La visita de Mi hermanita de 9 años 08 realmente es la última vez
el capítulo más insatisfactorio.
La Visita de Mi hermanita de 9 años 08 ¿Realmente es la última vez?
En la última parte les contaba acerca de cómo después de varias semanas, pocas para mi gusto, llego el día en que mi padre nos informó que Michelle se tenía que marchar de mi casa, dentro de una semana la vendrían a buscar, y ella y yo, habíamos acordado tener sexo todos los días que faltaran para nuestra separación. A pesar de que eso no era todo en lo que estaba basado nuestra relación si era una parte bastante importante, tan importante como para que mi hermanita de 9 años me lo pidiera cada 3 o 4 días.
Aquel día que planeamos eso, era viernes, por lo que deducimos que el siguiente viernes era el día en que mi hermanita se iría. De lunes a viernes, no habría problema pues siempre nos quedábamos solos un buen rato, como ya les había explicado, pero en caso de los dos días siguientes, es decir, sábado y el domingo, era complicado pues mi familia estaría ahí. Exploramos varias opciones, como hacerlos en el borde de la cama, como antes, o en el baño, incluso por un momento pensamos hacerlo en el piso, al comprobar que los sonidos eran bastante mudos cuando hicimos una prueba ahí mismo, planeábamos como lo haríamos cada día, y en donde, mi hermanita después de todo también era creativa, decía que si hacerlo en la cocina, en la sala, incluso por un momento me pregunto de si se podía en la platabanda, que sería básicamente como el último piso, donde hay grandes ventanas y techo de zing, por lo que básicamente lo que pase ahí podría ser visible para los vecinos. Desde que casi nos descubre mi abuela, al parecer a Michelle le atrajo el asunto de la adrenalina, aunque yo estoy lejos de querer tener posibilidades de ser descubierto, las consecuencias no se me antojan.
Entre planear, sugerir y fantasear, a mi hermana se le empezó a ruborizar la carita, sus manos jugueteaban entre ellas cerca de su entrepierna, y su mirada se desviaba a lo que yo diría era mi entrepierna. Se estaba excitando de nuevo. Y yo también. No tardamos mucho en llegar a los abrazos, después a los besos en los cachetes, después a los franceses apasionados.
Ya estábamos desvestidos cuando nos dimos cuenta, mis dedos se estaban introduciendo en su cucharita mientras ella estaba acostada encima de mí, besándome. Mi pene estaba ya estaba erecto, la posición era propicia, su vagina ya estaba lubricada y hasta sus pequeñas caderas ya empezaban a hacer el típico movimiento con mis dedos ensartados. Aparte mi mano, e hice retroceder un poco a Michelle, quien quedo sentada encima de mí, un hilo de saliva se desprendió de nuestros labios, y de mi mano en su entrepierna. Ella misma empezó a ubicar mi miembro en la entrada de su vagina, pero primero empezó a restregarlo en contra de su clítoris y sus labios, desde hace rato estaba gimiendo y respirando hondo y rápido, pero en ese momento se intensificaron. Yo disfrutaba mucho del contacto entre nuestros sexos, ese pequeño frote era increíblemente estimulante, pero ya quería estar de nuevo dentro de ella, y empujando un poco desde sus hombros (Mis manos antes estaban amasando sus pequeños pezones) y mi glande entro de nuevo en ese pequeño paraíso con forma de cueva carnosa, cálida y húmeda. Ella empezó a cabalgar lentamente, incrementando de velocidad de vez en cuando, primero dejo adentro solo la punta, pero más tarde empezó a descender su cuerpo hacia el mío, introduciéndose más y más mi pene. Yo estaba totalmente concentrado en el placer, era lento y pausado, pero muy intenso, no hay nada más placentero que tener sexo sin prisas, disfrutando el momento que bien podría ser tan rápido, pero tan eterno.
Probablemente habían pasado unos 7 u 8 minutos, la habitación estaba lleno de gemidos y sonidos obscenos y 12 centímetros de mi pene entraban y salían de la vaginita de mi hermana, definitivamente tantas veces que lo habíamos hecho, hicieron más receptiva a la cucharita de Michelle, aunque, siendo sincero, para mí era mejor follarla por el culo, pues podía recibir mi pene en su plenitud, pero la estrechez que me brinda su vulva de niña pre púber es mayor, y puedo disfrutarla igual. Ella ya se había venido en un multiorgasmo, pero yo continuaba bombeando su entrada, mientras chupeteaba sus pezones. Mi orgasmo ya no estaba lejos y el segundo de mi hermanita en esa ronda tampoco. Yo ya estaba familiarizado con la reacción que tenía el cuerpo de mi hermanita cuando venía su orgasmo, pero nunca me cansaba de contemplarla. Su respiración se entrecortaba aún más, sus gemidos se hacían cada vez más fuertes y salvajes, su piel se erizaba, y el interior de su cueva de los deseos me daba un apretón de los dioses, que justo en medio de su propia corrida, me hacía eyacular a mí. Varios chorros de semen salieron disparados en el vientrecito aun no desarrollado de mi hermanita, mientras yo agradecía al cielo que ella no tuviera la menstruación, pues depositar toda mi semilla en su interior me hacía sentir dichoso.
Estábamos acostados en la cama, uno al lado del otro, viendo al techo. Aun respirábamos agitadamente, como quien acabara de hacer un agotador pero satisfactorio ejercicio. De ella aun emanaba un poco del líquido blanquecino que hace un momento yo había soltado y la cama estaba hecha un desastre. Manchones de sudor, saliva, jugos y semen cubrían buena parte de su superficie, y esto nos causó más que gracia. Empezamos a hablar sobre nosotros, sobre cómo hacer el resto de los días, sobre cosas sin sentido la verdad. Me sentía detenido en el tiempo junto a ella, como si nuestra conversación estuviera transcurriendo fuera del flujo del resto de las cosas del mundo. Pero un sonido me recordó que no.
De repente me levante de golpe, la levante a ella de la cama, casi que al mismo tiempo tomaba las sabanas manchadas.- ¡Se supone que deberían regresar mucho más tarde!-Solté casi como un grito.
-¡¿Que…que?!-Preguntaba Michelle, claramente estaba desorientada, sus piernas tiritaban un poco todavía por la sesión intensa de hace unos minutos.
El sonido que escuche fue el de las llaves de mi madre abriendo la puerta de la casa, y aquí, donde los cuartos no tienen puertas, había nada, entre entrar a la casa y llegar a donde nosotros estábamos, en medio de una habitación en la que claramente hubo acción. Le pase ropa limpia a mi hermana y señale que se fuera a bañar, mientras yo metía toda su ropa anterior y la sabana en el cesto de la ropa sucia también en el baño mío. Me volví a vestir con la ropa que traía antes, y fui directo a un cajón que desde hace semanas que no abría.
A pesar de que mi hermanita ya había abierto la regadera, mi oído percibía a mi madre, quien ya estaba en la sala, pero estaba hablando, hablando con alguien, no estaba sola. Agucé un poco más el oído, y pude percibir, con temor, que era la voz de mi madrina, y no solo ella, sus tres hijos también estaban, podía escuchar sus molestas voces abajo. Esos chiquillos tan impertinentes no dudarían de aprovecharse de la falta de puertas y llegar justo a donde yo estuviera para hacerme molestas preguntas y tratar de convencerme de que juegue con ellos, siempre habían sido muy inquisitivos, los tres. Nora, Nerio y Natalia, de 11, 8 y 6 años respectivamente
Pero sorprendentemente, esta vez no se adelantaron ellos, sino que vinieron todos, mi mama y madrina incluidos, mientras yo ya me había ubicado en la pequeña sala que esta antes de lo que sería mi cuarto. De aquella gaveta había sacado una pesa de 6 kilos que antes usaba para ejercitarme, bueno, ahora me vendría perfecta como excusa para lo sudado y hecho polvo que me veía.
-¡Hola, Miguel! Dios te bendiga ¿Ejercitándote?-Pregunta mi madrina, mientras que sus hijos ya se acercaban
-¡Hola, bendición! Si, hace tiempo que no lo hacía, tenía volver en algún momento.-Le dije.
-¿Cuánto pesa eso Miguelito?, ¿Cuantas llevas?, ¿Me dejas cargarla un momento?-Preguntaron Nora, Nerio y Natalia en sucesión, por un momento me dio gracia que esos tres parecieran un solo ente en tres cuerpos.
-Déjenlo, que después tiene que bañarse, de seguro ya apesta. ¿Y tu hermana?-Pregunto mi madre.
-Ah, esta bañándose en mi cuarto, ya sabes cómo es, aproveche y quise ejercitarme antes de bañarme también.-Le dije mientras seguía bajando y subiendo la pesa.
-Ahhh, ¿tu medio-hermana Michelle está de visita? ¡¿Y porque no me habían contado?! ¡Me gustaría conocerla!-Decía despampanante mi madrina.
Finalmente las dos y el trio de mocosos bajaron, y yo pude descansar mi brazo, después de hacer 30 forzadas repeticiones. Mi brazo me ardía, y respiraba nuevamente entrecortado. Después de un momento siento a mi hermanita acercarse por atrás salpicando un poco de agua aun de su carita empapada, traía una toalla envolviendo su cuerpecito y otra en su cabello. pude ver los deditos de sus pies, con sus uñitas pintadas de celeste mientras gotas de agua, similares a pequeñas perlas recorrían las curvas de sus piernas.
-¿Y esa quién era?-Pregunto Michelle, mientras se agarraba la toalla a la altura de su pechito.
-Mi madrina, Nélida, después si quieres, la saludas, ella es muy amable, pero si no te aconsejo a sus hijos, son medio latosos.- Le dije mientras rodeaba sus hombros con un brazo.
-Snif, snif….Oye, mejor ve a bañarte, apestas.-Me dijo, después de olfatear mi axila.
Yo con mucha vergüenza me fui a duchar. Más tarde descubriría que ellos vinieron para quedarse, y no uno ni dos días, sino toda la jodida semana, desde ese viernes hasta el otro viernes. Nuestro plan de tener sexo todos los días se nos vino abajo. Mi madre no lo había dicho aun, pero ya intuía lo que iba a ocurrir. Esa misma noche, tanto mi mama como mi abuela llevaron colchones inflables hasta mi habitación, tres para ser precisos. Mi madrina y sus tres hijos dormirían en la habitación que compartíamos mi hermanita y yo. Esa noche, cuando estábamos acostados, en medio de la penumbra intercambiamos miradas, no podíamos hablar, solo nos miramos, pero fue suficiente para transmitirnos la frustración, el enojo y la desilusión que sentíamos.
Fin de la Octava parte
Si, sé que además de ser la parte más corta entre todas, este capítulo de lo que se podría describir como mi diario referente al sexo, termino muy insatisfactoriamente. ¿Pero, qué puedo hacer? Es la realidad. Así que si quieren decirme algo, sobre mi forma de escribir, o mandarme algo, X, pues pueden hacerlo a mi correo:
Nos vemos en el próximo capitulo
Para nada, aunque fue corto esta bien contado y es mejor asi que cuentes como pasaron las cosas y no te excedas. Tu sigue con los relatos que cada vez se ponen mejor 😉
Siempre veo tus comentarios en mis publicaciones y dejame decirte que agradezco mucho tu apoyo.
Tus relatos son muy buenos,mi curiosidad es si volviste a ver a tu hermanita o si tuviste algo con tu prima mayor..
Me encantan tus relatos, debo admitir que cada día sin falta entro a tu perfil para ver si actualizaste. La sola idea de que ya se esté por terminar me entristece, tienes una forma de escribir que engancha mucho y lo detallado de tus relatos hacen trabajar la imaginación sin problemas. Espero ansioso el siguiente 😉
Jaja Igual yo, siempre entro al perfil a ver si ya publico un relato, fiel leyente de sus historias xD
Wow tu madre te jodio la última semana si fuera hombre me cojo hasta a tu madrina por estúpida pero todos los relatos están muy bien contados y el tiempo que duran es perfecto ni muy cortos, ni muy extensos que sean latoso, felicidades Miguel espero que nos digas que sucedió después que se fue tu hermanita
Jaja dije cochina al leer que olio tu axila y me cage de risa y lastima que tu mama te cagara la idea😔