La primer mamada de Lis
Mi pequeña y yo solos en el auto.
Aquel día mi pequeña tenía 14 años cumplidos, ella es alta blanca de ojos enormes color miel. Piernas largas y nalgas redondas, respingadas. Tetas puntiagudas propias de la edad. Pezones chiquitos con un leve color café delicioso.
Mi esposa estaba en casa preparando una cena para una reunión familiar programada para esa noche.
Nosotros teníamos por encargo traer algunas cosas del súper.
Debo decir que Lis es mi hijastra, y la he visto desde muy pequeña. A la edad de 10 la inicié en jueguitos sexuales pero hasta esa fecha aún no la había pasado de tocamientos
Nos fuimos temprano pero yo ya sabía que nos sobraría un rato libre. Me apure a las compras y regresamos en un dos por tres de la ciudad. De regreso platicábamos, reíamos, nos decíamos algunas cosas en doble sentido. Yo ponía la mano en su pierna después de hacer los cambios de velocidad y ya conocíamos nuestras actitudes cuando estábamos solos.
Sin avisar nada y sin quitar la mano de su pierna tome una desviación que nos llevaba hacia un cerro con muy pocas casas. Busque un buen lugarcito dónde estacionar el auto que me permitiera ver el panorama y al mismo tiempo poder jugar un ratito con mi pequeña. Nos acomodamos y ya no hubo risas ni palabras, nos quedamos en silencio mientras mi mano subía y bajaba desde su rodilla hasta su muslo, apretaba un poco y volvía a bajar, iba y venía a veces solo con los dedos a veces con la palma completa, a veces solo la pierna; a veces hasta sus tetas o sus labios. Ella solo se dejaba acariciar cerrando los ojos.
Saque un vibrador de bala que llevaba preparado y con la velocidad a la mitad lo comencé a pasar por sus piernas hasta llegar a su coñito, sin decir nada Lis se desabrochó el pantalón para llegar más adentro.
Su puchita tenía una mata de vellos delgaditos todos peinados en una dirección y juntos formaban en ralo triangulito invertido.
Le pedí que se bajara un poco más el pantalón y los calzones e introduje la bala vibradora en su panochita. Las yemas de mis dedos se divertían en la parte descubierta de sus jóvenes caderas y entraban sin oposición por debajo de su blusa amarilla y llegaban hasta sus tetas y sus pezoncitos duros cubiertos por un delgado brassier juvenil.
La respiración de Lis comenzó a acelerarse, sus mejillas se tornaron rosadas y sus ojos se cerraban involuntariamente. Tomé el control del vibrador y lo subí a su nivel máximo, las vibraciones del juguete provocaban un estremecimiento en mi nena que apretaba las las piernas y juntaba las rodillas para no dejarlo salir.
Me estire en mi asiento, desabroché mi cinturón y mi pantalón, dejé salir mi dura verga para mostrarla en todo su esplendor y mientras ella la miraba absorta yo la chaqueteaba y la blandía a sus ojos. Bajaba la piel de la cabeza y la empuñaba fuerte para que la viera. Una densa gota de líquido transparente comenzó a salir por el único ojo de mi cabezón y con mis dedos la tomé y la embarré en los labios de mi dulce princesa. Ella no dijo nada, solo me veía en silencio aguantando las vibraciones de aquel aparato. Yo jugaba mi verga esperando la siguiente gota de líquido seminal y cuando resbaló por mi glande volví a tomarla con mi dedo índice, lo lleve a la boca de Lis y taladrando sus labios logré sentir como lo dejo pasar hasta su lengua que al sentir el sabor salado de mi tronco disparó un rubor todavía mas intenso en su rostro.
La bala vibradora hacia su trabajo en la concha de mi nena y yo le mostraba mi camote hinchado y venoso. En el descampado donde estábamos no había un solo movimiento que significará alerta así que podíamos seguir más alla. Lis abría y cerraba los ojos lentamente y se enjuagada los labios como saboreando sus labios. Lentamente acomode mi brazo derecho alrededor de su cuello, sobaba en su nuca el nacimiento de sus tiernos cabellos, con la mano izquierda movía y sacudía mi verga en un movimiento hipnótico a su vista. Comencé a arquear mi cuerpo bien apoyado con la espalda en el asiento y los pies en el piso del auto con el fin de que mi verga se fuera acercando más y más a su boquita. Mi mano derecha comenzó a hacer un poco de presión en la cabeza de Lis y ella, vencida por el deseo lentamente fue bajando la cabeza al tiempo mismo que cerraba los ojos y abría la boca grande para comerse aquel trozo de carne palpitante.
Yo estaba en el cielo, hasta ahora solo había masturbado a mi hijastra, está era la primera vez que le mostraba mi verga y era la primera vez que ella se lo comería. No tuve que enseñarle mucho, lo metió en su boca y lo saco, lo metió y lo sacó. Comenzó un sube y baja ayudada por mi mano y por los recuerdos que ya tenía de los vídeos pornos que le había enseñado tiempo atrás. Mamaba mi camote como una experta. Sus labios eran suaves y su lengua muy mojada, a veces metía un poco los dientes pero nada fuerte. Puedo decir que es una mamadora nata. Altamente recomendable. Estuvimos varios minutos así, yo sentía mi verga durísima y feliz de sentir esa boca. Tomaba su cabello para descubrir su rostro y ver la mamada que me estaba propinando y solo atiné a decile: «que putita tan rica» y vi como esa frase hizo que mi princesa se retorciera en su lugar y aumentara su ritmo mamando. Así que volví a la carga y comencé a decirle frases tiernas y sucias a la vez. Comenzó a jadear y apretaba las piernas, el vibrador seguía castigando su sexo y la hacia soltar gemidos. Yo comencé a follar su boca con mucha ansia hasta que no pude más y me vine a chorros mientras le decía , cómetelos, tragalo todo!! Mi princesa apretó todo su cuerpo, saco mi verga de su boca y con un gesto de dolor y placer arqueó su espalda dejando salir un sonoro quejido mientras resoplaba fuertemente. Se fue calmando poco a poco hasta terminar sin fuerza sobre mis piernas apretando mi verga con su mano. Sentía su aliento caliente y fuerte sobre mi miembro y las últimas gotas de semen y salían se embarraban entre sus mejillas y sus cabellos alborotados. Apague el control del vibrador y todo quedó en silencio. Nos quedamos varios minutos absortos en lo que acababa de suceder y poco a poco nos fuimos reincorporando hasta que con una tierna sonrisa mi pequeña puta dijo: «nos vamos?»
Nos vamos mi amor. Dije.
Excitante comienzo.
Dejen sus comentarios de que le parece. Estoy aprendiendo a relatar. Gracias
Que buen relato, rico lo que te esta pasando con tu hija, espero pronto la continuación
Wooooooww deliciosoo!