La relación con mi hermana y mis sobrinas (VIII)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por jacosta.
Aunque Silvia nunca me habló de prohibirme o permitirme cogerme a Luci primero y a Floppy después, yo tenía la idea en mi cabeza, que eso crearía en ella, una suerte de celos creciente y por tanto, un nuevo motivo de preocupación. Y luego de una oportunidad en la que cambiamos la penetración por la paja, fue Silvia que me pidió si la próxima vez que lo hiciéramos, podíamos sumar a las chicas, cosa que naturalmente yo acepté.
Fue un sábado como tantos, a media tarde, que volvíamos de las actividades deportivas en el club y ya en el viaje se largó una lluvia torrencial. Luego de comer algo, les dije que tenía ganas de acostarme un rato. Floppy dijo que lo haría conmigo. Silvia tenía unas tareas que hacer y Luci quiso quedarse a hacerle compañía. Por tanto, con la chiquita nos fuimos a dormir a mi cama. Al subir y entrar a la habitación, comencé a sacarme la ropa, de la manera más natural, como yo solía hacerlo y como Floppy me había visto hacerlo muchísimas veces. Ella también se quitó la remera y el shortcito que tenía puestos, así como las zapatillas y las medias. Yo ya estaba desnudo y me iba metiendo a la cama y ella me preguntó si también podía quitarse la bombachita, a lo que yo accedí.
Una vez dentro de la cama, comencé a hacerle caricias y mimos diversos, que ella recibía y devolvía hacia mi. Naturalmente, estaba muy excitado y ella podía darse cuenta fácilmente. Nos abrazamos, sin dejar de tocarnos y poco a poco, nos fuimos quedando dormidos.
Un rato mas tarde, Floppy se despertó, pero todavía estábamos abrazados. Fue entonces que me dijo: “Papi, tengo ganas de hacer pis”. Yo también me desperté y le dije que la llevaría al baño, cosa que ella aceptó con agrado. Así desnudos como nos habíamos acostado, la tomé en mis brazos y la llevé al baño. Pero en el camino se me ocurrió hacerle una proposición: “Amor, tu quieres hacer algo que a papi mucho le gustaría?”, le pregunté. Y ella me respondió: “Si, pa. Lo que más quiero es hacer lo que a ti mas te guste”. Y yo seguí: “Y te animarías a hacer pis, sobre la cara de papi?”. Ella se sorprendió de mi pedido y me dijo: “Si a ti te gusta, y no te enojas, claro que me animaré”.
Llegamos al baño y fuimos directo a la ducha. Yo me acosté boca hacia arriba, en el piso y ella se sentó sobre mi cara. Le dije que estaba pronto y que ella podía empezar a hacerse pis, cuando quisiera. Pero naturalmente le costaba. Yo la estimulaba con sonidos como "piiiishshshshs, piiiishshshshs". Pero ella seguí sin poder hacerlo. Le dije que se hiciera a un lado y me paré, para abrir la lluvia y volví a mi posición sobre el piso, para que ella volviera también. La caída de la lluvia de la ducha, si la estimuló a orinarse y con un pequeño chorrito primero, pero que fue creciendo después, se orinó sobre mi cara. Aquella meadita, cayó sobre mi rostro como la mas hermosa y exquisita bebida.
Tenía toda la tibieza y toda la dulzura de la personita de quién provenía. Yo correspondí mi agrado con caricias al cuerpito de Floppy. Cuando ella había acabado todo el pis que tenía, se acostó sobre mi, pero mirándonos cara a cara. Nos besamos y nos hicimos caricias, hasta que la volvía abrazar y me fui parando, para continuar con la ducha. Era la ducha que le debía, luego de ella haberme visto hacerlo con su madre primero y con su hermana, después. Tomé gel en mis manos, para pasarle por su cuerpo y ella también lo hizo para pasarme a mi. Cuando todavía nos estábamos duchando sentí la voz de Silvia y le advertí que estábamos en la ducha.
Poco después, la puerta se abrió y la vimos entrar. Floppy miró a Silvia con cara de satisfacción y su madre le correspondió de igual manera. También entró Luci, para vernos a Floppy y su papi-tío, mientras se bañaban. Pero tal como Luci siempre le decía, Floppy no sabía guardarse nada. Y allí mismo, lanzó: “Yo hice lo que papí me pidió, porque mucho le gustaba”. Silvia se lo imaginó, porque mas de una vez se lo había pedido. Pero Luci no tenía idea de que se trataba. Y empezó a preguntar. “Papi me pidió que le hiciera pis en la cara y yo lo hice” lanzó Floppy. Luci y Silvia se miraron y se rieron. También lo hice yo. Porque para Floppy aquello significaba poco más que ganar uno de los campeonatos mas difíciles del Club y levantar la copa con que se premiaban.
“Bueno, dijo Silvia, cuando terminen la ducha, se visten y bajan. Con Luci hemos preparado la cena, porque con esta noche tan adversa en lo climático, no se puede salir a ninguna parte.” Y antes de cerrar la puerta y marcharse con Luci, le dijo a Floppy que se pusiera la ropa que dejaba sobre nuestra cama. Y se fueron.
Floppy y yo, seguimos unos minutos más, hasta quitarnos totalmente el gel del cuerpo y procedí a cerrar la ducha. Tomé las toallas y la comencé a secar. Cuando estaba totalmente seca, le dije que se fuera al cuarto, para empezar a vestirse. Luego me sequé yo y también fui al cuarto, para hacer lo propio. Flo se puso una bombachita con motivos infantiles, un shortcito de jeans, color celeste y una musculosa blanca, calzando zapatillas. Yo también me puse un jeans, pero azul y una remera blanca, con unas zapatillas rojas. Y juntos y tomados de la mano, bajamos a la sala.
Allí estaban Silvia y Luci, mirando la televisión. Nos hicieron lugar y los cuatro nos sentamos en el sillón largo, quedando muy juntos, aunque no apretados. Silvia y yo en los extremos, pero ahora Floppy junto a la madre y Luci pegada a mi. Lo que veíamos, era un programa de vídeos musicales. Luego Silvia se levantó y fue la la cocina para traer la cena. Con las niñas fuimos a la mesa, donde previamente la mamá y Luci ya habían preparado todo. Nos pusimos a cenar, conversar de temas variados, las ocurrencias que siempre tenía Floppy y algunas bromas que Luci le hacía muchas veces. Luego de un rato, Silvia tomó la palabra: “Yo estaba pensando, ya que llueve mucho, no podemos salir a ningún lado y mañana domingo, ni papi, ni las chiquis tienen compromisos, podemos irnos los cuatro a la cama y jugar hasta que nos gane el sueño. Que les parece?” Floppy y Luci se miraron y poco más que festejaban.
Silvia me dirigió una mirada cómplice, y también sonriente. “Bueno, contesten, les dije yo. Que les parece?”. “Si, eso es lo que queremos”, respondió Luci por las dos. “Y que vamos a hacer?”, siguió Floppy. “Bueno, siguió Silvia, para Ustedes que se fueron a dormir, serán todas sorpresas. Con Luci, ya estuvimos pensando algunas cosas”. Floppy volvió a su cara entre sorprendida e intrigada, pero tuvo que aguantarse. Ya había tenido una siesta, una ducha y algo más, con su papi y no podía estar en todos lados. Seguimos hasta acabar la cena y luego Silvia y las nenas, comenzaron a levantar todo. Yo me serví un whisky y me fui una vez más al sillón, donde volvieron la mamá y las niñas, cuando ya culminaron todo en la cocina. También se sentaron como estábamos antes de ir a cenar.
Mientras recorría canales buscando alguno que no llenara la atención, pasé por uno de los canales de adulto. “Deja ahí”, dijo Silvia. Se trataba de un trío lésbico. “Que hacen?” preguntó Floppy. “Se miman, se hacen caricias, se aman”, dijo Silvia. Pero son tres nenas”, acotó Floppy. “Si, habló Luci. Mamá y nosotras, no somos tres nenas? Y no nos hacemos mimos en la cama cuando papi no está?”. “Claro”, concluyó Flo. “Cambio de canal?”, pregunté. “No”, me respondió Silvia. La chicas en la tele, se seguían besando y lamiendo, chupando y dándose mimos, animadamente. Las chicas nuestras, miraban con atención y no con menos sorpresa. Yo, naturalmente, me excitaba. Eran dos rubias, una jovencita y otra madura y la tercera, también jovencita, pero morena. La mas grande, dominaba a las jovencitas. Les chupaba las conchitas y les metía los dedos, con el consentimiento y el goce de las chicas. Yo comencé a hacerle mimos a Luci, mientras Silvia lo hacía con Flo. Luego de un rato, Flo preguntó cuando nos iríamos a la cama y Silvia le respondió que en poco tiempo más. Y algunos minutos después, eso sucedió.
Fuimos apagando la tele, las luces, chequeando que las puertas estaban cerradas y emprendimos la subida hacia la habitación. Luci y Silvia, se reían. Seguramente recordando lo que habían planificado, mientras estaban solas y nosotros, Flo y yo, dormíamos y algo mas. Al llegar a la habitación, Silvia habló: “bueno, todos se quitan la ropa”. Cuando nos desnudamos, me dijo que me acostara en el medio de la cama y me pusiera boca arriba. En los extremos de la cama, teníamos unas cuerdas, que solíamos usar, ella o yo, para atarnos según fuera el caso. Silvia tomó una de las cuerdas y le dijo a las niñas que hicieran lo mismo y me empezaran a atar. Entre risas, las tres me hicieron su prisionero. Mi pija, que ya venía excitada desde abajo, se terminó de erigir notablemente. Silvia corroboró que los atados de las niñas estuvieran firmes. “Bueno, ahora les toca a Ustedes” dijo la madre y llevando sus manos a para atrás, se las ató con otras dos cuerdas cortas. “Que? Estamos presas con Papi?”, preguntó Floppy y Luci acotó “eso parece”. Silvia dijo: “El que está preso es papi, pero Ustedes no lo pueden tocar con las manos. Le pueden besar, pasar la lengua, recorrerlo con la boca, pero no tocarlo.”
Aquello causó en las niñas, sorpresa pero también agrado. Se pusieron de rodillas sobre la cama, una a cada lado mio y comenzaron a besarme y mirarse entre ellas, para saber que hacía una y la otra. Silvía, que era la única que tenía las manos libres, se arrodilló delante mio, entre mis piernas abiertas, pues un pie estaba atado a una pata de la cama y el otro, a la pata opuesta. Con sus manos, Silvia comenzó a acariciar mis piernas, desde los pies, y hacia mi pija. Suave y dulcemente, me llenaba de caricias, mientras Luci besaba mi zona abdominal y Floppy lo hacía en mi pecho. Poco a poco, Silvia comenzó a trasladarse como un reptil desde parte de la cama que da a los pies, hacia mi pija. Y al llegar a ella, la tomó con sus dos manos y la empezó a chupar. Las niñas la miraban. No era la primera vez que la veían hacerlo, aunque Silvia siempre se ingeniaba para sorprenderlas.
Recorrió la cabeza de mi pija con su lengua y luego, todo el largo de la misma, hasta llegar a los huevos. Hizo el camino inverso y repitió la operación una y dos veces mas. Luci, dejó mi abdomen y vino a darme besos en la boca. Flo se fue al abdomen y quedó muy cerca de su madre y mientras me besaba la panza y me recorría con su lengua, no dejaba de mirarla. Luci pregunto a su madre si podía poner su conchita sobre mi cara. Y la madre le contestó que siempre y cuando no soltaran sus manos de donde las tenían atadas, todo lo demás, estaba permitido. Luci puso una pierna a cada lado de mi cara y bajó su conchita hasta apoyarla sobre mi cara y mi boca. Yo le correspondí y la comencé a besar y le pasé la lengua, primero superficialmente y por la rayita y luego la fui metiendo dentro de su conchi. Silvia y Flo, seguían sobre mi pija. La madre me la tenía agarrada y la chupaba, y por momentos también se lo permitía hacer a Flo. Para mi, resultaba la prisión mas maravillosa del mundo. Esas donde uno desea fervientemente recibir una condena a perpetuidad, aunque el delito haya sido el más leve de la escala. Luego Silvia comenzó a pajearme, como ya lo había hecho otras veces. Y las niñas comenzaron a acercarse, porque la mayoría de las veces, eran invitadas por su madre a degustar de mi leche.
La niñas se pusieron de rodillas una a cada lado. Y Silvia les dijo que eran dos gatitas. Luci lanzó un “miauuu, miauuu” y entre risas, Floppy la imitó. Silvia continuó masturbándome. Me miraba, me sonreía y me largaba besos a la distancia. Yo la miraba, feliz y hacía como que atajaba los besos con mi boca. Silvia calculó que yo estaba por acabarme y me apretó fuertemente la pija. Luego dirigió la cabeza de mi pija hacia mi abdomen y aflojó la presión de su mano sobre mi pija, para largar un chorro de leche sobre mi abdomen que llegó hasta mi pecho. “Tomen la leche, gatitas, tomen la leche del gato papá”, dijo Silvia y la niñas entre maullidos, pasaban la lengua sobre la leche depositada en mi abdomen y pecho. Yo no podía no estremecerme y amagar a darme una vuelta y otra, aunque por las ataduras, no podía y tampoco quería, hacerlo.
Cuando aquel primer chorro de leche se terminaba, Silvia liberó uno mas, que hasta llegó a pegar en las mejillas de las niñas. Ellas largaron las carcajadas junto con Silvia y para mi, era hermoso todo aquello. Luego Silvia volvió a acercar su boca a mi pija y liberó uno de los últimos chorros de leche, en su boca. La tragó totalmente y lo saboreó, sin dejar de mirarme. Luego Floppy vino sobre mi y se sentó sobre mi pecho, mirándome a la cara y dejando su conchita muy cerca de mi boca. Silvia comenzó a tocar a Luci, haciendo caricias sobre sus tetitas y también en su cola, como hacía aquella chica mas grande sobre las mas jovencitas en la película del canal para adultos. Floppy fue también por los mimos de Silvia y se mostraban para que yo las viera, mientras me mantenían atado. Todo aquello sucedió sin prisa y sin pausa. No tengo idea de cuanto tiempo fue, pero si que fue algo hermoso.
Posteriormente se reunieron sobre mi, como si fueran el tribunal de las penas y Silvia le preguntó: “Ustedes creen que este prisionero debe ser liberado o todavía no?”. “Yo creo que todavía no?” dijo Floppy. “Yo creo que tampoco”, acotó Luci. “Yo creo que se ha portado muy mal y debe continuar en prisión” concluyó la madre. Mi satisfacción por el veredicto unánime, era total. Nada deseaba más, que seguir privado de mi libertad.
Silvia se fue acercando a las niñas y las fue liberando de sus ataduras en las manos. Queda libre Flo, dijo primero. Queda libre Luci, lo hizo después. Ahora tienen que ayudarme, porque debemos tomar algunas medidas disciplinarias con nuestro preso. Pero para eso, ataremos sus manos, para que deje la cama. Mientras las niñas me soltaban las manos, la madre me las volvía atar pero una con la otra, cual si tuviera esposas puestas. Cuando también liberó mis piernas, vino y me hizo levantarme y tomando mis manos atadas me hizo marchar hacia el baño. “Vengan conmigo, gatitas. Vamos a darle a este preso, una lección”, dijo Silvia y los cuatro nos fuimos al baño o ellas tres, me llevaron. Al llegar, Silvia me ordenó acostarme en el piso de la ducha, poniéndome boca para arriba, ahora con mis manos atadas adelante, sobre mi abdomen.
Silvia las miró y les dijo: “Yo tengo ganas de hacer pis y lo haré sobre nuestro prisionero”. “Yo también”, le siguió Luci. Silvia se puso de cuclillas sobre me cara y poniendo su mano sobre su concha, empezó a mear y su pis, caía sobre mi cara. Yo hacía los mayores esfuerzos por tomar todo lo que más podía, aunque alga bañaba mi cara y terminaba en el piso de la ducha. Luci vino también sobre mi y le preguntó a la madre donde lo hacia. “Ponte ahí”, le dijo Silvia. Luci puso cada pié a cada uno de mis lados y también se agacho. Su conchita quedó encima de mi abdomen y donde estaban atadas mis manos.
Silvia le dijo que pusiera su mano sobre la conchita, para que los chorritos de pis cayeran sobre el prisionero. Luego de ver esto, también a Floppy le dieron ganas de hacer pis y se lo dijo a la madre. Silvia ya había meado abundantemente sobre mi, y se hizo a un lado para que Flo lo hiciera ahora. Luci le preguntó a Silvia si sus últimos chorritos podrían ir sobre mi cara y la madre le dijo que si. Floppy ocupó el lugar que dejó Luci y su meadita, también con la manito en la concha cayo sobre mi abdomen y en parte sobre mi pija. Mis carceleras, me estaban dando como condena el mayor de mis placeres. Cuando las tres meonas habían concluido, Silvia dijo que ya era hora de liberar al prisionero y bañarnos los cuatro juntos, para quitarme los restos de pis, a mi y también asearse ellas.
Fue un hermoso baño colectivo, donde ellas y yo nos pasamos el jabón mutuamente. Luego de una extensa ducha, comenzamos a salir para ir secándonos y volver a la cama. Así, nos volvimos a acostar, las niñas al centro, Silvia y yo a los costados y sin dejar de tocarnos, acariciarnos y mimarnos, nos quedamos dormidos. Aquella, fue otra maravillosa noche, donde como prisionero disfruté enormemente, igual que lo hicieron mis ocasionales carceleras.
(continuará)
Genial. Esta y la segunda parte son las que mas me gustaron.