Lecciones de Belén Capítulo 11: Lecciones aprendidas
“Enseñar es dejar huella en la vida de una persona”.
Abrí los ojos para contemplar como mi cuerpo estaba rodeado de princesas con sus vestidos pomposos, mi prima Nerea pasó corriendo por el pasillo mientras yo aún contemplaba esa cenefa infantil, su pequeña cabeza asomó por la puerta de la habitación
– Primoooo ya te has despertado…. Me dijo saltando encima de la cama
Llevaba su pijama de estrellas y planetas, su capa de mago morada, se había puesto la diadema de orejas de gata, y unas pequeñas gafas de sol rojas
– ¿Quien eres hoy? Le dije absorto
– la gata maga más poderosa de este reino, soy Catdela…
– ¿hoy eres Adela como tu muñeca? Le repliqué intentando comprender esa mente
– Pues claro que sí, tonto, no ves que llevo sus gafas…. Me dijo sin dejar de saltar… Catdela la maga…
Mi tía Elena apareció con el pelo revuelto y la cara blanquecina y resacosa,
– Por favor Nerea, deja de armar este escándalo o despertaras a tu padre y a tu tía, le dijo mientras la bajaba de la cama y le daba una zurra cariñosa en el culo
El día pasó velozmente mientras veía esos zombis adultos y resacosos luchar contra el sudor frío de una noche de alcohol y diversión, mi prima Silvia se pintaba distraída las uñas de los pies mientras nuestras madres y Ernesto se volvían a sus habitaciones para echar la siesta después de comer, Nerea robaba los pinta-uñas de su hermana para pintarle las uñas de los pies a su muñeca Adela la cual parecía con su pelo revuelto que hubiese salido de fiesta al pub.
El bullicio de la calle me llamó la atención, Juanito estaba como de costumbre de portero entre dos arboles, mientras atrapaba felizmente la pelota con sus manos tras un disparo de uno de los niños, me senté en la entrada de la casa de mi tía apoyando mi espalda en el sauce llorón mientras contemplaba aquel desordenado partido, Esther estaba sentada en las escaleras de su casa leyendo algún tipo de revista, alzó sus ojos y me llamó haciéndome señas con su brazo
– ¿Quieres sentarte junto a mi, mientras ves el partido? Me dijo Esther sonriente
Su pelo caía por un lateral acentuando los rasgos de su cara salpicada con pequeñas pecas, sus labios estaban pintados de un rojo claro, llevaba un pantalón corto de deporte y una camiseta en blanco y negro con un lobo aullando a la luna llena, sus pechos se marcaban perfectamente, incluso notaba como sus pezones daban relieve aquel dibujo. Me senté junto a ella, dejando que mi piernas tocasen delicadamente su cuerpo, de esa forma en la que buscas una intimidad que ambos sabéis que se está produciendo pero ninguno dice nada para no descubrir ese secreto, entre sus manos había un comic cuya protagonista se llamaba como ella, había algo en aquel mundo con aquellos dibujos que sin ser obscenos, tenía algo erótico, la forma femeninas y juveniles de los personajes, la dulzura, el cuidado de aquellos trazos, los detalles, por alguna razón me excitaba ver esas viñetas,
– ¿quieres algo de beber? Me dijo Esther mirándome a los ojos
– Vale, le repliqué
– creo que tenemos coca-cola, me dijo dejando aquel comic sobre las escaleras
Entramos en su casa y nos acercamos a la cocina, el frio la nevera se abrió paso mientras Esther abría la puerta, sus pezones reaccionaron abultándose sobre su camiseta,
ella sacó el refresco y lo puso sobre dos vasos, mientras yo miraba aquel afortunado lobo que ocultaba los pezones rosados que sabía que tenía Esther
– Vaya alguien más tiene sed,…. Dijo Esther picaramente mirando la evidente excitación que emergía entre mis piernas
Yo me sonrojé mientras me agarraba de la mano, me condujo hasta su habitación al fondo de la casa,
– Tranquilo mis padres se han ido al centro, y mi hermano está tan concentrado en el partido que es como si ni si quiera existiese, me susurraba al oído mientras nos sentábamos en su cama acariciándonos
– Estas segura de esto.., le dije
– Ummhjuu, No he dejado de pensar en que nunca he estado con ningún chico y quiero sentir como es… quiero decir…. Quiero sentir eso que chupé ayer dentro de mí…. Me dijo Esther mientras me besaba y se recogía el pelo en una coleta
Nos fuimos desnudado descubriendo nuestros cuerpos, recorría sus grandes y hermosos pechos con mis manos, besando sus pezones rosas los cuales parecía casi no tener aureola, Esther gemía complacida mientas acariciaba mi pelo, alcé mis manos buscando su rostro, quería besar apasionadamente aquellos grandes labios que tanto morbo me daban, sus besos se volvieron húmedos y juguetones, mientras sus dedos recorrían mi torso, bajando hasta mi pantalón corto, comenzó acariciar el bulto que emergía de su centro, recorriendo suavemente la longitud de mi excitado miembro, me incliné hacia ella mientras nos quitábamos el resto de la ropa, su sexo apareció ante mi con los pelos revueltos de su pelvis adornándolo y dotándolo de esa belleza que te tienta para que extiendas la mano para acariciarlo haciéndote sentir que no tienes más opción que hacer aquello, introduje mi mano entre sus piernas, mientras ella las abría y daba cuenta de mi pene batiéndolo al mismo tiempo, yo no podía dejar de besar esos labios ardientes, me fascinaba la longitud de aquella boca, su cuerpo salpicado por pequeñas pecas en tránsito hacia el final de la adolescencia parecía dibujado con la delicadeza y el detalle de aquel comic, mis dedos entraba en su sexo sin dificultad, los doblaba hacia arriba buscando ese bulto interior que sabía que le haría arder, Esther gemía muy bajo hasta a veces en silencio como si no quisiera que nadie la escuchase, puse la punta de mi pene en su entrada mientras ella miraba fascinada como este se introducía en su interior, abría la boca disfrutando de aquel momento, de esa primera sensación de tenerme dentro, movía lentamente mis caderas notando como aquella vagina se adaptaba a mi miembro, sintiendo los deseos de su cuerpo, el placer que le producía, Esther comenzó a gemir sin dejar de contemplar como mi miembro la follaba como me había pedido, jadea mirándome a los ojos, se mordía los labios y se volvía a centrar en nuestros sexos, sentía como ella estaba llegando, y mi miembro comenzó a endurecerse más, en ese instante ella me miró a los ojos y movió sus caderas haciendo que mi pene se saliera,
– No, es peligroso me dijo Esther mientras se ponía de lateral
Me puse detrás de ella, abrazándola, mi pene quedaba en la entrada de culo,
– Adelante, quiero saber como es por ahí también… continuó diciendo Esther
Se paré sus nalgas y comencé a empujar mi dedo empapado en sus fluidos delicadamente sobre aquel agujero que se abría ante mi, con cuidado como hiciera la primera vez con mi prima Nerea, Esther jadeaba complacida mientras notaba que se metía los dedos en su sexo a la vez que mi dedo entraba y salida de su culo, probé con mi miembro mientras agarraba sus caderas para penetarla mejor, un largo suspiró salió de sus labios mientras mi pene se introducía en su ano, notaba como ella continuaba jugando en su interior, comencé a menear mis caderas en aquel agujero perfecto y apretado, Esther gemía fuertemente abandonando su silenció, el roce de los mofletes de su culo duro contra mi pubis y testículos, el movimiento frenético de sus dedos en su interior, hacía que aumentase mi excitación, notaba como su orgasmo llegaba mientras se abandonaba al simple placer de gemir, notaba la presión que anunciaba que iba a llegar
– Si, Daniel, Si…. Me dijo jadeante
en ese momento como si un fantasma se tratase apareció Juanito enfrente nuestras con su pequeño pene entre sus mano, nos quedamos helados sin entender nada, sin saber cuanto tiempo llevaba en la habitación,
– ¿Juanito?… ¿que haces? Le dijo Esther tapándonos con las sabanas de su cama
– No sabía que también jugabais al juego secreto… dijo Juanito
– ¿pero ….Juanito … qué? .. ¿quien…qué?…
– No lo puedo decir… Nerea me lo hizo prometer dijo Juanito tapándose la boca mientras se daba cuenta que había pronunciado el nombre de Nerea
Notaba como Esther miraba indecisa el pequeño pene erecto de su hermano, Juanito se acercó más hasta la cara de su hermana, y le dio un beso en los labios, ella comenzó a mover su culo haciendo que mi miembro continuase entrando y saliendo mientras Juanito introducía la lengua en la boca, los pechos de Esther sobresalieron de nuevo de las sábanas tintineando mientras yo reiniciaba mis embestidas, sus pezones rosados zimbreaban al unisono de nuestro movimientos.
Las manos de Esther recorrieron el cuerpo de su hermano, acariciándolo mientras continuaban besándose, hasta que agarró aquel pequeño pene y lo comenzó a mover, Juanito se incorporó y Esther se lo introdujo en sus grandes labios, Juanito cerraba los ojos gimiendo mientras sus pantalones caían del todo hasta sus tobillos, comenzó a mover sus caderas haciendo que su pene entrase y saliese de la boca de su hermana mientras yo imitaba su ritmo en el ano, comencé a eyacular dentro de ese culo apretado, mientras ella se retorcía de placer notando como mi polla palpitaba en su interior, Esther permanecía inmóvil con los ojos cerrados y la boca abierta, dejando que la polla de su Juanito entrase y saliese de su boca, comenzó a gemir al mismo tiempo que Juanito parecía llegar al orgasmo mientras arrugaba su rostro y nariz, aquel pene palpitaba en la boca jadeante de su hermana mayor, bajó sus mano para acariciar el rostro de su hermana, mientras yo apoyaba mi cabeza desfallecida en sus hombros, pude ver los ojos brillantes de ambos como si en ese instante hubieran adivinado que todo había cambiado que esos encuentros se volverían a repetir secretamente, que esa complicidad que ahora tenían les uniría mas de lo que antes hubieran estado.
Continuará…..
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