La prima que nadie conocía
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por lovelittlegirls.
Era tradición que la casa de los abuelos fuera invadida todas las navidades, mis primos, hermanas y yo los visitábamos durante varios días.
Una navidad mientras almorzábamos todos en la mesa, la abuela nos pide atención para decirnos algo importante.
– Queridos nietos, mañana conocerán a una prima que nunca han visto, acaba de vivir cosas muy feas y les pido que sean amables con ella-
Por ser el mayor, me tocaba recoger la mesa y en la cocina la abuela me dice que quiere hablar conmigo.
Su tono serio me hizo pensar que había descubierto lo que mi hermana menor y yo hacíamos a escondidas; nervioso y asustado me siento con ella en la mesita de la cocina, me sirve café y galletas iniciando un monólogo que escucho atentamente.
– Diego, ya tienes 19 años, eres el mayor de todos y por eso te pediré algo que espero aceptes.
Mañana llega Manuela, ella es hija de tu tío Juan, el que vive en la capital; tu papá te contó que él acaba de morir, es cierto, te contaré lo que sólo sabemos los mayores.
Tu tío y toda su familia fue asesinada por mafiosos, la única sobreviviente es Manuela y la pobre sufre un fuerte trauma.
Eres mi nieto preferido y por eso te pido que cuando llegue le hagas compañía, ayúdala a sentirse cómoda, ella necesita todo el cariño y afecto que podamos darle para superar lo que acaba de vivir.
Al día siguiente todos esperábamos con intriga a la prima que nadie conocía, el abuelo fue a buscarla en el aeropuerto y al llegar a casa nos presenta a Manuela.
Tenía 11 años y desde el primer instante que la vi, una sensación desconocida me invadió, me había enamorado a primera vista.
La abuela me pide acompañarla a ella ya Manuela para llevar su equipaje al cuarto del fondo, donde solía tener juegos secretos con mi hermana; dejo las maletas y antes de salir alcanzo a escuchar: Hija, ve a ducharte para que nos acompañes a comer.
Sin pensarlo fui directo a mi escondite y con impaciencia esperé mirando por un orificio de la ventana del baño, por el cual no sólo había visto desnudas a todas mis primas, también vi a mi otra hermana haciéndole sexo oral a un primo.
La puerta se abre y Manuela se queda de pie frente al espejo, se quita la toalla y al ver su hermosa desnudez comienzo a masturbarme; sus pequeños pero ya definidos pechos y la vagina con vello púbico, Manuela ya había entrado en la pubertad y mientras se duchaba yo me masturbo hasta correrme justo cuando enjabonaba su pronunciado culito.
Desde ese mismo día y durante una semana mi rutina fue acompañarla a todo momento, familiarizarla con el extenso patio de la casa y los juegos de los primos, también la espiaba diariamente en la ducha.
Durante esa semana apenas habíamos tenido comunicación, ella se limitaba a responder puntualmente; eso no me detuvo en mi intento de ganarme su confianza.
Llega fin de año y mientras por un lado avanzaba en ganarme a Manuela, por el otro tenía que lidiar con los celos de mi hermanita, a quien había echado a un lado.
Al llegar enero y el fin de las vacaciones, por solicitud de la abuela acepto quedarme un poco más hasta que Manuela inicie sus estudios.
Todas las tardes nos sentábamos al pie de un gran árbol, donde ella en silencio me escuchaba intentando todo lo que se me ocurría para hacerla reír o ganarme su confianza, ahora teníamos el patio para nosotros solos y la timidez de mi deseada prima fue dando paso a una íntima amistad.
Luego de un par de semanas ya sosteníamos charlas que sin perder tiempo encaminé hábilmente, hasta que una tarde me pregunta si tengo novia, le dije que estaba enamorado de una nena, pero no sabía cómo confesarle mis sentimientos.
Con divertida insistencia me pide saber de quién estaba enamorado, charla que repetimos varias veces hasta que decidí hacer mi primer intento.
Los abuelos tomaban la siesta y nosotros veíamos TV sentados muy juntos.
Me armo de valor y la sorprendo con una caja de chocolates, ella me mira muy feliz y cuando se acerca para darme un beso en la mejilla, volteo y nuestros labios se encuentran en un rico beso.
Antes que reaccione aprovecho y tomándola por los hombros la aprieto contra mí y meto la lengua en su boca, durante unos minutos la besé apasionadamente sintiendo su trémulos labios con sabor a gloria.
Manuela me empuja con las manos y notablemente sonrojada me pregunta por qué hice eso, me dispongo a pedirle disculpas fingiendo vergüenza y me interrumpe para agregar: ¿yo soy de quien estas enamorado verdad? Me acerco a su rostro y afirmando su pregunta vuelvo a besarla y esta vez ella responde a mi boca, Manuela y yo nos entregamos a un intenso y prolongado beso que interrumpimos al escuchar que la abuela había despertado de su siesta.
Esa noche fui dominado por el compulsivo deseo sexual que le tenía, cuando todos dormían fui al cuarto de mi prima, ella tenía el sueño muy profundo y pesado, así que con perversa delicadez la desnudé a medias y me masturbé mientras chupaba sus pechos, mi excitación era tan intensa que en pocos minutos me corro sobre su vagina y su vello púbico termina empapado por mi semen.
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