Las aventuras de Sabrinita. Steve y Sabrina Parte 2.
Los juegos de estos dos primos calientes van en aumento hasta llegar al siguiente nivel..
Después de aquella tarde donde experimente lo que se sentía ser tocada por un hombre mayor mi cuerpo me pedía repetir. Deseaba volver a estar desnuda mientras mi primo Steve de 17 me tocaba, me besaba y me comía el coño. Me estremecía con solo recordar como frotaba su enorme mano en mi vagina, deseaba volver a sentir su lengua en lo mas profundo de mi ser.
A menudo me frotaba con una almohada pensando en Steve, tocaba mi coñito que se mojaba bastante rápido, pero yo quería más, mis juegos a escondidas ya no eran suficiente, quería estar de nuevo con Steve.
Cada vez que iba a su casa aprovechaba algún descuido de mi tía para colarme a la habitación de Steve que siempre que yo iba tenía la puerta entre abierta para que yo pudiera entrar sin hacer ruido. Al cerrar la puerta levantaba mi falda y rápidamente me recostaba en la cama, mi primo no perdía el tiempo, hacia mi calzoncito a un lado y comenzaba a tocar y a lamer mi conchita, mientras yo apretaba los labios tratando de no hacer ningún ruido.
Fue en uno de esos encuentros en donde por primera vez me dio a mamar su verga.
-Abre grande primita, chúpala como una paleta…
Steve me hablaba en voz baja y eso lo hacía más sexy para mí. Aunque su enorme verga no cabía toda en mi boca trataba de chupar lo mejor que podía. Le pasaba la lengua por el tronco y por el glande para después tratar de meterla a mi boca.
Mi primo solo me miraba con una cara de lujuria que me motivaba a seguir mamando y hacerlo como el me pedía. Esos encuentros terminaban cuando me daba su leche en la boca y yo la bebía toda, me gustaba ese sabor que tenía, aunque la primera vez debo admitir que me tomo por sorpresa y me hizo toser poco a poco me fui acostumbrando a su sabor y a su abundante leche.
Pero mi primo seguía insistiendo con lo mismo.
-Ándale primita… ¿Cuándo me vas a dejar metértela? Ya te dije que lo haré con mucho cuidado.
-No quiero que me duela.
-Pero después te va a gustar mucho, te lo prometo.
-Lo pensare.
A pesar de que estaba temerosa quería que Steve fuera mi primer hombre, quería sentir que se sentía ser cogida por él y mentiría si dijera que no lo deseaba.
No tuve que esperar demasiado, pues a la semana volvimos a quedarnos solos. Recuerdo que fue un viernes por la noche cuando mis padres y otros tíos saldrían por la noche, mi tía le pidió a mi primo que me cuidara y esa noche mientras ellos se encontraban de fiesta Steve profanaría a su nenita.
En cuanto se fueron mi primo y yo subimos a mi cuarto y en menos de un minuto ya me tenía en la cama, sentada entre sus piernas como la ultima vez, desnudita mientras el estaba en boxer. Sus manos jugaban con mi coñito, frotando mi clítoris y metiendo suavemente uno de sus dedos mientras me besaba haciéndome gemir como toda una perrita.
-Si mi amor, gime todo lo que quieras. Hoy estamos solos, no te contengas.
Steve sabía como calentarme y convertirme en una putita viciosa, los movimientos acelerados de su mano al dedearme provocaban que instintivamente moviera mi pelvis hacia adelante y hacia atrás, en círculos disfrutando de las caricias de sus dedos en mis partes más íntimas.
Mi primo se detenía para mostrarme su mano empapada en mis fluidos y la llevaba a su boca para disfrutarlos, volvía a empaparse la mano para después dármela a probar y besarnos. Seguro le excitaba saber que estaba tan entregada a él, una nena de 9 años a su disposición esperando a ser penetrada por un hombre de 17 años.
La imagen de Steve todo sudado y con la cara roja me excitaba y cuando me recostó en la cama supe que venía mi parte favorita. Sin mediar palabra levante mis piernas dejando expuesta mi vagina. Mi primo acerco su rostro y con solo sentir la punta de su lengua en mi coñito deje escapar un gemido de placer.
-Aaaaahhhh!!!
-¿Te gusta putita? Te gusta como saboreo tu panochita. Estas deliciosa mi amor.
-Steve!!! Se siente tan rico… ¡Ah, ah! Sigue…
Mi primo con delicadeza continuó comiéndome el coñito mientras yo gemía, mi respiración se aceleraba al sentir su lengua taladrándome. Sentía como Steve con una de sus manos extendía los labios de mi vagina con su pulgar y otro de sus dedos.
-Te ves tan linda Sabrinita, mostrándome tu agujerito cerrado, se ve tan chiquito.
-Que cosas dices Steve. Cállate y sígueme chupando por favor.
-Hare algo mejor que eso mi amor, no te muevas.
Steve se incorporo y separo mis piernas lo suficiente para poder estar en medio. Mis ojos se abrieron de par en par cuando lo vi desnudo, no supe en qué momento se despojó de su boxer pero su verga se veía enorme, hinchada y húmeda con las venas bien marcadas, los vellos recortados de su pubis hacían ver más grande su miembro. Por un momento sentí miedo, era demasiado grande.
-Steve… ¡no!
Intente cerrar mis piernas, pero mi primo hábilmente volvió a separarlas y las recargó sobre sus hombros, dejando mi conchita expuesta ante aquel miembro imponente.
-No tengas miedo princesa, te prometo que lo hare despacio.
Mi primo tomó su pene y comenzó a frotarlo adelante y hacia atrás pasándolo entre los labios de mi vagina húmeda. Era una sensación nueva que me hacia sentir electricidad en el cuerpo. De pronto el miedo se esfumó cuando mi vagina hizo contacto con el glande de mi primo.
Steve me tenía con las piernas apoyadas en sus hombros, me dedicó una sonrisa de lado y sentí como su verga se colocó en la entrada de mi coño.
-No… para Steve, por favor no. ¡Detente!
Mi primo movió su cadera hacia adelante lentamente haciendo que mi coñito se tensara, mi boca dejó escapar un gemido de dolor cuando sentí como esa gran verga me atravesaba, sentía como me invadía, como me llenaba haciéndome doler.
-Steve sácalo… me lastimas.
-Estas tan apretada mi amor, tu puchita va a ser mía te guste o no.
-Me duele…
-Aguanta princesa… uff se siente tan rico, tan caliente y apretado.
Steve dio un fuerte empujón con sus caderas que me hizo gritar y se quedó quieto mientras yo sollozaba. Sentía dolor, Steve me había empalado por completo con su verga y por un momento nos quedamos inmóviles. Mi cara solo reflejaba dolor mientras que Steve me miraba mientras se mordía los labios.
-Mi amor estas tan apretada, tan caliente… siente como tu pucha me aprieta la verga.
Yo no lo sabía en ese momento, pero Steve por fin había hecho realidad una de sus fantasías, desvirgar a su pequeña prima Sabrina y convertirla en una zorrita deseosa de verga para poder cogerla cuando se le antojara. Había soñado con este momento y se sentía mejor de lo que había imaginado. Por fin había roto a la pequeña putita y aunque ahorita se quejaba sabia que era el inicio de esa aventura sexual.
-¡Carajo estas tan apretada, tan estrecha que me cuesta sacarlo!
Steve había comenzado un vaivén lento, con cada movimiento de su cadera me hacía quejarme de dolor. Mi primo se inclinó un poco mas para poder besarme mientras su cadera seguía embistiéndome lentamente.
-Te ves tan sexy primita, deseaba cogerte desde hace mucho princesa. ¿Puedes sentirlo? ¿Te gusta? Ya eres mía y voy a cogerte cada vez que se me antoje.
Sentía como la verga de Steve estiraba mi vagina con cada empujón que daba, instintivamente baje mi mano y Steve me penetro por completo haciéndome gemir. Mis manos tocaron sus vellos púbicos, estaba todo dentro de mí y yo aun no podía creerlo.
Intente separarlo de mi pero mi primo ya había dejado de ser gentil, sus embestidas comenzaron a ser más violentas y rápidas sacudiendo todo mi cuerpo con cada penetración en mi coñito recién estrenado. Steve ya no se contuvo y me follo fuerte y rápido haciéndome gemir de dolor, pero al mismo tiempo sentía placer.
Steve ya estaba inclinado sobre la cama, sus pies se apoyaban en el piso para impulsar el ritmo de sus embestidas mientras me tenía boca arriba gimiendo, el dolor había desaparecido y comenzaba a sentir placer.
Ver a mi primo a la cara mientras estaba cogiéndome era un espectáculo increíble, sus gestos y su cuerpo sudoroso mientras disfrutaba mi coñito apretado, su cara era una expresión pura de placer, con una media sonrisa que me indicaba que le encantaba. En cambio, mi rostro era una mezcla entre dolor y placer, aunque comenzaba a disfrutarlo aún sentía dolor cada vez que su verga gruesa entraba y salía.
-¡Ah, ah, Steve!
La verga de mi primo por un momento salió de mi vagina y sentí una especie de vacío. Steve aprovecho para frotar su verga en mi clítoris, se sentía húmeda y palpitante haciéndome gemir tan fuerte que mi primo aprovecho y me metió todo su miembro de golpe.
Con esa embestida sentí una sensación que recorrió todo mi cuerpo, sentí como cada musculo de mi ser se tensaba para después sentir una serie de espasmos.
-Para… para Steve no sé qué…
No pude terminar de decir la oración cuando sentí esa sensación agradable recorrer mi cuerpo haciéndome gemir mientras mi primo aceleraba el ritmo de sus embestidas. Steve empujo su verga por completo y sentí como su enorme pene descargaba su semen en mi interior mientras el gemía fuerte.
Instintivamente lo abracé y lo atraje hacia mí, su pecho firme y con pelo me aplastaba mientras el resoplaba. Nos miramos por un momento y nos sonreímos.
-Que rico mi amor, creo que te corriste con mi verga adentro sentí como me apretabas. Eres una viciosa, como te encanta la verga Sabri.
Sentí como la verga de Steve salió de mi recién estrenado coñito que chorreaba semen. Me llevé la mano a mi vagina y pude ver su esperma combinado con un poco de sangre.
-Tranquila, es normal, no tengas miedo. Ven, vamos a bañarnos.
Steve me llevo en brazos al baño, mientras nos dirigíamos me besaba y yo le correspondía. Sentía como mi vagina palpitaba con cada beso y cada tocamiento de Steve. Quizás me había dolido, pero me había gustado sentirlo.
Después del baño pude ver mi vagina limpia, hinchada y roja, me dolía un poco pero esa noche mi primo Steve se encargó de masajearla con su boca varias veces hasta quedarnos dormidos en mi cama.
Gracias a todos los que se tomaron el tiempo para dejarme un comentario, eso me anima a seguir escribiendo y compartir mis anécdotas cachondas.
Muy buen relato y exelente continuación del anterior, felicitaciones y espero más historias.
Excelente muy excitante.