La primera noche con mis dos hijas «final» (11)
Les dejo el último capítulo de esta historia de pasión con mis hijas.
Mi niña hermosa acepto lo que me dices, le diré a ella que esta será la última vez que estaré con las dos, no volveré a estar con ninguna de las dos.
Marcela: Pero yo no dije eso papi, yo quiero seguir estando contigo, solo que ella no se debe enterar y vamos a tener mucho cuidado, quiero seguir siendo tu única amante, solo te voy a compartir con mi mama, me lo debes prometer.
Así será mi niña hermosa, no te preocupes y gracias por ser tan linda y dejar que se cumpla mi fantasía, siempre quise hacer algo así, gracias mi niña hermosa.
Marcela: Papi en verdad vas a poder hacernos el amor a las dos toda la noche y no te cansarás.
Mi niña hermosa con estas ganas que tengo, no creo que me vaya a cansar en toda la noche, quiero que las dos disfruten plenamente y vamos hacer de todo mi niña hermosa.
Marcela: Claudia, ven que mi papi te espera.
Al momento llegó Claudia a nuestra alcoba, por fin mis dos niñas para mí toda la noche, era todo mágico.
Marcela: Claudia le dije a mi papi si él era capaz de hacernos el amor toda la noche y no cansarse y me dijo que no y que vamos hacer de todo .
Claudia: Huy que rico papi, pero yo quiero saber que es hacer de todo, quiero que nos digas.
Por favor mis niñas no me hagan repetir, solo quiero que se dejen llevar y las cosas se van dando, no quiero explicar ahora por favor.
Marcela: Tiene razón Claudia papi, dinos que es vamos hacer de todo, queremos saber por favor, dinos ya.
Hijas, es que no me siento bien decirlo, dejemos que todo pase bien.
Marcela: Papi si no nos dices, nos salimos las dos y te dejamos solo.
Mis hermosas niñas, no está muy bien que uno diga las cosas, pero como insisten, entonces les diré, solo que no se vayan a asustar por favor.
Claudia: Porque nos dices eso papi, acaso que vamos hacer esta noche.
Mis niñas pues cosas que hacen los amantes, solo que no puedo decir que cosas hice con cada una de ustedes, porque no está bien, es algo muy íntimo, es personal, nadie lo debe saber.
Las dos exclamaron al mismo tiempo: Papi ya por favor, no importa dilo.
Quiero amarlas toda la noche hasta el amanecer, que las dos duerman en mi cama desnudas conmigo, que las dos al mismo tiempo me regalen una rica mamadita y se devoren mi semen, despues quiero que prueben mi verga por esas vaginitas ricas que tienes, mientras con mi boca me como la vaginita de la otra, para después llenarles esa vaginita con mi semen y al amanecer quiero que me dejen clavarlas por esa colita rica, eso quiero esta noche y al amanecer, no quiero dormir, solo quiero enloquecerme en la cama con las dos.
Marcela: Papi no puedo creer lo que dices, pero yo estaré feliz si me haces todo eso que dices, sabes lo rico que la pasamos cuando estamos los dos, pero no se si te quedan fuerzas después de lo de esta mañana, hicimos el amor e imagino que con Claudia hiciste lo mismo esta tarde, tu crees que si puedes hacerlo?
Mi hermosa niña, esta oportunidad no la quiero desaprovechar, así me quede sin una gota de fuerzas lo voy hacer, esta noche es para amarnos como tres locos amantes, es mi deseo.
Claudia: Papi, me asustas un poco, pero no se como quieres que te demos una rica mamadita las dos como dices, no me imagino las dos al mismo tiempo, pero tu eres muy lindo cuando me haces el amor y quiero que nunca lo olvides, aunque Marcela diga que no puede volver a pasar, yo por el contrario quiero que pase muchas veces porque me haces feliz y si quiero hacer esta noche todo lo que dices.
Bueno mis hermosa niña, quiero que se desnude para apreciar su hermoso cuerpo y te vengas acostar para que empieces con tu hermana a darme entre las dos esa rica mamadita, quiero que me hagan ver estrellas.
Marcela: Papi estas que te mueres de ganas por ver mi cuerpo, no puedes aguantar un día sin verme desnuda, me encanta que lo digas, si es lo que quieres, te voy a complacer.
No hables tanto mi niña hermosa y empieza a darme una mamadita para que disfrutes comiendo mi pene y llene tu boquita con mi lechita que tanto dices que te gusta.
Mi niña hermosa se despojó de su ropa sin pensarlo mucho, haciendo un pequeño acto, me enloquecía verla desnuda y con todo el deseo que en ese momento embargaba mi mente y mi cuerpo, avivaba la llama de placer al saber que las tendría esa noche para mi solo.
Se quedo mirandome sobre la cama y exclamó:
Marcela: Papi de verdad que tu verga se ve muy deliciosa y provocativa, te vas a dar cuenta la mamadita tan rica que te voy a dar, no te quedaran ganas para que Claudia te haga lo mismo, ya veras, ella se quedara con las ganas de probarla.
Una locura como tomo mi pene y se lo llevó a su boca, empezó como loca a devorarla, una y otra vez, mi pene salía y entraba a su boca y con una de sus manos acariciaba mis bolas, toda una locura, me tenía a punto de estallar, por eso le dije, hija deja un poco para tu hermana, recuerda que las dos me tienen que dar mi mamadita.
Claudia: Si Marcela, no sea golosa, es mi turno ya, antes que hagas venir a mi papi.
Marcela: Déjame que vaya a terminar, quiero comerme toda su lechecita.
En el momento que ella decía eso, sentí que no aguantaba más, pero no quería venir en la boca de mi niña hermosa, sino en la de Claudia, realmente la forma en que ella me lo mamaba ese día, era diferente, como si quisiera dejar en claro que ella era la única que podía hacerme sentir así de feliz.
Claudia, ven rápido y termina, quiero que tú te comas mi lechecita y no tu hermana.
Claudia: Papi, no es justo, ella aprovecho ser la primera y lo disfruto más, pero esta bien, quiero ser yo quien pruebe tu lechecita como dices. Papi se ve rico tu pene.
Fue mágico ese momento, mi pequeña Claudia estaba a punto de recibir toda mi lechecita en su boca mientras su hermana miraba sentada en la cama.
Me enloqueció cuando sentí, como su boca se devoraba todo mi pene sin pensarlo dos veces y empezaba a mamarlo como ella sabía hacerlo, una locura total y en ese momento no aguante más y me vine en su boca.
Mi bebe, come toda mi leche, como esta mañana, hasta sacarme la última gota de leche.
Mis pequeñas niñas me hacían el hombre más feliz sobre la tierra, por primera vez experimentaba algo sensacional y de otro mundo, me enloquecen.
Marcela: Claudia ya deja a mi papi, lo vas a cansar y todavía le falta hacernos el amor con el solo sabe hacerlo.
Claudia: Papi, estaba muy rico tu pene y me comí tu leche, me está gustando mucho que me la dejes comer.
Claudia: Papi, con Marcela ya hiciste todas esas cosas que nos dijiste y además quiero que nos digas, de las tres con quien te sientes más feliz y te complace más.
Por favor hija, ahora no quiero hablar de eso, recuerden que les dije que son cosas de cada uno, no es bueno que la otra persona conozca esa intimidad, además les dije que no quiero hablar de tu mamá cuando estemos en nuestra intimidad.
Marcela: Estoy de acuerdo con mi papi, es mejor no decir nada, es de cada una la intimidad y no quiero saber que haces con mi mama y mi hermana.
Claudia: Pero solo será un secreto para los tres, no vamos a contarle a nadie, yo quiero saber papi, somos tus amantes perfectas, como tu lo dices.
Hija, con las tres soy muy feliz y espero poder seguir así por mucho tiempo, tengo la mejor suerte del mundo, también las tres me complacen siempre y me hacen feliz, es todo, fin del tema.
Claudia: Papi nos robaste la virginidad a las dos, no te sientes mal por eso, lo digo porque somos muy niñas, no sé cuántos años tenía Marcela cuando te la robaste, pero quiero saberlo.
Marcela: Ya calmate y no preguntes tantas cosas, tu le dijiste que si y por eso tuviste sexo por primera vez con el, yo también le dije que si y por eso paso todo y soy feliz que haya pasado.
Claudia: Papi, lo que yo quiero saber es si a ti te gustan las niñas como Marcela y yo, o solo nosotras, me daba pena preguntar pero quiero saber.
Hijas, las únicas niñas que yo quiero y deseo son ustedes dos, ninguna otra me gusta como ustedes dos y ahora por favor no hablemos más, acuéstesen al lado mio para disfrutar de su compañía y poder acariciarnos bien rico.
No pasó una hora cuando mi deseo estaba desbordado, deseaba hacer el amor con mis hijas al mismo tiempo, si estaba loco, pero solo quería que pasara.
Mis pequeñas niñas, quiero hacer el amor con las dos ahora, quiero hacerlo al mismo tiempo, se que es una locura pero quiero que pase así, nunca lo he hecho así, con ustedes será la primera y última vez, pero recuerden que me dijeron que me iban a complacer con esta locura, por favor no quiero que se asusten.
Marcela: Papi no entiendo como puedes hacerlo al mismo tiempo, explicanos por favor.
Las dos se quedan acostadas como están, con las piernas bien abiertas porque quiero verles bien esas vaginitas llenas de vellos, voy a besar sus bocas y sus vaginas, una primero y luego la otra y después voy a penetrarlas una por una, primero entro en una vaginita y luego en la otra, y me voy a venir en la vaginita de Marcela.
Claudia: Papi, no me parece lo que dices, te imaginas que después que beses la vagina de mi hermana mi beses la boca, es muy feo papi, no me gusta.
Marcela: No digas eso Claudia, es lo que quiere mi papi, además cuando hago lo mismo contigo, igual me besara en mi boca.
Mis niñas, primero las besare en la boca a las dos, pero cuando esté acariciando con mi boca sus vaginitas, ya no las besare en la boca para que no se sientan mal, no voy a dejar que toquen mi pene con sus manos, porque si lo hacen, me van hacer venir muy rápido y quiero disfrutar este momento arto rato.
Me encanta verlas así, tiene un cuerpo espectacular, esos pequeños senos y el vello de sus vaginitas despiertan un deseo loco en mí, por eso cuando las veo desnudas, solo quiero hacerles el amor, devorarme esos cuerpos inocentes de niñas que tienen.
Marcela: Papi sigue diciendo todas esas cosas, tu sabes como me excita escucharte decirlo.
Claudia: Eres divino papi, te amo.
Saboree las bocas de mis niñas unos cuantos minutos, solo que ellas disimuladamente tocaban mi pene, les gustaba y la sensación al sentir sus manos en el, encendían mi pasión por ellas, pero cuando empecé a saborear sus vaginas, todo fue mágico, Marcela gritaba pidiendo que no dejará de hacerlo cuando pasaba donde su hermanita, y Claudita me pedía que le metiera mi lengua un poco más, estaban empapadas, sus vaginitas vertían sus jugos para decirme que estaban listas para recibirme, no podía creerlo, mis niñas para mi solo esa noche.
Empecé con Marcela primero, esta vez no tuve cuidado, lo hice fuerte, deseaba que gritará cuando lo sintiera entrar, dejaba caer todo mi peso en su pequeño cuerpo de niña, mis manos apretaban fuerte sus senos, al punto que ella me decía que le dolía mucho, pero más cuando la penetre, grito de dolor, nunca la había escuchado gritar así.
Marcela: Papi lo hiciste muy duro pero me encanto, quiero que sigas así por favor, no importa que me duela quiero complacerte, quiero ser tuya otra vez, te amo papi, gracias por hacerme feliz.
Dure unos pocos minutos y me baje de ella, para quedar encima de Claudia, no podía creerlo, mi pequeña con apenas 12 años y estaba conmigo por tercera vez en dos días, cuando sintió que bese sus senos y empecé a morderlos suavemente, me abrazó fuerte contra ella, como queriendo demostrarme todo lo que sentía por mí, una locura total con mi pequeña, la penetre suavemente, porque aún su vaginita era virgen, sentía como rozaba mi pene con sus paredes vaginales, solo que sentía que iba a terminar, cuando lo empuje hasta el fondo gimió como la primera vez, pero sentí que me venía, me levante de forma brusca y me dijo:
Claudia: Papi porque te bajas tan rápido, espera otro poquito.
Mi bebe, no puedo, estoy que me vengo y quiero hacerlo dentro de tu hermana.
Cuando lo saque le cayo unas gotas sobre su vaginita, me enloquecí sintiendo toda esa adrenalina, me subí sobre mi niña hermosa y tan solo alcance a penetrarla cuando empecé a venirme dentro de ella, empujaba fuerte para que le entrara todo, quería que su deseo la enloqueciera para escucharla gritar otra vez.
Marcela: Papi hazlo así, me haces feliz, come mi senos y muerde bien rico, soy solo tuya papi, me enloqueces y quiero que seas solo para mí porque me haces sentir como toda una mujer, te amo.
Mi niña hermosa, estas muy rica, tu cuerpo de niña me enloquece y lo sabes, eres única, solo quiero que disfrutes este momento porque me estoy viniendo dentro de tí, come toda mi lechecita como lo haces siempre mi niña hermosa, siiiiii.
Escuche su grito de placer con un te amo papi y sentí como tenía su orgasmo, mi niña hermosa una vez más como siempre haciéndome feliz.
Marcela: Papi eres maravilloso, me trataste como una mujer y no como tu niña y eso me encanto, quiero que siempre seas así conmigo cuando hagamos el amor, ya no quiero que me limpies tu leche, quiero dormir con ella.
Claudia: Papi yo quiero que cuando estes conmigo lo hagas asi como lo hiciste con Marcela, que me hagas como una mujer.
Mi bebe, aún eres una niña para mí y eso es lo mágico.
Marcela: Si, tu eres la niña y yo la mujer de mi papi, es mejor así.
Claudia: Papi te imaginas que mi mami aceptara que tú pudieras estar con las tres y no dijera nada, sería maravilloso como tu dices.
Marcela: No digas eso, mi madre nos mataría a los tres, es nuestro secreto.
Tiene razón tu hermana, solo disfrutemos este hermoso momento y guardarlo dentro de nuestros corazones por siempre.
Las dos se recostaron a mi lado y me abrazaron tiernamente.
Que noche tan hermosa vivimos, inolvidable para los tres, solo que nunca se volvió a repetir esa noche, terminé muerto, los tres amanecimos desnudos en la cama, abrazados, una noche mágica, que aún recuerdo muchos años después.
Fin..Terminan mis historias con mis pequeñas hijas.
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