La Pequeña María (parte 1)
Esta es una historia parte de mi vida, como tal es real..
Esta es una historia parte de mi vida, como tal es real. No he cambiado nombres ni nada. Porque al fin y al cabo acá nadie reconoce a nadie. Ella era una bebé, ahora tiene 29 años, nunca se enteró. Nunca se lo diré. Ella vive feliz casada y con dos hijos con su marido.
Bien, como dije, esto es parte de mis más calientes recuerdos de adolescencia.
Tenía yo alrededor de 13 años, vivía caliente como cualquier chico de esa edad. En ese tiempo iba al secundario y miraba a todas las chicas con muchas ganas (como hasta ahora) pero ninguna me daba bola (por suerte ahora algunas si lo hacen) pero en esos momentos era muy difícil tener algo con ellas. No solo porque yo soy muy agraciado, sino por la misma época, mediados de los 90 y por el lugar. Un pueblo del interior.
Vivía lejos de mi casa justamente para poder asistir con más tranquilidad al colegio y no tener que viajar demasiado. En ese tiempo mi tía tuvo su segunda hija. Su nombre verdadero es María (no encuentro sentido ocultarlo ya que no ofrezco ningún dato que nos reconozca). Al principio mi tía cuidaba a María siempre. Hasta que un año después comenzó a buscar trabajo. No le fue fácil, pero logró encontrar.
Mi tía, hermana de mi madre confiaba mucho en mí, así que me pidió por favor si podía cuidar a María por unas horas en la tarde. Al principio fue fácil la bebé no daba mucho problema, solo dormía y yo miraba la tv después llegaba mi tía a seguir con los cuidados de ella. El problema sucedió cuando un día la bebé empezó a llorar de hambre. Mi tía me había dicho que le pusiera el chupete y si continuaba que le calentara un poco de leche. Así hice, pero cuando vi a la bebé chupando el chupete vino a mi mente las imágenes de mujeres adultas chupando verga y pensé para mis adentros “claro, así se acostumbran a chupar verga” inmediatamente después pensé “chupara mi verga si se la pongo en la boca” el pensamiento me aceleró el corazón. Precavido miré el reloj, mi tía no tardaría más de una hora en volver. No tenía tiempo. Decidí no hacer nada, solo mirar esa boquita perfecta chupando el chupete plástico. Minutos después en un atrevimiento le saqué el chupete y puse mi dedo meñique, la desesperación con la cual la bebé chupó me puso a mil. Estuve muy cerca de ponerle la verga en la boca, solo para ver qué pasaba. Pero, siempre la cordura del lugar y el momento, evitaron que haga eso. Felizmente porque 5 minutos después que le puse el chupete y me sentaba a ver televisión llegó mi tía. Había salido temprano.
La semilla de la perversión había sido plantada, regada y crecía con fuera en mi interior. Esa noche me hice muchas pajas hasta que quedé dormido. Al día siguiente esperaba el momento que mi tía se fuera a trabajar. No sucedió. Ella se fue y media hora después volvió. Yo me había ido a bañar para limpiar el quesito de mi verga de toda la paja nocturna. Cuando salí la encontré con mi prima en brazos. Me sorprendí “gratamente”.
— La señora que cuido a veces tiene que hacer cosas. Y puedo volver antes.
— Que bueno, porque a veces María llora y nose que hacer.
— Solo puede estar sucia o tener hambre. — dijo y siguió — Porque es una bebé muy sucia y comilona. — Mientras le mordía la panza y la hacía reír.
— Qué bueno que nunca se ensució, que asco.
— Nunca te enseñé. Tu tío tiene asco de cambiarle el pañal, pero es necesario. Es muy fácil. Ahora te explico.
Se levantó y fue con la bebé hacia su cuna. La dejó con cuidado y empezó.
— Primero tienes que tener todo a la mano, porque la bebé es muy escurridiza y si la descuidas puede caerse de la cama. — Dijo esto y empezó a sacar cosas. Talco, un pañal, una bombachita y aceite.
Yo miraba con atención sin entender que iba hacer. No tengo hermanos y nunca había visto como cambiaban el pañal a un bebé. Mi primita reía y movía las piernas. Levantaba un pie y se chupaba el dedo gordo. Mi tía desabrochó el pañal de los costados. Y con cuidado descubrió la conchita de mi primita. Tenía un lunar al costado del labio derecho. Miré a mi tía. Ella se reía.
— No te asustes. Ahora tienes que sacar con cuidado. Levantas las piernas para arriba y tiras el pañal para abajo. Después dejas esto por acá. — decía eso y dejaba el pañal al costado. El pañal solo tenía pis. La conchita de mi primita estaba húmeda, roja. Un poco lastimada. Quizás por la humedad del orín. Quizás mis tíos hacían algo ahí. Nunca lo supe.
Mi tía levantó las piernas de la nena que sonreía. De hecho, se la veía muy feliz. Ahí estaba, desnuda completamente con las piernas levantadas. Se chupaba un dedo del pie, en ese movimiento se le abrió ligeramente el pliegue de sus labios exteriores, se le abrió un poco la conchita. Mi tía dejó el pañal al costado, tomó un poco agua tibia, con un algodón limpió por adelante, después levantó más las piernas. Ahí pude ver su anito, era un pequeño agujero cerrado y rugoso. Me excité en el momento. Ella no lo percató siguió con sus labores. Después de limpiarla con agua tibia la secó y por último con un algodón la embadurnó de aceite. Primero por delante, entre los pequeños labios de su conchita, en la ingle y por último le levantó las piernitas y le pasó aceite por el agujerito. Mi primita sonreía, desde luego que esas caricias le gustaban mucho. un reflejo de este gusto lo podía ver en su anito que medio se abría un poco. Yo ponía cara de asombro y asco, sin embargo, me gustaba mucho lo que estaba viendo. Tenía una erección terrible. Pero como estaba tirado en la cama no se me veía nada.
Mi tía terminó de aceitar a la bebé. Tomó un pañal descartable y se lo colocó con mucho cuidado.
Me miró y me dijo.
— ¿Aprendiste?
— Pero es muy fácil tía. Pero asquerosito, espero que no tenga que hacerlo y reí.
Ella también sonreía.
— Estos hombres, vas a ser como tu tío que ve un pañal sucio y sale corriendo.
Yo solo pensaba en el día de mañana cuando esté solo con la bebé. Mi mente daba mil vueltas. Mi tía levantó el pañal y se dio fue a tirarlo a la basura, yo aproveché para acomodarme la verga que no se note mi erección.
— Bueno, vámonos a ver si se duerme y deja un poco de paz. — dijo
Fin primera parte
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Buen relato espero la continuacion..
Excelente relato,espero la parte 2 pronto ❤
Exelente el relato espero con ansias la continuación 👍🏻👍🏻
Espero la continuación con tu beba María y la esplicacion de lo rojo en la vaginita de ella. yo creo igual q tu q el padre le mete el chupete por alli o tu tia
Excelente ya la segunda parte
Promete mucho esta historia
Buen relato.Bien llevado y escrito.Vamos por la 2da parte.5 estrellas de evaluacion