LA PLACITA DE AL LADO
… Y no podía dejar de mirar “su cosa”..
LA PLACITA DE AL LADO
A los 13 me regalaron un diario, para que escriba mis vivencias…
“Me llamo Inés, escribo aquí lo que me pasó a los nueve años…
Al lado de mi casa hay una placita que ocupa un cuarto de la manzana, tiene juegos y caminos bordeados por ligustros, que en ese momento me parecían muy altos, aunque llegan un poco mas arriba de la cintura de los adultos.
Mi papá había hecho un portoncito en la verja, para que se pueda entrar directamente a la plaza, a la vuelta estaba el maxi quiosco, donde comprábamos la mayoría de las cosas.
Ese año me empezaron a dejar ir sola al quiosco y por supuesto acortaba camino por la plaza.
Ya sabía cual era el camino mas directo, por el sendero rodeado de ligustros.
Fui y vine muchas veces, muchas.
A veces habia chicos jugando y personas mayores sentadas en algunos de los bancos.
Había un viejo que estaba siempre en el mismo lugar y me miraba pasar, pronto me comenzó a saludar al paso, nunca me detuve a hablar, pero él mientras yo caminaba, me preguntaba mi nombre o como estaba y esas cosas, y yo por respeto le respondía.
Ya al pasar me decía “Chau Inesita”
Un día me detuvo diciendo “¿Me compras un paquete de vainillas?”
Le recibí el dinero y le dije que sí.
Al volver…me acerqué para darle su paquete y pude ver que tenia su “cosa” afuera y estaba dura como un palo…Me impresionó, sabía que lo que él estaba haciendo estaba mal, pero me pudo más la curiosidad, me acerqué hasta que le pude dar el paquete en la mano y no podía dejar de mirar “su cosa”.
Me preguntó si me gustaba, yo me puse colorada y le dije que lo que estaba haciendo estaba muy mal, el respondió que la tenia que sacar afuera, porque dentro del pantalón no tenía lugar.
Al verla tan grande y dura supuse que lo que me decía era verdad.
Me fui a mi casa con la imagen de esa cosa brillosa, de la forma en que la parte de arriba era como que se separara del resto, de lo liso de esa parte, no me la podía sacar de la cabeza.
Pasé varias veces al día siguiente, esperando encontrar al viejo sentado en su banco,
No tuve suerte…Había visto de esas cosas en un libro de mis padres, que ocultaban en su mesa de luz.
Me puse a mirar fotos de esas cosas, pero la del viejo era la mejor.
Me dio mucha alegría verlo al día siguiente, sin pensarlo, me senté a su lado y le pregunté si quería que le comprara vainillas, mientras miraba su pantalón, pero no había nada…
Me pidió que le comprara un alfajor de chocolate, me dio dinero y me dijo “compra también uno para vos”.
Cuando volví, desde lejos pude ver que nuevamente tenía su cosa afuera, me apuré para llegar.
Le di el alfajor y me senté a su lado, ¡no lo podía dejar de mirar!
El sacó su alfajor del envoltorio, pero en lugar de comerlo lo empezó a pasar por su cosa, por todos lados, no dejo nada del alfajor sin refregar, luego me lo ofreció para que me lo coma.
Me dio impresión, me salió decirle “Pero por ahí vos haces pis”
Me dijo que si, pero que ahora estaba limpia.
No sé por qué, pero tenía deseos de probar, en vez de asco me tentaba comer algo que estuvo en contacto con su cosa. Así que le di un mordisco para ver si tenía algún sabor extraño, pero era un alfajor como cualquier otro. Me lo comí entero.
El viejo empezó a mover su cosa con la mano, eso me puso nerviosa, así que me levanté y me fui rápidamente, el viejo me llamaba, pero no le hice caso.
Otra vez en mi casa, tenia la imagen de esa cosa y recordaba como había pasado sobre ella el alfajor, sentía cosquillas en la panza, volví a mirar la revista, sentía mucho calor.
Me sentí mal por haberme ido así, además tenia ganas de volver a verlo.
Justo se estaba yendo, lo llamé y se volvió a sentar.
Llevaba mi alfajor en la mano (se estaba ablandando) se lo ofrecí.
Me dijo, “yo me lo como si primero lo pasas por ahí” señalando mi pochola.
No se si fue porque me pareció justo el intercambio o si era que me emocionaba lo que estábamos haciendo. Me corrí la bombachita a un costado y pasé el alfajor por mi tajo, dejándolo embadurnado de chocolate, se estaba desarmando así que se lo di presurosa.
Se lo metió entero en la boca, lo masticó y lo tuvo un rato antes de tragarlo-
“está delicioso” dijo y a mi me encantó que le gustara, estaba molesta por tener mi concha embarrada con chocolate…” yo te limpio” me dijo, me pidió que me parara en el banco, me levanto la pollerita, corrió mi bombacha y se puso a lamer…” ¡se sentía hermoso!”
Lamio muchas veces e incluso sentía que me chupaba de a ratos, yo abrí mis piernas, habia algo que no podía resistir. De pronto en una de sus lamidas, me recorrió un cosquilleo por todo mi cuerpo y antes de poder evitarlo me hice pis.
Le mojé la cara y la camisa, y mojé mi bombacha y el vestido…Me dio mucha vergüenza y me fui corriendo a mi casa.
Por suerte mi mamá no se dio cuenta y me pude lavar y cambiar sin que lo notara.
Esta vez me sentía rara, como que me había hecho algo maravilloso, lo que habia sentido era algo nuevo, pero algo que era muy lindo de poder sentir.
Aunque tenía vergüenza de volverlo a ver, mis ganas de verlo eran más.
Esa mañana fui al quiosco como diez veces, la mayoría de las veces sin comprar nada.
Recién después del mediodia lo vi sentado en el banco, me acerque y le pedí perdon por haberlo pishado, él se rió y me dijo que el me agradecía lo que había hecho, que a él ese pis, le causa mucha emoción, que quería que lo hiciera de nuevo.
“¿Queres ver mi verga?” me dijo (Así supe que se llamaba verga) No se porqué le dije que no, aunque me moría de ganas de verla.
Me pidió que comprara chupetines bolita de distintos sabores, fui corriendo y volví.
Ya tenia su verga afuera y dura…me quitó un chupetín, lo desenvolvió y lo paso por la parte de arriba, que tenia unas gotitas (no se de qué) y me dio para que lo chupe, sin pensarlo me lo metí en la boca y lo saboree, me quitó otro chupetín, le quito el papel y me lo dio diciéndome “ya sabes que hacer”
Rápidamente metí el chupetín en mi conchita, lo hice girar y se lo di, los dos quedamos comiendo esos chupetines traviesos.
Nos despedimos y quedamos en vernos antes de la noche.
Mi mamá me mandó a comprar pan, (casi estaba anocheciendo) Fui corriendo con la bolsa.
El viejo estaba sentado…me paré frente a él, no veía la verga, me dijo que la sacaría del pantalón si yo le daba un besito a su cosa, con tal de poder volver a verla, le dije que sí con la cabeza.
Estaba brillosa y húmeda, le di un beso grande con sonido de “smuack” y me fui corriendo a comprar pan, cuando volví ya no estaba…me habia quedado el sabor de sus gotas en mis labios y me encantaba.
Esa noche me quedaban dos chupetines, acostada, me saqué mi bombacha y me fui comiéndolos mientras los untaba en mi conchita, era una untada y una chupadita, el primero se terminó enseguida, con el segundo cuando apenas quedaba una bolita pequeña me volvió a dar la sensación que tuve con el viejo, alcance a poner los pies en el suelo y me salió un gran chorro de pis y un cosquilleo por todo mi cuerpo no pude evitar que me salga un grito de satisfacción. Tuve que secar el piso y limpiarlo, las piernas me temblaban, pero me sentía realmente feliz.
Al día siguiente a mitad de la mañana yendo al quiosco lo encontré sentado en la misma banca, ya tenia la verga afuera, hinchada y mojada, no tuvo que pedirme nada, me acerqué y le empecé a dar besitos en la cabecita de su cosa, también le pasé la lengua como si fuera un chupetín…me los puse dentro de la boca y chupé un poquito.
“¡En ese instante sucedió!”
Sentí algo caliente entrando en mi boca, era como crema, pero salada y ácida…
Cada vez tenía más y más dentro de mi boca, no sabía si escupir o tragar…
Cuando no le salió más, me di cuenta que ya me había tragado casi todo…me quedó la garganta como rasposa y un sabor fuerte en la boca, se sentía feo, mi cara lo debe haber demostrado, porque me dijo que me ayudaría a pasar el mal sabor.
Me tomó de las mejillas, arrimó mi boca a su boca, me dijo que la abra y me fue introduciendo su lengua lentamente, también sentía que me chupaba los labios, me gustó, yo también empecé a mover mi lengua…era tan cálida su saliva… esta vez levantando mis piernas, me saqué rápidamente mi bombachita, previniendo lo que me iba a pasar…Le empecé a chupar su lengua como desesperada, me levanté la pollera y me puse a mear, eran chorros que iban lejos, intermitentes, no como cuando uno hace pis…
Sin separar nuestras bocas, me volví a poner la bombacha, pasé la mano por la cabeza de su verga, habían salido mas gotas de eso blanco que había tragado, lo dejé en mi mano, nos dejamos de besar y me fui.
Mientras me iba, fui lamiendo mis dedos…y me salieron mas chorritos de pis, hasta que llegué a mi casa, estaba agotadísima, emocionada y me dolían los músculos de mis piernas.
Sentía que me quería acostar, estaba muy cansada, mi mamá estaba preocupada, pensó que estaba enferma…
¡Pero estaba muy bien, mejor que nunca… ¡
CONTINUARA
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