LAS MUJERES DE PAPÁ
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Hansolcer.
Cualquiera al verlas juntas pensaría que eran hermanas.
La mamá, Doña Vicky era madre soltera.
Tendría 30 y su hija 16, ambas de baja estatura, bonitas y cuerpos atractivos por los que muchos de los hombres en la vecindad se habían hecho mas de alguna paja a su salud.
Nataly, la hija.
Desde que habíamos llegado a vivir al lugar no había perdido oportunidad para coquetear conmigo.
Teníamos la misma edad aunque ella se mostraba como alguien que había vivido un mundo de experiencias en lo que concierne a relaciones de pareja.
Era social tanto con los jóvenes igual que nosotros e incluso con hombres mayores como mi padre y otros señores de su edad.
En las pocas ocasiones que habíamos coincidido me había platicado de sus noviazgos y hasta del sexo que había tenido con alguno de ellos.
¿Eres virgen? – me había preguntado mas de alguna vez.
A lo que había callado, porque no podía confesarle que desde los 12 era adicto a follar con mis hermanos y que en aquel cuarto donde dormíamos hacíamos igual o más cosas que ella pudiera haber hecho en materia de sexo.
Con el correr de los meses, fui yo quien descubrió que papá le era infiel a mi madre con Doña Vicky la mamá de Nataly.
Los encontré cogiendo en el baño del patio, ese que el mismo había construido nada más con 4 palos y cubierto con plástico negro.
Porque bañarse en los baños comunes de la vecindad era toda una aventura por las mañanas, por lo que muchos habían hecho lo mismo y se duchaban a huacalazo limpio con agua llovida que recogían en barril o agua que iban a traer a un manantial cercano.
Serían las 11 de la mañana y el patio de aquella vecindad prácticamente estaba sola.
Desde muy y temprano se veía desfilar a los inquilinos a sus trabajos, los hombres, muchos de ellos a la fabrica de ladrillos que estaba a unas cuadras.
Las mujeres, muchas al mercado local donde algunas trabajaban ayudando a atender algún negocio y otras como domésticas lavando y planchando ajeno, tal como lo hacía mamá.
El sol caía con fuerza.
Y tentado estuve a irme al baño a ducharme, pero decidí esperar un rato más porque dentro de poco tendría que irme a la escuela y entonces tendría que bañarme y el agua en aquella vecindad era escasa.
Había algo mas que me intrigaba, mi hermana Lily no estaba en casa.
Y era casi un ritual que antes de irnos a estudiar echabamos un polvo.
Aquella cachonda niña a sus casi 12 era mi desagüe por las mañanas.
Ya en la noche, bien podría ser ella o su hermana mayor Beatríz de 15 y porque no hasta nuestro hermano de 13.
Porque los cuatro éramos cómplices en darnos placer en lo que respecta al sexo.
– Donde andará esta putita – me pregunte con aquella sensación en mis huevos por deslecharne.
Pense que quizas estuviera en el baño y fue por ello que camine sigilosamente.
Quien y estuviera ahí y se me concediera el meterle mis 17 cm en aquella panocha que me merendaba desde hace mas de un año.
O me equivocaba pero creí escuchar gemidos apagados, jadeos.
Alguien estaba cogiendo.
¿seria Lily? ¿Con quien estará? – me dije.
Curioso y hasta con algo de celos me acerque tratando de hacer el mas mínimo ruido.
Quería encontrarla con las manos en la masa, en el hecho mismo.
Mi yo morboso hasta maquinó que de ser posible me uniría.
Por putita la iba a hacer parte de su primera orgía con alguien que no fueran nuestros hermanos.
Aaaah ahhh ahhh Que ricooo.
Que rico, damela toda.
Mandamela hasta el fondo amor – se escuchaba.
Mas papi, mas.
Dame más, maaas.
Era claro que no era Lily.
Pero quien podía estar pidiendo mas verga en nuestro improvisado baño.
Porque tampoco era mamá, ella había salido a trabajar muy temprano.
Papá si estaba, el se iba a eso del mediodía.
Pero, ¿con quien pudiera estar? Porque quien gemía era una mujer adulta.
Lleno de morbo me acerque hasta quedar al lado del plástico que servía de pared y afinando el oído pude deducir que era Doña Vicky.
Su voz me resultó clara y aunque no podía verla si la imagine siendo víctima de la verga de papá.
Porque mi padre cuerpo no tenía.
Flaco, 165 de estatura cuando mucho, moreno de piel, pero con una verga de mas de 18 cm y gruesa.
Gruesa y deforme, le comenzaba de un grosor luego se le anchaba hasta terminar en aquella cabezota de color amoratado.
Que sabia usarla.
Si sabría yo los quejidos que le sacaba a mamá en aquella cogidas que yo tanto había espiado sin llegar a verlos.
Saber que podría ver a papá follando me causaba una sensación que no podía explicarme.
Era algo así como sentirme dueño de sus secretos, como si con ello pudiera tener alguna ventaja a futuro.
No sabía a ciencia cierta, pero quería verlo y por eso me deslice tan despacio como pude hasta buscar algún agujero por donde pudiera espiar.
Por una abertura al lado de unión de los palos que hacían esquina pude verlos.
Ella con sus pechos sobre el barril sosteniéndose del borde con sus manos, su espalda ligeramente arqueada para dejarle ese trasero a disposición a papá para que se afianzara y por detrás le empujará aquel pedazote de carne.
Una y otra vez la embestía enterrándole hasta el último centímetro.
Aquella cueva parecía estar hecha para recibir verga porque al movimiento de caderas de mi padre ella igual se movia como si quisiera que la penetrada fuera más profunda.
Sus tetas se balanceaban de tal manera que era imposible no caer en adulterio.
Medianas con ese pezón duro.
Todo su cuerpo se antojaba acariciarlo, su piel suave.
Su culo ahora sin ropa alguna, era algo que definitivamente le paraba la verga a cualquiera.
Ver a papá follando a aquella mujer, era para envidiarlo.
Te gusta putita – lo escuhe decir.
¿Te gusta que te coja?.
Si papi – contesto ella con voz de mujer excitada.
De mujer satisfecha.
Una mirada alrededor me sirvió para saber que si me iba al sanitario que tenía a unos 10 metros a mi izquierda bien podría ver mejor.
Muy despacio me moví tratando de hacer el mas mínimo ruido y cuando estuve a la puerta me entre de lleno.
El sanitario no era mas que una letrina de fosa con un costal cono puerta.
Me subí a la taza y pude darme cuenta que no estaba equivocado.
Podía ver perfectamente a mi papá follando a placer a aquella vecina, a la madre de aquella chica que no dejaba de coquetearme y que sino había pasado a mas con ella era por un sentimiento de inseguridad.
Un miedo a entablar una relación con alguien que no fueran mis hermanas.
Me saque la verga y empecé a pajearme.
Con mi mano lo mas apretada posible, imaginaba que era yo quien se ensartaba una y otra vez en aquella panocha que parecía tener hambre de sexo.
Que era yo quien satisfacia a aquella mujer que hoy descubría era la competencia de mamá.
Por un instante me surgió la duda.
¿Quien cogería mejor? ¿Mi madre o la vecina? Porque papá parecía embelesado follando a Doña Vicky.
Cierto que era mas joven y hasta quizá mas guapa.
Pero mamá era una delicia en la cama.
Su chocho mas carnoso, mejores piernas.
Incluso su culo era mas grande.
Hacia un año quizás o mas cuando ella me descubrió follando con mis hermanas y sucumbió al deseo y terminamos teniendo el mejor sexo que pudiera imaginar.
Cerré los ojos.
Parado sobre la taza de aquel excusado me pajie por las dos mujeres de papa.
Por mi madre y por Doña Vicky.
Tenía la verga tan tiesa que supe que iba correrme en segundos.
Acelere mis movimientos y hasta deje caer mis pantalones a los tobillos.
Al compás de mi mano culeaba como perrito excitado.
Fue entonces cuando vi abrirse el costal y aparecer a mi hermana Lily.
Una mirada y basto para saber que podía contar con ella.
Le ofrecí mi polla y empezó a mamarmela.
Pero yo estaba en las ultimas y se la saque de la boca.
Creo que entendió que iba a acabar sobre ella porque cerro los ojos acomo si esperara una lluvia.
Viendo a papa follar, imaginar que era yo quien podía penetrar tanto el coño de Doña Vicky como el de mamá y mi hermana de 12 esperando mi leche me hizo derramarme hasta que me flaquearon las piernas.
Mi padre había acabado también y ahora su amante le limpiaba la verga.
Lily hacia lo propio, afanosamente recogía mis restos de semen.
Podía leer en sus ojos que saliendo de esta letrina tendría que ir a follarla.
Mi padre y Doña Vicky se despedían.
Se besaban con ese beso cómplice que los delataba, que decía que esta no seria su última vez.
Lo vi a el sacar la cabeza y espiar para cerciorarse que no hubiera nadie en el patio.
Luego dándole una palmada en las nalgas pareció decirle que Tofo estaba seguro.
Que podía salir.
La vi correr.
Fue directo hacia nosotros.
Iba a la letrina donde aun estaba yo con mis pantalones abajo y con mi hermana de 12 chupando mis 17 cm de verga.
No hubo tiempo, me baje de la taza y echando a Lily al fondo me sente como si estuviera haciendo mis necesidades.
Cuando ella trato de mover hacia un lado el costal y entrar, escucho la tan repetitiva frase que se escuchaba en aquella vecindad: ESTA OCUPADO.
O fue mi imaginación, pero sentí que se quedo mas tempo del normal.
Como si presintiera que yo estaba ahí por otra cosa menos por mis necesidades.
Quizá pensara que bien podria haberla visto cuando follaba con mi padre.
Incluso podria oler el sabor a sexo que se sentía en el aire.
Escuchar sus pasos alejarse fue un verdadero alivio para mi y en cuanto pude me salí tras cerciorarme que nadie pudiera verme.
Lily me siguió minutos después y como lo presentí nomas llego nos encerramos para pegar una cogida de esas en que se nos olvida que debíamos ir a la escuela.
Si es que nuestros hermanos no nos llegan a tocar la puerta a eso de las 12:30 y sacarnos de la cama después de dos polvos quizá ese día nos hubieran puesto falta.
Uno a uno nos fuimos a bañar y aunque me había descremado 3 veces no pude evitar empalmarme sabiendo que hacia poco mas de una hora papá había follado ahí mismo a la vecina.
Que por cierto estaba como echarse una paja.
Seguiré contando.
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