutina de cuando llego de la escuela. Me acerqué a mamá, bajé su blusa y comencé a chupar sus tetas.
—Cindy, cariño, tienes que esperar. Tenemos visita.
—Oh, Marta, no te preocupes por mi, estaría encantado de ver esto. —Cuando volteé a verlo, ya se estaba sacando la polla mientras se tocaba. Mamá comenzó a respirar más rápido y a gemir por cómo le chupaba las tetas.
—Bueno, si usted no tiene problemas…
Mamá se quitó la blusa por completo y se bajó el pantalón, abriendo sus piernas. De inmediato, me arrodillé frente a ella y comencé a lamer su coño como si fuera una paleta.
—Sabe muy rico, mami.
—¿Verdad que sí, mi amor? El tuyo sabe igual cuando te lamo a ti.
Sentí como el profe se puso al lado de mi madre y la vi comenzar a mamar su polla.
—Con razón la hija es así, igual de puta a su madre —dijo el señor Garcia agarrando el pelo de mamá con fuerza.
Escuché la puerta abrirse y levanté la cabeza para ver a papá mirando la escena con confusión.
—¡Papi! —Me levanté y corrí hacia él. Cuando me levantó, le di un beso en la boca—. Mira, mi profesor tiene una polla como la tuya.
—Todos los hombres tenemos una, nena. Ya te lo había dicho, pero pensé que era nuestro secreto.
—Pero se siente bien, papi.
Cuando volví a mirar hacia atrás, el profesor le estaba metiendo la polla a mamá sin importarle que papá estuviera aquí, mamá le explicaba a papá entre gemidos lo que había pasado.
—Así que le contaste todo al profesor, y dejaste que te hiciera cosas, ¿no? Que puta me saliste, niña. Estás aprendiendo mucho de tú madre, mírala, siendo follada por otro hombre frente a mí. —No lo decía enojado, más bien parecía bastante emocionado con la situación.
Me bajó la piso, y se sacó la polla. Comencé a chupar como niña buena y lo escuché hablar con el profesor mientras este le decía que quería follarme a mi también.
Papi me llevó al sofá, al lado de mamá que estaba en cuatro siento follada por detrás, me quitó el uniforme y me metió la polla de una sola estocada. Yo grité.
—¡Papi, eso me dolió!
—Ya pasó, bebé, recuerda que eres una niña grande que aguanta pollas.
Comenzó a penetrarme fuertemente una y otra vez. Gemí de gusto.
—¿Ves como sí te gusta, perrita? ¿Quien es la niña de papi, eh, mi amor?
—Yo, papi. Ay, me gusta mucho.
—Estás hecha toda una zorrita.
Se detuvo un momento, mientras hablaba con el profesor.
—¿Así es que quieres cogerte a este coñito, verdad? Venga, que le daré la oportunidad y será su primera doble penetración, contará como castigo para esta nena que se puso de putita con su profesor. Uy, que rico suena eso. Venga, venga, pero no puede decirle nada a nadie.
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Hasta aquí la segunda parte. En una próxima continuo el relato.
No duden en escribirme, me encanta el chat hot. Soy chica, por cierto.
Muy buen relato. Quiero seguir sabiendo de ti. Y cómo es que te escribo para chat hot?
que buen relato, te mande correo para platicar mejor y seguir conociendote o que me cuentes mas cosas de tus relatos
La tercera parte
Buen relato ,me calentó.