La vida de un putito 1
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por putitopasdf.
Que yo recuerde siempre me han gustado los hombres.
Desde muy chico (como a los 7 años) inventaba excusas para bañarme con mi padre (sí, también a la vista del mundo soy un enfermo). Me fascinaba verle la verga colgando, prieta con huevotes y peluda, buen tamaño. Gracias a la pornografía me había forjado la idea de que las vergas chiquitas no existían, solo la de los niños. Recuerdo que cuando mi padre llegaba borracho me le quedaba viendo mientras estaba tirado en la cama, totalmente dormido mientras imaginaba lo que podría hacer en ese estado de inconsciencia. Yo sabía que los borrachos despertaban con dificultad pero no me atrevía a hacer nada. En mi cabeza maquinaba las excusas que daría si se despertaba y me veía haciendo algo. La primera vez que me atreví a hacer algo llego borracho, estaba totalmente desnudo. Le hablé para verificar si realmente no se despertaba –Papá-…nada, no se despertaba. Subí más la voz. Nada. Había confirmado lo que quería, en estado totalmente ebrio nada lo despertaba.
Un día me animé y le agarré un pezón. Nada. Después lo hice más tiempo. Nada. Sin embargo llegó un día, no había nadie era noche y oí como llegó azotándose contra las paredes y tanteando el camino. Se tiró en la cama y se quedó así. Ya sabía lo que tenía que saber, sin embargo quería estar seguro. Era el día perfecto para hacerlo, estábamos solos los dos y él ebrio yo podría intentar llegar más lejos aunque en ese momento no sabía CUAN lejos llegaría. Tenía un plan maquinado y lo puse en acción. Era sencillo lo desnudaría y si se despertaba le diría –me han dicho que si llegan borrachos hay que desnudarlos- PUNTO. Empecé quitándole los zapatos. Los calcetines. Para mí era un ritual lo hacía lento y con calma ultimadamente NADIE llegaría hasta mañana, tenía toda la noche. Le quite los pantalones la chamarra. Mi familia fue a ver a otra parte de mi familia por lo que tenía TODA la noche para nosotros. Sí, dije nosotros porque esa noche no era solo yo, también mi padre.
Llegué a su camisa. Para un niño de 10 años (durante tres años lo adoré en silencio mientras se bañaba) un hombre de 40 era muy pesado pero cuando la mente DESEA algo de formas tan grandes las fuerzas aparecen de lugares inhóspitos. Lentamente le quite la camisa. El olor a alcohol, cerveza y tabaco era para mí como el perfume más codiciado y hermoso del mundo (esa misma noche descubriría dos olores aún mejores). Una vez que le quité la camisa, mi mente pervertida se echó a volar. Le olí las axilas y mi inmadura verga solamente segregaba la misma sustancia que segregaba siempre que la tocaba durante las noches pensando en ÉL. Se las olí con lujuria como queriendo guardar ese aroma a hombre por el resto de mi existencia. Mi mente falló en controlar la situación. Le chupé las axilas hambreado, había perdido el control totalmente y al ver su total inconsciencia seguí lamiendo una y otra hasta que el agrio sabor y el penetrante OLOR desaparecieron. Me pase a sus pezones.
Los chupe, los lamí, los acaricié eran míos…quizás YO de ellos. Le bajé la bragueta y le quite el pantalón. Le olí los píes un buen rato, se los lamí. Estaba dejando lo mejor para el final (Para el principio del final). Cuando llegue a su trusa no se la quite. Por encima olí su verga con ese delicioso olor (el segundo de la noche) que caracteriza a los borrachos. ORINA. Era lo mejor. Olí hasta atascarme la verga y sus huevos. Otra vez parecía hambreado como si fuera lo último que haría en mi vida.
Era como un animal en BRAMA. No pude aguantar más. Le bajé la trusa y le chupe la verga. Flácida, era como tener el más preciado y anhelado tesoro, la chupaba con hambre con deseo y lujuria, nada me detenía, era el momento más glorioso para mí y lo aprovecharía al máximo. Lamí sus huevos, me los metí a la boca, los chupe. Mi respiración se agitaba mientras su verga crecía de tamaño. La situación era perfecta y no la desaprovecharía. Para un niño de 10 años una VERGA adulta es como un monstruoso animal ¡Al carajo! Pensé –quiero esto para mí-. En unas manos tan pequeña yo lo veía como un monstruo, el más hermoso monstruo que observaría en mi vida, un monstruo que intentaba meter en mi diminuta garganta a pesar del DOLOR en la boca y esa sensación de querer vomitar.
Lo hacía rápido, despacio. Lo abrazaba abrasaba por las nalgas y empujaba los mas que podía importándome poco el dolor que sentía. Por la pornografía que había visto sabía muchas cosas. En primero que los homosexuales tiene sexo por el ano. Que duele mucho pero me te hace gritar MÁS. Y que para tener un delicioso acto necesitas limpiarte el culo. Fui por una jeringa que tenían en mi casa, le quité la aguja y me metí agua para limpiarme el culo. Me tardé lo necesario sabiendo que tenía la noche para mí, ni siquiera habían pasado dos horas (o eso pensaba aunque perdí conciencia del tiempo de lo BIEN que me la estaba pasando). Subí con miedo a que hubiera despertado o se hubiera movido. Ahí seguía mi HOMBRE con la verga dura y recto (¿cómo no me dio eso una idea de lo que estaba pasando?) Me unté crema en el culo y en su verga. Lentamente me la introduje. El dolor era insoportable pero me importo y seguí una y otra vez intentándolo.
Cerré los ojos intentando introducirme esa bestia…
El acostado boca arriba y sobre el intentando sentarme…
Un violento movimiento me empujo del cabello casi tirándome de la cama –Alguien está aquí y me ha visto haciendo esta porquería – cruzó por mi mente. Unas manos me voltearon rápidamente boca abajo tomándome por los hombres e inmovilizándome con el peso de un cuerpo grande más grande que yo. Todo pasó en unos segundo que no tuve tiempo de darme cuenta de nada hasta que una voz masculina, gruesa, atropellada dijo como susurrando –‘horita entra puto-
Boca abajo con una mano tapando mi boca y otra al final de mi columna impidiéndome movimiento introdujo de golpe el pedazo de carne en un pequeño hoyo que apenas soportaba la cabeza. Un grito ahogado se emitió de mi garganta y un dolor recorrió cada uno de los nervios de mi cuerpo mientras de manera violenta algo enorme entraba y salía de mi culo. Rápidamente y hasta el fondo la verga entraba y salía sin piedad. Una mano callaba mis gritos la otra había pasado a jalar mi cabello. Quien fuera le importaba poco el dolor que sentía. Su cuerpo adulto se pegó al mío tan infantil y diminuto. Me ensartaba violentamente mientras gemía con fuerza. Su olor era alcohólico.
Era mi padre.
Me quitó la mano de la boca y me empezó a besar. Para ese momento no sabía lo que pasaba pues el dolor y lo increíblemente raro de la situación no me dejaban pensar. Me volteo sin sacarme la verga y con mis pies en su pecho me seguía penetrando hasta el fondo. Sentía sus testículos rebotar entre mis nalgas ¿Podría ser mejor? Me escupió en la cara. Un gemido de excitación total salió de mi –Cállate puta- dijo susurrando agresivamente mientras sus manos tapaba mi boca. Me dolía pero de entre el dolor poco a poco una sensación de placer recorría mi cuerpo. Sí me dolía pero al mismo tiempo mi piel se erizaba ante la sensación de mi PADRE cogiendo con una furia y un deseo inimaginables. Me volvió a besar fuerte succionando mi lengua y mis labios –abre la boca- me ordenó.
Cuando lo abrí me escupió y el sabor de su saliva mezclada con el alcohol y el tabaco eran repugnantes y al mismo tiempo hechizantes. No conocía mis límites pero lo que hacía me encantaba. Pronto me empezó al soltar cachetadas, seguía escupiéndome en la boca y por momentos al tratar de controlarme y someterme agarrando mi cuello, me ahorcaba. Yo rebotaba en la cama. Empecé a sentir una sensación extraña en el estómago y le pedí que parara. Fue más violento al coger y por unos segundos el sonido de su cuerpo y el mío chocando eran estridentes -¡Para, para papá por favor ya no!- grité y salió de mis entrañas. El aire atorado dentro de mi salió junto con un líquido que no reconocí ¿sangre? ¿Semen? Estaba tirado en la cama y enfrente de mí un hombre moreno para mí el mejor y el único. Mi PADRE.
Se levantó y tanteando todo se fue. Creía que estaba soñando que no era real lo que sucedía. Regresó –Ya no te juro que me duele papi- Me agarró del cabello y me puso su verga en la cara. Un olor penetrante me llegó de su verga. Se había ido para limpiarse la verga y regresar para seguir follandome –abre el hocico puto- me dijo sin susurrar esta vez –pero ya no me cojas papi me duele mucho- me soltó una cachetada y me jalo mas del cabello –si eres lo suficientemente enfermo como para querer que tu padre te coja te aguantas cuando un cabrón te coja- me dijo regañándome – pero ya no me pegues por favor- le dije entre llorando y suplicando –no digas pendejadas- respondió agresivo –me dices que no te pegué cuando tú estabas mamándole la verga a tu padre, todavía no ha pasado lo peor puto- No creía lo que pasaba. Mi padre era un enfermo sexual, violento, dominante, agresivo. Me ENCANTABA. Abrí la boca y me puso boca abajo enterrando su verga lo más hondo posible y cortando mi respiración. Cogía mi garganta como si fuera un culo. Me ahogaba. Me daba poco tiempo para respirar y volvía a meter su verga en mi garganta. Me empezó a pellizcar las tetillas.
Con la fuerza de un hombre me levanto y mientras seguía chupando su verga empezaba a lamer mi culo. Era algo que no puedo describir con palabras, la sensación de lo que hacía, quien lo hacía era lo que hacía de la situación la mejor. Me aventó en la cama violentamente me puso boca abajo y levantando mi cadera empezó a chuparme el culo. Yo gemía de placer sin poder contener el remolino de emociones que sentía – ¿te gusta puto?- decía con esa voz varonil –sí papi- respondía –me encanta-. Se separo y me dejo ir de golpe la verga. GRITE. – aguántala putito me quiero vaciar en ti- ¿Dentro de mi? Jamás pensé que sucediera. Violentamente me volvió a coger. Yo gemía de dolor pero nuevamente esa sensación de placer que erizaba mi piel recorría mi cuerpo cada vez más y más fuerte haciéndome sentir como si mi verga, la de un niño de 10 años fuera a explotar violentamente. – ¿Quién es tu macho? Preguntaba mi papá –tú papi, tu eres mi macho- decía entrecortadamente debido a las embestidas que me metía. No sabía que eso era lo que tenía que responder solo instintivamente salió de mi. Me volteó y me cargo teniéndome de frente. Me seguía cogiendo mientras me escupía y me veía diciéndome:
–eres mi putito y estás hecho para servirme-
–Sí papi- respondía yo entrecortado
-Sí señor, se responde-
-Sí señor-
-¡MÁS FUERTE! –gritó mi padre
-¡SI, SEÑOR!-
Visualiza esta escena. Un niño de 10 años con sus piernas al hombre de un señor de 40. El señor tiene al niño ensartado y lo abraza oliéndose mutuamente el cuello.
Caminando si cambiar de posición me llevo al baño. No prendió la luz. Me bajo en la regadera. Pensé que había terminado y que se quería bañar pero en realidad las palabras “todavía no ha terminado” cobraron sentido en ese momento. Sacó su verga y me dijo –arrodíllate- lo hice sin pensarlo dos veces. Sentía el culo abierto totalmente. Pensé que por fin quería echarme sus mecos en la cara. Desde mi punto de vista, frente a mí el hombre perfecto que había tomado mi virginidad y estaba marcando la pauta de una vida dedicada ser la puta de los hombres, se veía gigante y magnifico su verga era perfecta todo él era perfecto ¿AMOR? De repente apunto su verga hacia mí y me orinó. Yo instintivamente me intenté quitar pero con su pie me regresó a mi lugar y agarrando mi cuello me dijo – trágatelos perro- abrí la boca y recibí su orina intentando beber toda la que podía. Era el tercer olor que sentía en la noche. El olor de la orina de un hombre borracho que acaba de coger.
Dejo de orina y con un movimiento ágil y rápido me volteo y sin preguntas ni advertencias volvió a ensartarme su verga en el culo. El dolor que sentía era horrible pero una nueva sensación apareció. Mi padre estaba orinando dentro de mí. Metía y sacaba su verga sin que yo pudiera retener la orina y al parecer disfrutaba con esa sensación pues unos mudos quejidos se oían salir de su boca. Volvió a coger tomándome de la cadera –Papi por favor ya no puedo- le dije –aguanta putito ya me voy a venir- ¿Adentro de mi? Subió la velocidad y nuevamente sentía como sus huevos golpeaban violentamente mis nalgas. Me tomo del cabello para poder empujarla lo más hondo posible mientras poco a poco sus gemidos se hacían mas fuerte. Me la sacó. Me tomó del cabello y girándome me metió la verga en el hocico nuevamente –abre la bien puto quiero que te los comas- decía entre gemidos viéndome arrodillado. Yo no podía abrirla más o al menos eso creía. Me tapó la nariz. No entendía porque pero aunque me intentaba quitar me tomaba de la nuca y me empujaba a su verga. Sentía que me ahogaba al no poder respirar, la única forma era intentar jalar aire de la boca aunque estaba llena de su monstruoso pedazo de carne. Ahora entendí porque lo hizo.
Cuando intenté jalar aire con la boca mi garganta se abrió todo lo posible dejando entrar toda la verga de mi padre. Cuando sintió esta lanzó un gemido y follo con violencia mi garganta sin dejar de taparme la nariz. Pronto se vino y pude sentir como la leche salió con fuerza y llenó toda mi boca ahogando casi por completo. Intente retenerla pero él no sacaba la verga –si escupes los mecos te meto un putiza y hago que los recojas del piso- me los tragué.
Mi papá terminó, soltó un suspiro de alivio y se salió del baño a su cama. Yo me quedé ahí un rato tratando de entender todo lo que había pasado. Mi sueño tan anhelado se había vuelto realidad. Fui la puta de mi padre.
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