La Visita de mi hermanita de 9 años 02: La Ducha
Lo que ocurrió en la ducha después del primer encuentro .
La Visita de mi hermanita de 9 años 2da Parte: La ducha.
En la anterior parte que por si la quieren ir a ver se las dejo por aquí: https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/incesto-en-familia/la-visita-de-mi-hermanita-de-9-anos-01/
Como decía, en la anterior parte, les contaba cómo fue que mi relación con hermanita llego a tal punto en el que yo la estaba «Educando» sobre la sexualidad, y como básicamente nos terminamos masturbando el uno al otro. Después de eso, decidimos bañarnos ya que estábamos sudados y manchados de…bueno, de corrida suya y mía, así que ahora voy a contarles lo que ocurrió en el baño.
Ella estaba completamente desnuda en frente de mí, aunque ya había visto su parte inferior sin ropa, esta vez podía ver toda su figura. Como mencione antes, soy dibujante e ilustrador, así que sé sobre anatomía y proporción, y puedo decir damas y caballeros, que mi hermanita tenía un cuerpo de diosa a su corta edad. (Joder, definitivamente cuando crezca va a ser una belleza) me repetía a mí mismo. Toda su piel era blanca, sin llegar a ser pálida, era delgada, pero tenía grasita, precisamente en los lugares correctos, su cuerpo de 9 años tenía forma de pera, sus caderas realmente eran bastante anchas para su edad, pero eso la hacía aún más sensual. Aunque si tuviera que escoger una palabra que definiera al cuerpo de mi hermana, seria «Pureza». Pero, no pureza, porque haya sido virgen, o porque sea una niña, o porque sea blanca (Si mi hermanita fuera morenita igual la describiría así). Es complicado decir porque, era un misterio que se desvelaba poco a poco ante mis ojos.
Ella con la cara enrojecida de nuevo se tapaba sus pezoncitos con ambas manos, como queriendo que no se los viera por pena, ella me dijo que pasara y que dejara las cosas que había traído en la mesita de al lado mientras ella abría la regadera, y cuando estiro su brazo para girar la llave, se seguía tapando con la otra. Yo me empecé a quitar la ropa que tenía puesta mientras ella ya entraba en el agua cayendo, y curiosamente mientras me veía, pude notar como su cara se volvía más roja, y empezaba a tener una sonrisa algo extraña y ¿Pervertida?
Después de terminar de quitarme los boxers que traía, también me metí a la ducha, que cabe señalar, que a pesar de que no es diminuta, tampoco era muy grande, así que teníamos que estar un poco pegados para estar cómodos.
-Oye, hermano Miguel…me podrías eh… ¿lavar la espalda?-Me dijo, con una clara pena.
Yo tome el jabón y una esponja, me incline, para quedar a su altura y empecé a restregarla con el jabón. Ella se había quedado quieta dándome la espalda y aun cubriéndose los pezones con ambas manos. Pero yo apenas me fijaba en su espalda, casi toda mi atención estaba enfocada en sus nalguitas, tan redondas y paraditas, además que ella tiene una postura como sacando aún más el trasero, es muy adorable ver su postura de perfil. Yo solo quería abrir ese culito para verle todo el ano, pero no podía, tenía que mantenerme firme, sino, probablemente la iba a asustar, o a traumar que es peor. Tenía que actuar con cautela y amabilidad.
-Hey, no tienes que sentir, vergüenza, yo también estoy desnudo aquí ¿sabes?, además, ya nos vimos el uno al otro antes, así que ¿porque tan incómoda?-Le pregunte mientras le lavaba la espalda con la esponja, tratando de ser lo más comprensivo posible. Después de todo, mi hermana siempre fue una niña recatada.
-¡No me siento incomoda contigo!…es solo que…-Ella no encontraba las palabras para decirme.
-Oye, si quieres, me puedo salir, y esperar a que te bañes, no hay problema, yo no me molesto por cosas así.-Le dije, viéndola a la cara con una expresión amable.
-¡No, no quiero que te vayas!…Realmente quiero bañarme contigo, pero…es que…solo mi mama me había visto así de desnuda.-Me dijo.
-Ok…bueno, en cualquier momento tendré que lavarte por delante también, así que por favor tenme un poco de más confianza, mira, yo no tengo problemas en mostrar, mi súper varonil pesho-Le dije, nuevamente con voz cómica, tratando flexionar mis músculos, aunque la verdad se debió haber visto muy triste.
-jajajaja…pero…es que creo que te vas a burla de mi…-Decía ella, mientras yo fregaba ahora sus hombros.
-¿Porque me burlaría?
-Es que sé que a los hombres les gustan las mujeres con pechos grandes, y los míos, bueno…es que no tengo.-Me dijo, ahora por primera vez insinuando que ella se sentía preocupada de que yo no la viera atractiva.
-Pffff, claro que no tienes, aun eres una niña, pero no te preocupes, cuando crezcas, de seguro te saldrán, todo a su tiempo.-Le dije mientras la volteaba, para que quedara enfrente de mi.-Anda, déjame verlas, que también te tengo que limpiar por aquí.
-Bueno…-Ella con toda la lentitud del mundo, apartaba sus manitas de sus pechos, que hasta ahora, habían sido un misterio, de hecho, mi mano derecha no había olvidado el primer contacto que tuve con uno de sus pezones, aquella vez que se sentía tan lejana, pero que había ocurrido hace un par de semanas. Así que el misterio de como serian me tenía más ansioso que nada.
Y ahí estaban en frente de mí, como había dicho, aun no tenía tetas, solo era pequeñas colinitas igualmente blancas, con un hermoso circulo rosado y brillando por el agua que le caía. Ella puso sus manos en mis hombros mientras yo me acercaba para empezar a lavarle también el cuello, el pecho, y pase directamente a lavarle la barriguita, quería esperar un poco más para tocarle los pezones (Saben que soy de racionar las cosas y dejar lo mejor para después) Entonces después de restregar bien su ombliguito salido, me fui a sus pechitos, mi hermanita tenía los ojos entrecerrados, y podía sentir su agitación a través de sus bracitos en mis hombros. Primero hice espuma con el jabón, y directamente con las manos empecé a acariciar esos dos círculos rosa con una puntita en medio, e inmediatamente pude sentir sus costillas, como se erectaban sus pezones, y como su piel se erizaba completamente, al mismo tiempo que empezaba a emitir de nuevo pequeños gemidos. Yo realmente me estaba tomando mi tiempo en esta parte, los acariciaba en círculos, tocaba sus puntitas bien duritas, e incluso las pellizcaba de vez en cuando, a lo que ella se estremecía un poco.
-Ahora… Es…tas jugando…con ellas-Decía mi hermanita, mientras ahora rodeaba mi cuello con ambos brazos, casi inclinada sobre mi espalda.
-Es muy difícil no hacerlo…Tu jugaste bastante con lo mío.-Le dije sin parar de toquetear sus pezones.
-Pero tu también jugaste con mi vagina…Estábamos parejos ahí.
-Oye, ¿puedo intentar algo?-Le pregunto, teniendo en mente lo que todo hombre tendría en mente.
-¿Qué?
No le respondí y simplemente acerque mi cara a su pecho, y empecé a chupar uno de sus pezones.
-¡HYAh!… ¿Qué estás haciendo?…me da cosquillas.-Me dijo, mientras se estremecía un poco.
-Oh…De seguro también quieres sentir cosquillas aquí.-Le dije, mientras tocaba su conchita.
-Huh…¿lo vas a hacer de nuevo?…¿me vas a tocar?
-¿No quieres que lo haga?-Le pregunte.
-Yo…no sabía si te molestarías si te decía que lo hicieras de nuevo…-Me dijo sorpresivamente
-¿Entonces quieres que te masturbe otra vez?
-Si, por favor…hyah…»Masturpame»…-Me dijo
-jajajaja, se dice «Masturbame”. Es con «B»-Le dije, corrigiéndola.-Oye, ¿sabes que puedes hacer esto tu sola verdad?, puedes tocarte tú misma cuando nadie te vea.
-No… Me da miedo hacerlo sola… ¿Y si me lastimo?…Huh…así que…si pudieras hacérmelo tu por ahora ¿sí?…Hahh…-Decía ella, medio hablando medio gimiendo.
-ja…Cuando quieras, avísame…yo no me molesto…es más, la paso bien.-Le dije, mientras que le chupaba un pecho, y con una mano le dedeaba la vaginita, ella ya había apoyado todo su peso sobre mis hombros, sus piernas de nuevo temblaban.
Por un momento nos quedamos en esa actividad, hasta que yo decidí dar otro paso. Detuve mi masaje y la tome de los muslos.
-Oye… ¿qué vas a hacer?-Me preguntaba ella
No le respondí, preferí que ella misma se diera cuenta, la levante un poco, acerque su entrepierna a mi cara, sus piernas quedaron detrás de mi cabeza, era bastante ligera, así que mantenerla un poco levantada no era problema. Ella quedo recostada de mis piernas, yo estaba arrodillado en el piso de la ducha. Y empecé a lamer su pelvis, para llegar a su clítoris y sus labios mayores. Ella emitió un fuerte quejido, pero lejos de tratar de parar la situación, se dejó hacer, era obvio que lo estaba disfrutando. Empecé a lamer con bastante fuerza su pequeño botoncito, mientras que este salía, y empecé a meter mi lengua en su vagina, la cual tenía ciertas contracciones, sentía como si alguien pellizcara mi lengua con sus labios, que en efecto, era lo que ocurría, solo que con sus otros labios. Estaba dándole la primera felación a mi hermanita mientras nuestros cuerpos eran mojados por la regadera.
Sus piernas habían rodeado mi cuello mientras yo probaba por primera vez el manjar que es una vagina, y sus jugos. Es un sabor sinceramente indescriptible, es extraño y desconocido, pero definitivamente no es desagradable, es entre saladito y dulce, sabe y huele a algo orgánico y lleno de hormonas, sinceramente excitante e indescriptiblemente delicioso. Ella empezó a mordisquearse su dedo pulgar mientras su cuerpo se llenaba de espasmos, sentía que estaba a punto de tener un segundo orgasmo, así que decidí introducir mi lengua lo más que podía en ese agujerito, para recibir todo el jugo que estaba por soltar. Dicho y hecho, ella tuvo una fuerte contracción y un chorro salió disparado hacia mi boca, mientras mi hermanita daba un fuerte gemido.
La deje un momento en esa posición mientras recobraba el aliento y terminaba de saborear el néctar divino que tenía en el paladar.
-¿cómo estuvo?-Le pregunte
-Creo que…ahora prefiero que me chupes mi cucharita…-Decía mientras su respiración se calmaba.
La puse de nuevo de pie, y termine de limpiarle la vaginita esta vez sí con la esponja y el jabón, también fregué por entre sus nalgas, pero prefería parar de manosearla por ahora. Busque un pequeño tobito que tengo en el baño para sentarme mientras me ducho, y le dije que ahora le tocaba a ella lavarme a mí. Entonces tomo el jabón y la esponja y empezó por mi espalda.
-No me había dado cuenta de lo grande que es tu cuerpo, hermano Miguel.-Dijo ella.
-¿En serio?
-Si…tu espalda es ancha.
En ese momento me sentí muy orgulloso de mi figura, aunque el comentario venia de una niña, por lo que si le parecía que mi espalda era varonil no era muy confiable. Ella siguió fregando mi espalda, desde mis omoplatos hasta mi cadera. Entonces llego a mi cuello, claro, teniendo que apoyarse bastante de mí, pues su estatura le dificultaba llegar hasta allí, puede sentir sus pezoncitos duros de nuevo en mi espalda.
-Oye, ¿Estas manchas que tienes por aquí…y en la cara…¿De qué son?-Me pregunto, refiriéndose a las marcas que quedas después de tener acné.
-Bueno, yo tuve acné, que es cuando te salen muchas pepitas y granos, y después de que te dejan de salir tanto, la piel te queda así.-Le explique un poco apenado ahora yo, pues esto del acné, es básicamente el complejo más grande que tengo.
-¿Y te duelen?
-No, ya no…Pero dolían mucho antes.-Le dije, mientras ella ahora estaba en frente mío, ahora lavándome la cara y empezando a lavarme el pecho.
-pues qué bueno que ya no te duele, no me gustaría verte triste…Oye…-Me dijo, al final, señalando mis piernas.
No lo había mencionado, pero todo este tiempo, desde que empecé a lavar sus pechitos, tenía las piernas totalmente cerradas, porque ahora cargaba otra erección que no había bajado para nada, y no quería comprometerla de nuevo a eso. Pero, ella misma ahora era quien me abría las piernas para lavarme ahí, y en este momento fue cuando paso algo que combina lo erótico y lo gracioso, ella abrió mis piernas y apenas vio mi pene, este salto por el impulso hasta darle un golpecito en la nariz. Yo me reí un poco mientras ella sobaba su nariz mientras me veía algo molesta.
-¡¿De qué te ríes?! ¡No es gracioso!…-Decía ella.-Parece que tu pene también quiere que use esto.-Dijo antes de ir directamente a meterse mi glande en la boca.
Parecía juguetear con su lengua en la punta de mi pene, saboreándola, mientras yo me mantenía inmóvil, sin saber qué hacer, ¡Ni siquiera se lo había pedido yo, ella lo hizo por su cuenta! Se quedó quieta por un momento, hasta que saco mi miembro de su boca.
-Ok ¿Ahora qué hago? ¡No me enseñaste a hacer esto!-Replico ella, mientras veía como un hilo de baba conectaba su boca con mi glande.
-Tienes que…tienes que lamerlo y chuparlo como si fuera un helado de paleta.-Le dije.-Mételo y sácalo de tu boca.
Ella volvió a mirar mi pene, parecía preocupada por el tamaño, pues antes solo se había metido la punta y un poco más, como 4 centímetros, y al parecer lo hizo con cierto esfuerzo. Esta vez, fue más lenta, saco su lengua y empezó a lamer mi prepucio y glande como si fuera un cono, de vez en cuando bajaba su lengua hasta la mitad del tronco para volverla a subir. Esta situación me tenía a mil, sentía que el corazón se me iba a salir por la garganta (O por el pene, de tanto que me palpitaba) Estaba viéndolo y aun no lo podía creer, mi hermana me estaba chupando la verga, bueno, trataba al menos, Era una situación, que yo no creía ni remotamente posible hace un par de semanas, pero ahí estaba pasando.
Ella empezó a metérselo en la boca, esta vez si succionándolo y llenándome de baba, aunque probablemente también había algo de precum mía ahí. Ponía una cara no tanto de asco, sino como de extrañeza, ciertamente aún no estaba acostumbrada al sabor, pero aun así, seguía tratando de engullir diligentemente mi miembro. Habían pasado como cinco minutos, y mi hermanita apenas podía tener en su boca como 9 centímetros, Incluso tenía que parar de vez en cuando para tomar aire pero a pesar de eso, el estímulo que me daba era increíble, yo simplemente quería tomarla de la cabeza y clavarle todo hasta la base para sentir su garganta, pero esto podía lastimarla, era su primera vez haciendo una felación y no quería dejarle un mal sabor de boca (Badum Tss) Perdón por eso.
Habían pasado ya 10 minutos y ella paro.-Oye, ya llevo mucho tiempo y aun no te sale tu leche… ¿Lo estoy haciendo mal?-Me pregunto
-No es eso, se sentía muy bien, es solo que no puedes metértelo todo en la boca aun, y perdí un poco la sensibilidad después de correrme dos veces antes.-Le explique.
-¿Y entonces? ¿Qué hacemos?
-Hmm…Ok, tengo una idea, pero tienes que voltearte.-Le dije.
Ella se volteó, pero no podía evitar mantener su vista en mí, para saber que quería intentar.-Hey, aun no mires es una sorpresa.-Le dije.-Mira hacia tu cucharita.-Ella se quedó mirándose a si misma, mientras yo acomodaba mi pene entre sus nalgas, justo en el pequeño espacio que se forma entre sus piernas.
-¡TA-DAAAHH!-Le dije, empujando mi cadera hacia adelante, haciendo que mi pene saliera por su entrepierna.- ¡Ahora tienes un pene!
-¡jajajaja, que gracioso, parece como si fuera mío!-Me dijo mientras lo tomaba con ambas manos.
-No, sin tocar, espera un momento.-Le dije, ella aparto sus manos, y ahí fue cuando empecé.
Yo movía mis caderas haciendo que mi pene entrara y saliera del agujero entre sus piernas, básicamente me estaba masturbando con el interior de sus muslos, Pero como también se frotaba con la vagina de mi hermanita, esta también parecía empezar a recibir el estímulo. Ella empezó a gemir de nuevo, yo la tenía sujetada de sus caderas, así que también la movía a ella. Ella rodeo mi cara con uno de sus brazos mientras yo juntaba un poco más sus piernas para sentir más apretado mi miembro. Sus muslos se empezaron a lubricar con los jugos que comenzaban a caer de nuevo de su vagina, mientras yo aceleraba los empujones. El sonido de mi pelvis chocando contra su culito hacía eco en el baño y ni siquiera el sonido de la regadera lo dejaba pasar desapercibido.
Sentía que ella estaba a punto de correrse, aunque a mí me quedaba un tiempo, pero no me importaba, yo iba a seguir haciendo eso hasta terminar. ¡No iba a dejar que ella se corriera tres veces y yo solo una! Así que nuevamente su cuerpo se llenó de espasmos, me agarro fuerte del cuello y un chorrito a presión salió de su agujerito. Después de correrse por tercera vez, ella empezó a respirar rápida y pausadamente, claramente estaba agotada, pero yo seguir masturbándome con sus muslos, así que ella solo que quedaba apoyada de mí. Yo ya estaba por correrme, deje mi pene bien metido entre sus muslos, por lo que salió casi todo por delante de ella, y parece ser, que se dio cuenta que estaba a punto de soltar chorros de semen, pues puso sus manitas en frente de la punta, las cuales recibieron toda la descarga. Yo ya más calmado y sujetándome con una mano en el piso, pues todo ese ejercicio fue tanto placentero como agotador, la veía y le preguntaba que por qué se dejó manchar.
-Yo solo quería saber cómo sabe tu leche, tú te tomaste lo que salió de mi cucharita, así que yo quería hacer lo mismo.-Me dijo, mientras sacaba su lengua y empezaba a meterse semen a la boca.-…mmm….Hermano Miguel, tu leche sabe rara…-Decía mientras seguía saboreando y lamiendo sus manos.-Es…saladita y agria…Pero no sabe feo…Es como comer crema agria tibia.-Me dijo mientras daba la última lamida a sus manos.
Me quede con cara de alivio de que no le disgustara el sabor, le dije que debíamos terminar de bañarnos, que habíamos pasado mucho tiempo ahí. Nos bañamos, nos secamos y salimos. Lo primero que hicimos fue tomar leche con chocolate que teníamos en la nevera, pues todo lo ocurrido nos había dejado agotados y sedientos. Ambos nos sentamos en mi cama a ver la televisión, ella ahora más que nunca, recostaba su pequeño cuerpo de mí, se pegaba mucho, por lo que podía intuir que la confianza que había entre nosotros era absoluta.
En ese momento decidí decirle que debíamos hacer de ahora en adelante. Me le senté de frente, le explique que lo que habíamos hecho también se consideraba incesto, que estaba mal visto en la sociedad, y que si nuestras familias se enteraban, no solo nos iban a regañar, sino que nos iban a separar para siempre.
-¿Lo que….hicimos…estuvo…mal?…Wah…Haahhh….-Ella empezó a llorar como niño que piensan que lo van a regañar inevitablemente.
Yo la abrace, y la consolé, le dije, que en realidad, a pesar de que el incesto, que es, complacerse sexualmente entre familiares, como nosotros que somos medio hermanos, y más si ella era una niña, estaba muy mal visto, pero que en realidad, mucha gente también lo hacen a escondidas, que en realidad no estaba mal que te guste pasar ratos así, pero que nadie se tenía que enterar, porque era algo de pensamiento y de bien y mal realmente.
-¡Entonces no le digas a nadie!-Me dijo ella, aun con lágrimas en los ojos.
-¡Claro que no le diré a nadie, pero tú tampoco, ni siquiera a tus amigas! ¡Esto es una promesa de hermanos!-Le dije mientras hacia el típico gesto con el meñique.
-¡Promesa de hermanos!-Dijo ella atendiendo al gesto.
Después se volvió acurrucar al lado mío, mientras teníamos la vista en la televisión, e hizo una pregunta que desde el fondo de mi corazón, o bueno, al menos desde el fondo de mi corazón de mi lado racional, no quería que me hiciera, porque mi lado pecaminoso y pervertido, estaba esperando esa pregunta desde que salimos del baño.
-Pero hermano Miguel, ¿Podemos volver a hacerlo? ¿A hacernos sentir bien tu a mí y yo a ti?
La mire y con una enorme sonrisa, le dije que claro que sí.
-¿Y cuándo podemos repetirlo?…hmm… ¿Puede ser mañana?-Me dijo ella sorpresivamente
-Pffff…Ehm, no, mañana es sábado, y estarán mi mama y mi abuela en la casa, recuerda que tenemos que mantener esto en secreto…-Le dije.
-Oh… ¿Y cuándo entonces?-Preguntaba como niño que pregunta ansioso cuando lo llevaran de nuevo al McDonald’s
-Puede ser…el lunes, que no estará nadie.
-¡Ok, entonces el lunes lo hacemos, Ya lo prometiste, el lunes!-Dijo, toda emocionada, solo para volver ver la televisión, mientras rodeaba uno de mis brazos con los suyos y recostaba su cabecita de mi hombro.
-(Ay, estos jóvenes, cuanta energía tienen…)-Me dije a mi mismo y dándome cuenta que sonaba como un viejo, pero sinceramente, estaba totalmente satisfecho, este par de experiencias habían agotado toda mi stamina por ahora, así que era mejor descansar.
Cuando mi mama y mi abuela llegaron ese día, mi mama me informo que mi padre le había mandado un mensaje diciéndole que el viaje iba lentísimo, que las reuniones, que al parecer tenían que ser muchas, se hacían casi que una vez a la semana, y que la estadía de mi hermanita se alargaría por más de cuatro meses. Mi mama obviamente no se sentía entusiasmada por esto, pero tanto mi hermanita como yo, nos vimos con miradas cómplices y sonreímos.
Fin de la Segunda parte.
Si quieren que continúe la historia, pueden comentarlo, porque realmente en solo cuatro meses que siguieron ocurrieron muchas cosas, y siguen ocurriendo actualmente, solo les puedo decir que ya no soy virgen, y mi hermanita tampoco.
Me gustó mucho el relato, espero la siguiente parte
Me calento muchisimo tu relato, quisiera saber como continua. Con mi hermana haciamos juegos sexuales en mi cama, y este relato me recuerda todo eso.
Sigue la historia por favor, muy excitante
Me encanto el relato, me calente muchisimo, es gratificante leer como explicas todo con detalles, sigue asi 😉
Sigue siendo un gran relato
sigo pasmado por los 2 primeros cap, sublimes sin duda. mañana leere el proximo, no sabes lo ancioso que me encuentro
Maestro…ya estoy matriculado para leer toda la serie de tus bellos y excitantes relatos con tu deliciosa, complaciente, bella,caliente y picara hermanita. Yo a los 19 años tuve la oportunidad de hacer algo parecido con una hija de una prima mia que tenia 9 años.La toque bastante pero despues mi moral y la presion social me asusto.Seguro otro aprovecho el deseo de descubrir os eguir gozando del placer sexual que inicio conmigo esa bella niñita. Yo estoy hablando del año 1984, siglo XX. Todo oculto, todo prohibido, todo dictadura aun.Como recuerdo esa carita morenita cuando me mirba con amor cuando llegaba a su casa. Ya,veré sigo ahora o mañana con la 3era parte.
Silencio empezo mi novela