Las penitencias de papá.
Familia religiosa..
No hubiese jamás aprendido las delicias de ser una putita con papá, si él no hubiese entrado esa tarde a mi pieza mientras yo me encontraba desnuda sobre mi cama y con mis piernas levantadas, tratando de follar mi coño ardiente, quería apagar esa hoguera que quemaba las carnecitas rosadas de mi vagina estrecha, mi chochito que hasta ahora no había conocido macho.
No tuve tiempo de bajar mis piernas, quedé como paralizada, además, era mi padre, no podía sentirme atemorizada por el hombre que me dio la vida, él también algo sorprendido se quedó por un momento en el marco de mi puerta sin reaccionar, excepto por la protuberancia espontanea bajo sus pantalones, su polla había formado una especie de carpa.
Hija mía estas pecando, se llevó una mano a los ojos como para no ver, pero mantuvo sus dedos bien separados para no perderse la vista de mi chocho bañado y con una zanahoria incrustada hasta la mitad, ahora comencé a sentirme nerviosa, no tenía una explicación para la situación en la que me encontraba, no podía mentir y hacer más pecaminosa tal circunstancia.
Mi padre es prelado de nuestra iglesia católica, sobre el pulpito el pregona una enseñanza cristiana clásica, de respeto a las buenas costumbres y atemoriza a sus feligreses y feligresas contra las transgresiones y los pecados de la carne, los sermones de mi padre son siempre muy vehementes y la gente lo sigue y admira.
A su vez, su comportamiento deja mucho a que desear, porque lo he visto follarse algunas beatas que vienen a él en busca de alivio a sus pecados y consejos espirituales, algunas de ellas se arrodillan ante él no precisamente para orar, pero si para oral, le pegan unas mamadas que él a mala pena se mantiene en píe.
Mi querido genitor, se acercó a mi cama y se arrodilló poniendo su rostro a centímetros de mi culito rosado, seguramente percibía el olor a jabón intimo con el que había limpiado mi trasero y mi coño hacía pocos instantes, su nariz tocó uno de mis cachetes redonditos.
Hija, ¿desde cuándo que te entregas al demonio del sexo? ¿No sabes que nuestro creador nos ha dado estos órganos solo con el fin de poder procrearnos? Creo que tendré que aplicarte una sanción moral, creo que tendrás que cumplir una penitencia, hija mía.
Así diciendo, se sacó su cinturón y procedió a darme algunos golpes a mis nalgas, tomó en su mano la zanahoria y comenzó a follarme el coño mientras me azotaba con su cinturón, una mezcla de placer y dolor inundó toda la zona perianal y la juntura de mis muslos, haciendo que los hinchados labios de mi chochito sobresalieran aún más, no sabía si llorar o gritar, pero el castigo de mi padre, muy merecido, por cierto, me estaba llevando al borde de un orgasmo.
¡Oh! Papacito … ¡ssiii! … papacito … castiga a tu hija pecadora, haz que el demonio abandone mi cuerpo, castígame, papá … decía tantas necedades, pero era la única forma de esconder el temblequeo y los espasmos de mi orgasmo, mi padre me había procurado un clímax fantástico, baje mis piernas y él no dejaba de mirar la convergencia de mis muslos, donde mi chochito aún palpitaba, miraba mis tetas y pezones que subían y bajaban con mi respirar jadeante.
Se levantó de mi cama y pude ver la macha húmeda en sus pantalones, mi padre se había corrido conmigo, salió de mi habitación sin decir una palabra.
La mañana siguiente me levante y mamá estaba en la cocina, había preparado el café y me ofreció una tacita de fluido humeante de vapor, estaba caliente, bebí unos traguitos, mamá con una sonrisa en sus labios me susurró, hija estas creciendo, así que quiero que tengas mucho cuidado, los chicos a tu alrededor con sus miradas lascivas trataran de ver tus carnes impúdicas, no lo debes permitir hija mía, solo en el matrimonio un hombre y solo uno, podrá verte por completo y recuérdate que el sexo es solo para la procreación, jamás vivas en el pecado.
Estas eran las raras conversaciones que mamá mantenía conmigo, ella siempre arrebujada en sus anchos vestidos y sus velos que le cubrían su cuerpo.
Mamá tiene un cuerpo magnifico, pero su educación religiosa le impide de liberarse de todas esas ataduras ancestrales, quizás por eso mismo mi papá busca y encuentra algunas feligresas para follar, el hombre también necesita su parte.
Por entonces, los placeres de la carne no me habían absorbido plenamente, todavía podía reprimir alguno de ellos, pero no podía dejar de observar y sentir los pechos de mama cuando me abrazaba y presionaba sus grandes tetas contra las mías, solo nuestros sujetadores y blusas nos separaban, me hubiese encantado seducir a mama y mostrarle lo maravilloso que puede ser el sexo, fantaseaba besándola, guiándola y haciéndola gozar.
Estaba ensimismada en mis lujuriosos pensamientos que no sentí entrar a papá, ¡hola! Chicas … ¿cómo están mis mujeres favoritas? mi madre le dio una mirada reprobadora a papá, no le parecía bien que él se permitiera un lenguaje burdo en mi presencia, hombre, la niña está creciendo debes inculcarle educación y respeto siempre.
¡Lo hago mujer, lo hago! … sin más, la noche de ayer les administré un castigo y una penitencia a nuestra niña y sí, me di cuenta de que estaba creciendo, ahora mismo estoy pensando en sancionarla ulteriormente, lo sé que ella debe ser educada como lo comandan nuestros mandamientos, lo sé.
Me ruboricé completamente al escuchar a mi padre haciendo referencia a lo acaecido la noche anterior, mi chocho se despertó palpitando al recordar el fabuloso orgasmo que papá me procuró. Ahora me enteraba que papá me iba a castigar, no veo la hora de que mama nos deje solos para someterme a sus acciones correctoras.
Con un beso casto en cada mejilla, mamá se despidió de papá, recordándole que ella como cada mes de agosto, iría al retiro espiritual por el fin de semana, así que quedaríamos solos papá y yo, le recomendó de cuidar de mí y de todo en general, la señora Evelyn vendría a cocinarnos por estos pocos días.
Papá sonrió al escuchar que vendría la señora Evelyn, él la había follado la semana pasada detrás del pulpito, ella una viuda preciosa, tenía un flechazo con papá, estaba enamorada de él, era íntima amiga de mamá, pero buscaba momentos para estar a solas con papá.
Nos quedamos solos yo y papá, me ordenó de comenzar el aseo de la casa, mientras él pensaba en un castigo apropiado a mi pecado de la última noche. Tomé el escobillón y empecé la limpieza, conociendo a papá, sabía que encontraría algo original y cachondo.
Estaba limpiando el dormitorio de mis padres, cuando él entro y tomó mi cintura por detrás, sentí inmediatamente su polla erecta contra mis glúteos, así que mi niña se satisface solita ¡eh! ¿no sabes que tienes que confiar a tu padre esos pensamientos pecaminosos? mientras acariciaba mis tetas me bajó mi pantaloncito hasta los muslos, si papá, sé que tengo que acudir a ti que eres mi confesor, pues bien, niña mía, por esta vez y solo por esta vez, tendrás que ponerte de rodillas ante mí y aceptar tu castigo, está bien papá lo hare.
Se bajó el cierre de su pantalón y una verga gorda y larga salto como un resorte hacia adelante, ahora hija mía arrepiéntete como se debe, toma tu castigo, tómalo con las dos manos y haz lo que tienes que hacer, aferré su miembro duro y me lo lleve a la boca, tal como había visto hacer a la señora Evelyn, fue una mamada de unos quince minutos, papá me dejó con los cabellos y el rostro embadurnados de su leche y salió de la habitación, recomendándome de acudir a él cada vez que el demonio se hiciera presente en mi cuerpo.
Como a eso de las 06:00 p.m., tocaron a la nuestra puerta, era la señora Evelyn que venía a cocinarnos la cena, ahora que la veía de cerca no podía dejar de notar y apreciar que portento de mujer era, yo mido 1,71 ella seguramente era unos tres o cuatro centímetros más alta, vestía una falda ceñida que llegaba justo sobre sus rodillas, sus piernas muy bien torneadas, calzaban unas medias oscuras que hacían juego con su traje, la blusa blanca impecable con cuello redondo, tenía dos botones desabrochados, lo que permitían ver el escote generoso con la hendidura que separaba sus dos magníficas tetas, papá tiene muy buen ojo, pensé.
¡Oh! Señora Evelyn, bienvenida a nuestra casa, dije haciéndola entrar, tú debes ser Giovanna, la hija de Sam, ¿verdad? así es señora, mi padre todavía no regresa, pero es la hora en que él vuelve así que no tardará mucho, venga que le muestro la cocina.
Nos recamos a la cocina y le enseñé donde estaba cada cosa, ella me dijo que mi madre ya se las había mostrado, así que le dije que me iba a mi cuarto a estudiar, muy bien dijo ella, y me fui a mi pieza a retozar y acariciar mi chocho.
Papá regreso a la hora habitual y me llamó cuando la cena fue servida, nos sentamos los tres a la mesa y hablamos de asuntos de la iglesia, la misa dominical, los sermones de papá. La señora Evelyn no dejaba de elogiar a mi padre, haciendo notar lo significativo de sus palabras, la fuerza y la voluntad de él para hacer de pastor a este rebaño rebelde.
Papá apenas terminamos de cenar, me ordeno de irme a la cama, obedecí prontamente, pero su insistencia despertó mis sospechas.
Como a eso de las 22:30, me levanté porque sentí trajinar, la puerta del dormitorio de nuestros padres estaba entreabierta, no pude resistir mi curiosidad y fui a atisbar.
Papá estaba de pie con su sotana negra, la señora Evelyn estaba desnuda y de rodillas ante él, sus pechos grandes entre sus antebrazos que se mantenían a la altura de su mentón con las manos juntas en modo de súplica u oración, papá estaban administrando una de sus benditas penitencias.
La señora Evelyn murmuraba tenuemente una especie de cantico, como una oración, papá con sus voz particular y potente le ordeno de arrepentirse de sus pecados, que él liberaría su alma pecaminosa, que le mostraría el sendero del bien, así diciendo empujo su cabeza bajo la sotana, los movimientos de la señora Evelyn eran obvios, estaba mamándosela a papá, se me escapó un gemido y papá volteo su cara.
Giovanna, no te quedes ahí parada entra, entra si no quieres que vaya a buscarte con mi cinturón, entré atemorizada, la señora Evelyn como en un trance continuaba su labor, tenía mi cabeza baja hacia el suelo, ¿papá puedo mirar? … hija puedes mirar, así aprenderás como se hace … ¿papá me puedo tocar? … ¡no! no puedes, a menos que quieras una penitencia hoy mismo, yo te absolveré de tus pecados si te tocas, así que me bajé mi piyama y comencé a refregar mi chocho frente a papá.
Mi padre respiraba afanosamente follando la boca de la señora Evelyn, de pronto sus gruñidos guturales me advirtieron que sus chorros de esperma se descargaban en la garganta de la señora Evelyn.
Papá me miraba severamente, dijo, hija con el dolor de mi alma impura, me obligas a sancionar tu conducta permisiva.
Papá hizo alzar a la señora Evelyn y la hizo acostarse en la cama matrimonial, los senos desnudos de la señora Evelyn, ocupaban todo su pecho, sus pezones túrgidos apuntaban hacia lo alto, respiraba afanosamente, papá vino hacia mí y me tomó de la mano, me acerco al lecho, hija esta mujer impura necesita ser castigada, tú serás el instrumento que nuestro glorioso creador usará para tal propósito, me empujó acomodándome en medio a los muslos de la señora Evelyn.
Papá puso su mano sobre mi nuca y me dirigió a los labios carnosos de la vulva de la señora Evelyn, ella lanzó un gemido y se estremeció, giró su cabeza a un lado y cerro sus puños menudos, como si estuviera crucificada sobre las sabanas, se aprontaba a recibir la penitencia impuesta por papá.
Mi lengua saboreaba por primera vez un chochito, y que chochito ¡mi dios! El coño de la señora Evelyn, no era frondoso, sus rizos oscuros eran delicados y esparcidos unos pocos sobre su monte de venere y otros en torno a sus labios vaginales, para ser una mujer madura, su vagina no denotaba la edad de ella, su vulva era juvenil, mi padre empujaba mi cabeza sobre sus labios hinchados, la señora Evelyn movía sus caderas no pudiendo reprimir su placer, mi padre soltó mi cabeza y salió de la habitación.
Papá volvió con una zanahoria en su mano e inmediatamente comenzó a follar mi coño, gemí y enterré mi cara en el coño de la señora Evelyn que estaba ocupada en tironear de sus propios pezones.
Papá me follaba rítmicamente, yo arqueaba mi espalda y sentía su polla golpeando mis muslos, me empujó hacia un costado, con su polla en la mano se posicionó entre los muslos de la señora Evelyn y la penetró con fuerza, con vigor, la castigaba bien castigada, la señora Evelyn sufría sus embates y lanzaba graznidos de misericordia, pero el ímpetu y celo de papá eran potentes, no cejaba de martillarla, la pobre señora Evelyn sucumbía bajo la fuerza de papá, la señora Evelyn golpeaba la almohada con su cabeza y emitía sonidos guturales, era el demonio que escapaba de su cuerpo, la furia del mal movía a la señora Evelyn como una marioneta, mi padre salía victorioso desalojando al maligno y dejando el cuerpo de la señora Evelyn libre de pecados.
Canticos de querubines y bienaventuradas trompetas hacían a la señora Evelyn deslizarse en un letargo, con los ojos cerrados se sumergía en un sueño celestial post coital.
Papá se giró hacia mí y mi dijo, vamos a tu pieza jovencita, mi piyama yacía en el piso de la habitación, con mi culito desnudo corrí a mi cuarto a someterme a la voluntad de mi todopoderoso papá.
La verga de papá se balanceaba de lado a lado, él no había acabado dentro de la señora Evelyn, su erección estaba en gloria y majestad, él entró a mi pieza y me hizo recostar, se montó a caballo sobre mi vientre y comenzó a jalar de mis pezones, al parecer no escarmientas, ¿verdad? decía mientras refregaba su polla entre mis tetas, cada vez que yo trataba de responder, la punta de su polla se introducía entre mis labios.
No tienes respuestas ni excusas para tus pecados ¿verdad? … entonces te haces merecedora de un castigo ejemplarizado, voltéate y no me mires, me gire él se deslizó sobre mis muslos y comenzó a hurguetear mi pequeño orificio anal.
De siempre he sido muy sensible a esas caricias, para llegar a un orgasmo más gratificador, un dedito en el culo es lo mejor, pero ahora papá había introducido tres dedos en mi culo y me follaba con ellos, forzaba el hoyito, lo ensanchaba, me hacía gritar y eso lo perturbaba, para dejarlo contento de vez en cuando sollozaba y fingía de escapar de sus excitantes torturas, pero estaba en el paraíso con él ocupado a hacer huir al diablo en mi interior, a liberar mi alma.
Papá puso una mano en mi boca, y apunto directo a la hendidura de mi trasero, su verga se introdujo de una dentro mi canal anal, grite y patalee un poquito, así hacia gozar a papá, pero el verdadero goce lo estaba sintiendo yo, disimuladamente empuje mis nalgas hacia atrás, quería más, su polla robusta llenaba mi recto.
Me folló por cerca de diez minutos, justo cuando me encontraba en el ápice del placer, se detuvo, sabes hijita, tu culo es un regalo divino, tu madre jamás me ha permitido tocarle las nalgas, y yo ahora tengo toda mi verga dentro de ti, la cosa que más quiero, yo también te quiero papá, pero no te detengas que estaba tan riquita tu polla en mi trasero, está bien hija, eso quiere decir que aceptas de buen grado mis penitencias ¡eh! sí papá, acepto, sabes que soy una más de tus feligresas que sienten devoción hacia ti.
Papá tomó esto como un cumplido y comenzó a perforar mi culito sin misericordia, un gran placer volvió a apoderarse de mi cuerpo, mis chillidos y gemidos lo excitaban aún más y sus golpes contra mis glúteos aumentaron en intensidad y velocidad, papá me follaba con todo su poderío, su polla se sumergía en lo profundo de mi ano haciéndome temblar de placer, mis manos habían agarrado una almohada y mis uñas se enterraban en ella, hubiese querido otra polla en mi chochito, la conexión con papá era total, adivinando mis pensamientos, papá inserto sus dedos en mi coño y masajeó mi clítoris magistralmente, me retorcí en sus brazos cuando su néctar seminal comenzó a inundar mi trasero y las ondas del orgasmo deseado me dejaban exhausta y sin respiro, pero felizmente ensartada en su lanza de carne.
Me costó unos momentos reponerme, sentí que la verga de papá salía de mi ano, dejándome un vacío enorme, su semen cálido chorreaba por mis muslos, tenía una pierna ligeramente doblada y mis tetas sobre la almohada, en esa extraña posición me quedé dormida, no escuché cuando papá salió de mi cuarto.
Al día siguiente, muy de mañana, los rayos del sol bañaban la copa de los árboles de la pequeña plaza, había un agradable olor a café fresco, me fui a duchar y después me vestí con pantaloncitos cortos, pero de esos que se usan para yoga, la rajita de mi chocho se notaba claramente, me puse una sudadera cortada hasta el ombligo que quedaba ligeramente levantada dado el tamaño de mis senos, me fui a la cocina.
Papá viéndome así vestida, me dijo, hija te estás haciendo acreedora a una penitencia con esos harapos con los que te has vestido, o vas a cambiarlos o vienes a sentarte en mi regazo para enseñarte algunas cosas … ¡oh! Papa … está bien, pero deja que me sirva un poco de café, me serví una generosa tacita de café y me fui a sentar en las piernas de papá.
Apenas me senté, papá comenzó a acariciar mis pechos, presionaba mis pezones entre sus dedos, entre sorbo y sorbo de café, mis gemidos se subseguían uno tras otro, papá metió su mano en la banda que ceñía mi cintura y la bajó hacia mi coño, ¡oh! por dios nena, pero si estás toda mojada, si papá, es lo natural cuando tú me administras tus penitencias, ¡oh! sí, hija, ese es el demonio que sale de tu cuerpo, veras como lograremos hacerlo escapar, veras como lo hacemos padecer la ira de nuestro salvador, así diciendo me rajo la parte baja del pantaloncito, se abrió la pata de su pantalón y saco su polla colosal y de una la hizo entrar hasta la mitad en mi chocho.
Lancé casi un alarido, mi cuerpo se puso rígido, me había empalado en su polla y comenzaba a follar mi coño, alejé la taza de café y me agarré con ambas manos a la mesa, mi padre me tenía sentada con las piernas abiertas, mi espalda apegada a su pecho, con ambas manos sujetaba mis tetas, y con su fuerza muscular me subía y bajaba sobre su verga, estaba admirada por su fuerza, seguramente la trinidad santísima lo rendía así de poderoso, beatamente me gozaba su polla incrustada en mis carnes adolescentes, mi vagina succionaba su miembro con ardorosa pasión, alababa ese órgano varonil y viril que me poseía.
Mi padre fue el primero en acabar, vete demonio maldito, deja mi cuerpo, déjame limpio llévate tu lujuria impía, sus chorritos no cesaban de llenar mi vagina que también convulsionaba a sus estoques fervorosos, temblores recorrían mi cuerpo, mi padre me sacudía, si hija expulsa ese diablo, expúlsalo, libérate, tu espíritu será redimido, verás que te sentirás plena cuando el malvado deje tu cuerpo, continuaba a follarme prolongando mi orgasmo esplendido.
Quedamos sin respiro, papá se levantó con su verga bañada y aun goteando, me dijo, termina tu penitencia hija mía, me arrodillé y chupé su miembro hasta que quedo fláccido pero pulcro total, se subió la cremallera y se fue a la iglesia.
Fui al dormitorio matrimonial, y la señora Evelyn dormía todavía, estaba boca abajo con una pierna doblada, se veía su culo espectacular, su chocho gordito mostraba de haber sido follado, relucía con el semen de papá, me acerqué sin hacer ruido y comencé a lamer esos labios carnosos, después de un rato, sus gemidos me indicaron que se estaba despertando.
¡Oh! Giovanna, eres tú, te gusta mi chochito, sí que me gusta mucho, más aún si tiene el sabor de papá, diciendo esto comencé a meterle tres deditos en su vagina, ella gritó y gimió, luego levantó su pierna y me hizo espacio entre sus muslos, ahora le estaba metiendo mis cinco dedos en su coño que estaba muy ajustado, le bese el clítoris y ella se sacudió y hecho su cabeza hacia atrás, abrió más sus piernas y me dijo fóllame con tu manita, méteme toda tu mano dentro, era precisamente lo que estaba tratando de hacer, pero su coño apretado no me permitía pasar toda mi mano dentro.
Estimulé su chocho hasta que salía su liquido vaginal a chorros, empujé mi mano haciendo un poco de presión hacia abajo, mi mano desapareció hasta mi pulso, la humedad, la delicadez, la suavidad que sus paredes vaginales ejercían en mi mano, succionándola más y más adentro, me hicieron pensar que la verga de un hombre debe sentir todas esas sensaciones maravillosas cuando follan a una mujer.
La señora Evelyn contraía su chochito entorno a mi pulso, yo la follaba con una calentura increíble, quería que su vagina experimentara un orgasmo único y salvaje, un orgasmo que solo una mujer puede procurar a otra mujer, encerré sus clítoris entre los labios de mi boca y le chupé su botoncito hasta que comenzó a contorsionarse sin control, aullando que la follara con más fuerza, cuando más jadeaba y fritaba un chorro de fluido salió de su coño, mojándome el rostro y derramándose sobre mis tetas, ella agarraba mi antebrazo y empujaba mi mano más adentro de su vagina.
La señora Evelyn se repuso después de una decena de minutos, me recostó sobre sus pechos maduros, me beso en los labios y tocó mi chochito con sus dedos percibiendo que estaba todo mojado y aun con restos pegajosos de la esperma de papá.
Nos alzamos y nos bañamos juntas en la ducha, después de vestirse, ella se fue a la cocina, preparó café y nos sentamos a conversar de lo acecido, de lo mucho que ella estimaba a mi padre, que era su confesor desde hace unos meses y todas esas cosas.
Yo le dije que mamá regresaba la mañana siguiente, así que había tiempo para gozar de las penitencias de papá, a ella se le iluminaron los ojos y sus labios sonrieron en forma lasciva, mientras mordisqueaba sus propios labios.
Yo y ella nos transformamos en amigas y devotas feligresas de mi padre, sabemos que no somos las únicas, pero somos las más privilegiadas de sus ardores eclesiásticos y puritanos, estamos siempre prontas a servirlo y a respetar su autoridad espiritual.
Mi padre es un fervoroso predicador y tiene muchas más historias que ya les contare en un futuro próximo. Hasta la próxima, Giovanna.
Comentarios, sugerencias y críticas, son todas bienvenidas para mejorar mis relatos para ustedes, escribir a:
Excelente relato, mucha creatividad y emoción al crearlo, solo una mención que no hace ni decrece tu creatividad y ello es que los cristianos que son de muchas sectas, los que te referís es a pastores y a templos, no a iglesia católica, padres, etc., se nota que te referís a un pastor por todo lo que describís, espero lo sigas, muy bueno.
Menos la parte de la mujer ya q no me van me gustó
Ya quisiera un papá así