La puerta se abrió
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
La primera vez que la vi, me pareció sumamente hermosa, recuerdo haber tenido unos ocho años cuando la conocí. Ella y toda su familia habían vivido todo el tiempo fuera de la ciudad por el trabajo de mi tío. Así que yo nunca había conocido a mis primos, el mayor de la familia y con el que siempre me llevé muy bien era Jorge, el y yo desde que nos conocimos congeniamos perfecto, el era un par de años mayor que yo y mi prima, su hermana un año mayor que él. Desde entonces nos hicimos inseparables, ya saben, sus papás invitaban a los míos a pasar navidad juntos, a veces se iban de vacaciones juntos, etcétera.
Cuando conocí a mi prima de once años me di cuenta de lo que era una mujer, claro había visto mujeres en la televisión, pero no había tenido esa sensación cálida en la boca del estómago y en el vientre cando las veía, y sobre todo no sabía lo que era excitarme, mucho menos masturbarme. Así que al verla ahí parada con su falta hasta las rodillas y aquella playera deportiva pegada al cuerpo, y con su cabello hasta los hombros, realmente hermosa, fue ahí cuando sentí ese cosquilleo en mi vientre.
Los mese y semanas pasaron, y siempre que mis tíos venían a casa, yo de ocho años me la pasaba con mi primo y mi prima siempre estaba pegada a mi tía, junto a los mayores, pero nunca dejaba de verla. No se si es que ella se daba cuenta, y si lo hacía lo disimulaba muy bien. Me encantaba verle las piernas y cada vez que podía asomarme por sus escotes para ver sus apenas nacientes senos. En alguna ocasión, mientras estábamos viendo tele en la sala, me levante por algo de tomar justo cuando ella se inclinaba hacía delante para tomar el control y cambiar de canal, entonces alcancé a verlos sobre su corpiño, pero fue tan fugaz que más bien creo que me inventé una versión de sus senos en mi mente. Pequeños, suaves, con unas aureolas rosas y hermosas.
Así siguieron pasando los meses y los años, yo descubrí en mis once años lo que era masturbarme y como todo adolescente, no dejé de hacerlo desde el día uno de mi descubrimiento, veía a mis tíos, a mi primo, y por consiguiente a mi prima una vez al año si tenía suerte, pero aprendía a preciarla a distancia, ella por aquellos años tenía cerca de catorce años, y cada vez que la veía estaba mejor torneada y formada, piernas más largas, sus senos crecían lentamente hasta terminar formando hermosos y perfectos senos, y su forma de ser cada vez más de adolescente la fue alejando cada vez más de nosotros “los niños”.
Cuando cumplí 16 años, me enteré de que mis tíos y su familia se mudaban a la misma ciudad que nosotros, yo en principio me había olvidado de mi prima, ya que al llegar a la adolescencia casi ni la veía, y me llevaba más bien con mi primo Jorge, con el que me llevaba cada vez mejor, así que me legré mucho por nosotros. Cuando fuimos a darle la bienvenida a su nueva casa, al ir entrando iba saliendo mi prima, con un par de amigas, ella ahora tenía 19 años. Lo demás no lo recuerdo, solo se me quedó grabado aquel rostro mirándome de frente, y recorriéndome de pies a cabeza, yo a mis 16 años ya medía más que ella de altura, y tenía un cuerpo delgado y normal para un adolescente, no era el más musculoso pero estaba bastante decente. Aquella blusa entallada, jeans, y aquellos ojos, ojos llenos de maldad de una niña caliente de 19 años. Esa noche me masturbe cerca de tres veces seguidas imaginándola saliendo de su casa.
Las semanas pasaron y mi relación con mi primo iba mejorando, hasta que un fin de semana mi primo me llamo a la casa y me dijo que sus papás iban a salir de viaje todo el fin de semana y que le su hermana se iban a quedar solos, y que estaría genial que fuera a quedarme con él, así podíamos ver películas todo el fin, cenar pizzas, etcétera. Yo acepté antes siquiera de pedirle permiso a mis papás, los cuales ni siquiera dijeron nada.
El fin de semana empezó bien, pero mi prima se fue de parranda con sus amigas y estuvo ausente todo el viernes y el sábado, y no fue hasta el sábado por la noche en que la vi por primera vez. Llegó y se encerró en su habitación, bueno, pensé al menos mi primo y yo la estábamos pasando bien. Ellos tenían cable así que teníamos a nuestra disposición todos los canales de películas que quisiéramos. Mi primo me había dicho que esa noche me tenía una sorpresa, sus papás tenían desbloqueado un canal en el que los sábados por la noche tenían una programación especial de películas, nadie se había dado cuenta ya que nunca nadie se quedaban despierto hasta esas horas y la tele con cable estaba en el cuarto de mis tíos, el me dijo que se dio cuenta hacía pocas semanas que se levanto al baño después de media noche y escucho los ruidos de sus papás mesclado con los de la televisión. Mi primo y yo habíamos hablado de ver películas porno, pero nunca habíamos podido debido a nuestra edad, y de que no teníamos acceso a casi nada de dinero ni de dinero ni de privacidad.
Aquella noche los dos planeamos ver nuestra primera película porno, estábamos en el cuarto de mis tíos, sentados en el borde de la cama, esperando ansiosamente que se desbloqueara el canal, cuando cuál fue nuestra sorpresa que a las 11:30 de la noche sale mi prima de su cuarto y se mete en la recámara y va y se sienta justo a mi lado. Llevaba un short pequeño que apenas y le tapaba las nalgas y una blusita que le hacía juego a manera de pijama, yo tuve casi de inmediato una erección, lo bueno es que llevaba un pantalón pijama bastante holgado si no se me hubiera notado de inmediato. Mi primo y yo nos volteamos a ver de inmediato y nos molestamos un poco, nuestra oportunidad de ver una película porno se diluía minuto a minuto. A las 11:55 mi primo se levantó molesto de la cama y salió diciendo que iría a la cocina por refresco, mi primo se acercó hacía mi, y sentí su hombro en mi hombro y sus labios en mi oído, entonces me susurró “¿querían ver porno par de calientes?” Me dio un escalofrío y la voltee a ver a los ojos, la tenía a solo centímetros de mi y vi como se inclinó para levantarse y con toda la intensión me enseñó su escote y pude ver sus redondos y rosados pezones, ella me miró y me dijo “te gustaron, ¿verdad? Digo, no es algo que no hayas visto antes” y me guiñó un ojo.
Mi primo entró al cuarto con refrescos y una bolsa de palomitas y se sentó a mi lado y le dijo a mi prima que íbamos a ver películas te terror, y que si quería se podía quedar, pero que se aguantara. Mi prima sonrío y salió del cuarto. Mi primo espero cinco minutos hasta escuchar que cerró la puerta de su recámara.
Aquella noche vimos nuestra primera película porno y yo no pude más que observar a mi prima en cada escena de toda la película, la veía siendo cogida de todas las formas posibles, en todas las posiciones posibles, y en cada tipo que aparecía cogiéndosela me veía a mi.
Terminamos de ver la película a eso de la 1:30 am, y mi primo se levantó y pude ver su verga parada por encima de su pijama, me dijo que se iba a “dormir” a su recámara, yo estaba tirado y con mi verga parada y húmeda, y le dije a mi primo que me quedaría dormir en la recámara de mis tíos. Esperé cinco minutos hasta que escuche a mi primo cerrar la puerta de su cuarto y yo me quedé ahí, cambiando de canales hasta que encontré otra película porno, y saqué mi pené de mi pijama y comencé a tocarme lentamente, quería disfrutarlo cada momento, “entonces, ¿te gustó?” Brinqué del susto y cuando voltee ahí estaba mi prima, parada de nuevo en la puerta, caminando hacía la cama de sus padres, y yo con mi pene al aire, en medio de una película porno en la tele.
Se recuesta a mi lado y me dice “no te detengas, parecías disfrutarlo, o no?” Si, le digo, es placentero, pero eso tu ya lo sabes, contesté con voz temblorosa, ella me sonrío, y me dijo, “anda, sigue”, me armé de valor y tomé mi pené y seguí tocándome, ella se acomodó a mi lado y veía como yo despacio tocaba mi pene y mi mano subía y bajaba por él. Yo soy un tipo normal, mi pene es de 17 centímetros, pero después de varios años y varias chicas, me di cuenta de lo que les gustaba y llamaba la atención era lo gruesa de mi verga, y creo que eso es lo que le gustó a mi prima, que se quedo mirando a centímetros como jalaba aquella gorda verga de 17 centímetros, mientras veía como ella lentamente se metía por debajo de su pijama la mano, y comenzaba a acariciarse los senos y empezaba a jadear lentamente conmigo. “hazlo más rápido” me dijo, y su otra mano fue bajo su short.
Empecé a jalar mi verga más rápido, y ella a retorcerse junto a mi, mientras me tocaba me di cuenta que ella dejaba que yo viera sus senos y sus pezones, Me moví a su lado, y me puse de rodillas frente a ella, y tomé mis mano y empecé a jalar mi verga más rápido a solo centímetros de su cara y con mi otra mano me arriesgué y la puse sobre su seno izquierdo, desde ahí, mientras tocaba su hermoso seno, y sentía su pezón erecto entre mis dedos, pude ver perfectamente como sus dedos entraban y salían de su vagina, la cual tenía rasurada.
No pude aguantar más, me vine en ese momento, mi semen comenzó a salir y pude ver como el primer chorro calló sobre el pecho de mi prima, y este escurría por su seno, el segundo chorro alcanzó a chorrear su barbilla, y mi tercer chorro dio en su estómago, mientras mi prima no dejaba de arquearse y no dejaba de meterse los dedos, sus ojos miraban desorbitados como mi pene seguía escurriendo semen, sumamente excitados, sus dedos seguían moviéndose con rapidez dentro de ella, hasta que ella simplemente abrió la boca y sus ojos se pusieron en blanco.
Duramos así algunos minutos, hasta que ella se sacó los dedos de su short, y así húmedos se los limpió en mi pijama, se subió su blusa, sin ni siquiera fijarse en mi semen que aún escurría sobre ella. Se acerca a la puerta y me dice, “primo, no sabes como me encanta que vengas a mi casa”.
Mi prima acaba de abrir una puerta, y yo iba a aprovecharla.
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