Las gemelas
La primera experiencia de las hermanas Rios.
Las gemelas Rios son muy unidas, las dos son idénticas como si estuvieras viendo un espejo y por lo general suelen confundirse por completo. La diferencia entre ellas no es mucha, pero existe. En realidad, solo hay una cosa que realmente las distinga el uno del otro y esa es la parte de su cabello.
Sami lleva un flequillo sobre la derecha y Jane tiene el flequillo sobre la izquierda. Eso es algo que se puede notar de inmediato, aunque la gente tiende a no fijarse en ese detalle. Las chicas son similares tanto físicamente, que suelen hacerse pasar por la otra.
El la cuidad son muy conocidas, sus grandes ojos verdes y cabello castaño cobrizo atraen la mirada de la gente y les llaman la atención. Ambas chicas tienen un gran sentido del humor y son muy amigables. Aunque no son de los más listas, pero son bastante perspicaces cuando quieren.
Aunque están rodeadas de pretendientes no suelen tener pareja y la relaciones más largas no pasan de un mes. Se ven demasiado jóvenes para pensar en el matrimonio y no tienen prisa en casarse, pues según ellas «son jóvenes«.
Pero las dos tienen un secreto, que tal vez tiene que ver un poco con su soltería. Y es que tienen seco entre ellas desde los 14 años. No son pareja, pero les gusta tener relaciones sexuales entre ellas.
La primera vez fue tan natural que no le dieron importancia a lo que pasaba. Un día se habían despedido de la escuela y habían ido a ver una película en casa. Sami estaba muy emocionada con el argumento de la película y se movía de un lado a otro en el sillón. Jane, que no tenía tanta prisa por ver la película, la tomo por sorpresa, la empujó contra el sofá.
—Ya calmate, no me dejas ver la película.
—Eres muy pesada —Dijo Sami
—¿Qué? ¡Callate!
—Cállame.
Jane sonrió y se inclinó hacia ella, besándola. Cuando se dio cuenta que su hermana correspondía, no se detuvo. Sus lenguas se encontraron y se tocaron, mientras sus manos se apoyaban en el sillón, a ambos lados de Sami.
El beso duro un rato, pero se separaron, ambas respirando pesadamente.
—Esto es raro, ¿No crees?
—Un poco —Sami estaba confundida, pero también excitada—. Pero, ¿Quieres detenerte?
Jane se mordió el labio.
—No, pero creo que será mejor que lo hagamos en nuestra habitación.
Ambas chicas subieron y se acostaron en la cama. Continuaron besándose. Las manos de Jane, aprovechando la situación, recorrieron el cuerpo de su hermana, tocando sus senos por sobre la ropa.
Sami suspiró.
—Te gusta, ¿Verdad?
—Si, me gusta.
Jane bajó los labios hasta el cuello de Sami, besándolo. Se separó de ella, para empezar a quitarse la ropa. Su hermana, comprendiendo que era lo que pasaba, comenzó a desvestirse también. Ambas chicas quedaron desnudas.
Fue en ese momento, cuando todo se volvió real, no estaban viendo una película o teniendo una fantasía, eran dos chicas desnudas, mirándose. Jane se acercó a Sami, besándola otra vez. Sus manos acariciaban su piel, explorándola.
Moviéndose sin prisa, Jane besó su cuello, descendiendo hasta su pecho, para después posar los labios en uno de sus pezones.
Sami gimió.
—Me gusta.
Jane siguió trabajando, lamiendo un pezón mientras que con su mano, acariciaba el otro. Sami suspiró, acariciando el cabello de su hermana.
Sami gimió.
—Jane ¿Estás segura de esto?
—Está bien, solo disfrútalo.
Las manos de Sami se agarraron a las sábanas, mientras sentía a Jane chupar su clítoris. No podía creer que estuviera haciendo esto con su hermana. Pensaba, que lo de las mujeres era bonito, pero no se había atrevido a pensar en esto.
Jane introdujo su lengua en su interior, mientras usaba los dedos en su clítoris. Sami gimió.
—¡Ahh! ¡Es genial!
Jane no se detuvo, lamiendo con su lengua, mientras que sus dedos se movían en su clítoris. No pasó mucho antes que Sami gimiera.
—Oh dios, Jane ¡Me voy a venir!
—Vamos, déjalo salir.
Sami sintió su orgasmo llegar, mojando a Jane, quien continuo lamiendo hasta que su hermana dejó de temblar.
Salió de entre sus piernas, acostándose a su lado.
—¿Quieres que te toque también?
Jane no contestó, pero no tuvo que hacerlo, Sami ya entendía.
Besando a su hermana, Sami acarició su cuerpo, descendiendo hasta su entrepierna, para comenzar a masturbarla.
Jane gemía, sintiendo como la mano de Sami trabajaba en su clítoris, frotando sus pliegues, hasta que ella también llegó al orgasmo.
Sami besó a su hermana, acurrucándose a su lado. Desde entonces, han tenido muchas experiencias juntas
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