La tentación fue muy grande (Como comenzó todo).
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por juandeldiablo1957.
A principios del mes de marzo recibí una llamada de mi hija Karla que era la mayor, anunciándome que iba a pasar la semana santa una de mis hijas, no me dijo cuál, pero me pidió que estuviera pendiente de su llegada, buen yo le dije, ahí me avisan para esperarla el día y a la hora indicada.
Pasaron los días, un día ante de que ella llegara, su madre me llamo, para decirme a qué hora iba a llegar para qué la fuera a recoger, al otro día fui muy temprano al aeropuerto a recoger a mi hija la menor, la llamare Lina (así nos e llama.
Mi hija se había convertido en mi mayor dolor de cabeza, les diré, de pequeña, era una niña muy dulce e inocente, que sólo podría haber excitado a un degenerado.
Sin embargo, todo cambió cuando pegó el estirón.
Sus tetas crecieron, sus nalgas engordaron, se ensancharon sus caderas y sus piernas se pusieron gorditas, era un cromo.
Dejó de peinar y maquillar muñecas y empezó a hacerse todo eso a sí misma.
Su forma de vestir también cambió.
Ya no llevaba la ropa de dibujos monos que mi ex mujer le compraba durante tantos años, sino que se ponía pantalones entallados y camisetas que apenas cubrían su cuerpo y sobre todo, le entro la afición de andar de antro en antro, cosa que a mí no me gustaba y veía con impotencia que mi ex mujer no le decía nada, quizás para que la dejaran andar de cabrona.
Pero ella ya era mayor de edad y aunque yo reprobara esto, a ella no le importaba, así que demostraba su rebeldía llevándome las contras, además, de que era la única que era más cariñosa conmigo, tan es así, que ella es la única que desde chiquita me besaba en la boca, en ese tiempo no me gustaba, pero ahora me encanta.
Bueno, la vi a lo lejos, venia vestida con una especie de mallas con motivos gatunos, un suéter negro con cuello de tortuga de mangas largas y un chalequito de mezclilla de color azul, se veía muy bien, esas prendas le hacía mostrar sus atributos de mujer, unas hermosas piernas que terminaban en unas amplias caderas, coronadas con un par de nalguitas bastante paraditas, además de un par de meloncitos bastante grandecitos, estaban al tamaño justo, mi nena se caía de buena, verdad de dios, se notaba que también era aficionada al gimnasio al igual que su mama.
Durante el trayecto a la zona de taxis, venia platicando con ella, preguntándole como le había ido de viaje, en eso recibió una llamada, antes de contestar me dijo, espérame papito, se alejó un poco para contestar la llamada, alcance a oír que decía, que tal Keni, era su amiga, cuando se dio cuenta que yo estaba ahí, se adelantó un poquito, yo creo que quería un poco de más privacidad, solo alcance a oír, que ella le preguntaba, con una sonrisita ¿tú crees que quiera?, esto me intrigo un poco.
Durante el trayecto a la casa, íbamos platicando de nimiedades.
Al llegar a la casa, como traía mi cámara, le empecé a tomar fotografías, ella alegremente poso para mí, se veía muy bien con esas mallitas que traían puestas.
Entramos a la casa, ella me dijo, papito me voy a bañar y después me llevas comer, pidiéndomelo con esas voz melosa que tanto me gustaba, pues que le iba a decir, pues le dije que sí, después, subió corriendo a su habitación, como el baño que teníamos era uno solo y estaba colocado a un lado de mi recamara, necesariamente tuve que pasar enfrente de él, para mi sorpresa la puerta estaba semiabierta, no sé si esto fue a propósito, pero mi instinto de cazador y como un consumado voyeur, no quise dejar pasar la ocasión ver a mi hija desnuda.
Desgraciadamente, para poder verla bañarse, había que abrir demasiado la puerta, quise grabarla, pero no tenía la cámara a la mano, además si quisiera hacerlo, hubiera habido peligro de que me cachara en la movida, así que, me dispuse a darme un taco de ojo y la verdad como me lo di.
Lo que vi me dejo completamente cachondo, ella estaba de espaldas a mí, se empezó a quitar la ropa, pero lo hacía en una forma bastante lenta y cachonda, como si lo hiciera para mí o para alguien muy especial.
Primero se empezó a bajar las mallas muy lentamente, enseñando poco a poco las nalgas y una hermosa tanguita negra, que graciosamente se perdía en medio de sus hermosos cachetes, cuando las tenía a la altura de la línea de flotación, se agacho aún más para sacarse las mallas y la tanguita de un jalón, completamente, agachada como estaba, me mostro sus sabrosas nalgas desnudas y su rajita totalmente depilada.
Abrí un poco más la puerta, como me pareció que pasaba algo raro en la puerta y temiendo que me hubiera cachado en la movida, me separé de la puerta y fingí demencia, por si salía, deje pasar un momento y volví a asomarme, ya estaba totalmente desnuda de la cintura para abajo, lo que más me admiro, eran ver sus piernas largas y frondosas, las cuales terminaban en unas torneadas caderas, con dos pares de nalgas hermosas y grandes, estaba que echaba chispas mi reina.
Rápidamente se quitó el suéter y el chalequito de mezclilla, grata fue mi sorpresa porque no traía sostén, como estaba de espaldas, no le podía ver sus tetas, como si le hubiera dicho que se volteara, se dio la vuelta, al tiempo que se agarraba sus dos meloncitos y cerraba los ojos, que par de tetas tenía, no eran grandes, pero tampoco eran chicas, coronadas por dos pezones pequeños, que al verlos, me cruzo por la mente que se sentiría chupar esos ricos pezones, me tuve que retirar, tal vez, por la pena que sentía el ver desnuda a mi hija o tal vez porque tenía bien parada la verga, rápidamente me fui a mi recamara y me hice justicia con mi propia mano, no podía más.
La lleve a comer a un Vip´s cercano a mi casa, cuando regresamos, ella se fue a su recamara, mientras yo me puse a ver la televisión en la sala, al poco rato, bajo solo vestida con una camiseta larga, que le llegaba arribita de las rodillas, de inmediato note que no traía sostén, porque le podía ver a través de la telita el par de meloncitos que tenía y por supuesto sus pezoncitos paraditos, quizás estaban así a causa del roce de la camiseta con ellos.
Ella bajo con una Tablet en la mano y sin decir nada se sentó en el sillón que se encontraba frente de mí, levanto las piernas y las cruzo, lo que me permitió ver la tanguita que traía puesta, que a duras penas tapaba esa hermosa rajita que poseía, ese espectáculo me puso a mil, tan es así, que me tuve que parar e ir al baño para darme un baño frio, para ver si se me quitaban las ganas y los malos pensamientos con mi hija.
Lo que pasaba en la casa era un cuento de nunca acabar, todos los días la veía andar con ropa ligera, siempre se sentaba en una silla o en la sala con las piernas abiertas cuando yo estaba presente, o me daba besos cuando me encontraba con ella en el pasillo o me abrazaba por atrás cuando no había razón, siempre vistiendo con ropa ligerita, que no me dejaba nada a la imaginación.
Trataba de mantenerme ecuánime, a pesar de sentir que me hostigaba, no quería ver a mi hija con deseo.
Pero el deseo en mi era más fuerte cada día, sin querer, me imaginaba besar sus carnosos labios, soñaba acariciar sus senos y probar el dulce sabor de su rajita, sueños que después me dejaba un dejo de culpa.
Pero poseerla se había convertido para mí en una obsesión.
Una vez, que me quedé sólo en casa, fui al cesto de la ropa sucia y busqué una de sus tanguitas, la miré bien y vi que tenían una ligera mancha en la zona de la vulva, pensé que eran sus fluidos e hice algo que nunca he hecho, me la lleve a la nariz para olerla, me senté en el sanitario y me masturbé pensando que me comía su vagina, no me quité su tanguita de la nariz hasta que me hube venido.
Seguíamos en el juego del gato y el ratón, entre ella y yo, yo no sé, si ella lo hacía conscientemente, pero yo si estaba cierto del juego que estábamos jugando.
Sin embargo, nunca me atreví a tocarla y créanme ganas no me faltaron.
Nunca me permití llegar con ella más allá de un buen taco de ojo, como la tentación era fuerte, yo me salía de la casa con cualquier pretexto, para no quedarme con ella, hasta que una noche, sucedió lo que tenía que suceder o más bien, sucedió lo que ella quería.
Esa noche llegue más tarde de lo costumbre a mi casa, la casa estaba a oscuras, sin esperar más, me dirigí a mi recamara, me quite la ropa quedando solamente en calzoncillos, pase al baño y al salir, ella estaba ahí parada en medio de mi habitación, al verla ahí, sentí un corrientaso eléctrico que recorrió todo mi cuerpo, despertando en mi toda la lujuria que sentía por mi hija y que ella misma había provocado muy sutilmente.
Me quede maravillado con lo que vieron mis ojos, ella estaba ahí paradita esperándome, vestía una batita de color rosado, yo podía ver muy claramente el par de tetitas que tenía y sus pesoncitos parado por el roce de la batita.
No había que decir nada, así que, me abalance sobre ella la abrace, y la empecé a besar con locura, nuestras lenguas se entrelazaban en nuestras bocas, mientras mis manos recorrían con fruición su cuerpo, le agarre su par de nalgas, las apreté, las sobe y probé su dureza.
Sin dejarla de besar, le empecé a quitar su batita desde arriba, casi quedando completamente desnuda, ya que solo vestía una tanguita de color blanco
Ella me bajo los calzoncillos hasta los pies quedando hincada frente a mi verga parada, dio un peque saltito y me abrazo del cuello y me empezó a besar, era delicioso tener pegado a mí el cuerpo joven de mi hija completamente desnuda, sentí pegadas a mi torso su par de tetitas, empecé a jugar con ellas, rápidamente le quite su tanguita, quedando casi hincado frente a ella, jale una silla que estaba cerca y la hice que se sentara ahí, se acomodó en ella y abrió lentamente sus piernas, dejándome ver su hermosa vagina peloncita y toda rosadita, sin esperar a nada, así hincado me empecé a comer su tesorito, mi boca se pegaba a ella como lapa, mientras mi lengua exploraba cada rincón de tan rica conchita, así estuve por un buen rato.
Me levante y así sentadita le ofrecí mi caramelo, ella la agarro y de inmediato se la metió en la boca y me la empezó a mamar, al principio lo hacia torpemente, ya que una vez la raspo con los dientes, yo le dije, despacito nena, comete suavemente la verga de tu papi, al oír esto, me vio con sus ojos llenos de lujuria y sin decir nada me la siguió mamando, pero ahora, con mayor delicadeza, mientras lo hacía, yo mesaba sus cabella e empujaba su cabeza para que se tragara más verga.
Después de un largo rato, me volví a hincar entre sus piernas, ella seguía sentada en la silla, la cual para mi fortuna era bajita, ya que su vagina estaba a la altura de mi verga.
Así hincado le acomode mi verga en la entrada de su conchita y me la empecé a coger así, después de unas cuantas metidas, esa posición no era muy cómoda para mí, hice que cruzara sus piernas por mi cintura y me levante y en esa posición mientras le clavaba la verga camine por toda la habitación, cargándola y cogiéndomela al mismo tiempo, yo la agarba por las nalgas empujándolas hacia mí y ella me abrazaba del cuello para no caerse.
Como me estaba cansando, me senté en la silla y ella, así ricamente ensartada me empezó a cabalgar, yo empujaba hacia arriba y ella apoyando los pies en el piso empezó a incrementar sus sentones, mi verga en cada sentón se metía hasta al fondo en su rica conchita, yo aprovechaba para mamar, estrujar y sobar sus tetitas, ella me levanto la cara y me empezó a besar con pasión, al tiempo que me decía:
“Hay papito, no sabes cuánto deseaba hacer esto contigo, no sabes cuánto deseaba estar en tus brazos”, “hazme tuya, quiero ser tuya para siempre”, yo no le decía nada, solo empujaba hacia arriba con mayor velocidad, nuestras entrepiernas estaban empapadas por sus jugos.
Ella siguió empujando hasta que incremento la velocidad de sus sentones, vineándose profusamente, lanzando grititos de placer, diciéndome: “Así papito” Así, Así Así, Así papacito, mmm que rico esta esto” se quedó quietecita apoyada sobre mí, esto no me importo, la volví a cargar y la acosté sobre la cama, ella estaba como desmadejada le abrí las piernas y se la volví a meter hasta el fondo y la empecé a bombear lleno de pasión, en cada metida que le daba, ella me decía “dame más, dale más a tu puta hija, así, así, así, mas, mas, más”, esas palabras me excitaban más hasta que explote dentro de ella, cuando sintió le primer chisquete de mi leche: “Así, así, así, lléname de tu lechita” cuando oí esto, me di cuenta que no traía condón pensé salirme de ella, pero, todo estaba delicioso y me deje llevar, al terminar quedamos abrazados.
La besé tiernamente y le dije “te amo hija, ahora eres mía, eres toda mía y de nadie más”, elle em contestó mirándome a los ojos con amor, “te amo papo, me has hecho muy feliz, esto que paso entre nosotros siempre lo había deseado y quiero que sepas que fue muy ricio”, término, me abrazo y se quedó dormidita en mis brazos.
A la mañana lo volvimos hacer, nos bañamos junto y me la lleve a desayunar fuera.
Cuando comenzó todo fue hace 6 años, después ella se casó y a pesar de estar casada, cada vez que podemos nos amamos como siempre.
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