La tía Mari 3
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Salimos de la pensión tomados del brazo, la tía Mari tenia unas ojeras tremendas.
«Nunca había cachado tanto como hoy, me voy llena y rebosante de leche, gracias sobrino», me dijo pegando su cara a mi brazo, «si, yo también pase muy bien con vos», le dije pasando mi mano por su cabeza e intentando besar su boca.
«No sabes como me puja el chiquito, me lo haz dejado destrozado, pero me encanta tener tú cosa dentro de mi cola», me seguía diciendo mientras hablábamos.
Llegamos a la casa y estaba el esposo de la tia sentado en su sillón leyendo, «Mari, los chicos llamaron para decir que hoy no vienen», le dijo, nos saludamos y él siguió con su lectura.
Fuimos a la cocina y le agarré las nalgas a Mari, «y si subimos al lavadero y me la chupas?», le dije mordiendo su nuca y seguía apretando sus nalgas.
«Espera, deja que me cambie y subimos», me dijo llendo a su dormitorio.
Al rato sale con su ropa cómoda, sus ojotas, su pantalón corto y su camiseta sin mangas, me di cuenta que no llevaba sujetador, ya que sus enormes tetas se movían libremente debajo de su camiseta.
Le dijo a su esposo de ir con nosotros al lavadero que estaba más fresco que la casa y tomar unas chelas, el tío le dijo que no.
Subimos y nos fuimos a la parte de atrás del lavadero, le subí la camiseta y le empecé a chupar sus enormes pezones y a bajar su pantalón corto, manoseando sus enormes nalgas, «pero Fede, que me dijiste, que te la chupe o me quieres seguir cachando?, yo ya no tengo ganas de nada, estoy muy satisfecha», me dijo Mari, dejando que la bese, que la manosee, «es que me calentas mucho», le dije haciendo que me de la espalda, veía su cola, de nalgas grandes, llenas de celulitis, le empecé a pasar mi pija por entre sus nalgas, «agachate más Mari», le dije, «otra vez por el chiquito?, como te gusta cachar mi cola, haaaaaaa», terminó de decir Mari cuando se la empecé a meter por la cola.
Su ano estaba tan dilatado, tan abierto, que en dos embestidas la tenía toda adentro, «ufffff, me duele, pero me gusta», dijo Mari, agachando su cuerpo y abriendo todo lo que pudo sus nalgas.
Así como estábamos le saqué la camiseta, sus tetas iban y venian a medida que yo metía y sacaba mi pija de su cola, estire las manos y mientras le cogía la cola, le estrujaba las tetas, «hay sobrino, me tienes destrozado el chiquito, pero como me gusta como me cachas», decía Mari, gimiendo y estirando su cabeza para atrás.
«A mi me encanta cogerte Mari», le dije levantándola literalmente en la pija cuando se la metí todo lo adentro que pude.
«Me vas a partir al medio con esa cosa en mi cola», me dijo Mari, dando un fuerte quejido.
Mari seguía abriendo sus nalgas, dejando que le coja la cola, se la saqué y vi el tamaño que tenia su ano de abierto, y se la volví a meter toda de una, Mari daba unos gemidos tremendos, «nunca había cachado tanto por el chiquito como contigo», me decía tirando su cuerpo para atrás, haciendo fuerza con su cola para que le entre toda.
«Mari, ponete de rodillas que me la vas a chupar», le dije sacando mi pija de su cola.
«Si, la tia Mari le va a sacar toda la lechita con la boca a su sobrino favorito», dijo Mari arrodillandose frente mío, agarra la pija con su mano y se la metió en la boca, haciendo que ahora el que gima sea yo, sintiendo la humedad y el calor de su boca.
cuando la empezó a chupar.
Yo la miraba como le daba besos, la lambia toda, se la metía en la boca y movía su cabeza para adelante y para atrás, haciendo que mi pija entre y salga de su boca.
Yo gemia de placer, le acariciaba la cabeza mientras ella ronroneaba chupando fuerte mi pija, «la tía Mari le va a tragar toda la lechita a su sobrino?», le decía ahora moviendo yo mi cintura, metiendo y sacando mi pija de su boca.
Gemia, me movía más rápido, hasta que no aguanté más y me empecé a acabar en su boca.
Habíamos cogido todo el día con Mari, pero sentía como salían los chorros de leche de mi pija en su boca.
Ella ronroneaba sin dejar de chupar.
«Que delicia de leche tiene mi sobrino», me dijo después de tragar todo lo que le había dejado en su boca y lambia toda mi pija, sacando hasta la última gota.
Mari se quiso poner la camiseta y subirse el pantalón, pero yo no la dejé, al contrario, le hice sacar el pantalón y que siguiera bebiendo conmigo completamente desnuda.
«Tú me haces hacer cosas que nunca en mi vida imagine hacer, tragar tú leche, tomar chelas toda desnuda, ponerle los cachos a mi esposo y que tú se los pongas a mi sobrina, pero me vuelves loca y no puedo decirte a nada que no», me dijo pasando el vaso y seguimos bebiendo y yo manoseando a la tía Mari.
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