Lecciones de Belén Capítulo 14: Mi pequeño amor
“Pasó Cupido y me dijo: “Tú no, tu rueda”. Me monté en mi moto y me fui….”.
Habían pasado varios años entre luces y sombras, ninguna de las relaciones que había tenido me había llenado, desde los 11 hasta los 15 o bien las chicas estaban a lo suyo o cuando por fin conseguía tener una relación con alguna se asustaban cuando quería ir más allá de besarnos y algún toqueteo inocente, la última vez que había sentido verdaderamente pasión fue después de la boda de mi tia Elena con mi prima Nerea, pero ahora me sentía tan vacío que llevaba los últimos dos años totalmente apático con el genero femenino, había comenzado a llenar mi vida estudiando mecánica, descargaba mi frustración como mi nueva pasión, las motos, cuando estaba subido a mi pequeña de estilo “Cafe Racer” me sentía yo mismo, a veces me perdía por los alrededores de la cuidad por carreteras secundarias sin rumbo fijo sólo se trataba de rodar, sentir como se agarran los neumáticos a la carretera, el aire, el sol, trazar algunas curvas como si alguien te presiguiera, eres tú metido en tu casco y el resto del mundo, ahí encerrado dentro de ese mini-universo es donde realmente me sentía libre, concentrado en subir y bajar marchas, en la coordinación de mis pies y manos, al final era todo automático pero me fascinaba que cada parte de mi cuerpo simplemente supieran que hacer sin tenerlo que pensar, tal vez por eso era feliz porque no pensaba en nada más que en la carretera y en la siguiente curva.
Mientras el semáforo emitía su luz roja, recordaba el día que llamó Silvia asustada a mi madre diciendo que mientras desayunaba una sensación extraña recorrió su cuerpo mientras tocaba la mesa de la abuela, creyó ver un símbolo entre los nudos de la madera el cual luego desapareció,
“Mama me ha dicho que es una runa, cree que es el símbolo de algo malo va a pasar a la familia”,le dijo Silvia a mi madre por teléfono. La verdad es que yo no creía mucho en todo aquello, hasta que poco a poco mi madre fue cayendo enferma, el cáncer la fue apagando y arrancándola de mi vida hasta que por fin se la llevó, sin embargo mi madre no dejó de luchar hasta el final.
Tras la perdida de mi madre yo había encontrado trabajo en un taller de motos, incluso había llegado apreciar esa soledad en la que me encontraba inmerso, dejando que las heridas fuesen cicatrizando poco a poco, abrí el gas justo cuando el verde apareció reluciente dándome paso, me encantaba la sensación del empuje en mi estómago cada vez que aceleraba de esa forma, el sonido ronco del escape vibrando, el agarre y la potencia trasmitiéndose a la rueda trasera, allí encima era feliz, hombre y máquina unidos, a veces acariciaba su depósito como si fuera el lomo de un caballo después de una ruta en la que se había comportado como yo deseaba.
Apagué el motor y la dejé con pena como el que abandona a un ser querido en plena calle, no si antes volverme para comprobar que estaba bien, como deseando que rugiese llamando mi atención para volver a abrazarla y disculparme por abandonarla, pero permanecía inmóvil y apagada sin mi, esperando a que volviese con la llave para que cobrase vida, comencé a recorré la acera mientras me acercaba al portal de mi casa, cuando el llanto de una niña sentada en un banco me llamó la atención, no sé muy bien porque me paré, su rostros rojo y blanquecino, sus grandes ojos lloroso, su olor era dulce y familiar, como si a pesar de ser alguien desconocido hubiese algo en esa persona que te resulta tan conocido que te hace sentir que la conoces de algo, tal vez es algo natural un instinto que te dice en quien puedes confiar, así que me senté a su lado dejando espacio suficiente para no invadir su intimidad, mientras revisaba mi casco buscando pequeños defectos que el propio uso se había encargado de ir marcado su paso, ella alzó la mirada
– Sois todos los hombres unos estúpidos… me dijo mirándome a los ojos
yo me encogí de hombros y permanecí en silencio, desviando mi mirada para que no se sintiera invadida, simplemente me quedé allí esperando a que continuase descargando su furia
– no lo entiendo, no lo entiendo…. ¿porqué sois así? Continuó replicando
– no te conozco pero si te puedo ayudar… se escuchar .. le respondí
– ahh así que eres de esos… me respondí
– ¿de cuales?… le repliqué
– de los que no existen… me dijo dejando de llorar mientras esbozaba una tímida sonrisa
– pues soy de carne y hueso, dije tocándome en una mano
Nos echamos a reír y nos quedamos allí simplemente en silencio uno al lado del otro contemplando como la gente pasaba alrededor nuestras, la cual comenzamos a comentar distraídamente como si fuésemos dos viejas aburridas si nada más que hacer.
Pasaron los días, y siempre nos encontrábamos en el mismo banco, cuando aparcaba mi moto su pequeño cuerpo estaba allí sentado, esperando mi llegada, su cara se iluminaba y pasábamos las tardes hablando y mirando como la gente pasaba, aquel pequeño ser iluminaba mis tardes después del trabajo y se iba abriendo paso en mi interior, Noelia tenía 11 años y yo ya había cumplido 23, no quería creer que aquella niña que despertaba a su pubertad pudiera tener algún sentimiento hacia mi, pero poco a poco nos íbamos acercando más como en un lento baile en la que tu vida comienza a girar entorno a compartir aquellos momentos, pequeñas caricias que marcaban que la confianza iba creciendo, poniendo bien el pelo del otro, un día que comenzó a llover subió a refugiarse a mi casa mientras continuábamos hablando y riendo.
El tiempo comenzó a pasar y ya era una rutina llegar de trabajar, Noelia tirarse en el sofá y comer pipas, pistachos o cualquier otra cosa mientras cambiamos de canal de la televisión y poníamos al mundo del revés contándonos nuestros días, poco a poco nos íbamos poniendo más cómodos el uno con el otro hasta el punto de empezar a sentir tentaciones de besarla, de acariciarla, por más que me quería resistir comenzaba a sentir una verdadera locura y pasión por aquella niña.
Su cabeza estaba apoyada sobre mi regazo como de costumbre mientras veíamos una película antes de que se hiciese demasiado tarde y se marchara como siempre, ese día ella llevaba la falda de la escuela, la cual le llegaba tan sólo por encima de las rodillas, yo comencé acariciar sus suaves piernas distraídamente mientras mi corazón se aceleraba, notaba como ella había dejado de mirar la televisión y clavaba su mirada en mi rostro, mientras mis dedos recorrían su cuerpo delicadamente sin tocar ninguna de la parte indebida, simplemente dejando que mi tacto recorriese suavemente su piel, se alzó repentinamente, dejando su labios tan cerca de los míos que nuestras respiraciones entrecortadas chocaban unas con otras, podía sentir su corazón saltar ajetreado tan fuerte como el mío, por primera vez en mucho tiempo mis labios comenzaron a temblar mientras cerraba los ojos y la comencé a besar, notando como su boca se abría y recibía con placer mis besos, un lento suspiro de placer salió de su boca mientras nuestras lenguas comenzaban a jugar, Noelia se puso encima mía dejando que su sexo se frotase con mi excitación naciente, sus manos agarraban mi pelo acariciándolo mientras continuábamos besándonos
– Ya te ha costado, llevaba mucho tiempo deseándolo, me dijo al oído
– Ya Noelia, pero ¿sabes que soy muy mayor para ti? Le repliqué
– Bobadas… nunca te has intentado aprovechar de mi y yo te deseo… se te nota que te gusto.. dijo sonriendo maliciosamente
Sus manos comenzaron a recorrer mi espalda, me quitó la camiseta dejando mi torso desnudo, comenzó a jugar con los pelos de mi pecho mientras me besaba, notaba como su sexo húmedo continuaba frotándose contra mi miembro el cual quería salir de su prisión, Noelía se levantó quitándose la falda de la escuela dejando ver su braga rosa, se quitó la camiseta dejando ver su piel tan blanquecina que casi se transparentaba, sus pechos justo comenzaba a abultarse como dos minúsculos montículos coronados por dos pequeños pezones rosas, su ombligo era abultado como un botón que quisiera salir de ese cuerpecito, pasé mis manos delicadamente por sus pechos comprobando su dureza
– No me los toques mucho me duelen un poco, me dijo Nerea jadeante
Así que baje mi manos hacia su braguita bajándosela completamente, su vagina parecía apretada y algo abultada la cual parecía estar deseosa de que alguien la acariciase, mis dedos recorrían aquellos pequeños labios que se abrían poco a poco con mis caricias mientras su piel se erizaba, unos tímidos gemidos comenzaron a resonar, mientras sus manos buscaban mi sexo, ella abrió mi bragueta y sacó mi polla, mientras se arrodillaba para chuparla, comenzó a menear mi miembro lentamente mientras su lengua comenzó a recorrer cada rincón con pasión, sus labios absorbían la cabeza de mi pene dejando caer saliva por los laterales, se notaba que no era la primera vez que hacía aquello lo cual me tranquilizó, se alzó hasta colocarse encima mía
– Te deseo dentro de mi Daniel me Dijo Noelia mientras con sus manos abría los labios de su vagina
Comenzó a descender sobre mi pene jadeando y mostrándome como este se introducía en su coñito, comenzó a moverse lentamente mientras me agarraba la nuca y volvíamos a besarnos, sus labios sus caricias, era algo más que sexo, era amor, placer, deseo, lujuría, aquel que pequeño ser que me cabalgaba me había atrapado en su telearaña, sus brazos me rodeaban mientras aceleraba sus saltos, agarré su culo con mis manos para ayudarla a saltar, mi excitación crecía dentro de ella sintiendo como sus respiraciones se aceleraban, como sus gemidos cobraban fuerza, mientras su fluido empapaba mi sexo,
– Cuida que me corro , le dije a Noelia alarmado
– Correte.. yo aún no tengo la regla replicó Noelia
La presión llegaba y recorría mi miembro expulsando mi semen dentro que aquella pequeña cavidad, Nerea al sentir la palpitaciones dentro de ella comenzó a jadear fuertemente mientras podía sentir como llegaba un orgasmo a su cuerpo,
– viene fuerte, viiiiene fuerte dijo Noelia acelerando el ritmo
Me apretó fuertemente contra su cuerpo tembloroso mientras su orgasmo se consumía, nos quedamos en esa posición abrazados
– Te deseaba tanto me dijo Noelia
– y yo a ti le repliqué
Miramos la hora y Noelia comenzó a vestirse alarmada
– Mierda, mierda … tengo que llegar a casa antes de que llegue mi madre me dijo alarmada
– Tranquila, tranquila te llevo con mi moto, tengo otro casco, te llevo, le repliqué
– Pues salgamos ya… joder…mierda…. Exclamó
Nos subimos en mi pequeña y está encendió ronroneando como si supiera que tenía que quedar bien delante de Noelia, ella se subió atrás y me abrazó fuertemente mientras yo daba gas para salir del barrio siguiendo las indicaciones que me había dado, conocía la zona y más o menos la calle que ella me había dicho, al final vivía cerca mía en una zona que apenas hacía cuatro años habían construido casas unifamiliares nuevas, cuando llegamos a su casa un coche justo apagaba las luces y su madre bajaba del coche mirando extrañada hacia nosotros, yo me quedé mirándola sin dar crédito a la escena, mientras Noelia se bajaba de la moto y se quitaba el casco,
– ¿en moto?… Dijo su madre acercándose hacia nosotros
– Mama … por favor dijo Noelia
– al menos quitate el casco y deja que te vea la cara Me dijo su madre lanzándome una mirada desafiante
Me levanté la visare dejándole ver primero mis ojos para que no se asustase,
– Me conoces le dije mientras me quitaba el casco
Belén dejó caer las bolsas de la compra mientras aparecía mi rosto ante ella,
– ¿Daniel?, tu eres el chico del que tanto habla mi hija Dijo sorprendida Belén
-¿yo?, no sabía … ¿cuando has vuelto?, ¿hija? Dije balbuceando si saber cual de las miles de preguntas tenía que ser las primeras
– ¿os conocéis? Replicó Noelia mirándonos ha ambos
– Dios Mio Daniel, yo, yo no imaginé, yo, Noelia, tú, yo…. Lo siento tanto… yo.. pasa por favor a casa y hablamos, quedate a cenar por favor ¿puedes?
Noelia nos miraba sorprendida, yo apagué mi moto, me agaché para ayudar a Belén a recoger las bolsas caídas
– Esta bien, le dije mirando a Belén fijamente a los ojos
Hacia casi doce años que nos habíamos visto en el apartamento de la madre de Belén y ahora estábamos allí, era posible que Noelia fuese … no … el destino no podía ser tan cruel conmigo, quien era yo un mero títere en el tablero de juegos de esos crueles dioses griegos, Noelia nos miraba boquiabierta mientras la puerta de su casa se cerraba tras de mi, mi vida de nuevo iba a cambiar, Belén sacudiría mi mundo otra vez. …..Todo cambió en ese instante en que la puerta se cerró
……….. Fin …………….
gracias por llegar al final de esta historia.
Te seguí de principio a fin. Algunos capítulos mejores que otros, no quiero criticar uno en especifico, tu sabrás que hiciste bien o mal. En lo general te felicito por esta historia. Estaré pendiente de tus siguientes relatos.
Enserio nos vaz a dejar con la duda después de leer los 14 relatos de tu vida sean ciertos o no merecíamos esa verdadera y última parte
Wow… en serio cortaste todo acá. Por eso hay que ver el último relato de un autor por si aún publica al momento de ver ese trabajo final, para no elogiarlo en vano si se retiró como hizo Loko. Qué lástima, con lo lindo que iba.