LA PLACITA DE AL LADO (segunda parte)
otras veces me llevaba el liquido en mi boca y lo retenía hasta que se hacía como agua mezclada con mi saliva..
LA PLACITA DE AL LADO (segunda parte)
Vuelvo a escribir en mi diario después de una semana de mi última vez.
Algo había cambiado en mi vida, solo compraba chupetines bolita y a cualquier hora me encerraba en el baño o en mi pieza y los metía en mi tajito lo mas adentro que podía, los giraba lentamente para que se embebieran de mi humedad que para ese entonces me encantaba.
A veces me salían chorritos, a veces no, pero la sensación de un calambre hermoso, era siempre el mismo.
Pasaba por la plaza solo para ver si estaba el viejo, Me sentaba junto a él y si tenia la verga afuera, simplemente se la chupaba, agachándome, a veces me sacudía con fuerzas, haciéndome saber que pasaba gente…
Me tomaba lo que le salía todas las veces, algunos días, tragaba allí mismo sin levantar mi cabeza, otras veces me llevaba el liquido en mi boca y lo retenía hasta que se hacía como agua mezclada con mi saliva.
Le conté lo que hacía con los chupetines, me dijo que probara con una banana sin cascara…
Ese día compre seis bananas que estaban verdes… ¡no veía la hora de llegar a mi casa!
Me llevé una la baño, la pelé y me metí la puntita, la mordí y me comí ese pedacito…tuve ganas de más…metí el otro lado, pero esta vez empujé, mi cuerpo me pedía sentir algo más adentro.
Empujé hasta que sentí dolor…la dejé un rato adentro, la saqué y me la comí, mientras masticaba largaba chorros que no tenían olor a pis.
A la noche seguí con otras bananas, lo extraño era que cuando me paraba el dolor, seguía con ganas de tenerla mas adentro, así que agarré coraje y a pesar de que me dolía la empujé con fuerzas…de pronto entro casi toda… ¡me dolía, pero no podía dejar de lagar chorros y temblar de placer.!
No me la pude comer porque estaba manchada de sangre y me dio mucha impresión.
A la madrugada me lavé en el bidet y volví a la cama, me metí la ultima banana que me quedaba y apenas me dolió, fue mucho mas grande el ´placer, no podía evitar mis gemidos que escuchó mi madre, que me preguntaba que me pasaba… Le dije que nada, que era una pesadilla nada más.
Al día siguiente me dieron una lista de compras y en la placita estaba él.
Corrí a contarle mi experiencia, el me besó con un beso que duró mucho tiempo, veía que se estaba sacando la verga del pantalón y yo me saqué mi bombachita, como si lo hubiéramos planeado, terminé sentada sobre su pija, que era mas grande que la banana, pero igual fue entrando despacio.
Desde que me metió la cabeza, empecé a sentir los espasmos de placer, así hasta que estuvo toda adentro, me empecé a mover, sacudía mi cintura, le metía la lengua desesperada.
Creo que si alguien nos hubiera visto no me hubiera importado de lo caliente que estaba.
Y lo máximo fue cuando empecé a sentir algo caliente en el fondo de mi conchita, abracé al viejo y me largué a llorar de felicidad.
Me quedé mucho tiempo así, hasta que sentí que la verga se había salido.
Recien en ese momento reaccioné y me vestí presurosa, tenia que hacer las compras y era tarde.
Mientras caminaba podía sentir algo liquido que caminaba por mis muslos, hasta vi unas gotas pasando mis rodillas, no podía hacer nada, así que compré y volví a mi casa.
Dejé las compras sobre la mesa y corrí al baño… recogí con mis dedos el liquido que aun quedaba y me lo metí en la boca, disfrutando su sabor.
En ese momento no lo sabía o no me daba cuenta, pero me habían cogido por primera vez, en esa placita de al lado que me dio tanta felicidad…
El destino quiso que nunca más viera al viejo, pero yo ya sabía que hacer con las vergas (las que soñaba todas las noches) solo era cuestión de encontrar una que se quisiera meter en mi concha…
Hasta aquí había escrito la página 16 de mi diario…
Había terminado de ayudar a enjuagar los platos y volvía a mi pieza, ver la luz de mi velador encendida me llamó la atención, me acerqué sigilosa y pude ver a mi padre sentado en mi cama, leyendo mi diario… ¡Me agarró desesperación! No sabía que hacer, al parecer había terminado de leerlo, porque lo guardó prolijamente en el cajón de donde lo había sacado…
Volví corriendo a la cocina y retomé el camino a mi dormitorio, me crucé con él, solo me miró con una mirada que no tenía enojo, yo interpreté que era como de ternura.
Un par de días después, mi mama me mando a la mañana a comprar pan y algunas otras cosas, se suponía que mi papá estaba trabajando.
Cuando doblé el primer ligustro, en la vieja y querida banca del viejo, estaba él.
Me senté a su lado y le pregunté que hacia allí… Me dijo que me estaba esperando.
Tardé en darme cuenta que tenía levantado el pantalón como en un pico, señal que tenía su verga parada. Me costaba asociar eso con mis experiencias, porque era mi papá…
Suspiró, me abrazo por encima de mi hombro, me atrajo hacia él apoyando mi cabeza en su hombro…
“Leí tu diario” me dijo sin más vueltas…yo quice explicar lo inexplicable, pero me hiso callar.
“No te preocupes, todo lo que hiciste es totalmente normal” hiso una pausa y continúo hablando “Solo me preocupa lo que escribiste al final, no es cuestión de que busques cualquier verga, eso además de peligroso, si está muy mal”
Yo, aliviada por no tener consecuencias…me encogí de hombros y me salió “¿Y cómo se consiguen vergas?”, el lanzó una carcajada y me abrazó con más fuerza.
“No tienes que andar por ahí buscando, vendrán solas, te enamorarás o tendrás amigos, es algo que les pasa a las chicas más grandes”
Me angustié y le pregunte cuanto tendría que esperar, le dije que ya tenía ganas, le pregunté qué hacer.
“Si me prometés no escribirlo en tu diario, tengo una idea que te puede ayudar”
Se lo prometí de inmediato, total lo único que tenía que hacer era esconderlo, de tal forma que no lo pudiera encontrar.
Me soltó después de mi promesa, tomó una de mis manos y la apoyo en su falda, allí pude sentir que habia una verga enorme, diría que el doble que la del viejo y mucho más dura, comencé a apretarla por partes y cada vez que cerraba mi manito la verga daba un respingo.
Me tomó de mi barbilla me hiso mirarlo a los ojos y me preguntó
“¿Te sirve esta?” balbuceando y confundida le dije “Pero vos sos mi papá”
Serenamente me dijo que hasta que fuera mas grande y pudiera elegir libremente, me convenia usar una verga segura, de confianza y que fuera de alguien que me quisiera.
Sentí que eso me gustaba aprete mas el tronco de su verga.
Abrió el cierre de su pantalón y la sacó, era de verdad impresionante, estaba totalmente mojada su cabeza y parte del tronco…yo tenía vergüenza…
“¿Qué sentís? ¿Qué tenés ganas de hacer?”
Cerré los ojos y me agaché, lamí todos sus jugos y me enderecé.
Miré a mi padre a los ojos, me arrodillé en el banco, lo abracé y comencé a besarlo con pasión, sentir su lengua en mi boca me hizo tener un orgasmo liquido…
“¡HA bueno!” “¿Ya está?” dijo entre risas…
Le dije que por ahora sí, tenía mi ropa mojada, me quería ir a cambiar.
“No le digas a mamá que estoy aquí” me dijo mientras me marchaba, algo que yo ya sabía que no podía decir.
Volví confundida y preocupada…había soñado con vergas, pero jamás con la de mi propio padre, sin embargo, tenia el sabor de sus jugos en mi boca y la imagen de una super verga en mi mente.
Papá volvió a la hora de costumbre como si no hubiera pasado nada, solo lo veía mas mimoso con mamá, la abrazaba por la espalda y se movía, a mi madre le encantaba lo que le hacía.
Con el tiempo me di cuenta que lo había dejado muy caliente.
Antes de irnos a dormir, con el beso de las buenas noches me susurró al oído, que el miércoles fuera a la plaza, que me iba a esperar.
Ese día llovía a cántaros, una lluvia intensa, tormenta con truenos y relámpagos, dudé en salir, pero finalmente tomé el paraguas y fui a la placita, dudando de encontrarlo.
Pero allí estaba, empapado de pie a cabeza, sentado en el mismo banco.
Mientras me veía llegar, saco su pija que no estaba del todo dura.
Ni lo saludé, solo fui directo a lamer su verga, dejé el paraguas de lado y también me empapé.
Me quitó la bombachita con una mano y con mi ayuda me senté sobre ella.
Fue difícil meterla, me dolía un poco, pero se le doblaba y no entraba.
“Vas a tener que chupármela un poquito” me dijo y me coloco entre sus piernas, arrodillada sobre un charco de agua, apenas me la metí en la boca pude sentir que le crecía más y más.
Me levantó nuevamente y entre truenos y diluvio me senté sobre ese enorme tronco, ya desesperada de querer sentirla dentro de mí.
No se si había entrado toda, pero pude sentir el inconfundible calor de su leche en mi argolla, creo que me mojé mucho, que tuve muchos orgasmos largando líquido, pero como estaba toda mojada no se podía notar.
Entre este increíble gozo, pude ver que a pesar de la intensa lluvia un chico mucho mas grande que yo, nos espiaba desde el otro lado del ligustro, lo conocía, lo había visto varias veces en la placita, no le dije nada a mi padre, porque seguía gozando de la cogida que le había hecho a su hija de nueve años.
Nos quedamos así hasta que la verga se le achicó del todo, el chico sacudía su mano, no lo podía ver, pero era evidente que se estaba masturbando.
Me fui a casa con mi bombacha en la mano, corrí, pero no pude rescatar mucho semen, el agua prácticamente había limpiado todo, solo obtuve unas gotas que habían quedado en mi vagina.
Me bañé, me puse ropa seca, me acosté a escribir y pensar…en la hermosa verga de mi papá.
(CONTINUARÁ)
Alfredo Chapelco: Si me dejas un comentario y me votas podré seguir escribiendo.
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