La sorpresa de Camila

Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por lovelittlegirls.
Una semana antes de cumplir 18 años tuve mi primera experiencia sexual y fue con mi prima Valeria de 13; mantuvimos una secreta y apasionada relación de encuentros sexuales, donde aprovechábamos cualquier momento sin importar el lugar para entregarnos al más intenso y delicioso pecado incestuoso.
A los 17 años Valeria me da la noticia de estar embarazada de su novio y se casaron por presión de sus padres.
Con dolor acepté que iba a comenzar una nueva vida y yo hice igual casándome 2 años después con mi novia de la universidad.

Durante 8 años no tuvimos contacto, hasta que al divorciarme vuelvo a la ciudad y me entero que recientemente también se había separado.
Por cosas del destino nos reencontramos en la casa familiar donde todo comenzó y esa misma noche, tuvimos sexo en la misma cama donde ambos perdimos la virginidad.
Inevitablemente retomamos los encuentros que ahora ocurrían en su apartamento donde vivía sola con su hija Camila de 8 años; puntualmente la visitaba todos los fines de semana y lo que comenzó como simples noches de sexo, terminó en una complicada relación amorosa.

No hubo lugar del apartamento que haya sido obviado para nuestras intensas sesiones, llegando a ser encontrados varias veces por Camila.
Nos acostumbramos a que nos espiara y una vez cuando embestía a Valeria por el culo, justo cuando me corro tuve contacto visual con la nena, mirándonos fijamente mientras chorros de semen llenaban a su mamá.

Por motivos de trabajo estuve dos semanas fuera de la ciudad, ya de vuelta, en el camino sólo pensaba en llegar directo y descargar con Valeria toda la libido acumulada.
Desde que pisé el apartamento y por más de 2 horas, tuvimos una fuerte discusión, cosa que ya era rutina, Valeria se encierra en su cuarto sin dejarme entrar; insistiendo que me abriera ya que no quería dormir en el sofá hasta que escucho a Camila asomada en la puerta de su cuarto, ofreciéndome compartir su cama.

Acepto la invitación y luego de una ducha me pongo el pijama y me acuesto junto a la nena, la creía dormida cuando con tierno tono me pregunta si estoy molesto y triste, le respondo que sí y ella se levanta y sale del cuarto.
Al quedarme solo cierro los ojos y pienso en Valeria y en las ganas que tenía de cojerla, Camila retorna y abro los ojos al sentir las manos de la nena buscando sacar mi pene y totalmente desnuda me mira, inmóvil por el impacto de ver el desnudo cuerpo de una niña le pregunto qué está haciendo; toma mi pene con ambas manos y me dice: “cuando papi peleaba con mami y lo dejaba fuera, él se quedaba conmigo y me decía que estaba triste; me enseño a hacer esto y lo hacía feliz”

Acerca su rosto sobre mi pene y dejando caer saliva de su boca comienza a masturbarme, sus pequeñas manos se movían con notable experiencia y al instante logra producirme una intensa erección.
Acercándose de nuevo a mi palpitante pene, murmura: “Este es más grande” y acto seguido soy invadido por la sensación que me produjo la pequeña Camila, al metérselo hasta la mitad; manos y boca en un delicioso ritmo me llevaron a los niveles más altos de gozo, hasta que no pude aguantar y el rostro de la nena recibe los fuertes y abundantes chorros de semen que brotaron de mi pene.

Sin mirarme ni hablarme Camila se limpia y acuesta a mi lado.
Antes de quedarme dormido la abrazo y me doy cuenta que había tenido el orgasmo más intenso de mi vida, gracias a esa nena.