Las historias de mi marido las hice realidad
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Me llamo Verónica, estoy casada hace más de veinte años con Manuel él es mayor que yo diez años y nuestras relaciones intimas se fueron apagando sin saber porque, ya que siempre yo estuve dispuesta a compartir con él nuestros mejores momentos.
Siento que aun estoy joven y deseosa de compartir con nuestra intimidad, pero el por su parte hace muy poco por revivir intimidad, por el contrario se había concentrado en las noches en su estudio y lo escuchaba escribir en su computadora con mucho intensidad.
Pero un día, organizando la casa, cuando estaba en el estudio de mi esposo por casualidad toque el teclado para limpiar y se activo la pantalla, noté que él había dejado abierto su computador y como a esa hora ya estaba en su trabajo, me detuve a observar un escrito que apareció en la pantalla y al leerlo con curiosidad me enteré que se trataba de un relato donde un esposo disfrutaba de ver a su esposa follando con otro hombre y luego entrando más en sus archivos encontré otros tantos escritos del mismo estilo, con amigos del esposo, incluso con familiares, particularmente los describía mas jóvenes e impetuosos que el.
Busque en las propiedades de cada archivo y en todos aparecía como autor Manuel XXX, el nombre de mi esposo.
Atando ideas entendí que en las noches cuando él se quedaba en su estudio lo que hacía era escribir, desarrollando estas historias que seguramente deseaba en su interior, pero nunca me lo dijo o insinuó, también había relatos swinger donde se presentaba el intercambio de esposas y en varios de estos aparecía mi nombre y el de él.
Y leyendo más y más relatos encontré que mencionaba nombres de sus amigos y hasta parientes, particularmente en varios estaba el nombre de un sobrino de él, que era muy afectuoso conmigo.
Entendí por la forma de relatar las historias que su mayor deseo era esconderse en casa y verme follar sin que yo lo supiera y esto lo excitaba muchísimo, según relataba en sus historias.
Como nuestra relación estaba tan deteriorada y mi independencia económica no dependía de él, me indigné y en el primer instante pensé en darle gusto a su imaginación y de mi parte desahogar tantos deseos reprimidos.
Me propuse seleccionar el candidato perfecto, que fuera discreto, que tuviera que mantener el secreto, que fuera impetuoso y así pasaron muchos días hasta que una noche fui a una fiesta familiar con mi hijo, ya que mi esposo estaba fuera del país y esa noche encontré allí el hombre perfecto, se imaginan quien?
La fiesta estaba muy animada, tome varias copas y me sentí muy eufórica, inicio el baile y a media noche a alguien se le ocurrió apagar las luces, pero todos seguimos bailando, empezaron los cambios de pareja y de pronto llego música suave, algo así como música para enamorados y como todos estábamos bastante alicorados empecé a ver algunos cruces de parejas.
En ese momento yo bailaba con mi hijo y note que estaba algo tomado, se lo pregunté y sonriendo me dijo, solo un par de copas.
Le dije y ahora quien va a conducir el coche? Yo desde luego, estoy muy bien, me respondió y seguimos bailando.
De pronto el me apretó contra su cuerpo y sentí en mi pelvis algo duro y esto explotó mi libido.
Me descontrolé y decidí continuar así pegados.
A esa hora nadie se fijaba en nadie y cada pareja estaba en lo suyo.
Sentí que mi concha se humedecía e irresponsablemente le dije a mi hijo que deseaba algo de tomar por que tenía mucha sed, y el rápidamente me consiguió una copa gigante de vino la que bebí tratando de pasar la página sobre lo que estaba sintiendo, apenas acabe de beber el vino el me invitó a bailar nuevamente y contrario a lo que pensé el vino hizo el efecto de excitarme más.
Mi hijo se llama Leonardo pero siempre le he dicho Leo.
Al sentirme tan excitada decidí proponerle que nos fueramos a casa y el aceptó de inmediato.
Salimos, fuimos hasta el coche, el me abrió la puerta, me subí y mientras el daba la vuelta para acomodarse en el coche se me ocurrió recoger mi falda y dejarla a menos de medio muslo.
Cuando Leo se sentó vi que dirigió su mirada hacia mis piernas y me dijo, Ma, no me había fijado, pero pienso que tienes unas piernas muy hermosas, deberías usar minifaldas para lucirlas.
Tú crees? Ya soy una mujer mayor y no creo que me quede bien.
Pero al menos cuando estés en casa me gustaría verte con minifalda.
De verdad te gustaría? Si, es que son realmente preciosas.
Está bien Leo, si me lo pides lo haré.
El camino a casa duro más o menos media hora y en varias de las señales de luz que nos tuvimos que detenernos, Leo no perdió la oportunidad de acariciar mis piernas y la excitación fue subiendo en mi interior al punto de deseaba que me poseyera allí mismo.
Finalmente llegamos a casa, entramos con el coche al garaje y me quedé esperando que el abriera mi puerta y cuando lo hizo le dije, creo que estoy muy mareada, ayúdame a llegar a mi habitación.
La verdad es que simulé estar más alicorada de lo que realmente estaba.
Caminamos abrazados, y como él es más alto y fornido que yo, no le costó ningún trabajo manejarme a su antojo.
Cuando llegamos a mi habitación le dije que me ayudara a poner el pijama y el presuroso me colaboró, primero saco mi blusa, luego mi falda y quede solo con ropa interior y medias de liguero.
Me dijo, Ma te ves fabulosa, que cuerpo más perfecto tienes.
Tú crees? Si te veo preciosa.
Eso lo dices por alagarme, pero yo se que ya estoy en el ocaso.
No, no digas eso, te ves maravillosa.
Y en medio de estas frases note como bajo su pantalón se había erguido su polla.
Estando en estas condiciones le dije creo que no me voy a poner pijama, tengo calor y me metí bajo la frazada y le dije… Me gustaría que me acompañaras esta noche que estoy solita, ven y duermes conmigo.
Y quién dijo miedo.
En un instante estaba solo en bóxer y acomodándose a mi lado bajo la frazada, yo me abrace a él y por supuesto al acercarme sentí su polla súper erguida, y jocosamente le dije… Uhmmm que es esto tan rico? Y él me respondió, perdona Ma pero al verte semidesnuda no pude contenerme, eres una mujer fascinante.
No te preocupes Leito, que desde que estábamos bailando y me pegaste a tu cuerpo, al sentir que ya eras todo un hombre apuesto me excitó tanto que si tocaras mi concha te darías cuenta que estoy empapada.
Verdad Ma? Si, así es Leito.
Yo estaba tan descontrolada que sin pensarlo dos veces me acerqué y le di un beso en la boca, el que disparo la excitación de Leo y ahora fue él quien me abrazó y no paró de besarme y magrearme sin parar.
Pasé mi mano por mi espalda y solté mi brasier y mis senos quedaron al aire, luego me quite la tanga y Leo hizo lo mismo con su bóxer.
Los dos quedamos totalmente desnudos y pronto Leo se subió sobre mí cuerpo separándome las piernas y quedando enfrentados nuestros sexos.
Me sentí transportada a la gloria al volver a tener un macho sobre mí, dominándome y deseando hacerme lo que él quisiera.
Los besos y caricias que Leo me dio, me demostraron que estaba frente a un gran amante, que con caricias y suavidad me estaba envolviendo en un halo de sexualidad del que no podría salirme.
Baje mi mano y tomando su polla la deslice a lo largo de mi concha para lubricarla y luego la puse a la entrada de mi concha, él fue empujando y lentamente sentí que invadía mi intimidad, la que antes solo fue del tonto de mi marido que no la supo aprovechar, pero ahora, yo estaba dispuesta a no dejar pasar otras oportunidades.
Sentí que la polla de Leo era más grande y poderosa que la de mi marido y esto me excitó terriblemente, luego él empezó a meterla y sacarla y yo a gemir como una gata en celo, tenía muchos días sin sexo y ahora lo estaba disfrutando al límite.
El me dijo… Te gusta? Siiiiiiii, que rico hazme lo que quieras, estoy disfrutando cada instante.
Así estuvimos varios minutos en medio de sexo, besos y caricias y como yo quería sentir su polla hasta bien adentro de mí ser, le propuse cambiar de posición y yo me subí sobre él.
Así su polla me penetró más y yo pude manejar la velocidad y la fuerza de mis caídas sobre aquella deliciosa polla, sentía en cada descenso que me tocaba lo más profundo de mí ser y esto me fue llevando a experimentar un orgasmo como nunca antes gocé.
Al haber ya disfrutado de mi orgasmo me ocupé porque Leo tuviera también su momento y cambiando de posición volvió a subirse sobre mí, yo lo rodee por la cintura con mis piernas y así su polla me pudo penetrar más profundo y hasta donde él quisiera y poco a poco fue acelerando sus embestidas hasta que llegado el momento lo escuche resoplar respirando agitadamente, intentó salirse de mi concha, pero le pedí que no lo hiciera, yo quería su leche dentro de mí y así lo hizo, explotó y yo disfruté muchísimo al sentirme invadida interiormente por su semen.
Me besó y me agradeció ese momento tan maravilloso, yo le dije que todo lo contrario, porque estaba sedienta de sexo desde hacía muchos días por que su padre me ignoraba.
El me prometió que estaría dispuesto a complacerme cuando yo quisiera y lo hare nuevamente si me resulta necesario.
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