Laura de 13 y Yo de 14
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Ghonas.
Yo tenía 14 años y medio, asístía a la secundaría y por las tardes prácticaba futbol, así que llegaba tarde, como a las 8 de la noche. Esa tarde llegué a esa hora, y había muchos en mi casa, ya que estaban festejando el cumpleaños de una de mis tias. Lo realizaron en mi casa, ya que estaba más cerca y amplio el lugar para el mini baile que organizaron. En fin, había mucha gente, bebiendo, comiendo, bailando, que pasara lo que pasara nadie se daría cuenta.
Llegué, me fui a mi cuarto, tomé la toalla y me dirigí a bañar, tenía ganas de unas deliciosas pajas, pero quise dejarlo para más tarde, por si encontraba a Patricia, Ana, o Paola, ya que eran con las primas con las que usalmente cojia en este tipo de eventos familiares. Cuando terminé de bañarme, regresé a mi cuarto, mi cuarto estaba dividido en ese entonces por una cortina, ya que estaban construyendo un baño dentro de la habitación.
Mi hermana Martina en que es dos años menor a mi, tenía 12 años y cacho, y ese día la había visto con dos primas Maria y Laura. Mi hermana era delgada y flácida como un lapíz, no tenía pechos ni medianos, tampoco caderas, pero sí una hermosa cabellera y par de ojos color café oscuros. Maria, por su parte, tenía 13 años, al gual que Laura, ambas ya tenías pechos medianos, caderas paraditas y respinjaditas. Todas llevaban puesto vestidos, así que eso me haría el trabajo más fácil, en caso de querer manosearlas.
Espere a que se durmieran, ya que mi intención era tocarlas mientras dormían. Ya tenía planeado entrar al cuarto de mi hermana, sin embargo cambiaron mis planes, mi mamá me dijo que mi tio y su esposa dormiría en mi cuarto y que me llevara unas colchonetas al cuarto de mi hermana, que dormiría ahí. Tomé las colchonetas y me fui al cuarto, ya eran como a las 10:40, cuando fui, el cuarto estaba cerrado, abrí con las llaves que tenía, y sorpresa!!!!! las tres chicas estaban dormidas ahí.
Una a lado de la otra, solo estaban cubiertas por una sábana delgada, al parecer nadie durmió en la cama, ya que era individual. No lo podía creer, la suerte estaba de mi lado. Nomás al imaginar eso, mi pene estaba despertando.
A la que le traía más ganas era Laura, ya había tenido una oportunidad con ella mientras jugabamos a las escondidas una semana antes, sin embargo cuando intenté meterle un dedo no quizó, solo me dejó jugarselo. Pero esa noche tenía que ser la oportunidad perfecta.
Había un poco de problema, ya que Laura estaba en medio de las dos, así que coloqué la colchoneta a lado de Maria, para moverla un poco y acostarme en medio de Laura y María, así tendría más espacio para tocarla mientras dormia.
Esperé unos minutos antes de comenzar, pero estaba nervioso, era estimulante saber que la tocaría sin que se diera cuenta, y que si se daba cuenta, podría ser fatal. Había una luz tenue que entraba por la rendija de la puera y de las ventanas, pero era muy poco como para distinguir a alguién, lo único adicional que tenía era un reloj con luz.
Y comencé, lo primero que hice fue abrazarla, para ver si se movía o algo, coloqué mi mano sobre su estomago, abrazandola completamente, luego noté que no tenia vestido, sino un camisón, supuse que mi hermana se lo prestó, son suaves muy delgados y cómodos supongo. Así que pude sentir lo crecido que estaban sus pechos, los toqué, por un momento, suaves, con el pezon pequeño y duro se sentia.
La adrenalina de saber que sentía por estar haciendo algo indebido, era sensacional, mi corazón estaba 1000 látido por minuto, mi respiración no la podía contener, mis brazos me temblaban por lo nervios.
Lentamente bajé mi mano a su entrpierna, el camisón estaba subido hasta su estómago, así que toqué directamente su calzon, estaba caliente, y también humedo, posiblemente fue al baño antes de dormirse. Me pegué más a ella, y escuchar su respiración, era normal, no había movimiento por parte de ella, así que deslicé mi mano sobre calzón directo sobre su panochita de nuevo, lo toqué lo frote arriba abajo, era sensacional, ahí estaba jugandoselo, sin que se diera cuenta. Mi respiración cambió, mis látidos aumentaron más, mi pene me dolía por la erección que tenía ya.
Puse mi pierna izquierda sobre ella, y empuje su pierna derecha, para abrirlas más, luego con mi mano izquierda separé la pierna izquierda de ella, ahora la tenía más abierta, de nuevo lo toqué por encima del calzón, pero era hora de jugarlo por dentro de, deslicé suavemente dentro de su calzón comenzando por su estómago, para tener más espacio, cuando por fin metí mi mano completa, sentí el calor de su conchita, con pocos vellos, unos que otros, sus labios eran suaves, calientes, sus labios no eran largos, sino pegados a su cuerpo, un clítoris pequeño, lo toqué por varios minutos, los abrí, y puse mi dedo indice dentro de sus labios, como intentando meterlos, pero sin hacerlo. No podía más, sentía que me venía ahí mismo, sobre su pierna, pero sabía que habría más.
Luego, la destapé en la parte de la cintura para abajo, trajé las almohadas que había traído para mi, coloqué las coloqué debajo de cada una de sus piernas, y la abrí por completo, las almohadas, las utilicé para evitar que cerrara las piernas, luego la volví a tapar solo las piernas, dejando descubierto únicamente su vulva, en dirección donde estaba su concha, su almeguita. Acosté entre sus piernas, colocando mi cara directo en su entrada, aún con su calzón ovbiamente, olía delicioso, ese olor mezclado entre orines y su olor natural a mujer-niña, a concha aun sin lavar.
Encendí mi relój para ver mejor cómo estaba su hermosa conchita, y tenía razón, tenía una concha hermosa, color rosa por donde se viera, con los vellos recien aún de color castaño, delgados, un clítoris paradito, pequeño, pero se notaba que estaba ahí. Jale un poco su calzón por la parte de abajo, para que no hiciera presión al momento de hacerlo a un lado y tener acceso más fácil. Le hice su calzón a ún lado, puse mi cara pegado a su clítoris, y boca pegada con su entrada, era fascinante ese olor y sensación. Mi pene pedía a gritos salir y meterlo ahí mismo, pero sabía que no podría meterlo aunque tuviera sanche, se daría cuenta.
Lo lamí suavemente, todo lo que pude, desde el clítoris hasta la entrada de su vagina, los labios, los dejé humedos, de tal modo que cuando me la montara no sientiera lo humeno de mi pene, ya que estaba con el líquido preseminal. Cuando me la encimé, mi estomago
temblaba, mis piernas y brazos se sentían cansados, no por el trabajo, sino por la propía adrenalina que sentía de hacer algo indebido.
Estando ya arriba de ella, en la posición del misionero, me bajé el short con la mano derecha, hasta las rodillas, mi pene salto erecto como nunca, calculé la distancia que había entre su entrada mi pene, luego me acerqué e hice a un lado su calzón, y ahora, la parte más complicada, colocar mi pene en su entrada sin que sintiera.
La tenía abierta, completamente, una pierna sobre cada almohada, y ahí lo puse, en su entrada, mi pené conoció esa entrada de un ajugero nuevo, una vagina que aún no conocía ningún pene. Era caliente, mi pene estaba más que lubricado, ella no se movio, solo cambió su respiración, en ese momento, solo me quedé quieto, con mi pene en su entrada vaginal, sin moverme ni nada.
Luego de unos segundos, tomé mi pene y lo froté arriba y abajo entre sus labios vaginales, era fascinante, la sensación era inexplicable, sentía que eyacularía en unos segundos. Luego comencé a moverme, como si lo estuviera metiendo, pero sin hacerlo, solo topaba en la entrada vaginal. Al hacer eso, era como si lo metiera en realidad, ya que que la sensación de frotar mi pene con su entrada era de lo más emocinante. Cada que lo despegaba de su conchita, sonaba un hermoso flop, flop, flop, flop, pop, pop, algo así eso, como cuando se abre un frasco mermelada de fresa.
No quería aplicar presión sobre su conchita, pero mi pene lo pedía a gritos, quería entrar en esa vagina virgen, quería terminar el trabajo y no dejarselo a alguién más. Comensé a moverme más rápido, y sin darme cuenta también a meterlo más fuerte. Con cada enbestida que le daba, sentía que entraba un poco más, el sonido era un poco más ahogado y de repente más fuerte. Entonces, empuje fuerte y directo, sentí que entró un poco solamente, pero lo saqué de nuevo. Realicé ese movimiento, una y otra vez, una y otra, vez, era sensacional, el morbo de cojermela dormida era, sinceramente, muy excitante para mi.
Estuve así como 17 minutos solamente, llegué a meterlo como la cuarta parte nadamás, y quería más, y más. Pero no podía hacerlo, ya que se daría cuenta. Tampoco podía correrme dentro de ella, así que cuando sentí que pronto eyacularía me levante y fuí al baño, como estaba dentro de la habitación, no habrí a problema. Cuando regresé, y además ya no importaba, encendí la luz y la ví completamente abierta aún, ni siquiera se dieron cuenta que encendí la luz, su vagina escurría líquido lubricante, y noté que había un poco de sangre, posiblemente fue un desgarre, ya que no lo metí lo suficiente para que fuera su himen, pero de todos modos la sensación no lo cambiana por nada.
A María, ya me la había cojido una vez, pero eso no lo contaré aquí de manera detallado, sin embargo esa noche me la volví a cojer, para desahogarme por lo de Laura. María sí que sabía, solo la desperté y le dije que quería, y me dijo, te estaba esperando.
Qué rico relato! muy excitante!