La Pesadilla
El sueño. Cap.3 .
Pasaron varios día y la sombra no volvió. Mi hermano compró un pac de tres condones. Ocupábamos uno cada vez y no era todos los días.
La puerta la cerraba si pestillo. No podia no cerrarla porque estaba todo el rato mirando hacia la puerta. Habían pasado 10 dias de la última aparición. Ya dormía más tranquila.
– Hija, estás durmiendo bien? No has tenido más pesadillas? – me preguntó mi papá.
– No, no han vuelto –
– Estas durmiendo con tu hermano? – la pregunta me pilló de sorpresa.
– No, si, aveces cuando me da miedo – dije algo turbada.
– La otra noche me levanté al baño y fui a ver cómo estabas y los vi a los dos acostados – nos habrá visto? Me pregunté.
– Ah, sí, seguramente. Debo haber estado asustada –
– Estas tomando anticonceptivas ? – no supe qué responder.
– Está bien, yo te voy a comprar, pero que no sepa tú mamá. No quiero que te embaraces a lo 15 años – estaba claro que sabía todo, tiene que habernos visto cogiendo.
– Gracias papá, te amo – tomé su cara con mis dos manos y le di un suave beso en los labios, después lo abracé y nos quedamos un ratito así.
Al otro día me entregó una caja con píldoras para un mes.
– Es una píldora diaria, no significa que pueden coger todos los dias. Tienes que seguir las indicaciones de la caja – me lo dijo como lo más natural.
Comencé a tomar las píldoras, no le dije nada a mi hermano, iba a querer acostarse todos los días conmigo.
Un ruido me despertó, era el click de la chapa de la puerta. Me quedé mirando la puerta y la sombra asomó la cabeza.
Quise gritar, llamar a mi hermano, pero la voz no me salía, la sombra siguió avanzando, me tapé la cara con la sábana. Me la arrancó de un tirón. Se sacó su miembro y me lo mostró. Crucé mis brazos y mis piernas. Me tapó la boca y la nariz, luché para que me dejara respirar, en la lucha ya estaba entre mis piernas penetrándome con fuerza. La cama rechinaba y se azotaba contra la pared, traté de empujarlo pero era muy fuerte, puso una mano en mi garganta y comenzó a apretar.
– Despierta, estás bien? – era mi hermano el que me abrazaba.
– Me iba a matar, me estaba ahorcando – le dije llorando.
– Está bien, ya pasó, yo estoy aquí – me dijo.
– Qué pasó? Porqué lloras hija? – me preguntó mi papá.
Lo abracé y le conté el sueño. Era muy real para mí, pero era un sueño. De eso estaba segura.
– Quédate con ella – le dijo a mi hermano y se fue.
Mi hermano se quedó, me abrazó y me hizo cariño hasta que me quedé dormida. Después de la experiencia que tuve en el sueño, no quería nada más y él lo entendió. Dormimos abrazados y a pesar de su erección, no me penetró, cosa que le agradecí.
En la mañana desperté con su erección entre mis piernas, se sentía rico.
– Vamos a ducharnos – dijo
Hacia años que no nos duchábamos juntos, me lavó y yo lo lavé. Salimos de la ducha nos secamos y cada uno fue a su pieza a ponerse el uniforme del colegio.
– Hola hija, cómo estás? Me contó tu papá que habías tenido otra pesadilla –
– Hola mamá, si fue terrible, por suerte llegó Iván y me salvó – le dije dándole un beso en la mejilla.
Cuando íbamos caminando con mi hermano de la mano al colegio, le di las gracias.
– Era sólo un sueño, sólo te desperté –
– Si, pero dormiste conmigo y no me penetraste –
– No te voy a decir que no me dieron ganas, pero me aguanté, no tenía condones –
– Así que sólo por éso? –
– No, estoy bromeando, no lo hubiera hecho ni aunque hubiera tenido condones, estabas muy asustada y complicada. Otro día será con mejores condiciones –
– Por eso te amo, estoy tomando anticonceptivas –
– Y no me habías dicho nada? –
– No quería que porque estoy tomando anticonceptivas, me hagas el amor todos los días –
– De donde las sacaste? – me preguntó.
– Me las compró mi papá, nos vio cogiendo y me dijo que no quería que me embarazara. También me dijo que no significaba que podíamos coger todos los días –
– Sólo cuando tú quieras – dijo él.
En la noche estábamos viendo la televisión sentados en el sofá haciéndonos cariños.
– Vamos a acostarnos – le dije.
– Puedo acostarme contigo? –
– Si, te necesito y no quiero tener otra pesadilla –
Nos desnudamos completamente, nos acostamos, nos besamos, nos acariciamos y nos chupamos.
Después hicimos el amor, tiernamente y con mucha pasión y deseo después.
No controlé mis quejidos y seguramente mi papá me escuchó y pensó que me pasaba algo.
Claro que me pasaba, me hermano me cogía con fuerza y profundamente. Miraba a mi papá parado en la puerta mirándome, mi hermano no se dio cuenta. No se si fue mi hermano o que mi papá me viera cogiendo con mi hermano, comencé a tener un orgasmo y no podía dejar de mirar a mi papá a los ojos.
Lo siento papá, pero no puedo evitarlo, le decía mentalmente. Hasta estire una mano hacia él. Pero desapareció de la puerta. Terminé mi orgasmo con convulciones como nunca había tenido. Eso fue muy extraño.
Después dormí plácidamente abrazada por mi hermano que me daba seguridad.
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