Lecciones de Belén Capítulo 8: La Mesa de Nora
“¿Hay nada mejor que pasar la noche con un libro, en un rincón, junto al fuego, mientras el viento azota las vidrieras y brilla la lámpara?….”.
Siete años habían pasado desde la última vez que nos vimos, en realidad no entendía muy bien porque habíamos pasado tanto tiempo separados, cuando mi prima Nerea nació ya hace 5 años, mi madre había ido a conocer a su nueva sobrina, yo estaba de campamentos en las montañas pasando el verano así que tampoco pude ir entonces, es curioso como no estando tan lejos la vida te va llevando por diferentes caminos y la rutina hace que pase el tiempo sin darte cuenta cuantos momentos de las personas a las que aprecias te has perdido. Mi tía Elena llevaba años intentado casarse con según mi madre un buen chico que quería a Silvia como a su hija pero mi tío no quería firmar los papeles del divorcio y aún estaban después de tanto tiempo con problemas de abogados, solo pronunciar el nombre de Antonio hacía que mi madre empezase a maldecir como si mi tío le estuviera haciendo todo aquello a ella, esta era la primera vez que nos juntábamos todos de nuevo como en los viejos tiempos.
La furgoneta rechinó mientras los ojos de mi madre miraban con preocupación la vieja mesa de mi abuela Nora, yo miraba mis manos imaginando como eran antes, que cambios vería Silvía, con 11 años mi cuerpo apenas comenzaba a entrar en la pubertad como un Peter Pan que se niega abandonar su disfraz de niño, negándose en convertirse en mayor, Silvia hacía apenas un año había tenido su primera regla según oí tal vez en una conversación que no debía escuchar mientras mi tía le contaba telefónicamente como todos los sábados tardes las novedades a mi madre, intentaba imaginar como sería aquella adolescente de 14 que caminaría con la mente de mi prima encarcelada en su interior ¿la reconocería?
Apareció como si nada hubiese cambiado la calle y la casa de mi tía Elena al fondo, podía ver unas largas piernas de una chica sentada de espaldas junto a un Sauce llorón a la entrada de la casa, parecía estar leyendo un libro mientras una niña vestida de princesa con una capa de mago saltaba y daba volteretas a su alrededor intentando llamar inútilmente su atención, mi tía estaba apoyada en la entrada de la puerta fumando distraídamente,
– Otra vez esta fumando tu tía dijo enfadada mi madre mientras paraba la gran furgoneta que habíamos alquilado
Noté como la chica que estaba apoyada en el árbol levantó la mirada de su libro al sentir que la furgoneta se paraba en su casa, buscaba a algún niño más que pequeño que casi no asomase su cabeza por la ventana, pero detuvo sus ojos cuando me vio, yo sabía que ella era Silvia sus formas habían cambiado pero era ella, su ojos, su mirada, sus gestos, la sonrisa que esbozada sus labios al reconocerme, podía distinguir el rostro que recordaba en aquellos rasgos estirados, una nueva imagen se sobreescribia en mi mente creando un nuevo recuerdo mientras veía aquel torbellino de volteretas que saltaba a su alrededor, debía ser mi prima Nerea pensé, bajé de la furgoneta con las manos en los bolsillos pues una timidez repentina recorría mi cuerpo, como si me diese vergüenza que viese los cambios que se habían producido en el, Silvia se re-colocó coquetamente el pelo y adoptó una pose como si la hubiese ensañado delante de un espejo, me acerqué a ella y me senté a su lado
– Hola prima… le dije mientras maldecía en mi interior ,para eso había estado tanto tiempo pensando en que decirle cuando la viese de nuevo
– ¿qué pasa primocho? ¿hace mucho tiempo que no me ves o qué? Me dijo mientras reía….
-¿quién eres tú la que se a comido a mi prima Silvia?… le contesté … mientras me negaba a mi mismo pensando que seguro que piensa que soy tonto
-Pos anda que tú…. Que tienes los brazos mas largos que las piernas,…. Continuó riéndose
Notó rápidamente que me ofendía así que añadió
– Me alegro de verte Daniel, ¿cuantos años han pasado seis, siete?, ¿cuantos años tienes ahora?
– Once le dije hinchado el pecho y tensando los músculo de mis brazos para intentar parecer más mayor
El alboroto de Nerea nos interrumpió mientras continuaba danzado, saltando y canturreando como si fuese la escena de los “Gremlins” en el cine
– Eres Daniel, soy Nerea tu prima… dijo balanceando su capa morada con estrellas mientras me señalaba con el dedo indice
– No le hagas caso es muy pesada, replicó Silvia
Miré hacía la furgoneta, nuestras madres y un hombre estaban descargando la mesa con cuidado
-Ese es Ernesto, el novio de mi madre dijo Silvia
– Sí, mi papa… añadió Nerea mientras ponía la manos intentando hacer una voltereta
Nos levantamos y entramos en la casa para observar como quedaba aquella mesa que tan importante era para nuestras madres se acomodaba en su nuevo hogar, Ernesto me dio un apretón de manos con fuerza, haciéndome sentir como un verdadero hombre, un olor familiar salía de la cocina como en todas las reuniones de mi familia, la cafetera hervía y silbaba en el fuego anunciado que por fin estábamos todos juntos, nos sentamos en el sofá mientras los mayores reía, fumaba y tomaban café, poniéndose al día….
– Oye ¿tienes novia? Me dijo cuchicheando Silvia
– No, …..le contesté
-Vamos con esa cara de niño bueno, rompe-corazones, ¿alguna novia habrás tenido en este tiempo, no? Replicó mientras me daba un codazo
La verdad es que no quería confesarle que en todo este tiempo me había sentido bastante sólo, si que de vez en cuando mi vista se fijaba en algún detalle del cuerpo de mis compañeras de clase conforme estas iban cambiando, yo daba alguna vez rienda suelta a mis fantasías masturbándome sin saber muy bien porque era justo en aquel instante en que algo me empujaba a hacerlo, mi mente vivía de los recuerdos de ella y de Belén con añoranza. Cuando cumplí los ocho años hasta tuve un encuentro con mi propio genero en los baños del colegio, llegue a pensar que aquel lugar tenía una magia especial que despertaba a la sombra durmiente de mi interior, recuerdo estar en el urinario cuando un chico de un curso inferior entró, y con curiosidad comenzó a mirar el tamaño de mi miembro, el cual tampoco no es que fuera grande pero sí que era mayor que el suyo, él comenzó también a mear en el urinario de al lado, yo miré su pequeño polla saltarina mientras escupía el líquido amarillo, no sé cuantos días pasaron pero nos encontramos varias veces y nos mirábamos con curiosidad, yo hasta había mirado su culo redondo y respingón, el cual era casi idéntico a como recordaba que era el de Silvia.
Una tarde después de clases, coincidimos de nuevo en los urinarios, sin hablar me dirigí a uno de los váter del fondo sintiendo como él me seguía, abrí la puerta y el entró conmigo como si le estuviese invitando a entrar en mi casa, cerramos con el pestillo, nos sacamos los penes ya erectos y los comenzamos a cruzar como si fueran espadas, yo observaba como su ojos se cerraban sintiendo tal vez por primera vez placer, agarré su pequeña polla sin tan siquiera pensarlo, cuando intenté bajarle la piel para descubrir su cabecita una muesca de dolor apreció en su cara, aquella piel no quería bajarse, así que me arrodille y pensé que se lo tenía que compensar, le bajé los pantalones hasta los tobillos junto a su ropa interior de con banderas de cuadros como los de los coches de carreras, la luz del alto ventanuco de ventilación rebota en aquel cuerpo semi-desnudo mientras él se abandonaba a mis manos, agarré aquel culo perfecto y redondo que me recordaba a mi prima con ambas manos, la curiosidad me invadía ¿qué sentía Belén y Silvia cuando me lo hacían a mi ? me introduje esa pequeña cosa caliente en la boca, comencé a imitar lo que ya había visto que me hacían las chicas a mi, lamía y succionaba con cuidado de no hacerle daño, aquel chico se agarraba a las paredes pues notaba como sus piernas flaqueaban, ese sabor que se desprendía de su miembro no me era desconocido pues trazas de ese sabor me habían llegado del mio mismo cuando alguna de ellas me besan tras habérmela chupado. Me imaginaba que yo era Belén enseñado aquel niño lo que era el placer por primera vez, mientras una sonrisa se dibujaba en mi boca, mi saliva de desliza por aquel pene que con su sabor inundaba mi paladar, su camiseta se levantaba ligeramente dejando al descubierto un ombligo hundido pero perfectamente redondo como si una excavadora hubiese iniciado una prospección minera en aquel lugar, mis manos a acariciaban aquella piel suave mientras jugaba con aquel curioso agujerito de su estomago como si quisiese introducir mi dedo en el, el apretaba su culo el cual volvía a agarrar, notaba como mi excitación aumentaba, me levanté y comencé a masturbarme mientras el cuerpo desnudo de Belén con sus piernas abiertas esperando a ser penetrada desfilaba en mi mente, abandoné aquella polla palpitante que suplicaba que continuase con aquello por la cual aún rezumaba mi saliva por todos los lados, mientras miraba aquel culo redondito con su cachetes apretados de la misma forma que hacía Silvia, el se agachó, comenzó torpemente a intentar chupármela comprobando con sorpresa como mi piel si que dejaba al descubierto la cabeza, notaba como entraba en aquella pequeña boca y mientras con sus ojos azules me miraban con curiosidad como el placer llenaba mi rosto, así que incrementé el ritmo de mi paja mientras la cabeza de mi polla salia y entraba en aquella boca de forma de O, cerré los ojos el recuerdo y la sensación de cuando me la chupaba mi prima Silvia en aquellas noches llenaba mi mente, un orgasmo llegó mientras abría los ojos contemplando como él seguía mamando, se masturbaba a si mismo ferozmente de una forma extraña tirando se su piel hacia arriba en vez de hacia abajo mientras parecía no quererse perder nada de aquel momento pues notaba como me estudiaba, sus parpados comenzaron a parpadear indicando que estaba llegando a su primer orgasmo succionando con mas fuerza mi pene como si quisiera ordeñarme, se levantó e intentó besarme como si yo fuese a ser su novia, pero aquello me superó, lo empujé y él cayó encima del váter, había vuelto a la realidad, él no era ni Silvia ni Belén, tal vez no estaba preparado y me daba vergüenza, ¿que clase de problema tenía yo?, él no me había hecho nada pero yo estaba frustrado…. ¿que es lo que había pasado por mi mente? ¿había algo de malo si me gustaban también los chicos?, normalmente no sentía atracción por los niños y menos por los hombres adultos, pero ese culo, junto a su pequeño pene, su cara casi femenina, sus ojos de aquel azul que casi daban miedo y mi curiosidad…. no estaba seguro de lo que pensaría mi prima si se lo confesase.
El día pasó mientras me afanaba en mirar las largas piernas que salían del cuerpo de mi prima, mientras ellas veía una película que no me gustaba yo había pasado un rato con Ernesto en el jardín que ahora relucía verde y limpio para ayudarle cortar el césped, cuando volvía a entrar Nerea saltaba y me reclamaba para que jugase con ella, mi prima Silvia había desaparecido, los mayores estaban en el salón viendo la tele y bebiendo licores,
-Pero ..¿a que quieres jugar? Le dije a Nerea
– Es la hora del té.. me dijo dejando escapar una sonrisa tímida
Una Gota de sudor frio recorrió mi cuerpo… era posible que aquella mocosa, supiese eso, ¿de verdad se refería a lo que yo imaginaba?, la contraseña era inequívoca… me cogía de la mano y me conducía hasta la gran habitación de mi prima Silvia, mientras yo miraba como su pequeño cuerpo intentaba arrastrarme hasta su guarida, yo tan sólo me dejaba sin oponer resistencia, mi mente no daba crédito a aquello, cuando entramos vi una mesita rosa de juguete con sillas de múltiples colores a su alrededor, un pato de peluche estaba con su pico metido una pequeña taza y una muñeca semidesnuda con un ojo abierto y otro cerrado yacía en el suelo
– Siéntese caballero …. Vaya Adela cuantas veces te tengo que decir que no te tires de la silla… dijo Nerea mientras cogía una tetera de una mini-cocina de madera
Comenzó a preparar un té imaginario mientras yo observaba aquella escena dantesca, aquella mini-silla parecía que cedería en cualquier momento bajo mi peso, se acercó lentamente con una pequeña taza vacía
– tomé señor Daniel… ¿una pasta?
Una risa incontrolable salía del fondo del pasillo mientras aparecía la cabeza de Silvia por la puerta,
– tenías razón hermana, que si le decía que era la hora del té a Daniel jugaría conmigo ……..le dijo Nerea a su hermana esbozando una gran sonrisa
Silvia continuaba riendo de esa forma sin control en la que casi se te saltan las lágrimas, se sentó a mi lado dejando su brazo cerca del mio con su palma hacia mí, junté mi brazo haciendo que nuestras pieles se tocasen sintiendo de nuevo esa intimidad ese roce que ambos sabíamos secretamente que se estaba produciendo, pude observar como los pelos de su nuca se erizaba mientras el recuerdo recorría su cuerpo, era como aquello que me había dicho una vez Belén, a veces no hace falta hablarlo todo de una forma u otra lo sabrás
– ya veo que te acuerdas de todo, me susurró Silvia esbozando una sonrisa maliciosa
Proseguimos entre risas por un tiempo esa función del té permitiéndonos sacar a los infantes que aún pululaban en nuestro interior mientras Nerea disfrutaba de ser la directora de aquella fantasía, reía feliz de ser el centro de atención, cenamos y nos dirigimos a dormir, las habitaciones de los mayores quedaban en la otra punta de la casa pues daban a la entrada tal como recordaba, yo estaba en la pequeña habitación en la que estuve la última vez que había estado allí la cual ahora era rosa y estaba decorada con una cenefa de princesas, podía oír como Nerea aún jugaba en la habitación de Silvia y se negaba a echarse a dormir, decidí acercarme, al entrar vi como Silvia estaba sentada en la cama leyendo el mismo libro que esta mañana, la segunda cama supletoria estaba aún a medio sacar sin levantar las patas, así que esquivé aquel “Tetris” a medio hacer y me senté junto a Silvia en su cama…
– ¿qué libro es? ….le dije
– Madame Bovary, me dijo con un brillo de complicidad en sus ojos
– ¿esta bien? Le pregunté
– sí, me está gustando narra su vida explicando todo tipo de cosas que le pasan, …toooodo tipo de cosas me dijo sonriendo para sí misma
Me acurruqué junto a ella para leer algún fragmento juntos, la primera frase que vi entre aquella marabunta de palabras me llamó la atención
…”Saboreaba aquel amor de una manera suave y absorta, manteniéndolo con todos los artificios de su ternura, temerosa de perderlo más tarde”….
Miré como aquellas letras se introducían en los ojos de mi prima que seguía absorta en terminar aquella página, sentía como el calor de su cuerpo se traspasaba al mio a través de la fina tela de nuestros pijamas, sus piernas se movían lentamente como si casi no quisiesen tocar las mías pero de una manera u otra sentía como me acariciaban, Nerea se subió a la cama poniéndose encima mio, mi pene estaba semierecto cuando noté el sexo de aquella pequeña mujer caer encima de él, me fijé en ese instante que ella tan sólo llevaba unas bragas blancas y una camiseta interior, su pijama aún estaba doblando encima de la cómoda, esperando a que alguien se lo diese,
– El primero que se ria pierde.. me dijo Nerea mientras ponía cara sería y de forma estúpida como hinchando sus ojos intentando hacerme reír,…
imité su cara pero con mi habilidad de cruzar los ojos en diferentes direcciones lo cual no soportó lanzado una risa tímida, se inclinó hacia mi mientras me tocaba la cara,
– pues eres guapo primo…. Me dijo mientras podía notar pequeños movimientos de su cuerpo
Empecé a pensar que era producto de mi imaginación, que sus tímidos movimientos en mi sexo era una mera coincidencia, pero no podía evitar mirar como aquella braguita delineaba perfectamente su sexo, su raja emergía entre esa tela con pequeños motivos florales y un lacito en su centro, sus pequeñas piernas estaban frías y su pelo rubio lacio y sudoroso, Silvia dejó el libro en el suelo….
– ¿pensabais en empezar a jugar sin mi? Dijo mirándonos,
Nerea continuaba rozando su rajita contra ya mi evidente excitación , aquello que quería salir de aquel pijama comenzaba a tener vida propia, mientras Silvia me dijo al oído
– hace un año vi como mi hermanita frotaba su vagina contra el pico de aquel pato me susurró Silvia
– ¿En serio? Repliqué sorprendido
– me confesó que me había visto hacerlo a mi una tarde … y ya sabes como son los niños… continuó contándome al oído Silvia
– ¿te masturbaste con ese pato de peluche? Le dije incrédulo a mi prima
– me calenté, era suavecito, no tenía otra cosa, tu no estabas, aún no había conocido ningún chico interesante.. me dijo Silvia encogiéndose de hombros, …. poco a poco le enseñé algunas cosas a mi hermanita, ella ya sabe que no se puede decir esto a nadie pues es un secreto… hace un par de días le conté que tú también jugarías a esto con nosotras, creo que por eso ha estado todo el día tan contenta y excitada…. Añadió mientras comenzaba a jadear
Silvia metía su mano entre sus piernas por dentro de su pijama, dejándome entrever aquel pubis adornado con algunos pelillos finos que lo decoraban, Nerea continuaba balanceando su culo y su pequeña vagina contra mi duro sexo que parecía querer explotar
– Vaya primo se nota que algo te ha crecido, continuó diciéndome Silvia al oído
Aproveche la cercanía de su boca para hacer aquello que deseaba hacer desde que la había visto y comencé a besarla, Nerea había empezado a levantar la goma de mi pijama para mirar con ojos curiosos mi pene erecto, la mano de Silvia bajo sacándola definitivamente y comenzó a masajearla bajo la atenta mirada de Nerea,
– ¿ya tienes semen? Me preguntó Silvia jadeante
– No, aún no…. Le contesté
-Mejor porque yo ya me puedo quedar embarazada, me ha advertido mi madre… Me replicó Silvia mientras continuaba jadeando
Nerea abrió su boca y palpo con la punta de su lengua el sabor de mi sexo, para luego comenzar a chuparlo mientras la mano de su hermana continuaba batiéndolo, Silvia la miraba complacida y orgullosa mientras ella movía su caderas rozando su sexo contra mis piernas, mis manos comenzaron a bajar por las caderas de Silvia recorriendo sus formas que eran nuevas para mi, se quitó su fino pijama pantalón de pijama de finas rayas, y su camiseta de Rolling Stone con una gran lengua en el medio, un coqueto sujetador negro con pequeños puntos blancos desapareció fugazmente descubriendo ante mi los pechos que guardaban los cuales parecían perfectamente redondos y preciosos, aún algo pequeños pero allí estaban esos pezones con su aureola marrones que yo recordaba tan vivamente, Nerea también se había desnudado imitando a su hermana, volviendo a ponerse encima mía como si no quisiese perder tiempo, continuaba rozando aquella pequeña vagina contra mi pene como si fuesen dos pequeños labios que se deslizaban contra un duro palo entre sus pequeñas piernas, agarré aquel culito saltarin subiéndola hacia mi, la cabeza mi polla quedó entre las piernas de aquella pequeñaja, pero me dio miedo penetrarla así que continué alzándola hasta poner aquella rajita húmeda en mi boca, agarré con mis dos manos su frio y redondito culo, y comencé a comerle delicadamente su sexo mientras podía oír unos tímidos gemidos que intentaba amortiguar con su mano para que nadie nos oyese, Silvia se sentó encima mía introduciendo mi miembro dentro ella mientras observaba con placer como mi lengua se abría paso entre aquella pequeña vagina separando sus dulces labios, mientras la sensación de penetrar Silvia recorría mi cuerpo, en ese mismo instante que la cabeza de mi pene entraba y salía por aquella húmeda cavidad, los recuerdos de lo que sentí en la bañera ya hacía tantos años el día anterior a despedimos emergió en mi mente como si hubiera sido ayer.
Nerea agarraba con sus manitas mi cara intentando retenerme como si la intentase gobernar para que aquella lengua continuase con su azarosa tarea de darle placer, Silvia cabalgaba encima mía, podía sentir como sus labios se abrían para dejar que su clítoris rozase contra mi pubis, Nerea cogió un cojín alargado con forma de caramelo, llevándoselo a la boca para no gritar mientras chorros de fluidos salían de aquel pequeño agujero que yo continuaba chupando y lamiendo sintiendo como le daba placer, notaba como las piernas de Silvia comenzaba a temblar recordándome como eran el anuncio de que su orgasmo iba a llegar, podía ver como cerraba sus dientes para amortiguar el sonido que intentaba salir de boca en un grito incontrolable que tras varias exhalaciones logró reprimir, ambas cayeron a cada lado de mi cuerpo con la mano en un sus frentes mientras intentaban controlar sus respiraciones jadeantes, yo observaba la diferencia de sus cuerpos, admiraba la coincidencia de sus gestos mientras la intensidad decrecía y la suave calma se abría entre ellas, entonces Silvia se reincorporó
– ahh nooo.. otra vez no, no te voy a dejar así .. no te voy a mandar a la cama sin que termines, dijo enfadada mientras se metía mi polla en la boca
Comenzó a chuparla soltado saliva por toda ella, Nerea se había sentado contemplado como su hermana disfrutaba lamiendo aquella polla erecta, acercó su manita hasta la base de mi pene y lo comenzó a batir mientras Silvia continuaba succionando como si quisiese aspirar un refresco por una pajita,mi prima levantó su cabeza jadeante para tomar aíre, en ese instante Nerea aprovecho para reclamar su sitio en aquel juego, ambas comenzaron a alternase sin dejar de lamer, chupar y recorrer con sus lenguas mi sexo, mientras acariciaban mis testículos como si fuesen canicas con las que jugar, entonces mientras Silvia volvía a retarse en introducirse todo lo que pudiese mi polla en su boca, algo explotó en mi interior haciendo que mis testículos se subieran ferozmente hacia la base de mi pene, era como una oleada, una presión que recorría desde mi interior la longitud de mi miembro hasta salir por su punta, comencé a eyacular aquel liquido blanco y espeso mientras los ojos de Silvia me miraban con sorpresa, una sonrisa se esbozó en su boca mientras continuaba manado y limpiando mi polla que aún palpitaba mas fuerte de los que hubiese sentido nunca, ese calor, esa sensación de alivio tras decaer la presión que había recorrido mi miembro, yo arqueé mi espalda mordiendo aquel cojín que había usado Nerea para amortiguar sus ruidos, la lengua de Silvia recorría lentamente mi pene vibrante, de nuevo una nueva presión emergía de la base de mi pene mientras mis testículos se clavaban aún mas en mi interior buscando algo desesperadamente, continuaba eyaculando intermitentemente dentro de su boca mientras Silvia mantenía sus labios quietos en la cabeza de mi polla palpitante succionando todo aquello que salía furiosamente mientras me retorcía de placer, dos pequeñas lágrimas de placer salieron de mis ojos de la fuerza que hacía para no gritar mientras mordía el cojín como si lo quisiese despedazar, el aliento caliente de Silvia golpeaba contra mis testículos mientras se aseguraba que había terminado, se alzó hasta mi oído, mientras Nerea movía sus pequeños dedos sobre la punta de mi pene saltarín y los chupaba intentado averiguar si aún quedaba algún nuevo sabor de aquello que su hermana había tragado , mi pene erecto y tembloroso parecía no querer parar de temblar con cada movimiento de las manitas de Nerea
– ¿de verdad me he tragado tu primera eyaculación? ¿no me has engañado? Me dijo con una dulce voz Silvia
yo asentí con la cabeza sorprendido….
– Lo siento le dije con pesar… yo no sabía que…
Silvia puso un dedo en mis labios impidiéndome continuar hablando
– Me ha encantado, no es la primera vez que lo pruebo, ya lo había hecho con un chico con el que salí una temporada, realmente no me emociona su sabor, cuesta un poco acostumbrarse hasta la primera vez que no lo esperaba me dio asco pero creo que fue porque no había decidido que pasase, pero una vez que superas ese primer instante, es como cuando superas la primera vez que pruebas el sabor de los fluidos femeninos, hay algo que te hace repetir, y con lo vuestro es sentirte con ese poder lo que me gusta ya que llega vuestro fluido justo cuando estalla vuestro orgasmo, la dureza y el calor de ese pene palpitando en mi boca me encanta, pero lo mejor es sentirme dueña de la situación, esa especie de maldad que se siente de que con cada beso puedo o no alargar el placer del otro dependiendo de lo que decida, ver como se le eriza la piel hasta casi no lo pueda resistir mientras continuo lamiendo ese jugo caliente y blanquecino que sale de él haciendo que se retuerza vilmente sin piedad… ohhh sí y lo he disfrutado como nunca mientras te exprimía en mi boca, imaginaba que tal vez alguna niñata afortunada que ni si quiera lo disfrutaría la recibiría o puede que tu mismo la dejarías perderse en alguna sesión de autoplacer, pero que yo recibiese tu primer esperma era una fantasía que creí que no iba a cumplir, hacerte retorcerte de placer mientras eyaculabas en mi boca por primera vez en tu vida lo había imaginado como sería, pero que al final haya pasado de verdad haciendo que mi fantasía se hiciese realidad ….puuufff….me dijo mientras me besa en las mejillas
Continuará …………..
Sin lugar a dudas, el mejor hasta ahora. Me gustó el «inception» que hiciste de Madame Bovary. Ya extraño el siguiente.