LA VECINDAD: Mi novia Liliana
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
De nuevo hola a todos.
Tratare de contar otro episodio de mis aventuras sexuales, cuando vivía en aquella vecindad a donde mis padres se mudaron. Tendría yo unos 17 años, sino mal recuerdo.
Como relate anteriormente, el lugar era una vecindad de varios cuartos y mis progenitores tuvieron a bien rentar dos de ellos. En uno se ubicaron papa, mama, una hermana de 9 y mi hermanito más chico y en el otro nos instalamos mis dos hermanas, un hermano y yo. Teníamos la privacidad para hacer de las nuestras, como bien relate antes.
Nos habíamos establecido de la mejor manera. Mis padres trabajaban, nosotros estudiábamos, unos en el turno de la mañana y dos en el turno de la tarde. Por conveniencia creo, a mí y mi hermanita de 11 nos toco ir de tarde.
El día de mi historia, era como eso de las 10:30 en una mañana cualquiera. Mi padre estaba en casa, en su cuarto. Este daba acceso a la calle principal, mientras que el nuestro solo hacia el interior de la vecindad. Parecía como si no hubiese nadie, al menos mi padre no daba señales de vida.
Yo me entretenía en cosas cotidianas, mi hermanita a saber donde andaba jugando con otras nenas de su edad o quizás coqueteando con algún muchachito vecino, la cuestión es que no estaba.
Como bien dije yo estaba en el patio, y me dirigí al portón principal. Llegue a ver a la calle sin importar que. Uno que otro carro y gente que caminaba de un lado a otro, lo normal de un día sin importancia. Pasaron los minutos y como autómata decidí entrarme, pero algo me detuvo. De repente vi a Liliana, una chica preciosa de cuerpo escultural, morena, buena estatura y simpática. De risa sincera y cara sexi.
Desde que llegamos al lugar, coqueteaba conmigo. Según decía, yo era su novio. No había escapado el hecho de habernos besuqueado en alguna esquina o rincón oscuro, ocultos para no delatarnos ante nuestros padres. Aunque yo era adicto al sexo, no había logrado pasar de mero noviecito de infancia.
La vi caminar hacia donde yo estaba, mas no parecía haberme visto. Iba de prisa, pero no descuidaba voltear ver hacia atrás como escondiéndose de alguien. Observe pararse, se llego a la puerta de la casa de mis padres y toco apresuradamente aunque no muy fuerte. Giraba sus ojos de a ambos lados de la calle, parecía querer no descubrirse y repitió sus golpecitos a la puerta, siendo en este momento cuando descubrí en sus ojos que había tenido éxito, de una vez desapareció su esbelta figura en el interior de la casa donde yo sabía solo estaba mi padre.
Con miles de ideas en mi cabeza me dirigí al patio de mi casa, decidí averiguar qué pasaba pues desde ahí también se tiene acceso a donde ella había entrado. Sigiloso me acerque a la puerta, estaba entreabierta, podía escuchar risitas y el hablar pausado de mi padre con la que hasta hoy era mi novia. Hablaban muy despacio, casi imperceptible hasta donde yo estaba, pegue mi oído lo mas que pude y me mantuve quieto, quiera saber el objeto de aquella visita tan inesperada.
Casi no oía nada. O hablaban tan quedito o solo eran susurros, mi padre era el que más alto emitía sonidos, parecía estar saboreando algo, pues sus palabras aparentemente le venía desde mas allá de la voz, según se escuchaba provenía desde el interior de su estomago jajaja.
Me acerque lo más que pude, oyendo claramente cuando mi papa dijo:
– Que bonita “pepa” tienes muñeca. Estas mojadita, déjame chuparte esa cosita, que labios tan bonitos, negros y gordos. Te aseguro que acá te cabe una buena verga.
Mi novia no contesto y yo no creí haber escuchado bien. Como pude me deslice hasta ubicarme en un punto donde pude ver a satisfacción la escena. Liliana estaba en la cama, vestida aun pero con sus ropas levantadas. Sus bien formadas piernas se descubrían ante su falda arrollada, estaba abierta en posición que denotaba sentirse cómoda ante las caricias de mi progenitor en sus partes íntimas. Todavía conservaba su calzoncito, color blanco especie hilo. La prenda le quedaba perfecta acentuando esa hermosa figura que la hacia la más deseada de la vecindad.
Mi padre aun con sus ropas estaba recostado en la cama, ella completamente abierta y dándole el espacio justo para que él le mamara todo lo que quisiera. Veía como mi hoy competencia le aparto hacia un lado su prenda intima y le empezó a lamer su chocho, de arriba abajo, por encima de sus labios, los encajes, todo. Pude observar como le introducía un dedo para luego sacarlo mojado y lamerlo el mismo, volver a meterlo y ofrecerlo a Liliana. Esta tiraba su cuerpo hacia atrás mientras cerraba sus ojos, gemía y se contorsionaba, parecía estar disfrutando aquello que estaba y le estaban haciendo.
La vi recibir el dedo mojado en sus partes y lamerlo.
– Veo que tienes estilo para mamar – dijo mi padre-. Déjame saber que puedes hacer – repitió mientras se dirigió a su cuello para lamerle eróticamente. Estas riquísima negrita, te juro que te voy coger como a una puta.
Desde mi escondite veía a mi novia y mi padre colocado entre sus piernas, este mientras le acariciaba el chocho la besaba apasionadamente, ella simplemente le correspondía, aunque podía ver en su cara gestos de estar siendo presa de una gran excitación, movía sus caderas de arriba abajo y abría su boca emitiendo ayees que parecían de gusto.
Mi padre le sobo las tetas por encima de su ropa, luego la tomo de su cintura y hábilmente la levanto para quitarle su blusa, como no tenia prenda interior fácilmente descubrió unos perfectos pechos, no grandes pero tampoco chicos. Duritos y con una aureola más oscura que la misma piel de mi novia, los cuales mi papa llevo a su boca y chupo con fuerza y hasta con algo de locura, uno en su boca y otro en su mano, apretándolo y haciéndole caricias en su pezón.
Liliana estaba casi desnuda, por lo que mi padre tuvo a bien quitarle sus últimas ropas. Luego él se bajo de la cama y casi presintiendo que mi novia pudiera escapar se deshizo de sus pantalones, su camisa. En total desnudes se dirigió el lugar donde estaba la cabeza de Liliana y le dijo:
– Bien Nena, quiero cogerte primero por la boca. Abre esa trompita que ahora tienes que tragarte esta cosita que ha hecho tan feliz a muchas putitas como tú.
Vi, pude ver su verga aun sin parar. De mediano tamaño, aunque gruesa, negra y rodeada de pelos. La cabeza completamente descubierta y muy acompañada de unos enormes huevos cubiertos en su bolsa que se balanceaban ante el ritmo que mi padre ponía. Vi a mi padre colocarse parado con la verga frente a la boca de Liliana, luego recostarse sobre ella apoyando sus manos en la cama para luego introducirle toda su tranca en la boca, empezando a culear como si la estuviera cogiendo. Liliana quedo cubierta de su cara por mi padre, su cuerpo quedo libre y mientras mamaba abrió mas sus piernas y empezó a acariciarse su chocho, lo hacía fuertemente, rosando sus dedos por encima, aunque de vez en cuando se introducía un dedo, luego dos, se tocaba el cliptoris ante lo que reaccionaba como si descargas eléctricas invadieran su cuerpo.
Yo por mi parte aunque impresionado por el momento e incrédulo a la vez, estaba empalmado. Sin pensarlo siquiera había metido mis manos bajo mis pantalones y pajeaba suavemente mi miembro, la escena era tal que sentía como si hubiese estado en esas ocasiones en donde estas con tu novia y después de tanto tocarla ella no te da nada. Mis huevos y hasta mi estomago me dolían.
Seguí observando. Liliana pareció haber llegado a un orgasmo con sus toqueteos en su chocho, mi padre levanto su cara y viéndola gozar dijo:
– Bien nena, veo que estas caliente. Espera mi verga, que ahora te voy a penetrar, vas a sentir como te rompo esa cuevita que solo quiere gozar.
Mi padre saco su miembro de la boca de mi novia, camino rumbo a donde yo estaba y parándose quedo frente a Liliana. Su verga estaba completamente parada, de unos 20 cm pero tan gruesa que no alcanzaba a rodearla con su mano, la cabeza era hasta desfigurada.
– Ven para acá, me voy acostar boca arriba. Tú te sientas sobre mí, pero mirando mis pies. Quiero ver como te metes este pedazo de carne, a ver si con ese cuerpazo que tienes no lloras jajajaja. Putita de verdad que eres una delicia – le dijo-.
Pude ver que hicieron lo indicado por mi padre, el se acostó y ella se coloco como le habían dicho, la vi bajar lentamente mientras le veía sus lindos pechos duros, vi aproximársele aquella verga a su chocho, y como mi padre le empezó a restregar la cabeza en sus labios vaginales para luego empujarle suavemente. Con dificultad y ante los gemidos de mi novia la vi tragarse los primeros centímetros, ella misma marcaba el ritmo, subía y bajaba, luego aspiraba aire y decidida se dejaba caer para meterse otro pedazo. Yo creo que se tardo varios minutos hasta estar completamente empalmada, y digo creo porque yo estaba tan excitado que me retire a mi cuarto con la buena suerte de encontrarme a mi hermanita.
– Hola chiquita – le dije-. Quítate los chones porque alguien está enojado y quiere pelear con tu cosa.
La pequeña sonrió sabedora de que eso significaba que íbamos a coger. Sin preámbulos nos tiramos en la cama y casi de inmediato empezamos la acción. De entrada la puse a mamarme los huevos, luego le metí un par de dedos hasta lograr que se lubricara con sus líquidos, luego la subí sobre mi y la penetre con furia, con ganas, con deseos de que aquella vulva fuera la que ahora mismo estuviera disfrutando mi padre en el cuarto contiguo. Mi hermanita parecía desconcertada, creo que me desconocía ante las anteriores cogidas que habíamos tenido, pero rápidamente agarro el ritmo y en cuestión de tiempo me hizo acabar en su interior. Se zafo de mi instrumento y empezó a lamer toda mi leche hasta dejarlo limpio.
– Robert – me dijo-, porque terminaste tan rápido. Yo todavía tengo ganas, no he sentido rico como cuando me haces sentir mujer.
– Si Bebita, báñate y lo volvemos hacer. Solo dejame terminar de ver algo, vale.
– Pero lo hacemos, quiero que me des por el culito como ayer. Me gusta que me metas toda esa cosa que es solo mía – dijo mientras tocaba mi verga-.
Ya aliviado me dirigí de nuevo a mi escondite, mi padre y Liliana seguían cogiendo. No sé si sería su segundo polvo, pero hoy la tenia de perrito, podía ver como sus pechos se balanceaban ante los empujes de mi padre. Aun con la gravedad seguían firmes.
Mi papa apoyaba sus manos en su cadera y empujaba fuertemente su verga contra mi novia, ella sudaba y gesticulaba denotando gran placer, su cabellera descompuesta se balanceaba cubriendo un poco su cara, ese rostro que siempre emanaba sonrisa hoy solo me mostraba pasión y lujuria de estar siendo cogida por una buena verga.
Oí bufar a mi padre, lo vi cabalgar más rápido y resoplar de cansancio.
– Bien mi amor, déjame acabar en tu boquita.
Acto seguido los vi desenchufarse y mi padre coloco su verga frente al rostro de Liliana empezando a masturbarse frente a ella, mientras esta también se toqueteaba su chocho salvajemente. Ella sentada en la cama, el parado en el suelo. Pude saber que ambos terminaron en un tremendo orgasmo, ella termino cubierta de semen ante los chorros de mi padre sobre su cuerpo. La vi sonreír llena de pasión y dirigir su boquita a la tranca que se había comido, diligentemente la limpio hasta dejarla completamente sin rastro de liquido alguno.
Ya más tranquilo mi padre hablaba:
– Sabes negrita. Eres buena cogiendo, te has ganado de buena manera estos pesos – le dijo- mientras sacaba de los bolsillos de sus pantalones un rollo de billetes.
La vi dárselos, luego halarla hacia si para estamparle un profundo beso en la boca, desapartándose mientras le daba una caricia en forma de nalgada en sus impresionantes caderas.
– Nena, cuando cojas con mi hijo acuérdate de esto eh. Si, recuerda que antes que él te penetre te comiste mi verga, que fui yo quien te hizo sufrir de gusto, que te hizo correrse como degenerada jajajaja.
De verdad me encantaría saber que mi hijo te coge, aunque deberías de darle tiempo, porque me falta darte por el culo y de repente hasta hacer un trió con un amigo que tiene una verga que recordaras de por vida. Yo te aviso, y un favor. De esto a nadie, no quiero tener problemas con mi mujer, ok.
Liliana sonrió y ya vestida se aproximo a mi padre y lo beso tocándole pícaramente la verga , para luego decirle:
– Usted me avisa, y no se preocupe. Robert está muy chico para mí, talvez mas adelante hagamos algo, pero ahorita solo podemos ser novios jijiji.
Esa frase llego como saeta a mi cabeza. ¿Cómo? – Pensé-, pero si esta puta solo tiene 16 años, uno menos que yo. Bien, así que solo novios, está bien veamos que pasa mas adelante.
Salí de mi escondite y me dirigí a mi cuarto, ahí me esperaba un bomboncito ya en la cama y yo tenía que cumplir hasta saciarla según me había comprometido hace un rato. Como era segundo polvo en el día cogimos hasta que llegaron nuestros hermanos de la escuela, a eso del medio día todavía estábamos dándonos placer, lo que despertó que estos se nos unieran. Ese día falte a la escuela.
Liliana siguió siendo mi novia eterna, esa que nunca llego a exigir nada y yo tampoco le exigí nada. Aunque no puedo precisar, pasaron muchos años hasta que me la cogí sin volver a repetir, según supe antes había sido amante de mi hermano menor.
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