La primera vez fue con mi tío
Este relato me lo envió una amiga que conocí hace algún tiempo y en lo personal, es muy excitante. Se los comparto y espero sus comentarios..
Sucedió hace ya varios años, que después de salir de la primaria, en el pueblo del Estado de Veracruz, de donde soy, no había secundaria, por lo que mi madre me envió a vivir con mis tíos a la ciudad, para que yo pudiera seguir estudiando. Solo volvería a casa dos días cada mes y en vacaciones. El hermano de mi mamá se llama Norberto y todos lo conocen como Beto, en aquella época tenía 37 años, pero se veía como de unos 25, hacía deporte y se conservaba en forma, además era muy simpático y guapo, trabajaba como carpintero en un taller propio y le iba muy bien económicamente, sin embargo mi tía Graciela era una mujer antipática y déspota, siempre andaba de mal humor y en su trabajo como cocinera de un restaurante no tenía mucho tiempo para estar en la casa, pues se iba desde las siete de la mañana y volvía hasta las nueve de la noche, mi tío la pasaba a dejar en el restaurante y luego se iba a la carpintería, por lo que mi primo Miguel, de 17 años, era muy serio y solitario, siempre prefería acostarse otra vez después de desayunar, con el sueño típico de los deprimidos, por el contrario, yo era muy alegre, de carácter intrépido y curiosa. Miguel iba a clases por las tardes, estudiaba el bachillerato y yo estudiaba por las mañanas la secundaria. Solo nos juntábamos muy temprano para desayunar y por la noche para cenar. Un día a mi tío olvidó su cartera y regresó por ella como a las siete de la mañana y entró sin que yo me diera cuenta, por lo que salí de la ducha y tenía la costumbre de vestirme en la sala viendo la tele, pues me sabía sola, Miguel se había ido a casa de su abuela desde el día anterior. De repente sale de su cuarto y yo estaba en bragas y con las tetitas desnudas, que aunque eran pequeñas, ya estaban apetecibles. Él se quedó como tonto parado a dos metros de mí y yo solo atiné a cubrirme los pechos con un brazo y con la otra mano me tapé la vagina. Nos quedamos unos segundos así y cuando reaccionó, volteó para otro lado, pero yo vi como su pene se erguía dentro del pantalón y aunque ofreció disculpas, noté que le había gustado verme desnuda. Yo también me disculpé por no cambiarme en mi cuarto.
—Qué pena tío, no sabía que estaba aquí.
—No, perdóname a mí por no avisar que había llegado.
—La culpa la tengo yo, esta es su casa y yo no debía cambiarme aquí.
—No te preocupes, a la otra mejor voy a tocar.
—Ahora ya hasta quiere tocar —bromeé yo para romper la tensión del momento—, no se conforma con ver.
—Jajaja, yo me refería a tocar la puerta, pero si pudiera no solo te tocaba, te comía completita.
Ahí sentí que algo me recorrió el cuerpo y no supe que decir. Ya me había vestido y me estaba peinando, me quedé como petrificada, él se acercó y me dijo:
—Es en serio, estás tan linda y no lo había notado.
Mientras decía esto, me abrazó por la espalda y me hablaba al oído, eso me hizo estremecer y se me puso la piel de gallina, por lo que él aprovechó y besó mi cuello.
—Mmm, hueles delicioso. Me encantas, eres ya toda una mujercita.
Yo cerré los ojos y no me resistí, solo disfrutaba y no quise pensar en nada más. Me dejé llevar por lo que sentía y volteé la cara hacia él y nos besamos en la boca, fue un beso lleno de lujuria, me di la vuelta y lo abracé del cuello, bajó sus manos a mis nalgas y las masajeaba, yo prácticamente me colgaba de su cuello y de pronto me tomó de las piernas, yo rodeé su cintura con ellas y me cargó así hasta mi cama. Me acostó y abrió mi blusa, levantó mi corpiño y chupó mis tetitas, las mordisqueaba y lamía de una forma que me hizo sentir esa sensación tan placentera que hace que se te corte la respiración. Me levantó un momento y me quitó la blusa y corpiño, desabrochó mi falda y mientras besaba mi ombligo, mi falda y mi pantaleta recorrieron mis piernas hasta salir por mis pies. Siguió besando mis tetitas y luego bajó a mí ingle, mordisqueó mis piernas y cuando la punta de su lengua tocó mi clítoris, yo ya había abierto las piernas lo suficiente para que él se acomodara a chupar mis labios vaginales a su antojo. Estaba súper mojadísima, su boca hacía maravillas en mi rajita. Su lengua recorrió mi cuerpo hasta llegar a mi boca, noté el sabor de mis jugos en sus besos, pero no me importó. Mordí sus labios y guíe su boca a mí cuello. Pude sentir que la punta de su lanza ya buscaba la entrada de mi agujerito, en aquel tiempo aún no tenía vellos y la punta de su pepino recorría mi papayita de arriba abajo y me calentaba más. Buscó mi boca y me besó ardientemente mientras ese trozo de carne se abría paso entre los labios de mi raja. Trató de meterlo y no pudo, estaba muy estrecho el camino, lo acomodó con la mano y presionó, me dolía, pero estaba sintiendo tan rico que no protestaba, levanté las piernas para que pudiera entrar y así lo hizo. Sentí que algo se rompió y de repente aquel invitado entraba completamente, haciéndome sentir algo realmente desquiciante, sentí que sus bolas chocaban en mi culito, paró de moverse, me besaba, yo me aferraba a él y cuando comencé a moverme lentamente de abajo hacia arriba, esa fue la pauta para que me comenzará a bombear. Lo sacaba casi todo y lo incrustaba hasta el fondo nuevamente, sus movimientos se hicieron tan frenéticos que el dolor desapareció, solo sentía placer y más placer. No se cuánto duramos así, de pronto, la sacó se acostó en la cama y me pidió que lo cabalgara, lo hice y fue tan delicioso que en breves minutos alcancé un mega orgasmo que le bañé su miembro de mis fluidos y eso lo hizo venirse el también, llenando todo mi interior de su leche. Nos quedamos así un rato, acostados y después se bañó, se fue al taller y yo después de ducharme, vi el reloj y eran casi las nueve, ya no fui a la escuela, además me sentía adolorida, pero tan placenteramente llena de felicidad que me quedé en la cama repasando el momento, me encerré en mi cuarto y observaba la mancha de sangre y semen que había en la sábana, busqué un espejo y miré mi cuquita, estaba inflamada aún, pero ya casi no dolía, había dejado de ser virgen.
Espero que les haya gustado. Si es así, voten y comenten. Si no, también.
Muy excitante tu relato, me puso a mil, espero la segunda parte, me encantaría poder platicar contigo
que buen relato, pero se siente como un poco acelerado
Qué tío tan suertudo.