LA VECINDAD: Mi padre otra vez de protagonista
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Hansolcer.
De nuevo Hola.
Sin el ánimo de aburrir tratare de seguir contando otro episodio de las aventuras sexuales de mi familia en aquella vecindad donde vivimos hace ya muchos años.
Como relate anteriormente, descubrí que mi padre no era tan correcto como parecía. Sí, mi progenitor gustaba del sexo y en aquella ocasión le encontré mientras se cogía a mi novia por un puñado de dólares jajaja.
Recordaran que conté que mis hermanos y yo habíamos sido separados para asistir a la escuela, unos por la mañana y los otros por la tarde. Yo iba por la tarde junto a mi más pequeña hermana hoy de 12, a quien yo había tenido a bien incluirla en nuestras ya famosas sesiones de sexo entre hermanos. Las mañanas eran bien aprovechadas por mi hermana y yo, casi a diario le dábamos trabajo a nuestros cuerpos.
Este día en especial mi profesor no llego a clases por problemas de salud y no habiendo sustituto me despacharon a mi casa. Una alumna vecina se ofreció a llevarse a mi hermanita cuando salieran. Sin más me dirigí a mi casa, algo encontraría que hacer – pensé -. Ah, tendría toda la tarde para cachondear con Beatriz mi hermana, después de todo últimamente esta se había mostrado algo distante durante las noches, cuando desde que nos mudamos ella y yo prácticamente dormíamos juntos como “pareja”. Ha de ser su transformación de niña a mujer, recién cumplió 16.
Bien al llegar a la vecindad me encontré mi cuarto cerrado con llave. Algo extraño pues mi hermanay hermano raramente salían, deberían estar haciendo tareas o cogiendo. Abrí la puerta y nada, solo sus uniformes escolares y cuadernos. Han de estar en el cuarto de mis padres – dije para mí -, aprovechándose que ellos andan trabajando para hacer de las suyas. Como conté antes por ser una familia numerosa mi papa había tenido a bien rentar dos apartamentos (cuartos de vecindad).
Salí al patio tras quitarme mi uniforme y trate de investigar su paradero, nada. La vecindad parecía sola pues la mayoría de chavos de nuestra edad estudiaban casi todos por la tarde para no tener problemas por levantarse temprano. Me dirigí hacia afuera al portón principal pues el cuarto donde adivine estaban tenía acceso a la calle, al escuchar tras la puerta escuche gemidos de sexo, tal como los hacía mi hermana cuando tenía sexo. Regrese al interior para entrar por la entrada que ahí había y ciertamente la puerta estaba sin seguro, entreabierta. Pase por el cuarto que hacía de sala y me asome. Beatriz estaba completamente abierta sentada sobre el borde de un mueble que servía de guardarropa, su chocho en su máxima expresión a una altura de 1 metro, perfecto para que su hoy amante se pudiera meter entre sus piernas y darse gusto mamándolo a placer. Pude ver esa espalda flaca, ese culo enjuto de color moreno moverse mientras le daba lengua a mi hermanita, cosa que parecía elevarla a ella al estaxis por la expresión del rostro que tenia.
Estaba desnuda de la cintura para abajo sin calzones, y quien la estaba haciendo feliz que no era otro que mi padre, mientras chupaba su rajita le tocaba los pechos rudamente. Metía su mano por arriba de su blusa y los apretaba:
– Que ricos melones mi niña.
Veo que tus noviecitos no te los han aguadado mucho. Esos inexpertos solo se han de limitar a meterte la verga no.
Porque a luces sé que tienes ratos de comer polla y desde el primer día que te cogí pude ver saber que tienes ya varias millas de recorrido jejejeje.
Me moví para tener un mejor Angulo y pude ver la cama, solo las ropas de mi padre. Más allá parecía haber alguien más pero desde donde yo estaba no lo podía ver pues mi ubicación no era lla óptima. Como pude me ubique de mejor manera y pude ver, era el compañero de trabajo de mi padre. Un tipo de su misma edad 50 o 51, de piel blanca e igual de flaco.
Don Emiliano estaba sentado en una silla a escasos metros de donde hacían sus cosas mis parientes, estaba vestido pero sobaba su entrepierna rítmicamente. Parecía excitado pues había tirado su cabeza hacia atrás y gemía. Mi padre continuaba y quizás aburriéndose de lo que hacía le ayudo a mi hermana a quitarse sus últimas ropas. La vi quedar entre los dos hombres e irse a sentar al borde de la cama a indicación de mi padre cuando le propino una pequeña palmada en sus nalgas. El se acerco a ella y le puso su polla enfrente y le ordeno que mamara. Para ayudarle el mismo le sujetaba la cabeza para lograr empujarle más profundo su buen pedazo de carne. La verga de mi progenitor en realidad no es grande: 19 o 20 pero si gruesa como pocas.
Beatriz parecía encenderse al verse cogida por la boca pues la vi buscarse su chochito y empezó a manosearse con sus dedos.
– Ves Emiliano – dijo dirigiéndose a su amigo – mi niña quiere verga. Ya preciosa, paciencia que tenemos toda la tarde y hoy será diferente.
Tendrás la oportunidad de comerte otra polla que no sea la mía.
Su amigo se limito a sonreír y siguió toqueteándose por encima del pantalón. Paso el tiempo y el mismo se quito su camisa y dejándose caer en la silla carraspeo y le hizo una seña a mi padre, quien pareció entenderle bien pues enseguida saco el miembro de la boca de mi hermana para luego ordenarle que se fuera donde su amigo. Ella quedo en posición de perrito sostenida en las piernas de Don Emiliano, mi padre se coloco detrás y después de ensalivarle la entrada de la vagina le hundió de un solo golpe toda la verga. Beatriz aunque acostumbrada a coger desde los 11 conmigo no pudo ocultar que tener ese pedazo de carne en su interior le causaba cierta molestia, pero pareció acostumbrarse rápido y empezó a moverse como solo ella podía. El amigo de mi padre mientras tanto se había desabrochado sus pantalones y se paro para bajárselos un poco hasta quedar otra vez sentado. Su verga era de miedo, quizás unos 30 o más cm, gruesa y con una tremenda cabeza. Mi hermanita a duras penas podía introducirse un pedazo mientras le mamaba semejante pedazo de carne.
– Ya habías visto verga así bebe – pregunto mi padre -.
– Um um um um – dijo Beatriz atragantada -.
– Pues aprovecha que estas ocasiones no son de todos los días jajaja
Los ojitos de mi hermana parecían desorbitados quizás de pensar que sería penetrada por ese miembro gigante o por la cogida que estaba siendo objeto, porque mi padre la embestía con toda la brutalidad de hombre que quiere meterle hasta los huevos a su hembra. Ella seguía fiel a lo aprendido, dar y recibir placer en el sexo.
– Acuéstate en la cama – dijo mi padre -.
Ella lo hizo y el la tomo, ahora en posición de misionero. Don Emiliano se quito por completo sus pantalones y se dirigió hasta donde ellos cogían para ofrecerle la verga en su boca. Astutamente la habían colocado de tal manera que la cabecita quedara al borde, la verga de ese señor era de mayor dimensión que todo el rostro de mi hermana. Ella gemía de placer.
Las enjutas caderas de mi padre se dejaban caer sobre mi hermana, por el galope que tenía podía adivinar que estaba a punto de acabar ya que bramaba como perro en celo. Sus bolas chocaban contra las caderas de Beatriz y su palo se había dilatado mostrando que las venas de su pinga ya no soportaban.
– Ah Que rico coges mi hijita – grito – sacando su instrumento con la cabeza brillosa y el agujerito dilatado.
Beatriz se había contagiado con el placer de su progenitor. Gritaba y pedía que le diera más duro, estaba descompuesta, su encorvada sin tocar la cama. Pude ver su chochito dilatarse y empujar violentamente como queriendo encontrarse con los huevos de mi padre.
Él le saco la verga y empezó a masturbarse delante de ella. Le hiso una seña a Don Emiliano y este se acercó hasta llegar a su miembro y en un dos por tres se lo metió en su boca. El puto se la mamo hasta que mi padre doblo su espalda hacia atrás y grito que se venía. El tipo se tragó el semen casi de completo sacando la lengua como mostrando que no tenía nada, sonreía complacido como agradeciendo a mi padre
Emiliano volvió a la silla donde había estado tiempo atrás y empezó de nuevo a masturbarse. Como Beatriz seguía en la cama fue mi padre quien la tomo de la mano y la llevo hasta donde este estaba. Le indico que se subiera en sus piernas quedando a horcada sobre el inmenso mazo que tenía por verga. La cara de mi hermana parecía dudar si dejarse coger, mas como Don Emiliano la había tomado por las caderas, ella misma se colocó la cabeza en la entrada de su vagina y empezó el descenso. Desde mi posición podía ver como ese gran miembro se introducía lentamente en el interior de Beatriz, el rostro desencajado de ella mostraba que no estaba preparada para recibir semejante pedazo de carne. Cuando hubo llegado a la mitad al parecer tuvo un orgasmo, pero no bajo más. Se levantó y desde ese punto empezó a galopar como si le fuera la vida en ello. Mi padre observaba complacido y se tocaba los huevos, estaba empalmado de nuevo.
La cogida de Don Emiliano a Beatriz era bestial, el mismo la ayudaba a levantarse y dejarse caer. Por más esfuerzo que mi hermana hizo no pudo meterse la mitad que todavía quedaba fuera, era mucho el grosor. Las tremendas bolas de Don Emiliano se balanceaban como campanas. Fue mi hermana quien al parecer llego de nuevo al clímax sexual, espesas gotas de sudor resbalaban por su espalda y su pequeña boca apenas emitía gemidos, cerró los ojos y se zafo de la verga que la hacía feliz y grito como nunca la había visto en los 5 años de verla coger.
– Apártate cariño –dijo mi padre -. Déjame terminar el trabajito.
Beatriz regreso a la cama y ahora fue mi progenitor quien se sentó en la silla. El amigo de mi padre parecía conocer su rol en el juego, pues echándose saliva en su mano se unto el ojete del culo, seguidamente se dirigió donde lo esperaba mi papa y le mostro ojete. Seguidamente se puso a horcadas sobre la verga que este le ofrecía y de un solo se dejó caer comiéndose hasta el último centímetro. Se quedó quieto y empezó a cabalgar como hace unos minutos lo hacia mi hermana, esta mientras tanto los observaba desde la cama.
Cogieron rico por minutos, mi padre dándole verga y Don Emiliano subiendo de arriba abajo. Su pene empezó a secretar más líquidos y demostrando una gran excitación pego un alarido seguido de chorros de semen de su verga. Creo que mi padre acabo dentro de él, pues lo vi apretar a su amigo de la cintura para luego quedarse quieto mientras suspiro profundamente. Ambos estuvieron inmóviles hasta que los despertó los jadeos de Beatriz quien tocándose y viéndolos coger se había excitado de nuevo.
Mi padre y Don Emiliano se levantaron con sus miembros ya flácidos, se besaron y luego se dirigieron a la cama. Mi hermana le mamo sus vergas mas no volvieron a coger.
– Ya mi niña – dijo mi padre -. Emiliano y yo tenemos que trabajar. Ve abañarte y has tu tarea.
Sabes que esto lo vamos a estar repitiendo a menudo. A lo prometido – le dijo -, saco unos billetes de los pantalones de Emiliano y se los dio.
La vi dirigirse rumbo donde yo estaba, pero pude salir y llegar al patio sin que ella me viera. Traía sus ropas en la mano, saco su cabecita y viendo que no había nadie corrió hacia el baño. Oí que se duchaba para luego dirigirse hacia el cuarto.
Yo me quede fuera cavilando que hoy sabia el motivo del porqué del alejamiento de Beatriz, era la amante de mi padre. Entendí que como cogía en la tarde tenía razón de sobra para estar cansada, respetaría su decisión, pero hoy me perdonaría porque de verla en acción hace un momento me tenía con los huevos repletos de semen y era necesario evacuarlos.
Para mi suerte en ese momento apareció mi hermanita que también no recibió clases, me sonrió feliz y nos dirigimos adentro. Ya en el interior nos desnudamos ante el asombro de Beatriz quien todavía estaba semidesnuda.
– Parece que hoy todos andan calenturientos – dijo –
– Es que algunos estamos a dieta – dije sarcásticamente -. Le guiñe un ojo para susurrarle al oído. Sé porque estas cansada, pero puedes unirte si quieres.
Aunque lo hizo en su mayoría me dedique a romperle el culito a mi pequeña hermana. Cogimos todo el esto de la tarde hasta que llego mi madre quien nos encontró haciendo tareas como buenos niños.
Sabíamos que ella conocía nuestro secreto. Ella misma le daba condones a Beatriz para evitar un inesperado embarazo.
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