Las nuevas clases de Educación Sexual
Una pareja de profesores llegan a un pequeño pueblo para impartir sus clases de Educación Sexual, con un nuevo método, que después de las primeras resistencias, acabaría siendo aceptado por todos, porque todos tenían algo que ocultar, como en toda sociedad hipócrita de nuestro tiempo..
Introducción: Este relato podría considerarse la continuación del relato “Clases de Educación Sexual”, cuya continuación me han pedido varias veces, y ahora especialmente sugerida por el seguidor de mis relatos Bro…..
Casi todo el mundo es consciente de la necesidad de una Educación Sexual desde los primeros años de vida, como parte fundamental del desarrollo de las personas, pero no todo el mundo está de acuerdo en como impartirla, a que edad, si debe ser algo exclusivo de las familias o debe de haber una coordinación con los Colegios donde estudian los niños.
Ante las resistencias sociales para llegar a un acuerdo, cada uno intenta imponer sus métodos con mejores o peores resultados, pero lo que está claro es que algo hay que hacer de forma urgente para evitar muchos de los desagradables sucesos que vemos diariamente, en los que las niñas suelen ser las principales víctimas.
Will y Alissa llegaron a Peenhorse, destinados como profesores de Educación Sexual en la Escuela de Primaria de esa pequeña ciudad de un condado del medio oeste americano, dispuestos a implantar un nuevo sistema de enseñanza, que creían necesario para normalizar el sexo en la educación de la ciudadanía.
Todos los comienzos no son fáciles y al principio se iban a encontrar con alguna resistencia por parte de las fuerzas conservadoras del pueblo, como la Iglesia y alguna organización que velaba por las buenas costumbres, pero a la vez, empezaron a salir a la luz todos esos vicios ocultos que siempre están detrás de todas esas capas de hipocresía social que pretenden taparlo todo.
La pareja expuso su programa a la dirección del Colegio, que lo acogió con un poco de escepticismo, porque sabían que algunos padres les iban a poner problemas, pero decidieron esperar acontecimientos, porque por otra parte, también les habían excitado las nuevas propuestas de enseñanzas que les expusieron:
—El porno es uno de los grandes problemas con los que nos encontramos ahora para impartir estas enseñanzas de una forma útil para ellos y para fomentar unos buenos valores entre los niños para relacionarse entre si y con los demás —les decía Will, ante la cara de expectación del Director del Colegio.
Continuando Alissa la exposición:
—Ya saben que desde muy pequeños empiezan a ver todo tipo de sexo en sus móviles y dispositivos informáticos, creándose unos malos hábitos en ellos y creencias equivocadas sobre lo que debe ser una sexualidad sana.
—Eso es cierto. Tenemos mucho debate con los padres sobre si debemos prohibir esos dispositivos entre los niños para que no tengan esas malas influencias —decía uno de los profesores.
—Esa no es la solución, porque no podemos cerrar las puertas al progreso, lo que hay que hacer es aliarse con él y utilizarlo en nuestro beneficio —le contestaba Alissa.
—¿Y cómo hacemos eso? —preguntó el Director.
—Utilizando ese mismo porno como medio de educación, pero complementado con nuestro propio material audiovisual, explicando todo lo que se ve ahí, para desmitificar prácticas que no son reales o que son equivocadas.
—¡Ah!, bien, parece una buena idea. Yo soy madre también y como mis hijos están todo el día viendo porno, alguna vez me puse a verlo con ellos para indicarles que muchas de esas escenas son falsas o exageradas, o que esas maravillosas pollas que salen ahí no son tan reales como parecen —dijo una de las profesoras del Colegio.
—Genial. Esa es la idea, Evitar que los niños se acomplejen al ver que sus pollas son más pequeñas y que las niñas sepan con lo que se van a encontrar sin tener esas falsas idealizaciones —le dijo Alissa, satisfecha.
—Nosotros tenemos nuestro propio material de vídeos y fotos que hemos hecho con nuestra hija y que vamos a enseñar en las clases. También vamos a tratar de que los alumnos traigan a clase el suyo propio, que hayan hecho en sus casas, que seguro que muchos tienen, para contrastarlos, también —añadió Will.
—Sí, nosotros tenemos algún vídeo grabado con las niñas y con el crío, que no tendría problema en aportar, aunque no sé si todos los padres estarán de acuerdo con eso —le dijo otra profesora.
—Habrá que exponérselo de forma clara y didáctica para que todos lo acepten, aunque sabemos que habrá dificultades —finalizó Will.
Después de la charla de presentación, parecía que los nuevos profesores habían convencido de sus métodos a la dirección del Colegio y se presentaron ante los niños en el inicio del curso, cuyas clases iban a ser conjuntas para todos los cursos.
El primer día de clase Will y Alissa se presentaron ante los niños, para explicarles como iba a ser sus métodos de enseñanza, empezando Will a hablarles:
—Somos vuestros nuevos profesores de Educación Sexual y esperamos que nos lo pasemos muy bien juntos aprendiendo todos con vuestra colaboración, así que primero vamos a conoceros bien para saber vuestras necesidades.
Y siguió Alissa:
—En el sexo tenemos que hablar siempre con claridad y sin vergüenzas, compartiendo con los demás todas nuestras dudas o problemas que podamos tener. A vuestra edad es normal que os hagáis muchas preguntas y hace falta que haya alguien para responderlas, en vuestras casas o en clase. Ya sé que a veces no es fácil, porque cada familia es diferente y tienen sus costumbres, pero aquí estamos nosotros para intentar solucionar todo eso.
—Para empezar, podemos hablar de lo más básico, con lo que todos empezamos a explorar nuestra sexualidad. Supongo que alguno de vosotros habréis empezado ya a masturbaros, por iniciativa propia o porque alguien os haya enseñado. ¿Cuántos os habéis masturbado ya alguna vez? —les preguntó Will.
Se levantó un murmullo en la clase, que Alissa intentó acallar:
—Bueno, un poco de silencio. Levantar la mano quienes lo hayáis hecho.
Empezaron a levantarse algunas manos, sobre todo de los más mayores, pero alguna de los más pequeños, también, llegando prácticamente a la mitad.
—Bien. Ya veo que entre los más mayores, casi todos ya os maasturbais. Eso es bueno, pero vamos a ver como lo hacéis, como empezasteis, en que pensáis para excitaros, todo eso….—y Alissa empezó a preguntar— Henry, cuéntanos sobre ti, como empezaste, por qué….
Henry era de los chicos mayores y por eso la profesora había empezado con él, porque tendría menos vergüenza para hablar y luego, los más pequeños se animarían.
—Empecé hace dos años, porque se me ponía dura cuando veía a mi madre desnuda y me daba gusto tocármela.
Se escucharon algunas risas, que Alissa trató de acallar:
—Silencio, dejar hablar a Henry. Lo que está diciendo es muy normal y seguro que a los demás les ha pasado lo mismo y luego nos lo vais a contar a los demás también. Continúa, Henry. ¿Te la tocabas hasta que te corrías?
—Sí, al principio no me salía semen, pero me daba gusto igual, aunque ahora ya me sale bastante.
—Claro, genial. ¿Y tu madre te veía o hacía algo?
—Sí, alguna vez me veía y me ayudaba para aliviarme.
—Perfecto, de eso se trata, de que los papás vean normal eso en sus hijos y colaboren con ellos. Ya vi que tu hermana pequeña también levantaba la mano. Angie, cuéntanos tú.
La cría dudó un poco antes de empezar a hablar y Will la animó:
—Habla sin miedo, Angie. Seguro que es muy interesante tu experiencia y puede servir a las demás niñas.
—Cuando veía a mi hermano como se la tocaba, yo me excitaba y empecé a tocarme la rajita, que se mojaba mucho cuando me metía los dedos —dijo ella.
—Y eso te daba mucho gusto, claro. Y bueno, dime, cuando estabais juntos tu hermano y tú, ¿os tocabais entre los dos también?
—Sí, él me dejaba tocársela para pajearle y él a mí, hasta que nos corríamos.
—Eso es fantástico, Angie. Explorar el sexo entre los hermanos es de las mejores formas para empezar. No sé si también empezasteis a haceros oral….
—Sí, yo se la chupo y él a mí.
—No me digas…. ¡Uuufff! Os felicito a los dos. Eso es riquísimo…. le decía Alissa, con una notable excitación, por lo que continuó preguntándole.
—No sé si preguntarte si vuestros papás os dan alguna indicación o participan con vosotros también….
Henry se adelantó a la respuesta de su hermana:
—Sí, mi mamá me enseñó como tenía que comerle el coño a mi hermana y a ella, papá también la enseñó a comer bien una polla.
—¡Que maravilla! Sois un ejemplo de como debería ser una familia. Si todas fueran así, nuestra labor aquí sería más fácil —terminó Will.
Después de aquello, la tensión sexual había aumentado en la clase, lo que animó a los demás a hablar:
—A ver, quién más nos quiere contar….. Alguno que vea porno y que se esté guiando por él para aprender sobre el sexo.
John levantó la mano y empezó a hablar:
—A mí mis padres no me enseñan nada y solo tengo el porno para aprender a follar.
—Que mal, John. Seguro que estás aprendiendo muchas cosas equivocadas. A ver, dime como te gustaría tener sexo.
—Me gustaría correrme en la cara de las chicas y metérsela por el culo.
—Bueno, todo eso está muy bien, si a la chica le gusta también, pero hay que respetar sus gustos y no obligarla a hacer esas cosas por complaceros a vosotros. Y ahora me dirijo a vosotras, niñas, cuando os pidan algo así, hacerlo porque queráis y porque os guste. No os sintáis obligadas por ningún chico, aunque queráis complacerle. Aquí se trata de disfrutar los dos y no que uno haga solo lo que le de gusta a él.
—Pero en los vídeos vemos que a todas las chicas les gusta eso —dijo Jessy— y que todos los chicos siempre quieren meterla por el culo, aunque ya esté el coño para eso, ¿no?
—Se puede meter por los dos lados, si nos da placer. ¿A ti te gusta cuando te la meten por el culo, Jessy? —le preguntó Will.
—No, me hace mucho daño.
—Ves, el sexo anal puede ser muy placentero, pero hay que saber hacerlo y tiene una preparación previa. No es solo como se ve en los vídeos porno. Seguro que si el chico que te lo haga, lo sabe hacer bien, te va a dar mucho placer, pero para eso estamos aquí, para aprender todas esas cosas…..
Nuevamente se levantó otro murmullo en la clase, al ponerse a hablar unos con otros, comentando sus experiencias y sobre lo que había dicho el profesor, al que le preguntaron:
—¿Vamos a aprender a follar por el culo?
—Claro y todo lo que queráis. Y los chicos que quieran, podrán hacérselo entre ellos, también.
Las risas surgieron de nuevo, porque eso era un tabú para ellos y no esperaban que se pudiera hablar abiertamente en clase, por lo que Will les aclaró:
—Estáis en la edad de experimentar todo tipo de sexo, para que sepáis lo que os gusta y lo que no, y no pasa nada por probar….
—Yo lo he probado y me gustan más las pollas que los coños, —dijo uno de los chavales.
—Claro, me parece genial eso. Seguro que hay más en la clase que les pasa lo mismo que a ti.
—Sí, muchos, jaja —contestó él—, pero no quieren decirlo.
Alissa tuvo que acallar nuevamente el murmullo:
—Está bien. Vamos a seguir con la clase….. Ahora vamos con los que no han levantado la mano, que sois los más pequeños, y es normal, porque todo tiene su momento, aunque tampoco tiene por qué haber unas edades determinadas para hacer las cosas, sino cuando uno guste de ello. No sé si alguno de vosotros o vosotras quiere hablar sobre el tema.
Se puso a hablar una niña llamada Bety:
—Yo quiero aprender, pero no tengo a nadie que me enseñe.
—Bien, pero tienes ganas, entonces. ¿Alguien te ha hablado de ello?
—Sí, las mayores dicen que lo hacen. Creo que eso les da mucho gusto, pero yo no sé como es —mostrando la ingenuidad de una niña que empezaba la Primaria.
—¡Qué rica! Bueno, para eso estamos aquí nosotros, para enseñaros —dijo Will— Vamos a enseñaros un vídeo de nuestra hija cuando empezó a hacérselo. Esperad un momento.
Los profesores mostraron a la clase un vídeo de una niña que se estaba tocando con las piernas abiertas:
—Mirad, aquí fue una de esas primeras veces que nuestra hija empezó a tocarse y lo grabamos. Supongo que le apetecería y enseguida empezó a darse gusto con los dedos. Fijaros en la cara de gusto que pone mientras se frota los labios vaginales y se mete los dedos. ¿Te das cuenta, Bety, de como lo hace?
—Sí, ya lo veo —contestó la niña, mientras ponía mucha atención al vídeo.
Después de un rato, la hija de los profesores cerró las piernas dejando su mano dentro:
—Aquí es cuando ya se ha corrido. No sé si sería su primera vez, pero fijaros en lo relajada que se queda —les dijo Alissa.
Toda la clase miraba sin pestañear el vídeo que les enseñaban, pero esta vez en total silencio, impactados por las imágenes que veían, y cuando terminó, la profesora continuó:
—En casa podéis practicarlo. También sería bueno que vuestros padres os ayudaran en la exploración. Todos los que tengáis vídeos de las cosas que hacéis en casa, podéis traerlos para que todos los veamos y los comentemos, pero ahora podemos hacerlo también en clase con algún voluntario.
Los alumnos se miraron unos a otros, para ver quien se prestaba a la clase práctica, hasta que Sheyla se levantó pidiendo ser ella:
—Muy bien, Sheyla. Ven, siéntate aquí, delante de mí, así guiaré tus manos para que aprendas a hacértelo. Quítate las bragas para que estés más cómoda y podamos verlo todos mejor.
La niña se sentó delante de Alissa, que después de abrir las piernas de la niña, cogió sus manos para hacer que sus dedos pasaran de arriba a abajo por su vagina, primero despacio, para ir humedeciéndola y luego, cuando se le puso jugosita, más rápido, haciéndole meter sus dedos en su interior, lo que hizo que la cría empezara a gemir de gusto:
—¡Mmmm! ¡Qué rico! Te gusta ¿eh? —le dijo la profesora.
—Síii —contestó ella, en medio de sus jadeos.
—Ahora sigue tu sola, vete tocándote donde más te guste —le dijo Alissa.
Sheyla siguió masturbándose, ajena a las miradas de toda la clase, concentrada solo en su inminente corrida, que al ser la primera que tenía, le sorprendió su intensidad, haciéndole gritar:
—¡Aaaahhh! ¡Ooohhh! Que bueno, que gustooo…. —Mientras mojaba sus manos, la silla y el suelo, a donde cayó algún chorro de su flujo, ante la mirada sorprendida de toda la clase.
Después de eso, dieron por terminada esa primera clase, de la que salieron todos los niños muy excitados por lo que habían visto y aprendido, pero de todo eso, enseguida se corrió la voz por todo el pueblo y empezaron las primeras quejas de quienes no estaban de acuerdo con el contenido de aquellas clases, así que la dirección del Colegio convocó una reunión con los profesores y el reverendo de la Iglesia del pueblo, que había liderado esas protestas, y que empezó a hablar, dirigiéndose a Will y Alissa:
—Me parece una indecencia lo que ha sucedido en su clase. Va contra las normas de Dios y las enseñanzas que ha habido hasta ahora en este pueblo.
—Siento que no le guste, Reverendo, pero el programa educativo lo decide la dirección del Colegio, no usted ni nadie ajeno a la enseñanza —le contestó Will.
—¡Por Dios! Son unos pervertidores de niños. Deberían expulsarles del Colegio —gritó, más enfadado.
Pero intervino otro de los profesores del Colegio.
—Usted si que es un pervertidor de niños… Todo el pueblo sabe lo que hace con ellos en la catequesis, así que no venga de digno aquí ahora. Tendría que callarse por la cuenta que le trae.
—Yo solo les enseño como son las tentaciones del Diablo, los pecados de la lujuria y como deben entregar sus cuerpos a Dios —intentó justificarse el Reverendo.
—Sí, claro. Así es como alcanzan la santidad, comiendo pollas y follando a las niñas….
—Bueno, ya está bien —interrumpió el Director— Aquí se trata de llegar a un acuerdo entre todos para que las clases se puedan seguir dando, porque es bueno para nuestros hijos.
Después de la discusión, Will y Alissa se dieron cuenta de como podían convencer al Reverendo para que les permitieran seguir dando esas clases, con la conformidad de todos:
—Mire, ¿que le parece si usted participa en las clases para que las supervise y vea que todo esté a su gusto?
El Reverendo se quedó pensativo, analizando la oportunidad que se le presentaba, porque solo un pequeño grupo de niños y niñas asistía a la Iglesia, y de este modo, podría ampliar sus seguidores:
—¡Mmmm!, me parece una buena opción, Aquí estaré mañana para la siguiente clase.
—Cuando vea como damos la clase, seguro que le encanta, y estará conforme con todo —le dijo Alissa, conocedora de los vicios del viejo reverendo.
Cuando los niños vieron al Reverendo en clase, le miraron con desconfianza, porque alguno de ellos asistía a la Iglesia y sabían de sus gustos y prácticas, aunque los profesores explicaron que estaría allí para ayudar y aportar un nuevo punto de vista a las clases.
Como alguno de los niños habían traído sus vídeos de casa para verlos en clase, empezaron a ponerlos ante la expectante mirada de todos.
El primero era de Andy, uno de los más mayores. Su madre estaba separada y a la vista del vídeo, él había empezado a hacer la función de marido para su madre. En las primeras imágenes se veía como ella se mostraba desnuda ante él, provocándole para que se acercara a ella y empezara a tocarla. Él aparecía desnudo también, con una buena erección que encantaba a su madre, porque empezó con sus primeras lamidas en la polla de su hijo.
El vídeo no tenía mucha calidad, pero se veía como ella se abría el coño para invitar a su hijo a lamerlo, viéndose como Andy metía la cabeza entre sus piernas para hacerlo entre los gemidos de placer de su madre, que luego lo incorporó para hacer que su polla entrara en su coño y empezara a follarla, lo que su hijo hacía con un buen ritmo, mientras su madre gemía más fuerte todavía, lo que excitó a toda la clase, incluso al Reverendo, que se había empezado a masturbar debajo de su ropa.
Al terminar el vídeo, Will le dio las gracias a Andy y le felicitó por el buen sexo que tenía en su casa:
—Andy, me parece que a ti poco tenemos que enseñarte ya, porque tienes a una buena profesora en casa, que te está enseñando todo lo necesario para ser un buen amante.
Andy agradeció esas palabras con un poco de vergüenza, ante la cara de envidia de sus compañeros, que comentaban:
—¡Jo!, que suertudo, se la mete a su madre…. A mí solo me hace pajas y me la chupa alguna vez….
Pero el Reverendo también intervino para decirle:
—Tu madre es una pecadora. Deberías decirle que se pasara por la Iglesia, porque allí encontraría el consuelo que necesita…, y podría espiar sus culpas. Y tú no deberías acostarte con quién te dio la vida porque ese ardor sexual se convertirá en el fuego que os consuma.
Will y Alissa sonrieron con picardía, porque se imaginaban a que tipo de consuelo se refería ese hombre, que no podía ocultar su morbosidad después de ver esas imágenes.
Maggie aportó el siguiente vídeo, que sorprendió a todos, porque en él se veía como era follada por su padre, mientras su madre colaboraba para que todo fuera bien mientras tomaba esas imágenes. En un ambiente familiar amoroso, la cría miraba con sorpresa la polla dura de su padre que intentaba meter en su coñito, en el que fue desapareciendo hasta acabar completamente penetrada por ella.
Con Maggie encima de su padre, su madre le indicó como debía de moverse para darse gusto con esa polla y con sus ligeros movimientos cabalgando sobre su padre, empezó a sentir ese placer que la cámara captaba plenamente hasta esa explosión de sensaciones causadas por un orgasmo difícilmente soportable por su pequeño cuerpo, por lo que la dejó sin fuerzas tumbada sobre el pecho de su padre, que la acariciaba y besaba amorosamente, agradeciéndole el placer recibido, mostrando las imágenes los restos de semen sobre su cuerpo.
El vídeo había emocionado a todos los presentes por la fuerza de esas imagines tan impactantes, que aquella niña había regalado a toda la clase, sorprendiendo a los que no imaginaban que ya estuviera siendo follada por su padre a esa edad.
El Reverendo tampoco pudo ocultar su emoción y llamó a la niña para decirle al oído:
—Este año tienes que empezar la catequesis, así que te espero allí —mientras sus manos se perdían por debajo de su vestido, acariciándole el culo, sin querer soltar a la niña, de lo que Aliisa se dio cuenta y le dijo que volviera a su sitio, dándole las gracias por su aportación a la clase.
Will empezó a preguntar a la clase lo que opinaban sobre los vídeos que habían visto, incidiendo sobre todo en la diferencia que había con el porno que ellos solían ver:
—Os habréis dado cuenta de que lo que hemos visto aquí es mucho más natural y normal que el porno tan artificial que soléis ver, Este es el verdadero sexo, el que la gente tiene en su casa, y no hace falta tener esos cuerpos atléticos para disfrutar del sexo, ni tener la polla ni las tetas muy grandes. Aquí habéis visto como se puede disfrutar sin nada de eso.
Todos asintieron, pero una niña llamada Deby intervino:
—Es que a mí en mi casa no quieren enseñarme todas esas cosas ni hacemos todo eso que hemos visto ahí.
—¿Y tú sola tampoco has hecho nada con ningún niño o niñas mayores?
—No, me dicen que soy pequeña todavía.
—Aquí no hay edades para empezar a aprender. Solo hay que tener las ganas y el interés por hacerlo, sin que nadie te obligue —le dijo Alissa.
A lo que añadió el Reverendo, ya fuera de sí, por todo lo que estaba sucediendo en esa clase.
—Tu profesora tiene razón. Tendrías que buscar a algún adulto para que te enseñara, pero ahora en clase, podrías aprender a hacer alguna cosa que te gustara.
—Me parece una buena idea, Reverendo —añadió Wil.
Y luego se dirigió a Deby:
—De todo lo que has visto aquí, ¿qué te gustaría hacer?
—Chupar la polla, quiero saber como se hace.
—¿Y cual quieres probar, una grande o la de algún compañero tuyo? —le preguntó el Reverendo, con malicia.
—Jaja, una grande —dijo divertida, la niña.
El Reverendo y Will se miraron, y luego miraron a Alissa, que dio su conformidad con lo que estaban pensando:
—Bueno, pues vas a probar polla, niña —le dijo el Reverendo, bajándose la cremallera del pantalón y sacando su polla a la vista de Deby, que la miró con asombro.
—Qué grande…. No me va a caber en la boca.
Alissa no quiso que eso se les escapara de las manos y tomó la iniciativa:
—Deby, vamos a ir poco a poco, primero empiezas a lamerla con la lengua y luego te la vas metiendo en la boca todo lo que puedas, ¿vale?
Deby asintió con la cabeza y agarró con la mano la polla empalmada del Reverendo, que esperaba con ansiedad que ella pusiera sus labios sobre su glande descapullado y brillante por el fluido preseminal que le había ido saliendo durante la clase, y ella empezó a lamérselo sin que pareciera desagradarle su sabor, hasta que fue chupándolo con más insistencia hasta meterse el glande completo en su boca, ante el entusiasmo de ese maduro perverso, que ya estaba acostumbrado a poner su polla en la boca de muchas de las niñas que acudían a su iglesia.
Will, muy excitado por lo que estaba viendo, le preguntó a Deby:
—¿Te gusta….? Ya veo que lo estás haciendo muy bien.
Y continuó:
—¿Alguna más que no sepa lo que es chupar una polla quiere probar?
Otra de las crías, llamada Susan, levantó la mano, y la mandó acercarse para hacer lo mismo con su polla , que ya había sacado fuera de su pantalón. Esa cría empezó a chupársela con mucha determinación, lo que sorprendió a su profesor, que le preguntó:
—¿De verdad que nunca has chupado una?
Ella, al verse descubierta, admitió:
—Solo se la he chupado a mi padre, que me la dio alguna vez.
—¡Ah! Ya decía yo…, lo que eres es una viciosilla. Se nota que te gusta chuparla….. Pero sigue, sigue, que lo haces muy bien….
Alissa miraba complacida como esas dos niñas chupaban esas pollas, y era evidente su excitación, también, por lo que dijo a la clase con ironía:
—Yo también quiero…. ¿Algún voluntario que me la dé?
Cuatro niños se dirigieron hacia ella con rapidez para llegar el primero, pero ella les paró:
—Bueno, con tranquilidad. Primero se la chupo a uno y luego a los demás.
Cuando el primero se la puso en la boca, ella se la tragó entera, succionándola para sacarle rápidamente todo su jugo y luego fue turnándose con los demás, chupándosela hasta que se corrían en su boca, y en pleno éxtasis, se las metió de dos en dos, llenando toda su boca, ante la mirada de asombro de toda la clase, que veían ese espectáculo muy alterados, queriendo participar todos.
El Reverendo también tenía su cola para chuparle la polla, pero cuando Will se corrió en la boca de Susan, quiso parar aquello, porque su idea era ir avanzando poco a poco en el desarrollo de las clases y no convertir aquello en una orgía desde el primer día.
—Se acabó ya. Hemos llegado al final de la clase. Otro día continuaremos…. —ante la decepción de algunos que deseaban continuar con esa diversión.
Pero los días siguientes continuaron llegando quejas al Colegio de algunos padres disconformes con lo que estaba pasando y se convocó una reunión de padres con los profesores.
El primero que habló, fue el Sr. Robert Stanford, un rico empresario que aspiraba a ser Senador por el Partido Conservador:
—No puedo aprobar que mis hijos participen en estas clases. La Educación Sexual tendría que ser algo exclusivo de las familias, que se dé acorde con sus normas morales y cuando sean mayores de edad.
—¿Usted en que país vive, Sr. Stanford? Lo que propone es que nadie hable de sexo a sus hijos para, según usted, protegerles. ¿No sabe que sus hijos están viendo porno sin que usted se entere? —le dijo Will.
—Mis hijos no ven porno. No se lo permitiríamos.
—¿Ah, no? Pues siga pensando eso. A ver que hace cuando su hija llegue preñada a casa —le dijo Alissa.
—¿Qué dice? Mi hija tiene 12 años. No se le ocurra enseñarle esas perversiones en clase.
—Pues puede que ya no necesite enseñarle mucho. Se sorprendería de todo lo que hace su niña.
—Esto es intolerable. Haré que les expulsen del Colegio y de la ciudad. Ustedes son un peligro para nuestros hijos.
El Director del Colegio trató de parar aquella discusión y se dirigió al empresario:
—Robert, será mejor que no llevemos las cosas a ese extremo. Todo el pueblo sabe lo que pasó en la última Convención de su partido, en esa fiesta en la que tuvieron sexo con menores y supongo que no querrá que se aireé ese escándalo.
—Yo no sabía que aquellas chicas fueran menores. Las llevaron allí para que nos divirtiéramos.
—Por favor, Robert, si también había niñas de la edad de su hija, a las que se llevaron a las habitaciones como a las demás.
—A mí no me puedes acusar de eso. Yo no estuve con ninguna niña de esas….
—¿Estás seguro? Dicen que hay grabaciones de todo. Será mejor que demos el tema por zanjado y dejemos trabajar a Will y Alissa, que están haciendo una buena labor. Si hasta el Reverendo participa en sus clases.
—¿El Reverendo….? Otro maldito pervertido que está fomentando la homosexualidad en su Iglesia. Yo no dejo que mis hijos la pisen.
—Eso es cosa suya, pero sus hijos tendrán que asistir a las clases, como los demás —le dijo Will.
Al final, el Sr. Stanford tuvo que claudicar, porque sus hijos estaban encantados con esas clases y no quería que su esposa se enterara de todo lo que pasó en esa Convención en la que había buscado apoyos para su candidatura en el lanzamiento de su carrera política.
Will y Alissa se estaban consiguiendo ganarse la aceptación de los ciudadanos de ese pequeño pueblo, porque en parte, todos tenían algo que ocultar, y de parte de esos secretos se fueron enterando cuando les invitaban a alguna barbacoa de sus vecinos, a la que asistían varias familias en donde departían animosamente, como la organizada por sus vecinos Estéfano y Belinda, de origen latino, que tenían cuatro hijos, y daban la bienvenida al nuevo matrimonio:
—Os felicito por vuestro trabajo. En este pueblo hacían falta unos profesores así, tan modernos, jeje, que se ocuparan de nuestros hijos en un tema tan delicado como este. Tenéis razón en que se pasan el día viendo porno y los padres ya no sabemos que hacer con ellos —les dijo Estéfano.
—Muchas gracias. A veces es difícil convencer a la gente, porque hay muchas resistencias, pero al final todos acaban viendo las ventajas de una buena educación sexual desde la niñez.
—Desde luego. Mi hija pequeña está entusiasmada con vuestras clases. ¿Sabes? El otro día me dijo que quería aprender a chupar bien una polla, porque los chicos le pedían eso. Y que si podía practicar conmigo. ¿Te imaginas? Jaja. Pues tuve que enseñarla un poco, ya ves…. Le dijo Estéfano a Will al oído.
—Estupendo. Así es como debería ser en todas las familias. ¿Y tu mujer se lo tomó bien?
—Bueno, digamos que ella no lo sabe. Confío en tu discreción. Nosotros somos latinos, ella es muy religiosa, pero en la cama es una puta, no te creas….
—Entiendo, pero pienso que deberían hablar más estas cosas. Seguro que ella lo acaba entendiendo. Al fin y al cabo, son cosas que quedan en la familia y nadie tiene por qué saber, y a lo mejor ella tiene también sus apetencias. Ya me entiendes….
—¡Mmmm! Creo que tienes razón… Cuando baña a los niños se le pone una cara especial, jaja. Tengo algún vídeo que grabé con ella. ¿Quieres verlos?
—¡Eehhh! No sé, eso es algo muy íntimo, quizás a tu mujer le moleste que los vea.
—¡Nah!, venga, ella está entretenida con tu mujer.
Se dirigieron al despacho de Estéfano, donde en el ordenador, él empezó a enseñar a Will los vídeos que tenía:
—Mira, aquí está en la bañera con los niños. Eran más pequeños, pero fíjate que imagen, todos desnudos divirtiéndose.
—Ya veo, una imagen familiar muy feliz.
—Aquí está con Roger. Mira como se pone su pollita en la cara y se ríe a la cámara.
—Yo veo cierto morbo en ella….
—A que sí…. Es lo que te decía, que ella dice que no, pero lo está deseando…., y más ahora, que ha dejado de bañarse con él, porque ya ha crecido y le da vergüenza ver su polla toda erecta.
—Puede ser, sí. Seguro que ella lo desea, pero no se atreve.
—Yo también tengo los míos con mi hija Paty y aquí tengo muchos más de otros que me envían. Tengo una buena colección, jeje. Estaría bien que los pudiera poner en su clase también.
—Sí, pero sin el permiso de esa gente no puedo hacerlo. Los que les pongo a los niños son los que hacemos en casa con la cría.
—Ya la he visto. Tu hija Cris es preciosa y muy deseable. No te molestará que te lo diga….
—No, no pasa nada. Es normal que te atraiga. La tuya está muy rica también y está en una edad ideal para que empiece a disfrutar del sexo.
—Es cierto. Muchas veces es ella la que me busca…. Imagino que a ti te pasará igual con la tuya, pero ¿solo la habéis disfrutado vosotros o la habéis compartido?
—Bueno, allí donde vivíamos antes, teníamos encuentros con otra familia y ya ha probado más pollas.
—¡Qué maravilla! A mí me encantaría algo así…. ¿Que te parecería estar los dos con nuestras niñas….?
—¡Mmmm! No sé, tendría que pensarlo… Normalmente todo esto lo comento con mi esposa.
—Sí, claro, entiendo. Quizás debamos conocernos mejor todavía, entre las familias y todo eso. Perdona mi precipitación. Es que estoy muy excitado. ¿Qué te parece si nos hacemos unas pajas mientras pongo unos cuantos vídeos?
Desde luego, Estéfano era un hombre persistente en sus deseos y era difícil decirle que no para un sorprendido Will, que le dijo:
—Bueno, a ver que tienes por ahí.
Estéfano empezó a ponerle alguno de esos vídeos que le habían enviado, como el de una niñas con un adulto, desnudos en una bañera:
—Mira, este me dijo que era su padre, aunque eso nunca puede saberse, claro, pero bueno, viendo a las niñas se las ve muy a gusto con él. Hacen de todo entre juegos y risas, y parecen dirigidas por quién las está grabando, que debe ser su madre. Aquí le indica a la mayor que agarre la polla de su padre y se la chupe, mientras mira la pequeña, que luego hace lo mismo también. A veces miran a su madre con la cámara como preguntando si lo hacen bien. Es una escena muy tierna llena de cariño y de amor, pero yo no sé si me aguantaría tanto sin metérsela, jaja.
—Bueno, eso seguro que se lo hará también en otro momento.
—Tienes razón, Will. Tengo otro vídeo donde está follando a la mayor. Aquí está, fíjate como le entra toda la polla con ella sentada encima. Se nota que ya lo han hecho más veces. La cría se mueve de maravilla y hace a su padre correrse en poco tiempo.
—Es verdad. Ahí nos enseña su coño todo lleno de leche, con ella toda orgullosa.
Estéfano siguió enseñándole más vídeos mientras los dos habían empezado a masturbarse viéndolos, pero él se fijó más en la polla de Will, y le dijo:
—Tienes una buena polla, amigo. Tu mujer estará encantada contigo, y bueno, tu hija, jaja,
—Gracias. Tú no la tienes mal tampoco.
—¿Te gustan las pollas, Will?
—¡Eeehh!, bueno, si, claro… —sin saber muy bien a donde quería llegar Estéfano.
—Yo te pajeo a ti y tú a mí, si quieres. Es más morboso.
—Está bien.
Los dos hombres se cogieron la polla el uno al otro y empezaron a masturbarse mientras Estéfano ponía un vídeo de un adulto follando a un niño por el culo a la vez que le pajeaba para ambientar mejor la escena, lo que les excitó más todavía a los dos:
—Pues sí que tienes una buena colección, Estéfano. Tienes de todo…
Pero llegó un momento en el que los dos hombres dejaron de ver los vídeos y se dedicaron a chuparse la polla uno al otro, lo que les llevó al punto de la corrida de ambos, que acabó derramándose en sus bocas, llegando a una situación que Will nunca se imaginaría cuando sus vecinos le invitaron a esa barbacoa, pero dejó muy satisfechos a los dos:
—Ha estado muy rico. Hacía tiempo que no me comía una polla —dijo Estéfano, entusiasmado.
—Bueno, yo como soy profesor tengo más oportunidades, aunque suelen ser las de mis alumnos.
—¡Mmmmm! Que ricas, alguna probé yo también así, jaja.
Estaba claro que Estéfano era un vicioso empedernido, que estaba dispuesto a cumplir todos sus deseos, por lo que tenía una conversación pendiente con su esposa para culminarlos.
Las mujeres, mientras tanto, seguían hablando de sus cosas, entre las que claro está, estaba el tema sexual también, y Belinda le decía a Alissa:
—Tus clases deben ser muy excitantes. Mi hija me ha contado como son y como las disfrutas tú.
—Sí, es verdad. Son unas clases muy especiales, pero muy necesarias en todos los Colegios para que los niños vean el sexo como algo normal en sus vidas y sepan como afrontarlo.
—Por supuesto, además con sus clases prácticas, jaja. Debe ser tremendo para ti estar rodeada de todas esas pollitas de los niños.
—Es muy morboso, sí. Además, lo mejor es que puedo disfrutar de la mayoría de ellas.
—Que envidia, jaja. Bueno, yo solo tengo a mi niño para eso.
—Tú le enseñas alguna cosa ya, me imagino.
—Sí, también intento instruirle, como tú. Además, es lo que aonsejais en clase, ¿no?
—Claro, Así debe ser. Haces muy bien.
—Y mi marido también con la cría ¡eh! Él se cree que no lo sé, pero yo le dejo que haga….
—¿Pero por qué no lo habláis entre vosotros?
—Es que a mí me da mucho pudor eso. Yo tengo una educación muy religiosa y cargo con eso, aunque el morbo pueda más, jaja.
—Es una pena eso, Belinda, porque disfrutaríais más en familia los cuatro juntos. Sí quieres yo te puedo ayudar.
—¿Ah, si? ¿Cómo lo harías?
—Podemos hablar los cuatro de este tema, a ver que pasa….
—Bueno, me parece una buena idea. Nuestros maridos están en el despacho. Voy a llamarlos.
Cuando Belinda entró en el despacho de su marido, por suerte ellos ya se había vuelto a vestir, aunque les sobresalto la entrada de la esposa de Estéfano allí, que les dijo:
—¿Por qué no venís al salón y nos tomamos algo juntos?
Los dos hombres se miraron y dijeron:
—Sí, claro, vamos para allá —dijo Estéfano.
Una vez allí, todos juntos,Belinda empezó a hablar:
—Alissa es encantadora. Hemos estado hablando de todo y con su experiencia me ha abierto los ojos en algunos temas, que a causa de mi educación, me costaba afrontar.
—Eso está muy bien, Belinda. Nuestro trabajo consiste en eso, en enseñar a los niños a naturalizar determinados actos, que normalmente se reprimen, pero a veces, los adultos también necesitan de esa ayuda, para que puedan ayudar a sus hijos igualmente —les dijo Will, ante la atenta mirada de Estéfano, que también vio su oportunidad de hablar.
—Creo que habéis sido una bendición para nosotros y para este pueblo. A mí Will me ha caído genial también y me ha convencido para que hablemos sobre nuestra vida familiar.
—¿Ah, si? Pues yo iba a decirte lo mismo, jaja —dijo una sorprendida Belinda— pero no sé por donde empezar….
—Bueno, os ayudaré yo —dijo Alissa—. Siento decirlo así, Estéfano, pero tu mujer sabe lo que haces con la niña y a ella le gustaría que lo compartieras con ella, porque a pesar de esa educación que la cohíbe tanto, lo entiende y le gustaría que tú la comprendieras a ella también.
—Claro, como no, pero… ¿como supiste? ¿la niña te lo contó? —le preguntó un desconcertado Estéfano.
—Ella no me dijo nada. Solo os vi alguna vez y no dije nada, no sé si por vergüenza o miedo, pero también me daba mucho morbo verla disfrutar, así como en unos vídeos que vi en tu celular.
—¡Vaya! Que tontos somos. Deberías habérmelo dicho. Yo también veía tu cara de morbo cuando te bañabas con los niños. Notaba que reprimías esos deseos que te entraban. Y bueno, se lo he comentado a Will todo esto, y él también me ha animado a que seamos sinceros y disfrutemos de una vida familiar plena sin tantos secretos. Hasta le he propuesto que nos conozcamos más íntimamente las dos familias con nuestros hijos, pero claro, es pronto para eso todavía.
—Así es, Estéfano. Creo que primero debéis empezar entre vosotros a disfrutar de todo eso y cuando estéis preparados, abriros a otras familias, para evitar problemas posteriores, que siempre pueden surgir —le dijo Will.
—¿A que te refieres? —le preguntó él
—Pues ya puedes suponer, celos, sentimientos que no conocíais, no sentirse a gusto con la situación, depende de cada persona, pero hay que estar preparados para ello.
—Es cierto. La verdad es que estamos aprendiendo mucho con vosotros —dijo Belinda.
—Bueno, pues será mejor que os dejemos en la intimidad y ya nos vais contando vuestros avances —les dijo Will.
Pasaron unos días y Estéfano se puso en contacto con Will, con mucha ansiedad por contarle:
—Will, amigo, os hemos hecho caso y ha sido maravilloso. Hemos estado con nuestros hijos juntos en la cama. Belinda estaba muy excitada y le dijo a Paty que quería ver como me chupaba la polla y hasta me dejó joderla en su presencia. Y también pude ver como, incitada por mí, se puso a nuestro hijo mayor entre sus piernas para sentir su polla en su coño, que aunque no lo llenara del todo, el morbo que sentía le hizo correrse, pero luego de eso, me pidió a mí que la follara delante de nuestros hijos. Todas las noches tenemos nuestras sesiones de sexo familiar y en otros momentos del día también, no paramos, jeje.
—Me parece genial que empecéis a normalizar vuestras relaciones sexuales y todos esos deseos que tenéis en común para disfrutar plenamente. Al principio siempre hay mucho entusiasmo, pero no descuidéis la educación de vuestros hijos, para que ellos hagan sus tareas habituales.
—Desde luego, eso lo tenemos claro. Somos sus padres y la disciplina siempre tiene que estar presente. He hablado con Belinda de todo esto y creo que ya estamos preparados para un reunión familiar con otras personas y nos encantaría que fuera con vosotros.
—Bueno, está bien, lo hablaré con Alissa y supongo que no habrá inconveniente.
Una vez que todos estaban de acuerdo, se reunieron en casa de Estéfano y Belinda y empezaron a charlar animadamente, pero se palpaba ese nerviosismo y tensión por lo que preveían que pasara, por lo que Estéfano les dijo:
—A la nena más pequeña la hemos dejado aparte de todo esto. Ya empezará cuando sea más mayor y le guste jugar. Nosotros no tenemos experiencia en estas cosas, no sabemos como debemos comportarnos ni como empezar.
—No pasa nada. Podemos actuar de una forma natural y la cosas irán surgiendo. Cris, siéntate al lado de Estéfano, que seguro que quiere tenerte cerca de él —le dijo Will a su hija.
Cris se cambió al lugar de Paty, que estaba al lado de su padre, mientras ella se sentaba junto a Will, al que dijo Estéfano:
—Qué guapa la habéis traído, con este vestido tan cortito que muestra sus lindas piernas —mientras empezaba a acariciarselas.
Al verlo, Paty también buscaba las caricias de su profesor, lo que sorprendió a Alissa:
—¡Caray con la niña! Parece que tiene prisa por empezar, jaja.
—Disculparla. Es que estos días se ha enviciado mucho con nosotros y ha perdido toda vergüenza.
—No, está genial eso, que tome sus iniciativas. Es lo que enseñamos en clase —le contestó la profesora.
Paty se había sentado encima de las piernas de Will, que ya la acariciaba bajo su ropa, buscando su boca para besarla, a lo que ella respondía entregándole su lengua ardientemente, lo que le excitó especialmente, por lo que dijo a su nuevo amigo:
—Menuda ricura que tienes en casa. No me extraña todo lo que has tenido con ella.
Pero Estéfano estaba entretenido con Cris, disfrutando especialmente de la segunda niña que tenía entre sus manos, aparte de su hija, a la que ya había desnudado totalmente, y besaba sus pechos, mientras palpaba con fuerza sus glúteos.
Ante esto, las dos mujeres ya estaban excitadas también y Belinda le ofreció sus hijo a Alissa, con cierta gracia:
—Puedes servirte, si quieres…..
—Gracias. Podemos disfrutarlos entre las dos, si te parece bien.
—Claro, encantada.
Primero colocaron a Roger, el hijo mayor de Belinda, entre las dos y le quitaron la ropa para llenarle de besos por todo su cuerpo, alternándolos con lamidas sobre su piel y sus zonas más sensibles, como cuando llegaron a su pollita que ya palpitaba hacia arriba en plena erección y ambas se la fueron introduciendo en su boca, degollándola con sumo placer, el mismo que él sentía con esas dos expertas lenguas recorriéndola en su totalidad.
—¿Le hacemos correrse? Preguntó su excitada madre a Alissa.
—Vamos a ello, empieza tú, a ver lo que nos da….
Belinda comenzó una rápida succión, metiendo y sacando la polla de su boca y cuando parecía que él ya iba a correrse, se la cedió a Alissa, que al poco rato de seguir con la felación, recibió su primera descarga de semen en su boca.
—¡Mmmmm!, que rico. Toma tú un poco también.
Belinda también recibió su parte de la corrida de su hijo, que dijo a la profesora:
—No sé como le sale tanto, porque estoy todo el día sacándosela, jaja.
—A esta edad producen mucha y cuanto más le sacas, más rápido la producen. Es tremendo.
—Qué bueno. Su padre necesita su tiempo de recuperación, jaja…
—Claro, con la edad cuesta más. Ya verás cuando él se haga mayor y ya no pueda, el buen sustituto que vas a tener.
—Bueno, si lo sigo teniendo en casa y no está con alguna que le ordeñe todo lo que tenga, jaja.
—¡Nah!. Seguro que tiene algo para ti también, como buen hijo, jaja.
Su hermano pequeño miraba expectante todo lo que hacían y también quería intervenir, fijándose en los cuerpos desnudos de las dos mujeres, atraído especialmente por sus tetas, de lo que Alissa se dio cuenta y le dijo:
—Ven aquí, cariño, que te tenemos abandonado, jeje. Chúpame las tetas, si quieres…..
—Pobre, se altera mucho al ver a su hermano conmigo y él también quiere, claro. Me gusta mucho tenerle entre mis tetas mientras juego con su pollita para darle gusto.
—Vaya dos que vas a tener en casa., Belinda. Vas a ser la envidia de muchas, jaja.
Mientras tanto, Estéfano y Will ya estaban follando a las niñas, a las que movían sobre ellos, haciéndolas cabalgar sobre sus pollas buscando esas corridas en sus coños, mientras ellas iban teniendo pequeños orgasmos que las hacían jadear sin descanso.
Pero Roger ya estaba listo para empezar a follar a las dos mujeres, cediendo de nuevo, educadamente, Belinda el primero turno a Alissa, que se colocó a cuatro patas para que el chico, se la metiera por detrás con la vista de su espléndido culo, ya que en esta posición, ella sentiría más dentro una polla que no había alcanzado todavía el tamaño de la de un adulto.
Alissa, a pesar de no tener hijos, ya tenía mucha experiencia en follar con chicos de esas edades, por sus clases de Sexualidad, en las que había tenido muchas oportunidades de hacerlo, y lo disfrutaba especialmente, frotándose su clítoris con los dedos para acelerar su orgasmo antes de que los chicos se corrieran precozmente, como solía pasar muchas veces, debido a la edad y falta de experiencia de sus alumnos.
Y luego de que Roger se corriese dentro de ella, se lo pasó a su madre, que ya le esperaba, tumbada sobre el sofá para que su hijo la follara nuevamente, como había hecho tantas veces esos días atrás, sin que se cansara de ello, mientras ella se hacía cargo de su hermano pequeño, que estaba tomando lecciones aventajadas de todo ello.
Después de dos horas de reunión, cuando todos se quedaron agotados, decidieron darla por terminada, aunque había sido una experiencia única para Estéfano, Belinda y su familia, que seguro repetirían en más ocasiones junto a la pareja de profesores u otras familias del pueblo que tenían esas mismas prácticas de forma discreta y oculta a los demás.
Maravilloso relato como potente, me engancho desde el principio y el morbo es constante tanto así que no logre llegar ala mitad de la historia y aún así los orgasmos fueron uno tras el otro.
Estoy temblando y sudorosojajajaja…
Gracias infinitas a Veronica por este regalo.
Ufff, qué buen relato!!!! Espero que haya una segunda y tercera parte pervertida, jajajaja.
Que relato más rico, así debería ser la educación sexual, desde la casa
Si señor , que rico hubiera sido , o fuera , aunque mis hijas ya están mayores
Oh maravilloso, puro morbo como siempre. Ojalá este sea el inicio de una saga porque promete un sinfín de situaciones. Muchas felicidades y sigue asi
Excelente relato , Verónica, desde el comienzo tiene algo que incita a leer y el morbo es estupendo, espero la otra parte, saludos desde Colombia
No hay placer más complejo que el pensamiento y la imaginación, y es algo que sabes manejar muy bien. Como en este genial relato al cual le diste una tensión y un morbo tan especial, que nos tuvo atrapados desde el principio hasta desencadenar en ese glorioso y delicioso final al que de seguro todos llegamos.
Felicidades, escribes deliciosas historias.
Quien pudiera haber tenido una educación sexual así. La educación y el morbo no está reñidos y como muestra un botón.
Esperamos que la salga siga por muchos episodios. Los estaremos esperando.
Qué buen relato. Casi al mismo nivel que el primero. Deberias hacer una saga de esto.
Excelente muy morboso, ojala sea saga. Buenísimo
Excelente el relato, espero poder seguir leyendo más