La niña de Poucovaleiro
Nueva versión de “Otra historia familiar”, ya publicado anteriormente..
Esta es la historia de mi vida, o de parte de ella, porque corresponde al periodo de cuando yo era una niña hasta bien entrada mi adolescencia. Una historia que quizás fuera habitual hace años en aquellos lugares olvidados por todos y demasiado apartados como para saber lo que ocurría en ellos, aunque supongo que a nadie le importaba tampoco, pero todo esto que cuento sucedió hace pocos años relativamente, sorprendiendo a todo el mundo cuando salió a la luz, aunque en el fondo, yo creo que todos lo sabían.
Yo vivía en una casa en el monte, apartada de una pequeña aldea, que a su vez estaba alejada de la ciudad más cercana, llevando la misma vida que tendrían mis generaciones anteriores en aquél lugar ajeno a otras leyes y normas que no fueran las de la propia naturaleza y las de la supervivencia.
Yo fui la hija tardía e inesperada de unos padres mayores, teniendo una hermana bastante mayor que yo, que se casó pronto y que ejercía realmente como si fuera mi madre, porque mi padre enfermo y alcohólico y mi madre siempre trabajando, se despreocupaban de mi educación y si iba a la escuela era por mi propia iniciativa de querer aprender y ver otras cosas que no fueran aquél bosque que rodeaba mi casa.
En esas circunstancias, el sexo forma parte del aprendizaje de una niña como yo desde sus primeros años. La curiosidad de ver a los animales teniéndolo, hace que lo veas normal entre la gente que tienes a tu alrededor, aunque sea tu propia familia, ya que mi hermana no se ocultaba mucho cuando lo tenía con su marido, por lo que a medida que iba creciendo algo hacía que me atrajeran más esas prácticas, provocando las bromas de mi hermana y mi cuñado, que obscenamente se exhibían ante mí.
Supongo que debido al entorno en el que vivíamos, era fácil caer en la degeneración sexual, en actos que en otros lugares no podrían hacerse con tanta libertad e impunidad, podríamos decir, y cualquier cosa que ocurriera para salir de la rutina era aceptada por todos, porque no conocías otras cosas, sobre todo para una niña que está creciendo, que se acostumbra a ver como todos follan como animales, sin importar cuándo ni con quién, solo es algo instintivo como para los animales que nos rodeaban.
Debido a que mi padre no podía trabajar mucho, el hermano de mi cuñado solía visitar la casa para ayudar en las tareas del campo y los animales, siendo como un miembro más de la familia, que se quedaba a comer y con el tiempo, hasta a dormir, bromeando también con la suerte que tenía su hermano de tener una mujer que le calentara la cama, quejándose él de no tenerla:
—Como non teño muller que me dea a súa cona, só teño a miña man para darme pracer. (Como no tengo mujer que me dé su coño, solo tengo la mano para darme placer).
—Si, é difícil atopar unha muller por aquí, pero para iso está a familia. (Sí que es difícil encontrar una mujer por aquí, pero para eso está la familia)
—Haha, que queres dicir? Agora vou poder foder contigo? (Jaja, ¿qué quieres decir? ¿que ahora voy a poder joder contigo?
—Comigo non, o teu irmán está celoso, pero podes ter o coño da miña irmá,. (Conmigo no, que tu hermano se cela, pero puedes tener el coño de mi hermana).
—Non mo vai dar, só ten 7 anos…. (No me lo va a dar, tiene solo 7 años….).
—Podería convencela para que cho dea. (Yo podría convencerla para que te lo dé).
—Si? Farías iso por min? (¿Sí? ¿Harías eso por mí?)
—Para non ter que escoitarte queixarte todo o día….. Ademais, se a miña irmá comeza a tocala, recibe as ganas. Eu era coma ela cando meu pai comezou a tocarme. (Con tal de no estar oyéndote todo el día quejándote….. Además, si a mi hermana empiezas a tocarla ya le entran las ganas. Yo era como ella cuando mi padre empezó a manosearme).
—Que sorte tivo teu pai, pero agora o pobre non está por moito tempo. (Qué suerte tuvo tu padre, pero ahora ya no está para mucho el pobre).
Después de esa conversación con su cuñado, mi hermana empezó a hablarme para que me dejara tocar por él, le masturbara y esas cosas, que él no tenía novia y necesitaba una mujer. Y que era una forma de agradecerle que nos ayudara con el trabajo.
Para una niña de 7 años resultaba un poco incomprensible esa petición de su hermana mayor. Yo solo había visto alguna vez tener sexo a mi hermana con su marido y me daba un poco de miedo que me pudiera hacer daño si se ponía encima de mí, pero ella insistía.
—Non te preocupes, sempre estarei vixiando para non facerte dano nin obrigarte a facer o que non queres. (Tú no te preocupes, que yo estaré siempre mirando para que no te haga daño o te obligue a lo que no quieres).
Finalmente, después de mucho insistir, consiguió convencerme, quizás porque ella supo excitar mi curiosidad haciendo conmigo una labor de perversión que no sé si es muy común entre dos hermanas, así que un día que estaba su cuñado en casa con nosotras solas, le indicó que se bajara los pantalones para que me enseñara su polla.
Yo me quedé muy sorprendida y un poco asustada porque nunca había visto una así, tan de cerca, y más cuando mi hermana me pidió que la tocara con mi mano y se puso dura como un palo, lo que hizo que temblara todo mi cuerpo de los nervios, pero también sentía una atracción irresistible por masturbarle, sintiendo también en mi mano sus palpitaciones, soltándola de repente cuando empezó a echar unos chorros blancos de semen que me hicieron apartarme, provocando las risas de mi hermana:
—Jaja, que ben o fixeches. (Jaja, que bien lo has hecho)
Agradeciéndome su cuñado:
—Grazas amor. (Gracias, cariño)
Pero ahí no había acabado todo y mi hermana continuó:
—Agora tamén tes que mostrarte espido ante el (Ahora tú también tienes que mostrarte desnuda a él).
Eso ya me dio más vergüenza curiosamente, después de lo que había hecho, pero me sentí en la obligación de enseñarle mi cuerpo desnudo, así voluntariamente, quitándome la ropa y dejándoselo todo a la vista, que en realidad era solo una rajita pequeña cerrada, porque no tenía ni pechos, pero los ojos de él se centraron en mí como si fuera la cosa más bella del mundo, lo que en cierta forma me halagó, dejándole pasar su dedo por mi vagina, que la encontró humedecida por la excitación, empezando a sentir gusto por su roce, lo que a él le animó más a meterme el dedo hasta que me quejé porque me hacía daño, diciéndole mi hermana:
—¡Ei!, tranquila, pouco a pouco, é unha nena (¡Hey!, poco a poco, que es una cría).
Él continuó acariciándome de una forma más suave, mientras me besaba en la boca, lo que me hizo relajarme y dejarme sobar hasta que me llegó el gusto, con un pequeño chorro de líquido que mojó su mano, diciendo él:
—Qué bonito —dirigiéndose a mi hermana— tiñas razón, esta rapaza é unha delicia e xa non necesito moza, jaja. (Qué ricura, tenías razón, esta nena es una delicia y ya no necesito ninguna novia, jaja).
Al día siguiente, después del trabajo, el cuñado de mi hermana volvió a entrar en la casa preguntándole a mi hermana:
—Podes deixarme a túa irmá outra vez? (¿Puedes dejarme a tu hermana otra vez?)
—Jaja, gustoume onte, eh? (Jaja, Ayer te gustó, ¡eh?)
—Uuufff! Pasei o día tolo pensando en volver estar con ela. (¡Uuufff! Me he pasado el día empalmado pensando en volver a estar con ella.)
—Está no seu cuarto, acaba de chegar da escola. (Está en su habitación, Acaba de llegar del Colegio.)
—Onte vina moi receptiva. ¿Ten noivo ou tócaa un profesor? (Ayer la vi muy receptiva. ¿Yiene algún novio o algúin maestro la mete mano?)
—Que dis, mozo a esta idade? Pero outra cousa, non sei…. (¿Qué dices, novio con esta edad? Pero lo otro, no sé….).
Ese día comenzó un ritual que se fue repitiendo día tras día, durante varias veces a la semana. Mi hermana se encargaba de que no nos viera nadie cuando su cuñado venía conmigo o lo metía en mi habitación cuándo dormía en casa para poder joderme con más tranquilidad, desde que empezó a hacerlo, con 10 años, cuando consiguió que su polla entrara en mi vagina en unos momentos en los que yo ya lo deseaba tanto como él.
Mi cuerpo se había desarrollado muy rápidamente, no sé si a causa de mi actividad sexual, pero cuando tuve mi primera menstruación, el cuñado de mi hermana le comentó:
—Que desgusto. Agora non poderei correr dentro da rapaza. (Qué fastidio. Ahora no voy a poder correrme dentro de la niña).
—Ben, ten coidado, pero non creo que poidas deixala embarazada aínda. (Pues ten cuidado, pero no creo que la puedas dejar preñada todavía).
Pero mi cuerpo se había convertido en algo demasiado tentador para él y sus corridas iban a llenar mi vagina, como había hecho hasta ahora, justificando su debilidad por mí:
—Mirade que deliciosa se puxo con estas tetas e con ese coño que agora me traga ben o pau. Non poderei aguantar moito tempo. (Mira que rica se ha puesto con estas tetitas y con ese coño que ahora se traga bien mi polla. No voy a poder aguantarme mucho).
Al principio mis reglas era irregulares y difíciles de controlar por mi hermana, que siempre me preguntaba preocupada, pasando en una ocasión más de tres meses sin tenerla, lo que le hizo suponer que me había quedado embarazada, echándole una bronca a su cuñado por ello, pero un día, un fuerte dolor de barriga acompañado de un abundante sangrado, me hizo estar en la cama durante dos días sin poder ir a la escuela, pero mi hermana se quedó más tranquila, estando su cuñado unos días sin venir a casa.
Cuando me recuperé, le pregunté por él, contestándome ella:
— Que pasa, xa tes ganas de foder? (¿Qué pasa, que ya tienes ganas de joder?)
Ante la falta de mi respuesta, ella se imaginó que sí, diciéndome mientras se alejaba:
— Pois se o meu cuñado quere seguir fodendo contigo, que traia os preservativos, que se non, non che volverá poñer. (Pues si mi cuñado quiere seguir jodiendo contigo, que se traiga los condones, porque si no, no vuelve a metértela).
Mi hermana también descubrió que estaba embarazada tras unas molestias que la hicieron ir al médico, que le aconsejó reposo y no tener sexo hasta que el embarazo se estabilizara.
Eso provocó que mi hermana tuviera discusiones con su marido, que tenía ganas de sexo y ella no podía, en las que acababan hablando de mí:
—Pois tamén vou ter que facelo coa túa irmá. Xa lle deu a coña ao meu irmán, así que tamén me gustaría follala para ter o meu pracer con ela. (Pues voy a tener que hacerlo con tu hermana también. Ya le ha dado su coño a mi hermano, así que yo también podría joderla para darme el gusto con ella.)
—Está ben, se me deixas soa, pero ten coidado de que meus pais non te vexan na cama con ela. (Está bien, si así me dejas en paz, pero ten cuidado para que mis padres no te vean encamada con ella.)
—O teu pai, se puidese, tamén a fodaría. A túa irmá é unha boa puta aínda que aínda é unha nena. (Tu padre, si pudiera, la jodería también. Tu hermana está hecha una buena puta siendo todavía una niña.)
—A todos nos gusta, sen importar a nosa idade. (A todas nos viene el gusto, da igual la edad.)
Podéis pensar que poco importaba ya que nuestros padres se enteraran de que ya me estaban jodiendo a esa edad, por el contexto en el que nos habíamos criado, pero a pesar de todos los excesos sexuales que pudieran producirse, siempre había un respeto por los padres y las personas mayores, siendo esa quizás a su vez, otra de las causas de que esos hechos se produjeran con tanta normalidad.
Por otro lado, debido a que mi hermana mayor era quién más se ocupaba de mí, teniendo un trato distante y frío de mi madre hacia mí, me hizo sospechar que yo, en realidad era hija de mi hermana mayor y de mi padre, pero eso nunca me lo confirmó nadie ni quisieron hablar de ello, pero que explicaría muchas cosas de las que sucedieron.
Ese día por la noche, mi cuñado entró en mi habitación, cuando todos dormían, metiéndose en la cama conmigo y empezando a tocarme hasta quitarme toda la ropa, dejándome desnuda ante él, pudiendo ver mi cuerpo por la luz que entraba por la ventana:
—Que bonita estás, con a cona sen pelo aínda, estás lista para comer. (Que hermosa eres, con este coñito sin pelos todavía, estás para comerte.)
Yo sabía que mi hermana le había dado permiso a mi cuñado para que se metiera en mi cama y le esperaba nerviosa sabiendo que iba a joderme, como hacía su hermano. Hasta ahora él solo me había dado en la boca y me había tocado alguna vez, porque le gustaba mucho poner su lengua con la mía y así yo me calentaba y me dejaba tocar, pero nunca me la había metido ni me había comido el coño.
Así que esta vez, se entretuvo con calma con mi cuerpo, besándolo y lamiéndolo hasta ponerse entre mis piernas para meter su lengua por mi rajita y sacarme los jugos que tanto le excitaban.
Cuando la tuvo bien abierta, empezó a meterme la polla, arrancando mis gemidos y gritos de placer, que debía de estar escuchándolos mi hermana desde la habitación de al lado, y no sé si mis padres, ya que dormían al otro lado de la casa. Y así estuvo jodiéndome hasta que se corrió dentro de mí, sin importarle que pudiera quedarme preñada con su semen, diciendo él:
—Guau! Que carreira me saíches. Que cona é puro lume. (¡Buuufff! Menuda corrida me has sacado. Ese coño es puro fuego.)
Como decía mi cuñado, los dos hermanos me habían convertido en la putita de la casa, con la complacencia y complicidad de mi hermana, que a veces presenciaba como ellos me jodían, disfrutando de esa perversidad que a ella misma le habían metido desde niña igualmente, continuando la tradición y costumbres del lugar conmigo.
Pero como era raro que nuestros padres no acabaran enterándose de lo que pasaba en su casa, mi madre se dio cuenta de que una de las veces que el cuñado de mi hermana se había quedado a dormir en casa, no había usado su cama, preguntándole a mi hermana:
—Onde durmía o teu cuñado? (¿Dónde durmió tu cuñado?)
—Non sei, durmiría alí. (No sé, dormiría por ahí)
—Non me enganes. Debeu durmir coa túa irmá. (No me engañes. Seguro que se encamó con tu hermana)
—El irá a buscala. (Andará buscándola)
—E ela a el. Picará. (Y ella a él. Ya le picará)
Cómo veis, mi hermana y mi madre veían normal que yo anduviera buscando hombres y que los hombres ya se fijaran en mí, a pesar de mi edad, continuando nuestra madre la conversación:
—E porque o teu pai está enfermo, se non, el sería o primeiro en darllo, coma ti. (Y porque tu padre está enfermo, que si no, hubiera sido el primero en metérsela, como hizo contigo)
—Por suposto, porque ti o permites. (Claro, porque tú se lo permites)
—Xa sabes que os homes non se poden parar, pero polo menos gústalle á túa irmá, non? (Ya sabes que a los hombres no se les puede parar, pero al menos, a tu hermana le viene el gusto, ¿no?)
—Sí, encántalle. Xa lle dá dous homes. (Sí, a ella le encanta. Ya tiene a dos hombres dándole)
Cerca de mi casa vivía otra familia, que tenían una hija de mi edad y solíamos juntarnos para hablar de nuestras cosas. En una ocasión en la que fui hasta su casa, al llegar vi como su padre estaba encima de ella con los pantalones bajados, pero al verme, el padre se quitó, se subió el pantalón y se fue sin decir nada. Mi amiga, al verme, se quedó riéndose, como diciendo que les habíamos pillado, pero sin darle más importancia, ya que todo eso era algo normal entre nosotras.
Yo entiendo que toda esta historia puede ser difícil de comprender sin conocer este lugar y las personas que durante siglos lo han habitado. Supongo que en el mundo habrá más sitios como este, donde sucedan cosas parecidas, pero esto es lo que yo conozco y lo que he vivido.
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