Las tardes con mi primita – Parte dos.
Continuación de los encuentros con mi primita 12 años menor que yo..
Después de esa mañana y las advertencias de mi tío, yo evitaba las reuniones familiares y me mantenía lejos de la tentación. No hubo muchas oportunidades de cruzarnos o vernos con mi primita Soledad. Parecía que ella no frecuentaba mucho la casa de los abuelos, no tenía manera de saberlo, porque solo llegaba a dormir. Pero una tarde, después de algún tiempo, volvimos a coincidir. Ella estaba con su uniforme de colegio, sentada en el comedor viendo la televisión. Yo llegaba tarde a almorzar, con mucho apetito. Me acerque y ella se levanta a saludarme, al besarme siento sus labios carnosos y al devolverle el beso me di cuenta que había crecido, fácil era de mi tamaño o un par de centímetros más o menos. Con catorce cumplidos estaba ya desarrollada.
Calenté mi almuerzo en la cocina y me quedé ahí. Pero ella me va a buscar y se sienta frente a mi a buscar conversación. Yo me puse muy nervioso ¿Qué pasaría si alguien nos ve juntos? ¿Me denunciarían?
- El otro día te vi que entraste a la casa con una chica…
- Ah… seria alguien de la universidad
Soledad vivía en la esquina de la casa de mis abuelos, tenía que marcar distancia, ella aún era una niña y yo ya tenía 26…
- No era una chica de mi colegio de quinto de media
- ¿De quinto? Yo no paro con chicas de colegio
- Bueno, ella ya no, salió el año pasado… una rubia de pelo largo y ensortijado, estaba con un pantalón rojo, super apretado
- Ah es, Julissa, es hermana de un amigo de la universidad
- Pero es de mi colegio, la chica Serpa…
- Ah la conoces…
- Todos nos conocemos en el colegio… ¿Es tu novia?
- No… me estaba ayudando con un proyecto del grupo de teatro. Ella sabe de diseño
- ¿Entraron a tu cuarto?
- Si claro, me está ayudando con el diseño del cartel para la obra que vamos a poner
- Pero te gusta… a ti te gustan las chicas así…
El interrogatorio estaba subiendo a mayores, y si era cierto, me gustaba Julissa, ella estaba a punto de cumplir los 17, se ofreció para ayudarnos con el cartel y sí, la metí a mi cuarto para mañosearme, porque su trasero es descomunal. Igual tenía que zafarme de la conversación.
- ¿Tú qué sabes de cómo me gustan las chicas?
- Así como ella, potonas. ¿Sabes cuál era su chapa en el colegio? Serpa “la potonisima” siempre usaba pantalones apretados y sacaba el culo a propósito
- Parece que no era tu amiga… no te caía bien
- No a mi normal, era de tres años arriba de nosotras
Al parecer la niña estaba celosa, la competencia era muy fuerte. Metí a Julissa a mi cuarto para trabajar en una mesa de ingeniero que tenía instalada. Ese pantalón me estaba volviendo loco, rojo encendido de corduroy, debió habérselo puesto con calzador. Estaba tan apretado que, como suelen decir las chicas, le estaba violando la entrepierna. Usaba unas botas de vaquero color crema, con taco aperillado. Se las regalo su enamorado, fácil que ese desgraciado se la había chingado. No hay forma de perdonar ese culo.
Corregía con lápiz y borrador los trazos de la cartulina, así que recostaba un poco su vientre sobre la mesa de dibujo. El trasero estaba impresionante. Ella estaba de espalda, metí la mano en mi pantalón y acomodé mí verga hacia arriba. La choque como de casualidad, apuntando mi pene erecto entre sus nalgas, la posición era perfecta. Ella no se inmuto, siguió con sus trazos. Unos cuantos choquecitos más, era evidente que lo estaba sintiendo. Pero yo estaba algo tímido aún. Era cuestión de determinación. Finalmente le metí un gran arrimón.
- Oh!!! Que sorpresa… estamos calientes..
Empecé a moverme, al principio estaba quieta, me detuve y ella empezó a moverse y marcar el ritmo. Era evidente que conocía el tema. La tome de las caderas y el punteo ya era franco y sin tapujos, algo animal, le metí una mano debajo del polo, toque la deliciosa y suave su piel de su vientre, algo de barriguita, pero no mucho, tal vez por lo apretado del pantalón. Fui bajando para buscar su entrepierna. Ella me agarro la mano y se volteó
- Ya es suficiente… no va a pasar nada más…
Se acercó y me dio un piquito
- Ve al baño para aliviarte
- No seas mala…
- Si, date una pajita para que tranquilices
Estaba recontra caliente, pero entendí que no me la iba a tirar y también que estaba dispuesta a colaborar en algo
- OK… pero déjame tocarlo, mientras lo hago… por encima de tu pantlaon no más…
- No… aquí no… vete al baño
- Vamos juntos…
- Tengo que verlo me parece buenazo…ya, pero de lejos, míralo desde el baño
Me abro el pantalón para sacarla y ella me detiene…
- No… ¡¡No, te la saques acá… al baño!!
Me muevo, para el baño, que como recordaran está en mi habitación, me hace cerrar la puerta y que miré por el ojo de la cerradura, yo insistí que no iba a ver nada, pero ella me ofreció una sorpresa. Cerré la puerta y acomodé un ojo en la cerradura. No se veía mal, su hermoso trasero enfundado en ese pantalón rojo. Pero la sorpresa sobrepaso mis expectativas, ella se voltea, desabrocha el pantalón y se lo baja de golpe, junto con su calzón. Hermoso, carnoso, blanco, se agacha lo suficiente para dejarme ver la entrada de su vagina. Entonces ella mete su mano por debajo entre sus piernas y se comienza a tocar, yo le esto dando a mi verga a mil kilómetros por hora, eyaculo gloriosamente y abro la puerta de golpe. Ella sobresalta y se sube el pantalón
- ¡Te dije que no abrieras! Bueno, ya está, es todo lo que va a pasar
Casi sin aliento, asumo que fue todo.
- Gracias fue espectacular…
- Ya no podré ayudarlos en lo del teatro
- ¿Por qué?
- Porque tú me vas a querer cachar y yo tengo un enamorado…
- ¿Entonces porque hiciste todo esto?
- Me provoco… pero hasta ahí no más.
Soledad, estaba impaciente por saber si paso o no paso algo con Julissa, pero yo no la iba a complacer. Pero insistía.
- Te eres bien mano larga, si la metiste a tu cuarto, fue para algo…
- No en serio, solo hicimos lo del cartel. Además, ahora yo tengo una enamorada.
En realidad, no tenia, pero quería despistarla, tenia una foto carnet de una amiga con la que paraba, no era actual, era de cuando tenía 5 o 6 años, el saco de la billetera y se la enseño.
- Esa chica también es de mi colegio… también ya salió
- ¿Así? No lo sabía
- ¿Es tu enamorada… y que hacen cuando están juntos?
- Cosas de enamorados
- ¿Besos y eso?
- Si claro, besos y eso…
- ¿Como lo que hicimos la otra vez?
- Algo así… pero es mejor que no me sigas preguntando… la vez pasada le contaste a tu prima Techi y ella me metió en problemas.
- Pero yo no dije nada…
- Si hablaste y eso no fue lo que quedamos
- A mis papas no les dije nada… Techi quedo como una mentirosa… ¿Estas molesto por eso?
- No, pero es mejor que no sigamos con esta conversación… no quiero problemas.
Eso fue lo más prudente que pude hacer, esa niña era un peligro. Además, a mí no me faltaban chicas para sacarme la arrechura. Lavé mi plato y me fui a mi habitación. Ella se quedo viendo la tv, al parecer no muy satisfecha con nuestro encuentro.
Ya en mi habitación, me puse un pantalón de deporte algo viejo y me eche a tomar una siesta, estaba ya casi dormido, cuando siento que la puerta de mi baño se abre, tiene doble puerta y conecta al interior de la casa, siento que le ponen el seguro y Soledad abre la puerta de mi habitación. Con voz insinuante, algo muy excitante en una niña de 14, no imagino de donde la sacó, se acerca mientras suelta los dos botones traseros que sujetan los tirantes y la falda de su uniforme que cae al piso, solo queda con la blusa blanca del uniforme…
- Juguemos al caballito, como hacíamos antes…
Dicho esto, se monta encima de mío. Realmente me sorprendió, comenzó a moverse como ella sabia hacerlo, sus piernas habían desarrollado, tenía unos muslos firmes, se sentían como sus abductores me aprisionaban las caderas. Como les comenté al principio, ya era casi de mi tamaño. Entre al juego, la volteé y la puse debajo y frotaba mi pene sobre su calzón, verde oscuro, sintético, lo corro un poco, meto un dedo en su vagina, ya está húmeda. Desabotono su blusa, tiene un sujetador deportivo, pero se nota que sus senos han crecido. Me acerco a ella y la comienzo a besar, ella corresponde… se me paro un poco de ella y ella busca mi pene y lo agarra con las dos manos.
- Quiero que me la metas…
- Somos primos, no podemos
- No me importa métemela
- ¿Ya lo has hecho antes?
- No… vamos apúrate, la quiero adentro…
- Es tu primera vez
- Algo así
- ¿cómo que algo así?
- No lo he hecho con una persona…
- ¿Cómo?
- Después te cuento… vamos hacerlo…
- ¿Estás segura?
- Si…
- Te va a doler al principio, pero voy a tener cuidado…
Le abro los labios, por un lado, de su calzón le meto un dedo, una falange no más, luego uno más para dilatar su cavidad. Empieza a gemir, mientras se chupa uno de sus dedos. Me retira los dedos con una mano, se reincorpora un poco para sacarse el calzón. Deja al descubierto su vello púbico, no es muy abundante y es color castaño, sus labios son rugosos, ya no son los de una niña. Le coloco el glande en su entrada y se lo sobo de arriba abajo, lo acomodo en el centro, y sus labios lo abrazan y lo absorben. En medio de su excitación con la respiración entrecortada
- No sabes cuanto extrañe esa sensación… a veces me metía el dedo, pero no era lo mismo. Tu pinga me encanta…
- Vaya, no me imagine cuanto te gustaba… eso quiere decir que no has probado otra.
- Algo así….
Aproveche el momento para empujar un poco más, ella aspira fuerte y emite un gemido profundo. Su vientre se tensa, yo acerco mis labios para besarla y relajarla un poco. Ella abraza mi cuello, le pido que aguante un poco para que se acostumbre. Aún no he traspasado su himen, esta algo estrecha, pero por suerte lubricada. Mientras revoleteamos nuestras lenguas le hablo…
- ¿Cómo qué algo así?
- Es que a veces intenté meterme cualquier cosa, pero no podía… no entraba
- ¿Cómo qué cosas?
- De todo, una zanahoria, un plátano…
Le empujo un poco la verga y penetra algo más, pero el himen se resiste así que voy con todas mis fuerzas. Ella emite un grito aspirado, encoge las piernas y me abraza la espalda con fuerza, no tiene uñas largas, pero intenta clavármelas.
- Ya chiquita, ya va a pasar, aguanta un poco que ya viene lo bueno
- Si que duele carajo… por eso no me metía nada hasta el fondo… me daba miedo…
- Es que eres arrecia, te parabas metiendo lo que sea ¿no?
- Si… hasta que me pegué un susto con el Lorenzo
- ¿Con tu perrito?
Empecé a moverme lentamente, metiendo y sacando, entrando cada vez más. Soledad ya siente el roce en sus paredes vaginales, empieza a mover su pelvis, acomoda sus piernas atenazando por detrás a la mías. Seguimos besándonos, somos amantes apasionados. Aumento el ritmo y ella lo sigue con su respiración agitada. Se la logro meter toda, me separo un poco para ver como entra ella, ella dobla el cuello para ver, sin de dejar de gemir y resoplar.
Se la saco y la vuelvo a meter completa de golpe, esta inflamada, le duele un poco, pero le causa placer… empiezo a moverme más rápido, nuestros cuerpos empiezan a aplaudirse ente ellos, es el sonido de los amantes entregados. La respiración se le corta con cada espasmo
- ¿Quieres ponerte encima? Así tú controlas como entra y sale
- Siiii
Me pongo de espaldas y ella se monta encima, se saca el sujetador deportivo y sus tetas quedan al descubierto, ya no son de niña, no son muy grandes, pero son turgentes, con pezones hacia arriba, un poquito más oscuros que su piel color arena dorada, su pelo largo, castaño claro, lacio, finísimo, porque lo conserva desde que era un bebe, esta todo alborotado. Levanta los brazos y se toma el pelo y se lo acomoda hacia atrás, sus pechos se muestran en todo su esplendor. El espectáculo me deja con la boca abierta, ya es toda una mujer. Ella misma coge mi pene, tiene algo de sangre, se lo coloca en la entrada y luego se desliza lentamente introduciéndoselo. Se mueve con ganas….
- ¿Así que Lorenzo?
- Siii carajo… casi me clava
- ¿Cómo así
Le gusta mirar como entra y sale, está concentrada en eso. Sube y baja, apoya sus manos en mi pecho, se muerde los labios, Siempre fue muy hábil para ese movimiento y ahora mi verga se siente como en una funda, por dentro se siente un poquito mas de temperatura. Casi no puede hablar…
- Yo usaba a Lorenzo para que me punteará, siempre lo hacia con la ropa puesta, hasta que un día metió su hocico bajo mi falda, y me lamio sobre el calzón, yo me lo corrí a un costado un poquito y me lengüeteaba de lo mas rico…
Ella aprende solita a mover las caderas para meter y sacar, sin tener que levantarse, es muy buena en lo que hace, contrae su abdomen lo expande. Se dobla para besarme y me sigue contando, entre chupeteos, parece que eso aumenta su placer
- Un día al salir de la ducha Lorenzo estaba en mi habitación y me quite la toalla para que me de unas lamiditas, me acomode, arrodillada en el piso y apoyada en la cama, como siempre para que me punteara un ratito, pero me agarro entre sus patas y quería metérmela…
- ¿Te dejaste?
- No, pero no me lo podía sacar de encima… por momentos lograba meterme la puntita. y lo deje porque me gustaba…
- ¿Entonces si te la metió?
- Solo en la entradita, pero en una de esas la metió más adentro y bien fuerte, me dolió un montón, así que me revolqué de costado y se separó de mí
- Pero no te desvirgo, estabas cerradita
- No me salió sangre, pero me dejo doliendo…
- Mmm… te gusta de perrito, ponte en cuatro patas…
Me mira y se le dibuja una sonrisa en el rostro, se coloca dándome el trasero, es una yegua de ancas deliciosas. Y si de niña tenia un lindo culito, este es el culo de una verdadera hembra. Sus labios están enrojecidos de tanta fricción, y las nalgas ya están brillosas de sudor. Apunto mi pene en su rajita y ella mueve su culito para para darme el encuentro, la tomo de las caderas y comienzo a darle de alma, ella arquea la espalda.
- ¿Así que te gusta que cache tu Lorenzo?
- No solo quería que me caches tú
- ¿Así te gusta?
- Si … si … quiero que siempre me caches…. me encanta tu pinga….
Siempre la quise, desde la primera ves que casi me la metes, me arrepentí ese día de no dejarte…
- Pero eras una niña y no quería forzarte…
- Me la hubieras metido no más… si ya la tenías adentro…
- Ja, ja, ja … que chibola tan arrecha…
De pronto con uno de sus espasmos ella contrae su vagina y estruja mi pene en su interior, todo un descubrimiento para ella, así que busca repetirlo de manera voluntaria, mientras le golpeo sus carnosas nalgas con mi pelvis, consigue llegar al orgasmo mientras eyaculo en su interior… fue de locos. Nos tumbamos en la cama a besarnos.
- ¿Así que esto es lo que querías?
- Si…
- Ahora te falta tirarte al perro
- CONTINUARA
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