Le mamé la verga a mi hijo de 11 años en un campamento
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por ezeloro.
Hola, soy Germán, estoy separado y tengo 30 años, soy blanco y alto(1,87 de altura), tengo pelo rubio y mis ojos son negros. Tengo un hijo de 11 años que vive conmigo porque su mamá se fue con otro tipo cuando nos separamos, el cual no quiere niños. En tanto, mi hijo, se parece mucho a mí a su edad. Es rubio, ojos marrones y una piel dorada. Blanca pero teñida de dorada por el sol. Es un chico sonriente y muy inteligente. Siempre trajo buenas notas de la escuela.
Es ésa la razón por la cual le había prometido hace más de 8 meses que iríamos a acampar. Ya había comprado una carpa de expedición, de esas comunes que son livianas y fáciles de transportar. Pero que dejan poco espacio para moverse dentro. Es una de las cosas que no había pensado en el momento de comprarla.
Ya había hablado en el trabajo para que me concedan una semana de vacaciones para poder ir con Bastian al Bosque del Lombrich, un bosque cercano a mi pueblo donde hay un gran lago con muchos peces donde se permite la pesca. Ideal para alguien que pretende estar unos días viviendo en la naturaleza.
Con mi hijo planificamos todo muy bien, saldríamos un viernes por la mañana y volveríamos al siguiente por la tarde. Habíamos puesto todo en el auto, insecticida, repelente, botellones de agua mineral, algo de ropa ligera, pues era verano y hacía mucho calor, y algunas cosas cosas más para poder cocinar los pescados que consigamos del lago, y por las dudas llevamos comida enlatada.
El viaje en auto fue corto, una hora en la ruta. Al llegar al bosque bajamos las cosas del auto y nos instalamos a un costado del lago. Comenzamos a levantar la tienda y a recolectar maderas para hacer una fogata.
Ya habíamos preparado todo y estábamos sentados alrededor de la fogata hablando del paisaje y de algunas cosas de la escuela cuando el sol se ocultó y los insectos del bosque comenzaron a molestarnos. Decidimos irnos a acostar, al ingresar a la tienda y cerrar la “cremallera” (cierre) de la entrada. Me recosté a un costado boca arriba y cuando me disponía a apagar la linterna para dormir Bastian de arrodilló a mi lado y dijo- papá, hace mucho calor,¿ te molesta si duermo solo con un el boxer?. –No, hijo, para nada, ponte cómodo.
Mi hijo se quitó su remera y su bermuda, y como el espacio en la tienda era reducido, en barias oportunidades sus suaves piernas y las curvas de sus caderas rozaban con mi cuerpo. Lo que sumado con el calor que hacía, verano mediante, me obligó a hacer lo mismo que mi hijo. Por lo que me quité mi camisa y mi bermuda, quedando solo con un slip.
La noche marchaba y ya hacían al menos 2 horas que estábamos recostados cada uno en su lado de la carpa, (carpa es sinónimo de tienda), cuando me dieron ganas de orinar. Me senté en mi lugar, agarré la linterna, y al encenderla se iluminó la figura de mi hijo que a sus 11 años lucía una figura angelical con su piel dorada y sus curvas de pre-adolescente. Él estaba recostado sobre uno de sus lados, con su carita en dirección a mí. Su posición hizo que me pueda percatar que su bóxer de color negro con tonos grises y blancos, tenía una de esas aberturas a la altura del pene para poder orinar de forma más cómoda. A la vez que veía lo que parecía ser la punta de su pene que se escapaba por dicha abertura. Al pensar eso mi pene se puso a mil, no sé por qué, pero eso me calentó mucho, y me dio ganas de hacer algo que nunca en mi vida hubiera pensado, quería chupar ese pene para sentirle el sabor. Así que ante éstos pensamientos decidí salir de la tienda a ir a mear. Me quedé mirando en dirección hacia el lago pensando en qué hacer.
Si entregarme al fuego interior que me deciá-“ Vamos hombre, tócale el pene, vamos que no pasa nada, chúpalo…”. O si ignorar esas repentinas ganas homosexuales e incestuosas que me surgieron al ver parte de ese pene blanquito que sobresalía de su bóxer.
No lo pensé más, dije que pase lo que tenga que pasar. Aunque con mucha culpa, pero opacada por la morbosidad. Me dirigí nuevamente a la carpa y, extendiendo una mano, comencé a acariciar con mis dedos esa pequeña porción de piel lampiña y suave que salía del bóxer de Bastian. Y atento a que no se despierte. Acerqué mi boca hacia su pene que ya comenzaba a pararse producto de los estímulos que le proporcionaba con los dedos de mi mano.
Primero le pasé mi lengua a la puntita de su pene rosadito, creía que iba a ser asqueroso, que iba a tener olor a orina y a huevos. Ya que nunca había chupado una pija, pero nada de eso. Era apenas un poco saladito, y el olor de su bóxer era rico, tenía olor a jabón de ropa. Así que me metí todo su pene en mi boca. Mi barbilla tocaba sus huevitos, por momento me metí todo en la boca, sus huevitos y pene. Lo que me excitaba mucho es el hecho de que mi hijo no despertaba, cada tanto echaba un movimiento de su brazo al aire como si se tratara de una mosca el que lo molestaba.
Después de una suave y cuidadosa mamada que le proporcioné a mi hijo que duró unos 5 minutos más o menos, sentí la necesidad de ir por más. Ya que mi pene estaba a mil, así que me acomodé de manera que mi pene quede a la altura de su boca y, masturbándome con una mano y con la otra acercando agarrándolo suavemente de la nuca, le apoyaba mi pene en sus labios. Ya estaba que estallaba cuando Bastian abrió los ojos y mirándome abrió la boca para decirme algo, en ése preciso momento mi pene estalló en un chorro de semen que fue a parar a su cara, y al tener la boca abierta, gran parte fue a parar a su garganta.
Bastian se paró rápidamente y salió de la tienda corriendo, yo salí detrás de él. Lo encontré a pocos metros del campamento a orillas del lago. Sentado mirando hacia el horizonte. Me senté a su lado, y sin decir una palabra, extendí un brazo y lo abracé por atrás. Él dirigió su mirada hacia mí y se pudo de pié. – ¿Por qué papá?, ¿por qué hiciste eso?. – Porque te vi durmiendo y no pude evitarlo. Te veías muy lindo así. Y me dejé llevar, lo siento Bastian… ¿Me perdonas?.
Bastian, que seguía con su bóxer solamente, se giró nuevamente con su vista hacia el lago, quedando yo detrás de él, mirando su angelical silueta iluminada con la luz de la luna. Dejaba denotar las curvas de su cuerpo, su colita paradita y redonda que no había notado hasta ésa noche. Bastían sólo se quedó parado, mirando al horizonte en ésa posición. Callado, pensativo.
Realmente no supe manejar la situación, no sabía que decirle. Pero verlo iluminado por la luna y frente al lago, me calentó nuevamente. Así que me levanté de mi posición, y me arrodillé frente a él, con su bóxer frente a mi cara. Puse mis manos en su cintura y lentamente le bajé el bóxer. Dejando ver su pubis blanco y suave, sin bellos que se veía tan hermoso con la luz de la noche que no pude evitar comenzar a chuparle todo, el vientre, el pubis, el pene y sus huevitos. Mi hijo solo me miraba, y creo que lo disfrutaba ya que su pene se paró al tope.
Bastian miraba hacia arriba, en dirección a las nubes. Yo con una mano lo masturbaba y con la otra le sobaba la colita y la espalda. Su suavidad me hipnotizó. Yo literalmente le había recorrido barias veces todo el cuerpo con mi boca cuando Bastian me puso una mano en mi frente, y apartándome hacia atrás me dijo- Papá, tengo sueño. Vamos a dormir.
Yo estaba en el éxtasis, pero decidí hacerle caso. Así que le puse su bóxer con cuidado, y entramos nuevamente a la tienda. Bastian se quedó sentado viéndome, en tanto yo me había acostado en mi lugar boca arriba atento a lo que mi hijo haga.
Después de unos minutos, Bastian colocó su cabeza en mi vientre con su mirada hacia mis pies, y utilizándome de almohada se quedó recostado sin decir nada. Mientras yo me dispuse solamente a acariciarle la espalda y la cabeza. Sentir su suave piel de su cara y su brillante cabello haciendo contacto con mi cuerpo me puso a mil nuevamente, y es que el sabor de su cuerpo en mi boca todavía no se había ido. Así que mi bulto comenzó a crecer nuevamente frente a su cara ya que él puso su cabeza en mi vientre con mirada hacia ésa dirección. Mi bulto se marcaba en mi slip. Bastian no dijo nada durante unos minutos, yo comenzaba a creer que se había dormido cuando de repente extiende su mano y comienza a sobarme el paquete. Yo no decía nada, no quería que se vuelva a enojar y salir corriendo. Así que sólo lo dejé hacer. En un momento dijo: – Que grande la tienes papá. Puedo verla?. Me preguntó con su tierna voz. –Claro hijo, soy todo tuyo.
Al decir esto Bastian metió su manito por debajo de mi slip y me manoseó los huevos y el pene. Hasta que se decidió a masturbarme. En ese momento con cuidado me bajé el slip hasta mis rodillas, y mientras mi nene me masturbaba, yo metí mi mano en su bóxer para sobarle las nalgas y esa rajita hermosa y blanca que tenía. Yo estaba tan caliente que no pude evitar eyacular rápidamente. Cuando lo hice, nuevamente parte de mi semen fue a parar a la cara de Bastian, él se sentó nuevamente con su cara toda salpicada con mi semen y me miró enojado. –Perdona hijo, es que no puedo evitarlo. Al decir esto se rió y agarró una toalla para secarse la cara. Yo me senté y le dije que se acostara en su lugar, con cuidado le quité el bóxer nuevamente y se la comencé a mamar nuevamente. Parece que le gustaba, así que se la chupé un buen rato hasta que me di cuenta que se quedó dormido. Pero yo estaba viviendo un sueño, no podía parar de devorarlo con mi boca. Estuve un buen rato mamándole el ano, toda su colita hermosa. Pero mi pene ya estaba muy cansado pues había acabado ya dos veces esa noche asi que no tenía la erección tan fuerte como para poder penetrarlo. Así que también me quedé dormido con su ingle haciéndome de almohada.
Quedaban 5 días de campamento. Los días se tornaron muy cortos con sexo duro con mi hijo. De los recuerdos más hermosos que tengo es la sensación de mis huevos golpeando con sus nalgas dentro del lago. Pero la historia se torna muy larga y no pedo seguirla. Si te gustó, comenta. Así me motivas a mas.
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