La visita de mi hermanita de 9 años 10 El dia
Antes de partir, mi hermanita y yo tendríamos un día muy especial.
La visita de mi hermanita de 9 años 10 El Día
En la última parte Les contaba sobre cómo fue que en el último día, el jueves, aproximadamente a las 8 de la mañana, mi madrina y sus tres hijos, pudieron regresar a su apartamento, dejándonos a mi hermanita y a mi solos, después de varios días de contención, en varios sentidos, contención que se veía peor debido a que al día siguiente, se la llevarían, pero ahí estábamos de nuevo, teníamos la casa para nosotros y ya no había necesidad de fingir nada.
No tarde en empezar a lamer y chupar el clítoris de mi hermanita, en la situación en la que estábamos, cada segundo contaba. Pude probar de nuevo el agridulce sabor de sus fluidos, tan embriagante como lo recordaba, su botón del placer estaba más rojo y erecto que nunca, su cucharita se veía hinchada y babeante. Mi lengua abarcaba toda esa entrada sagrada, barnizando la piel de Michelle con mi saliva.
-Espera ¡Espera!- Me interrumpió súbitamente tomándome de los pelos.
-¿qué?, ¿Que pasa te duele?-Le pregunte muy preocupado.
-Métemela, ¡méteme tu pene ya!-Exclamo sorpresivamente Michelle con la respiración acelerada y la cara roja.
Inmediatamente empezó a buscar el borde de mis shorts y mi bóxer, los cuales bajo rápidamente, mi pene ya estaba erecto, y ella lo jalo hacia sí misma, ubicándolo en la entrada de su vaginita.
-¡¿Estas segura?!-Le dije yo, mientras ella ya frotaba mi glande contra sus labios menores.
-¡HAZLO!-Casi grito ella, me preocupe al estar tan cerca de la puerta de la casa.
Inmediatamente empecé a introducir mi miembro en ese umbral al placer. La cara de Michelle para mí en ese momento era casi irreconocible, expresiones salvajes de felicidad y éxtasis se apoderaban de las comisuras de sus labios, mientras que su cabeza se hacía para atrás, soltando un enorme gemido de placer, y sentí un enorme chorro chocar contra mi pelvis, mi hermana se había corrido apenas lo metí, pero aun no parecía estar satisfecha.
Empecé a bombear con cierta precaución, introduciendo lentamente cada vez más mi pene, hasta que aproximadamente 10 centímetros ya entraban y salían. En serio, cada que teníamos sexo vaginal, era así, tan intenso, una poderosa sensación me impactaba directamente en el pene, y se expandía en el cuerpo a través de la columna vertebral. Toda esa estrechez, toda esa humedad y calor, no habían cambiado en lo más mínimo, ahí estaban, parecía un lugar hecho para mí, y yo parecía hecho para mi hermana.
-¡Mételo más!-Exclamo de nueva cuenta mi hermana, con una voz similar al gruñido de una fiera.
Seguí sacándolo y metiéndolo, pero esta vez termine de ocupar los dos centímetros que sabía, le cabían a mi hermanita por ahí, ahora eran 12 centímetros de mi pene que entraban continuamente en ese agujerito.
-¡Mas! ¡MAS! ¡METELO MAS!-Berreo mi hermanita, después de un par de minutos de que haya empezado a meterle 12 centímetros.
-¡No creo que pueda sin lastimarte!-Le dije, tratando de devolverla a la realidad.
-¡No me importa!-sentencio
Y haciendo uso de fuerzas que no conocía que tenía, cruzo sus piernas detrás de mi espalda, me tomo de las caderas, y tiro mi cuerpo hacia el suyo, tumbándome sobre ella en el proceso.
-¡AHHHHHGHH!-Exclamo nuevamente mi hermana, mientras otro chorro salía de su vagina, otro orgasmo.
Tuve que apoyarme de mis brazos en el suelo para no aplastarla, mi pelvis y la suya estaban prácticamente encontrándose, mientras que veía desde arriba que ahora mi hermanita tenía 15 centímetros de mi pene dentro, pero lo más importante de ese momento era lo que sentía. Podía sentir como un anillo de carne empezó a rodear mi glande con esa última estocada que se dio a si misma Michelle, yo lo sabía, tal vez ella no, pero en ese momento, estaba tocando su cérvix. Unos centímetros más allá, se encontraba su útero, el lugar del que todos venimos, y en el que todos nos venimos. Se sentía como si mi pene estuviera tratando de entrar en una segunda vagina, más bien seria, como si quisiera entrar en la vagina de la vagina de mi hermanita, era increíble, ¡Era glorioso!
Después de que el nuevo orgasmo que había experimentado Michelle, y de un momento de inactividad, empecé a bombear de nuevo, esta vez, 15 centímetros entraban y salían de ese lugar, mi glande le daba un beso al cérvix de mi hermanita cada vez que le daba una nueva embestida.
-A-AY HE-ERMA-NO, ME DO-OLIÓ…-Dijo mi Hermanita con su voz entrecortada, interrumpida entre gemidos y babas que salían de su boca. en ese momento, al escuchar eso, me preocupe por un instante, casi me detengo.-¡PE-ERO SE SI-IENTE-E BIE-EN! !DU-ELE, PERO SE SI-IENTE TAAA-AA-AAN BIEN!-Termino de decir, con la lengua afuera y lágrimas en sus ojos, mientras sus diminutos pechos se bamboleaban con cada embestida que le daba, en una postura de misionero que a pesar de su simpleza, para ese momento, era una ocasión de lo más épica.
Entonces también empecé a llorar, llorar de felicidad, de alivio, de excitación, de todo lo bueno que uno puede sentir. Mis labios se dirigieron a los de mi hermanita, nuestras lenguas empezaron a juguetear, nuestras salivas se mezclaron, su boca sabia a la pasta de dientes que ambos usamos, pero el calor y la humedad que encontré, eran increíbles, parecía un sauna en miniatura que recibía a mi lengua. Recorría todo el interior de la boca de Michelle mientras que mis embestidas no paraban ni por un minuto, sentí que ya me iba a correr, y eso estaba bien, después de todo, mi hermana no me había esperado y se había corrido dos veces ya. Tome una de sus piernas y la alce, su pequeña vagina quedo aún más expuesta, su entrada estaba indefensa, Aumente la velocidad de mis embestidas súbitamente, faltaban pocos segundos, y pude sentir de nuevo esa sucesión de eventos gloriosos. La respiración de mi hermanita se aceleró, sus gemidos se incrementaron, su piel se erizo y su vagina me dio un enorme apretón, que desemboco el raudal de semen que salió disparado directamente al útero de mi hermanita, quien a su vez, estaba experimentando un poderoso multiorgasmo que hizo que enterrara sus pequeñas uñas en mi espalda, mientras que sus piernas me apretaban fuertemente. Por un momento ante mi vista se abrió la puerta hacia el paraíso, como si un ángel la hubiera dejado entrecerrada, dejando una pequeña ranura hacia ese lugar divino de plenitud absoluta, o era la enorme felicidad que sentía que pudo abrir un poco ese portal celestial.
Diría que mi hermana pasaba por lo mismo, su mirada estaba pérdida, su lengua brotada, su respiración entrecortada, y su cuerpo estaba lleno de pequeños espasmos. Estado en el que estuvo un buen rato, hasta que volvió en sí. Ambos intercambiamos miradas, sabíamos lo que queríamos decir, y no hubo falta, compartimos de nueva cuenta un beso francés, tan apasionado como el anterior que yo diría que duro una eternidad, una eternidad llena de dicha. Entonces nos separamos, simplemente para respirar. Me recosté al lado de ella, en el piso, me dolían las rodillas y los codos, por la fricción de la alfombra contra mi piel en movimiento, estaba cansado, tanta acción me había agotado, pero sabía que no estaba satisfecho, para nada. Vi la entrepierna de mi hermanita, y pude ver como le salía a borbotones mi leche, tal vez parte de eso eran sus propios fluidos, pero me asombro ver que el contenido de aproximadamente una taza, salía de Michelle.
-Hehehe, creo que ensuciamos la alfombra.-Le dije.
-Pero valió la pena ¿no?-me respondió.
Yo la mire, y extendí mi mano, nuestros dedos se entrelazaron, e intercambiamos una sonrisa cómplice.
-¿Oye, podemos seguir en el cuarto? Es que me duele el trasero y la espalda por la alfombra.-Pregunto ella
«¿Podemos seguir…?» Eso fue todo lo que necesite escuchar, para que casi inmediatamente, mi pene adquiriera de nueva cuenta su máximo esplendor, como All Might volvía a su forma de héroe de la forma más épica. Rápidamente me levante y sin decir una palabra, tome a Michelle entre mis brazos, esta vez no la lleve como una princesa, quería probar algo nuevo, así que me la eche al hombro.
-¡Hey! hahaha, ¿Qué te pasa, Miguel? ¡Nunca te había visto así! hahaha.-Dijo ella, tratando de sostenerse de algún lugar de mi espalda.
Su traserito quedo al lado de mi cabeza, mientras que mi brazo derecho rodeaba su cintura, empecé a subir de nuevo las escaleras.-Hahaha, ¡ese culito travieso no ha recibido un castigo en días!-Dije, mientras le daba una nalgada a Michelle, trate de sonar ahora como alguien rudo, aunque por mi voz naturalmente gentil, lo más probable es que falle rotundamente.
-¡Ay! hahaha, ¿Ahora vas a ser un chico malo?-Decía ella, su cara se empezó a poner roja de nueva cuenta, se notaba que entrar en el roleplay no era común para ella.
-¡Solo si tú me dejas!-Le dije, aun con una extraña voz ruda, mientras le empezaba a insertar un dedo en el ano.
-Hyugh…Esta bien hehehe…me gusta.-Dijo.
Llegamos a mi cuarto, el cuarto que vio como nuestra extraña (o quizás no tanto) relación de hermanos se desarrolló, donde habíamos hecho el amor por primera y última vez. Arroje a Michelle a la cama un poco intensamente, de manera que quedo en una posición de perrito, con la cabeza volteada, viendo que quería hacer. Trato de levantarse pero inmediatamente me ubique encima de ella, presionando mi cuerpo contra el suyo. Ella pego un brinquito, creo que aún estaba sorprendida de lo rudo que estaba siendo. Empecé a besar su cuello y su nuca, pasando mi lengua por detrás de sus orejas, y mordiendo y jalando levemente los cartílagos de estas.
-Hah…hah…-Gemía Michelle, por ahora solo se dejaba hacer, quizás estaba adquiriendo una actitud de dominada.
Mi lengua hizo un camino de su cuello al centro de su espalda, mientras que mis dedos empezaban a jugar con su culito, masajeando alrededor de su agujerito. Mi boca llego a una de sus nalgas y le di un pequeño mordisco, a lo que ella tuvo un pequeño espasmo, su cuerpo estaba nervioso, pero no daba señales de resistirse, es mas todo ese tiempo, estuvo moviendo ligeramente las caderas, en una señal sugerente. Introduje los tres a la vez, ella dio un pequeño grito, varias veces ya habíamos tenido sexo anal, pero al pasar casi una semana sin acción, tal vez su culito se haya estrechado un poco, pero la lubricación de mi saliva y de los propios jugos de Michelle que tomaba de su vagina, ayudaba mucho.
Con la otra mano, rodee la pierna de Michelle para llegar a su cucharita y la empecé a estimular también. Michelle seguía gimiendo y teniendo mini-espasmos. Saque mis dedos de su pequeño agujero y al ver que salían limpios, no lo dude más y empecé a lamer su ano, su agujerito un poco dilatado por mis dedos, tenía ligeras contracciones, que de vez en cuando aprisionaban mi lengua. Ella se volteó a verme extrañada, era la primera vez que sentía mi lengua moviéndose vivazmente dentro de su culito, y me hizo saber que le gustaba cuando me mostro una sonrisa, llena de la misma energía animal de antes.
Pero sabía que todo eso era un mero entretiempo, rápidamente saque mi lengua, y al ver ese agujero dilatado y lubricado, no espere más y ubique la cabeza de mi pene en su entrada. Michelle volteo de nuevo y al ver lo que se venía, esbozó una sonrisa, pero rápidamente, volví a poner mi peso sobre ella, hice que se volteara y su cabello, por lo general suelto, hoy lo tenía en una coleta, perfecto para la ocasión, tome su cola de caballo y la jale ligeramente, no tan fuerte como para hacerle daño, pero si lo suficiente como para hacerle ver lo que quería hacer.
-Voy a meterlo.-Dije tratando de sonar lo más seco y dominante posible.
-Por favor, se gentil.-Dijo ella, actuando una voz que denotaría una preocupación sumisa.
-No.-Le dije.
Entonces de una sola estocada todo mi pene termino dentro del recto de Michelle.
-¡Ahhhg!-Michelle pego un grito, quizás mas de dolor que de placer, pero eso pronto cambiaria.
Sujetándola firmemente de la coleta y de la cintura, empecé a bombear, a un ritmo diferente, mis metidas y sacadas eran rápidas, salvajes y fuertes, pero cada que la metía, dejaba mi pene unos segundos quieto, como para que Michelle se recuperara de la fricción, era una forma de hacer que ella nunca supiera cuando iba a sentir. Era un sexo arrítmico, muy salvaje, diría que más parecido al sexo que se esperaría de una violación, pero en ese momento ya estábamos sumergidos en la fantasía, yo ya le había dicho antes a mi hermana, muchas veces que si algo no le gustaba, me lo dijera, pero en ese momento, lo único que podía percibir en su rostro, era morbo y satisfacción.
Estuvimos en ese plan como tres o cuatro minutos, entonces aceleraba repentinamente y bajaba la velocidad de nuevo, era una forma como de generar expectativa y luego arruinarla continuamente, Ella parecía excitadísima, estar empalada por su culito es sin duda, una experiencia intensa de principio a fin, me lo hacía saber con su respiración acelerada incesante, sus contracciones, y sus expresiones llenas de placer. Hasta que finalmente en medio de una de las etapas rápidas, Michelle se corrió, yo no lo podía creer, ni si quiera había sido todo, pero ya era su cuarta vez, en menos de 40 minutos.
Así que decidí correrme yo también, y seguir en el papel de que me importaba una mierda mi hermana, acelere bruscamente, Pero correrme previamente me había desensibilizado un poco, por lo que estuve aproximadamente otro minuto y medio entrando y saliendo frenéticamente del culito de mi hermana, en el cual podía divisar como mi saliva y sus jugos se habían vuelto espuma, y su trasero se veía algo salido, como si estuviera experimentando un pequeño prolapso. Entonces mi hermanita se corrió de nueva cuenta, y dándome un enorme apretón en el pene, me corrí yo también, bañándole las tripas de semen.
-Ahhh….Fiu…-Dije, despegándome del culito de Michelle, y soltándole el cabello, ella sin más, dejo caer su cabeza sobre la cama, mientras que su culito seguía en pompa.
-Sholo….Dame…un Minuto…-Decía ella, con la boca contra las almohadas.
Entonces me di cuenta de la vista que tenía en frente de mí, la vaginita de Michelle, escurría mi semen de antes y mucho de sus propios líquidos, mientras que de su ano dilatado, rojo y algo salido, empezaba a borbotear también junto con unos adorables peditos. Entonces, decidí que esto no se podía simplemente desvanecer en el tiempo, así que tomando mi teléfono, que me había traído de la sala, empecé a tomar fotos e incluso de un video, la parte trasera levantada de mi hermanita, sus piernitas flaqueaban más que nunca pero me imagino que por el placer restante se quedó un momento en esa posición. Nunca antes se me había ocurrido tomar fotos o videos de mi hermanita o de lo que hacemos, siempre he sido algo paranoico respecto a lo que uno guarda en el móvil. Incluso, cuando era niño, mientras me pajeaba, tapaba la cámara frontal con un pequeño pedazo de papel de baño mojado. Pero ah, ya que. Además, antes de grabar y tomar fotos había desconectado mi móvil del wifi. Pero más tarde lo copiaría en la computadora y lo borraría del teléfono, solo, por si acaso. Termine de Grabar, llamo a mi hermana, que con algo de dificultad se sienta a mi lado y le muestro el video. Su cara se pone roja como un tomate, pero de vergüenza, tal vez de su posición, tal vez de ver sus dos agujeros dilatados, tal vez de los peditos que se echaba mientras mi semen salía con burbujas.
-¡Waaaahhh! ¡¿Porque tuviste que grabarme?! ¡Bórralo! ¡Bórralo!-Decía mientras me daba golpecitos en el hombro.
-Hahaha, no te preocupes ni si quiera se te ve la cara.
-¡Si, pero yo sé que soy yo! ¡Y es muy vergonzoso!-Me dijo, mientras trataba de alcanzar el teléfono de mi mano.
-No te preocupes, no se lo daré a nadie, escucha.-Le dije, mientras sostenía sus mejillas.-Solo quería tener un recuerdo así, porque no sabemos si en algún momento nuestra relación va a cambiar, no sabemos si a lo mejor en el futuro decides no seguir queriendo hacer esto conmigo…-Decía yo.
-Estoy casi segura de que eso nunca va a pasar.
-…Así que solo quise tener un recuerdo, para que algún día en el futuro, quizás cuando estés mayor, yo te lo muestre, y te diga: «Mira, esta eras tú, así nos amábamos esos días…-Decía yo, sonando casi romántico.-…Y mira nomas los pedos que te echabas.-Concluí.
-NOOOO, entonces bórralo, ¡es un video sobre, mi, así que bórralo!
-Nooo, por favor es en serio…-Le dije.
-Mhhgmmm…Bueno…¡Pero no se lo muestres a nadie!
-Ok, prometido, no mostrárselo a nadie, salvo a mi ganso.
-Mmmm…Bueno…Entonces… ¿Continuamos?-Pregunto mi hermana sorpresivamente.
Si fuera por mí, hubiéramos continuado, pero yo tenía hambre, eran las 9 de la mañana y no habíamos desayunado, así que pedí tiempo para comer, a lo cual ella accedió con algo de fastidio, tal vez también tenía hambre. Entonces bajamos las escaleras, decidimos estar desnudos el resto del día, total, no había nadie en la casa. Fui por el huevo revuelto, el guiso de salchicha, y los panes, comimos rápidamente, tal vez Michelle si tenía hambre y no quería admitirlo. Cuando terminamos el último sorbo del café con leche que había preparado, ella se levantó, y quiso ir en dirección a las escaleras, para subir de nuevo, pero yo la detuve.
-Hagámoslo aquí.-De dije.
-¿Ohh? ¿No te molesta? Creo que ensuciaríamos aquí también, mira, ahí sigue el de esta mañana.-Me dijo señalando la mancha que quedo en la alfombra de la sala, cerca de la entrada, aun no lo habíamos lavado, e iba a ser un dolor de cabeza, pero eso ahora no importaba.
-Solo imagina cuando mi familia coman aquí en la tarde…-Decía, poniendo las manos sobre la cerámica del mesón, acercando mi cara a la de Michelle.-Les daría algo si supieran lo que nosotros pudiéramos haber hecho…-Ya para ese punto, la sonrisa maniaca de Michelle había vuelto.
Ella me zampó un beso sorpresivamente intenso, al cual yo correspondí. Ver su cuerpo desnudo nunca cansaba y habíamos comido así, ella tal vez no lo había notado por el mesón, pero mientras estábamos sentados comiendo, una nueva erección se había apoderado de mi miembro. No tardo en montarse en el mesón de la manera más sensual que pudo, a mi parecer, muy sensual, y antes de que yo pudiera hacer lo mismo, ella se dirigió a gatas hacia mi miembro, el cual empezó a besar y lamer. Yo estaba de pie, así que la altura del mesón era justamente la que Michelle necesitaba para llegar a mi pene. Ella empezó a chupar mi glande, a lamía alrededor de mi prepucio y a metérselo todo en la boca a ratos, unos 8 o 10 centímetros. Ella también se masajeaba su vaginita con una mano. Sus felaciones definitivamente alcanzaron una agilidad bestial, después de todo, lo había hecho varias veces, incluso sentía a ratos que me iba a correr nuevamente, así de buenas son.
-¿No te gustaría hacerme un «cuello profundo»?-Me dijo ella, con una mirada perversa, como de gatita que está saboreando su comida sobre un muro, pero decir «Cuello profundo» le daba cierta ternura, a la situación, independientemente de lo escandaloso que suene. Tal vez Michelle escucho el termino en esos animes Hentai que vio, y no se acordaba bien.
-hehehe…huh…Es «Garganta profunda»….-Le dije.
-Supongo que eso es un Si, entonces…-Ella se dio la vuelta, ya no estaba boca abajo, sino boca arriba, acostada sobre el mesón, su cabeza sobresalía y estaba de la forma que su boca y su garganta estaban alineadas quedando a la par de mi pene, y ella expectante, la abrió lo más que pudo.
-¿Y si te ahogas?-Le dije, algo preocupado, pero sin dejar de empezar a introducir mi pene.
-Shho the dirhe shhi me eshhtoy ahogandho.-Dijo, empezando a lamer todo el cuerpo de mi pene.
Entonces ella misma me tomo de las caderas, aunque más correcto sería decir de que las nalgas, puso su boca como diciendo una larga O, y procedió a tratar de clavársela a sí misma. Ella antes ya me había hecho muchas mamadas, pero nunca de esa forma, y nunca fue muy profundo. Pero esta vez parecía que ella quería romper todos los records. Me mostro su pulgar levantado, en señal de que podría ahora yo ser quien de las embestidas, ella solo se limitó a devolver una de sus manos a su cucharita.
Así que inicie con una ligera pero firme presión de mi cuerpo hacia su carita, podía ver como mi pene iba introduciéndose en la boca de mi hermanita, podía sentir su lengua en la parte de arriba de mi glande, lo cual era posible solo si hacíamos un 69. Seguí introduciendo mi miembro, pude sentir su paladar, hasta llegar a la úvula, entrenada para evitar las arcadas. La verdad nunca había pasado mucho de ahí. Ya eran 11 centímetros que se perdían entre los labios de mi hermanita, era más de lo que nunca antes me había mamado, empezaba a sentir una extraña sensación de presión, movimientos extraños, acompañados de un calor particularmente húmedo. Mire a mi hermanita, a pesar de que apretaba los ojos, estaba roja, con lágrimas en los ojos y la nariz moqueando, me dijo con señas que siguiera. Entonces lentamente continúe introduciendo mi carne por la garganta de Michelle, podía ver como su cuello se tensaba y relajaba en una clara señal de tratar de tragar algo, podía ver donde quedaría el equivalente femenino de la manzana de Adam, cuando de repente surgió. Entre esa zona que todos conocemos que contiene algo de grasa justo debajo de la mandíbula, y que subía y bajaba en pequeños espasmos musculares, se empezó a divisar un bulto. Por un momento creí que era la propia garganta de mi hermanita, pero no, era la silueta de mi pene. ¡Era mi pene, y estaba divisándose en la garganta de mi hermanita! Eran ya aproximadamente 13 centímetros dentro y se podía ver claramente. Yo sobe el cabello de Michelle suavemente para tratar de preguntarle si debía seguir, ella levanto una mano, y cuando creí que me haría el gesto de apartarme, hizo con los dedos el signo grosero japonés que significa follar, que es básicamente, meter el pulgar entre el dedo índice y el medio. Creo que ella lo había aprendido de un anime algo subido de tono que se llama «Shimoneta» digo algo porque, es más comedia que Ecchi. Ella metía y sacaba el pulgar de entre sus propios dedos, clara señal de que continuara. Seguí con lo mío, cabe señalar, que las sensaciones que rodeaban mi pene, eran diferentes, diferentes a las de su vaginita o su ano. Era como comer una hamburguesa de McDonald’s, Wendy’s y Burger King, las tres eran diferentes experiencias, pero igual de deliciosas, cada una tenia lo suyo, cada una tenía algo que la hacía especial. En este caso, se podría decir, que era similar a follarla analmente, pero ese conducto, lubricaba por sí solo, y era una sensación más tersa, más blandita. Al mismo tiempo que su lengua, salida, para dar más espacio al grueso de mi pene, estimulaba increíblemente la parte de arriba de mi tronco. ¡Una tercera gloria había sido descubierta por mi sexo!. Entonces, cuando vi que aproximadamente 15 centímetros ya estaban en la tráquea de mi hermanita, y que se veía claramente a mi pene bajar por la tersa piel de su cuello, entonces empecé mi bombeo. Lento pero seguro, despacio y relajado. A pesar de que ya me había corrido dos veces, sabría que no me costaría nada hacerlo una vez más, la sensación de esta humedad tan cálida y resbalosa, era sencillamente increíble, y hacerlo rápido haría que en cualquier momento mi pene le diera una buena ración de proteína a Michelle directamente a su esófago.
-Mblghhhg…. Mblghhhg… Mblghhhg…-Se escuchaba hacer a la boca de Michelle cada vez que sacaba y metía mi pene, era como escuchar cuando uno toma mucha agua al mismo tiempo, eso mezclado con los propios gemidos que pegaba ella, pues todo ese tiempo, estuvo jugando violentamente con su clítoris.
Vi a Michelle a los ojos mientras mi pene entraba y salía de su garganta, no necesite palabras para saber que ella quería decir: «Estoy tan feliz». A pesar que sus cachetitos estaban rojos por el esfuerzo y aun se veía la humedad de sus antiguas lagrimitas, sus ojos destilaban un fulgor interno, que solo podía surgir de un amor puro, tal vez a mí, tal vez a actos sexuales, tal vez a los dos.
-Huh… ¿Estás bien hermanita?-Le pregunte sin dejar de entrar y salir en su boca, a lo que ella alzo su mano izquierda e hizo el símbolo de «Radical» saben, ese que usan los surfistas, así que supe que podía continuar.
Aumente la velocidad de mis estocadas, Michelle volvió a apretar sus ojitos, y también aumento la intensidad de su masturbación, introduciéndose dos dedos salvajemente, mientras que con otra mano estimulaba su clítoris. Llegue a un punto culminante, sabía que en cualquier momento mi semilla iba a librarse de las ataduras de mi carne.
-¡Voy a correrme Michelle!-Le dije, mientras trataba de sacar mi pene, echándome hacia atrás, pero sorpresa fue la mía cuando me encuentro rodeado por los brazos de Michelle, quien me jala de nuevo hacia lo más profundo de su garganta, entonces fueron 15 centímetros. Y tres chorros de semen salieron disparados directamente en la garganta de mi hermanita, quien ya se estaba corriendo, en una orquesta de espasmos, gemidos ahogados, y su muy característica piel de gallina. No me soltó hasta que todo fue vaciado, después, dejo caer sus brazos, exhaustos.
-Brwahhhg….hah….Hugh….*Cof, cof*-tocio poco para lo que acababa de hacer.
Estuvo un buen rato acostada en el mesón, con la cabeza hacia atrás y la boca abierta, de la cual emanaban muchos hilos de saliva y algo de lo que presumiblemente era mi semen. Vi mi propio miembro y brillaba de la cantidad de saliva que tenía, además de unas cuantas burbujas, generadas por el constante movimiento. Me senté en la silla, mis caderas dolían un poco de toda la acción que habíamos tenido en tan pocas horas. Eran las 10:40 de la mañana, aun teníamos aproximadamente 7 horas y 20 minutos hasta que alguien regresara. Tiempo que me sonó a siglos, para lo mucho que tenía pensado. Mi hermanita seguía acostada en el mesón, y con su carita volteada hacia mí, supe que nada había acabado. Su sonrisita cómplice me lo informaba.
Pero antes de nada, como buen paranoico que soy, limpie el mesón, la alfombra de la sala cerca de la entrada, y cambie las sabanas que estaban en mi cama, llenas de sudor, semen y fluidos, todo en menos de 15 minutos, ya podíamos continuar, esta vez estábamos en el cuarto, Michelle estaba por terminar de comerse un Milky Way que compartimos para recuperar algo de azúcar.
-Entonshes ¿Ahora qué shigue?-Dijo ella, aun con chocolate en los labios. Yo tenía muy claro lo que quería hacer.
Varios minutos habían pasado ya, Yo estaba de pie, moviendo mis caderas salvajemente, mientras mi pene entraba y salía de la entrada trasera de Michelle, la cual tenía sujeta en el aire con mis brazos en sus muslos. Ella estaba hecha similar a una bolita, gimiendo y casi gritando con el intenso estimulo que recibía, pero eso no era todo. De su vaginita sobresalía un cepillo de cabello, el cual ella sostenía contra su propia cucharita. Era lo más similar a una doble penetración para ella, desde hace tiempo que quería probar esto, desde hace tiempo sabia de la existencia de un cepillo de mi mama, cuyo mango era de goma, y tenía una forma, que al menos para mi mente distorsionada, era claramente similar a un consolador. Entonces seguí penetrando el hoyito trasero de Michelle, mientras que ella se ocupaba de sí misma con el «Consolador de emergencia», el mango de esa cosa, antes de llegar a la parte de las cerdas, debe tener como 11 centímetros, y todo estaba adentro, de su vaginita solo sobresalía la parte del cepillo. Mi hermanita estaba alucinando, me decía que nunca se había sentido tan llena, que se sentía flotar, como si estuviera en una montaña rusa, en la cual podía confiar no caer en el vacío, porque estaba llena. Yo solo podía imaginarme como era la experiencia, pero lo que si sabía, era que desde el interior de su recto, podía sentir el bulto que hacia el mango del cepillo, ella más que meterlo y sacarlo, simplemente lo dejaba adentro y lo movía en círculos y en líneas rectas, contra los interiores de su propia vagina, era una de las cosas más intensas que habíamos hecho, ella casi que en el aire, sujeta por mis brazos, mientras que yo la penetraba analmente y ella se masturbaba metiéndose el mango de un cepillo por la vagina, incluso yo en mi vida había dudado de poder hacer eso alguna vez, pero ahí estaba, estaba pasando, y los protagonistas eran nada más y nada menos que mi hermanita pequeña y yo.
La habitación estaba llena de gemidos y berreos, en piso debajo de nosotros tenia innumerables gotitas del fluido que caía de la vaginita de Michelle, las cuales parecían pequeñas estrellas que refulgaban con la luz de la habitación, y cada vez eran más y más. Por mi lado, lo más estimulante que encontraba, aparte obviamente de lo que sentía por mi pene, era el propio cuerpo de mi hermanita, sujeto entre mis brazos. A pesar de que sabía que pesaba como 25 o 24 kilos, para ese momento, sentía que sostenía una nube, no pesaba nada, pero aun así, podía sentir la enorme vida que palpitaba (Y temblaba) entre mis manos. Los músculos de sus muslos se contraían y relajaban al son de mis embestidas, su brazo no paraba de agitar su «Consolador” contra su propios adentros, su respiración no dejaba de oscilar entre pequeñas bocanadas, y profundas y rápidas exhalaciones, podía sentir su ritmo cardiaco acelerado a través de las paredes de su culito, podía sentir su temperatura a través de su piel, podía sentir su placer a través de sus gemidos. Era una obra de arte sensorial, era la experiencia suprema de placer, era el cielo.
Sinceramente no sé cuánto tiempo estuvimos haciéndolo, lo único que sabía, es que mis brazos y piernas dolían del esfuerzo, pero no me detenía, ambos nos habíamos desensibilizado un poco por las veces anteriores, aunque para esa instancia, probablemente mi hermanita se había corrido otra vez, pude sentir un fuerte espasmo en su cuerpo, un fuerte apretón en su ano, y un minuto de inactividad de su mano, pero más tarde continuo su autosatisfacción, mientras que yo seguía sin parar de arremeter contra su esfínter. Mi orgasmo estaba cerca, y en ese momento era todo lo que me importaba, realmente estaba a punto de dejar caer a mi hermanita de lo que me dolían los brazos, así que gire y la deje caer en la cama, sin sacar mi pene de su cuevita, ella primero dio un gritito de sorpresa, pero continuo estimulando su propio agujero. Había adquirido una posición de perrito, yo ahora me sujetaba de sus caderas, y arremetía más rápido que antes, los dos estábamos sudando como cerdos, podía ver las gotitas volar como roció con cada movimiento que hacía, pero todo iba a valer la pena. Entonces, mi hermanita se corrió de nuevo, un largo gemido ahogo todo en el cuarto, su piel se volvió de gallina, su ano tuvo una fuerte contracción en la que solté todo dentro de ella, en lo más profundo de sus jóvenes tripas. La cama estaba húmeda, pero para ese momento no me importo, me acosté al lado de ella, quien parecía desfallecida, se había dejado caer del todo en la cama, su respiración se calmaba poco a poco, igual que la mía.
la sorpresa fue grande cuando vi mi teléfono y eran las 11:20, habíamos pasado en total casi 30 minutos haciendo eso, era lo máximo que alguna vez habíamos durado de sexo puro y duro, y creo que para una niña de 9 años y un adolescente que hace apenas unos meses era virgen, no estaba mal.
Después de 10 o 15 minutos de descanso, fue Michelle la primera en hablar.-Eso fue muy intenso…huh…creo que me duele un poquito el trasero…Pero se sintió riquísimo, hermano Miguel…Creo que tengo que descansar un poco más…ya casi hay que almorzar… ¿Sera que después…?…hermano Miguel… ¿Hermano Miguel?…-Preguntaba ella.
De tener las ganas, las tenía, de tener una nueva erección, la tenía, pero me dolía inmensamente el cuerpo, sin dudas, necesitaba aumentar mi resistencia, pues me ardían las piernas y los brazos del esfuerzo, bueno, en parte fue culpa mía, por escoger una pose en la que todo el esfuerzo lo hacía yo, sin dudas valió la pena, pero en ese momento estaba en blanco.
-hehehe…creo que tenemos un problema…-Atine a decir.
-¿Huh?…
Hice un gran esfuerzo por gatear hasta el borde de la cama, todo el cuerpo estaba entumecido, y sentía que mis músculos eran fideos que en cualquier momento se iban a romper. Traté de ponerme de pie, y mis piernas temblaban, probablemente mi cara tenía una mueca como de risa repentina, la que te causa cuando se te duerme una pierna por apoyar tu codo en ella mucho tiempo y te causa cosquillas el moverla.
-Pfff…. ¡BWAHAHAHAHAHAHA!-Se carcajeo Michelle.
Probablemente la situación le causaba risa por la ironía, de que ella era quien por lo general acababa temporalmente coja después del sexo, pero esta vez, eran mis piernas las que temblaban.
-¡No se puede contar con tu empatía!-Le dije, empezando a reírme también.
-¡Es que es demasiado bueno, pareces un flan! ¡Hahahahaha!-Seguía ella.
-¡Pues así quedabas tu antes, no ter burles!
-Ahh, pero ya no me sucede, pero ahora te pasa a ti, hahaha.
-¿Ah, sí? Entonces párate de la cama.-Dije, a lo que ella puso una seña de preocupación, pero a perder un reto.
Trato de pararse lo más rápido que pudo, y apenas afinco sus pies en el suelo, sus rodillas empezaron a tiritar, ella trato de impedirlo a fuerza, pero era evidente.
-¿Quién es el flan ahora? hahaha.
-Mghhh…. ¡Los dos! ¡Solos los increíbles hermanos gelatina!-Decía ella mientras me daba un ligero empujón y trataba de llegar antes que yo a las escaleras. Definitivamente algo que caracteriza nuestra relación, es que podemos ser hermanos normales, que simplemente tienen relaciones sexuales de vez en cuando.
Ahora que lo pensaba, todo lo que habíamos hecho en el día hasta ahora, era comer, ir al baño y en su mayoría tener sexo, y podía sentirlo, mi pene estaba rojo, y sentía cierto escozor, probablemente lo mismo ocurría con Michelle, aunque claro, con tres agujeros en los cuales repartir el casación, yo solo tengo un pene, y para ese momento, necesitaba recuperarme aunque sea un poco. Bajamos e hice lo primero que se me ocurrió para el almuerzo, simple, pero lleno de proteína y carbohidrato, pues si íbamos a continuar, necesitábamos mucha energía. Después de comer nuestro pollo a la plancha y quien sabe cuántas tazas de arroz tres delicias, decidí que era prudente bañarnos, y mi hermanita lo sabía, varias veces olio sus propios sobacos solo para poner cara de disgusto, en definitiva, habíamos hecho más ejercicio que nunca y olíamos mal.
Luego de pasar unos minutos reposando en el sillón de la sala, igual de desnudos, decidimos bañarnos. Ambos subimos como pudimos a mi cuarto, sobre todo yo, sentía que en cualquier momento mis piernas iban a ceder. Decidí llenar el área de la ducha, para volverla la mini bañera que mencione que se puede hacer si se cierra la puerta de vidrio y se tapa el desagüe. Yo me senté como un viejo renco, chapoteando por todos lados el agua tibia que ya se empezaba a acumular. Mi hermanita no tardo en imitarme, y salpicando gran cantidad de agua, termino sentada entre mis piernas. Entonces un Deja Vú invadió mi mente, recordé la vez que desvirgue el ano de Michelle, recordé todo el tiempo que pasamos juntos, no recordaba cuantas veces habíamos estado juntos, solo podía sentir felicidad, cada vez que recordaba que ella había estado ahí, y que por ahora, seguía ahí.
-Oye, ¿Estas bien?…-Me pregunto mi hermanita.
-Ahhh…Si…Solo un poco adolorido…-Le dije.
-¿En serio?…-Me dijo, no es por sonar caprichoso, pero creo que su preocupación radicaba en no poder seguir teniendo sexo, por como su vista se volvió hacia mi entrepierna.-Mmmm…¿Y si te hago un masaje? Después de todo el agua tibia es buena para los músculos ¿No? Eso dijiste la otra vez…-Me dijo, volteándose totalmente y haciendo movimientos con las manos que simulaban masajes.
Ahhh, en ese momento eso se me hizo demasiado tierno, ver sus manitas agitándose en el aire, y recordé una vez que yo le enseñe a hacer masajes, resulta que mi madre de vez en cuando me pide hacerle masajes en la espalda, pues se cansa muy fácilmente, sobre todo en su trabajo donde tiene que pasar una buena parte del tiempo de pie, y no es por ser presumido nuevamente, pero soy buenísimo en los masajes.
-Aww…Bueno.-Le dije.
-¡Ok! Dime que te duele.
Yo sencillamente señale mis piernas mientras las estiraba alrededor del cuerpo encogido de mi hermanita. Ella puso su típica expresión de «Bien, manos a la obra» y empezó a frotar sus manitos desde mis talones hasta mis pantorrillas, el jabón de baño hacía de crema corporal perfecta, y el agua caliente hacia su trabajo al confortar mis músculos adoloridos. Los primeros minutos de masaje, realmente fueron relajantes, pero mientras las manitos de Michelle se acercaban a mi entrepierna, rápidamente empezó a tomar un giro erótico. Ella empezó por sobarme los testículos, bañándolos bien de espuma, para luego frotar enérgicamente desde la base hasta la punta de mi pene que ya se empezaba a erectar.
-¡Ahhaha! ¿Sabes qué? También me duelen los brazos.-Le dije, retirando mi instrumento de entre sus manos.
-Mmmm…-hizo ella un pequeño puchero, para luego ponerse de rodillas, y empezar a frotar ahora desde mi hombro hasta mi codo.
Maldición, es que de tener ganas, las tenía, pero realmente me dolían los músculos, tenía que recuperarme rápido, no podía permitirme dejarle todo el trabajo a ella por el resto del día, esto era un entretiempo necesario.
Después de mis brazos, paso a masajearme la espalda, con largos y suaves movimientos de sus brazos, pero repentinamente sentí que ahora lo que me frotaba era su propio cuerpo, sus pezoncitos, en punta, se frotaban vigorosamente contra mis omoplatos, voltee mi cabeza, y pude ver una expresión maliciosa en el rostro de Michelle, era una especie de «Vamos, ríndete, sé que quieres…vamos, sabes que no puedes resistir.»
¡Pero si podía! Me mantuve estoico simplemente disfrutando del masaje, «un masaje normal, vamos, es normal.» me dije a mi mismo. Entonces pude sentir como lo que ahora se restregaba por mi cuello y mis hombros era su culito, la muy mañosa se había levantado y ahora estaba frotando esos glúteos que tanto me habían hecho fantasear contra mi nuca, y casi más precisamente contra mis mejillas. Lo hacía de la manera más sensual que podía, y para ese momento ya me estaba empezando a afectar no hacerle caso de una vez, me sentía como un estúpido.
Ella se empezó a masturbar mientras seguía frotando sus nalgas contra mi cuerpo, como rogándome ser penetrada, rogándome que la hiciera mía. No decía nada, simplemente soltaba de vez en cuando quejidos lastimeros de placer. Estaba sonrojada, definitivamente debe ser humillante pedir algo tan vergonzosamente, pero al parecer, las ganas superaban la pena, y con mucha razón. Ahora ella había empezado a abrirse su propio trasero, dejando a mi vista su ano, mientras que se metía un dedo, como diciéndome «¿En serio no quieres todavía? ¿Estas totalmente seguro?». Definitivamente la hora del masaje había quedado atrás, pero mi dolor también se había apaciguado.
Repentinamente salte sobre ella, chapoteando gran cantidad de agua, la mayoría de su cuerpo había quedado debajo de la pequeña tina que teníamos, podía sentir el calor del agua, pero este era superado por el calor que emanaba el propio cuerpo de Michelle, tan suave, tan blando por la humedad y el calor. Ahora era mi turno de masajearla, y se iba a arrepentir de haberme provocado de esa manera tan cruel. No comí mucho cuento y mis manos se dirigieron directamente a sus glúteos, para empezar a amasarlos.
-Hahaha…Por fin.-Dijo ella, haciéndose con la victoria.
Empecé a frotar esas nalguitas tan apetitosas, desde el principio de su coxis, hasta el inicio de sus muslos, sentir con mis manos la inmensa esponjosidad de esas dos protuberancias, me recordaba a la textura de un malvavisco, un húmedo y caliente malvavisco. Pase mis manos a los pechitos subdesarrollados de mi hermanita, y su culito lo deje al cuidado de mi pene, que empezaba a frotarse contra su entrada sagrada.
-Hahh…Hahh…Hahh…-Gemía ella, mientras que con sus manos aferraba las mías en sus pechos.
Por como estábamos en la «Ducha-baño» era un poco incómodo movernos, de hecho nos retorcimos bastante, algunas veces ella estaba arriba, otras abajo, aprisionada por mi peso, la mayoría del tiempo tuve que permanecer sentado o con las piernas algo flexionadas, para no chocar contras las paredes o la puerta corrediza de vidrio. Esta escena se podía considerar una amalgama extraña, en donde solo se reunía el deseo, la lujuria y el cariño.
Ella volvió a estar en el piso, boca abajo, tenía que levantar un poco la cabeza para que no la alcanzara el agua, entonces no hubo más juegos previos, y apunte mi miembro en su agujerito trasero, que ella dejaba gustosa a mi disposición.
No necesito contar lo que ocurrió durante varios minutos, porque al final el resultado fue igual, estuve taladrando el esfínter de Michelle como un animal, solo que, repentinamente, de la nada me dieron ganas de orinar. Probablemente fue debido a que desde mi entrepierna para abajo, estaba el agua caliente, pero mi parte superior estaba expuesta a la brisa fría que se colaba por la ventana del baño, que, aunque cerrada la puerta de vidrio, igual entraba. Eran unas ganas tan potentes e irrefrenables, que tuve que informárselo a Michelle.
-Espérame un momento, tengo que ir a…-Decía mientras trataba de alcanzar la puerta, sacando un poco mi miembro del ano de mi hermanita.
-¿A dónde…hah…Crees que…hah…Vas?-Dijo, mientras que con sus piernas, se aferraba a mi torso, dejando mi pene dentro suyo
-¡Tengo que orinar! ¡No puedo hacerlo aquí en la ducha!
-Hah…que importa…hazlo dentro…
-¿Eh?, ¿cómo que lo haga dentro? Es a orinar, ¡ORINE!-Le dije
-Si…ya se, ¿Qué más da? Por ahí sale mi caca, tu pipi no será más asqueroso que eso, hehehe.-Decía ella, mientras yo estaba sorprendido con el nivel de una criatura tan joven, me estaba diciendo que orinara con mi pene dentro de su ano, dentro de ella, aunque su lógica, como muchas veces, era aplastante.
Yo con algo de vergüenza, me apoye con los brazos a los lados de Michelle, quien mostraba una sonrisa gustosa, con la lengua salida al ver que había ganado otra vez. Empecé a bombear de nuevo un poco, a pesar de tener una erección, nunca se me dificulto orinar así, así que en cualquier momento…
-Me preguntaba…huh… como seria que hicieras pipi dentro de mi trasero…hah…Desde que me metiste un guante con agua caliente…¿Recuerdas?.-Me dijo mientras seguía penetrándola
Cada vez me sorprendía mas de Michelle, hasta tuve miedo de haber creado un monstruo corrupto, igual que yo, a tan corta edad, un monstruo hecho para mí.
Entonces no pude contenerme más, y empecé a vaciar mi vejiga dentro del ano de Michelle, se hizo un silencio en el baño repentinamente, su cara mostraba placer, con los ojos cerrados y la cabeza hacia atrás, Se podía escuchar mi chorro saliendo dentro de sus intestinos, como si llenaras una botella de plástico con agua de la llave. Pasaron unos segundos, demonios, realmente era mucho. Y entonces, antes de que siquiera hubiera podido terminar de orinar, la piel de Michelle se erizo, un enorme espasmo rectal presiono mi pene y un grito de placer ahogo el silencio antes creado, se había corrido, un orgasmo largo, que supero incluso el resto del tiempo que me quedo de orinar, yo empecé a moverme de nuevo, hice un bombeo fuerte y rápido, casi animal, para simplemente expulsar ahora, lo que vendría siendo esperma. Orinar dentro del recto de Michelle había sido más estimulante de lo que hubiera imaginado.
Ella salió de la ducha, fue al WC, pero no se sentó, se puso de cuclillas, como los japoneses, quizás quería que yo viera lo que iba a pasar, y entonces expulso todo mi semen y orina que estaba en sus tripas, como un chorro a presión, después vi que empezaba a asomarse un mojón, y ella también así que se sentó finalmente. Yo salí del baño, y le acerque un papel higiénico que recién se había acabado.
En realidad ella se volvió a bañar, al parecer quería tener su ano limpio para el resto del día.
Eran la 1:15, aun había tiempo, así que después de descansar otro poco, esta vez acurrucados en la cama de mi cuarto, decidimos tener sexo vaginal una vez más, esta vez ella estaba encima de mí.
Probamos varias poses, varios métodos, yo la masturbe a ella, ella a mí, hicimos el 69, en cierto momento a ella le dio ganas de orinar, y decidí compensar lo de hace rato. Para ese momento ya no pensaba con claridad, solo a través del morbo. Fuimos al baño, y en ves del WC, yo pegue mi boca de la vaginita de Michelle, succionando sus alrededores para evitar cualquier fuga. Le dije que estaba bien. Para ese momento estaba loco, mi lengua hurgaba su uretra dentro de mi boca, quizás por el estímulo no se contuvo más y pude sentir como de ese agujero emanaba un líquido caliente y ligeramente salado. Quizás era porque era Michelle, o quizás realmente era así, pero no me supo mal en lo absoluto, me provoco una excitación inmensa al sentir como bajaba por mi garganta. No fue tanto, después de todo, es una niña.
Después de enjuagarme la boca y cepillarme (Puedo ser un depravado, pero no soy un enfermo) Volvimos a la cama. Ya eran las 4:40. Esta vez, habíamos tenido un sexo muy lento, el de las diferentes poses, había sido así, primero, porque estábamos cansados, segundo porque nunca lo habíamos hecho así de lento, nunca llegamos al orgasmo, pero fue como sentir caricias deliciosas en tus zonas íntimas. y eso estaba bien, después de todo habíamos agotado nuestra stamina, sobre todo yo.
-Creo que voy a necesitar varias semanas de descanso…-Le decía, mientras ella estaba acurrucada en mi pecho, ya nos habíamos vestido, pues probablemente en cualquier momento llegaría mi familia.
-Y que me lo digas, si yo soy la que esta chiquita…pero valió la pena.-Me dijo.
Yo le di un fuerte beso en la frente. Pasamos ahí el rato, hasta que llegaron mi mama y mi abuela. Les dijimos que habíamos estado viendo una película de terror y que por esto estábamos los dos arropados. Ya había recogido todo en la casa, así que no había pruebas de que hace pocas horas, se había desatado un caudal de orgasmos ahí. Mi mama nos habló sobre si teníamos todo listo para que Michelle se fuera con mi padre mañana, y así era, ya desde hacía días que estaba empacando sus cosas.
Esa noche, ella y yo, abrazados como siempre, hablamos sobre su partida, no pudo evitar llorar hasta dormirse. A la mañana siguiente paso lo inevitable. Teníamos ciertas esperanzas, pues mi padre nos dijo que llegaba en la madrugada a recogerla, pero no fue sino a las 10 de la mañana que apareció su coche por la calle. Lo ayude a meter todo el portaequipaje, mientras mi mama le hablaba a la de Michelle, sobre lo bien que se había portado, y esta le agradecía por cuidarla. Michelle permanecía al lado de su madre, con la vista clavada en mis ojos, estrujando los bordes de su suéter con ansiedad. Entonces lo pude confirmar. Podía ver a mi hermanita a esos ojos cafés, sin una pizca de lujuria. La veía con cariño y no solo como un objeto sexual. El sexo solo era un extra en nuestra extraña relación (Aunque, admitámoslo, un extra muy grande). Pero sin duda alguna, veía a Michelle por lo que era. Una niña hermosa, inteligente y cariñosa, que le había dado a mi lúgubre existencia una luz abrasadora.
-Bueno, hijo, ya nos vamos. Realmente les agradezco a los tres por cuidad a Michelle.-Dijo por ahí mi padre.
-No hay de que, ¡Cuando quiera puede traerla de nuevo!-Decía por ahí mi abuela
-Bueno, Michelle, despídete de tu hermano mayor anda.-Dijo la madre de ella.
Esta vez Michelle corrió hacia mí sin atavíos, y se aferró fuertemente a mi cuello con sus bracitos, yo la sujetaba de la cintura, mientras podía sentir los sollozos a mi lado. Recordé el abrazo tan incómodo que tuvimos el primer día y lo compare con este, sin duda había una diferencia notable. Realmente ella lamentaba irse, y yo también. Después de secarnos las lágrimas, Michelle subió al auto, y este partió. Ella me miro desde el asiento de atrás, y sin miramientos, hizo el gesto de lanzarme un beso. A todos, probablemente les pareció adorable y ya, pero solo yo pude recibir este mensaje encriptado, que me llego al corazón.
-Nos vemos…-Dije, más para mí mismo, mientras las lágrimas brotaban nuevamente.
FIN
Y si, damas y caballeros, este sería el fin de esta serie donde les relato mi vida llamado «La visita de mi hermanita de 9 años» Pero no se preocupen, no es el fin en lo absoluto de la historia, les recuerdo que mi vida sigue, y la de Michelle también, y más pronto que tarde nos volvimos a encontrar, pero antes, hubieron historias que valen la pena ser contadas, donde se ven relacionadas otras personas. Aunque lo más probable es que esta vez sí me tarde mucho en subirla, tengo compromisos universitarios que atender.
Si les gusto, pueden decírmelo en los comentarios, pueden decirme o mandarme cualquier cosa a mi correo:
Por lo pronto yo me despido, pero volveré a escribir.
comos igue por faovrrr
Fue un excelente último capítulo y el final del relato fue bastante emotivo.
Me gustaría saber cómo será su reencuentro
Definitivamente ahora me siento perdido… No me imagino el dolor de haberla visto marcharse así. Muy excitante igual que siempre pero éste capítulo tuvo una emoción resaltante a la del resto y no se si soy yo o tal vez otros lectores también, pero no pude evitar entristecerme mucho con el fin de ésta serie de relatos. Ojalá aparezca ella en un futuro cercano, pero mientras tanto habrá que deleitarnos con otros relatos que tal como dijistes quieres contar. Hasta el siguiente y muchas gracias por compartir esto aquí.
Aun que tal vez no termine contando como fue su realto lo importante es que sean felices (lo digo llorando aun por el final del relato)
Hola amigo la verdad leí tus 10 capítulos para mi fueron geniales, me masturbe, le hice el amor a mi esposa, recordé cuando le hacía cosas a mi hijastra es genial leer historias así y llegar a entrar tanto en ellas y sentir q eres el protagonista de ella es lo mejor los orgasmos son más puros.
Espero subas más historias
Como siempre nunca decepcionas con los relatos, me encanto esta serie, desde que descubri tu perfil solo entraba a leer tus historias, espero que pronto sigas contando mas historias y que tienes un publico pequeño pero que te lee siempre, saludos y espero regreses pronto! ♥
Hola amigo e leído todos los capítulos de este relato me fascina enserio es muy excitante y también me encanta el cariño que se tienen fue muy emotivo este final ancio saber cómo fue su reencuentro, saludos.
Está ha Sido una tremenda saga, muy bien hecha concentrada, escrita bien parte por parte con mucho cariño, este dió mucho que no se puede explicar fue más que muchas historias sin ofender a nadie con un final sensible y con una continuación todavía incierta pero con mucho valor, espero que puedas continuar con otra saga de historias, con más referencias así que cuide muy bien sus estudios que tiene un buen futuro.
Muy buenos relatos espero y sigas sacando más de como seguía tu vida, relatas bien todo con detalle, y nos dejas enganchados con las historias y si continuación eres un cabrón Jajaja pero bueno espero con ansias las demás de preferencia de tu hermanita, saludos
excelente, pero da para darle vda de nueo con la venida de tu hermanastra onda lo mats a tu padre y madrastre asi la podes tener y le dejes tus sobrinos por viaje asi expresimentas con la mayor y tu hermanita, o ella traiga una amiga, o metas un adulto ademas de vos para doble locura, da para seguir muy bien escrito, y bastante creible, eso si, recomiendo en otros pongas le meti la mitad, o tres cuartos, o casi todo no medida exacta porque no vas a andar miriendola y eso le quita realidad…, y la perfección que tenes al relatar 🙂 abrazo
Wow shimoneta mi casi hentai favorito pero mi hentai favorito es monster musume el de que es un chico normal no el del doctor aun que los dos estan bien buenos se los recomiendo y increible lastima que sea el ultimo de tu hermanita pero paso algo con tu hermanita despues?
Recuerded no dijo que era el final total de ella y su hermanita y llore al final la verdad muy buena infinito/10
Espero las siguiente parte de tu hermanita y tu buena suerte en tus estudios amigo