Libertad Condicional
La traición de una amiga, me obliga a hacer algo que no debía..
Mi hermano, un chico alto guapo, simpático, con arrastre entre las chicas, se creía el mejor del barrio.
Susana, mi amiga, compañera del colegio, popular, guapa, sexy, falda corta, lindas piernas, estaba empecinada en poner a mi hermano en su larga lista de pretendientes.
Le dije a mi hermano que tuviera cuidado con ella, por lo que yo sabía, no era de confiar.
Pero como los hombres no les gusta que les digan lo que no deben hacer, no me hizo caso y comenzó a tener una relación que no me gustaba.
Mi hermano tenía 18 años, ella 16 y yo 15. Los tres en el mismo colegio, mi hermano terminando la secundaria, nosotras empezando.
– Sabes que no me gusta la Susy – le dije un día a mi hermano mientras veíamos la televisión y había una chica igual a la Susy.
– Lo que pasa es que estas celosa – dijo riendo y haciéndome cosquillas.
– Ya, si hablo en serio, la han visto en cosas raras –
– Son habladurías, no te preocupes, yo la controlo – dijo abrazándose y dándome un beso en la mejilla.
El era así conmigo, cariñoso desde chicos, aveces demasiado cariñoso. Pero era muy bueno conmigo, hacia lo que le decía y me daba lo que le pedía.
Aveces me sentaba en sus piernas y me hacía cariño hasta más arriba de donde debía. Tenía que retarlo, pero el se reía y me decía que me amaba. Además que siempre mirando por debajo de mi falda, eso me molestaba y se lo decía.
– Porqué siempre me andas mirando las piernas debajo de la falda si me has visto en calzones miles de veces? Esa manía tuya – le decía.
Con la relación que tenía con Susy, sus cariños y cuidados conmigo habían disminuido notoriamente. Ellos, después de dos años tenían una relación de pareja.
Incluso la traía a la casa y la metía a su pieza para hacer el amor con ella y yo escuchaba todo.
La Detención
Una noche, muy tarde estábamos abrazados viendo televisión en el sofá, no podía ver televisión conmigo sin abrazarme y a mi, para ser sincera, no me molestaba, incluso me gustaba.
Se escuchó el timbre de la reja del antejardin. Me llamo la atención porque nunca toca nadie a no ser que fuera una emergencia.
– Voy a ver quién es – dije levantándome y asomándome para ver quién era. Habían dos jóvenes regularmente vestidos.
– Si? Qué necesitan ? – les dije, entonces preguntaron por mí hermano.
Caminé hasta la reja y pregunté que para qué lo querían.
– Podemos pasar, es importante – me dio desconfianza por la hora y no los conocía.
Entonces volví a la casa y le dije que a él lo buscaban.
El salió a conversar y después los hizo pasar.
– Señor, nosotros tenemos una orden de x juzgado del crimen por un delito en el cuál usted está involucrado –
– Yo? No he cometido ningún delito – dijo mi hermano. Yo estaba perpleja, pero me imaginaba que la Susy tenía algo que ver.
– Señor, necesitamos su declaración y para eso tiene que acompañarnos al cuartel –
– Pero porqué? – dijo mi hermano retrocediendo.
Uno de ellos sacó unas esposas metálicas y el otro mostró su arma.
La cosa se estaba poniendo muy fea y yo estaba muy asustada.
– Anda a ver que pasa y solucionas el problema de una vez – le dije a mi hermano en voz alta.
– Por favor, señor, acompáñenos de buenas maneras y no hagamos un escándalo.
– Qué pasa ? – preguntó mi mamá de la pieza, seguramente ya estaba durmiendo.
– Está bien, vamos – dijo mi hermano. El tipo guardó las esposas y salió de la casa, el otro salió detrás de mi hermano. Subieron a un auto que lo estaba esperando y se fueron.
Parecía un secuestro si no fuera por las placas de policía que les colgaban del cuello.
Estaba asustada, no sabía que hacer, bueno, mañana voy a ir a preguntar.
Al otro día temprano tomé desayuno.
– Hija, no va a ir al colegio? – preguntó mi mamá al verme sin uniforme y ropa común.
– Tengo que salir a hacer un trámite y de ahí vuelvo, mamita – le dije para tranquilizarla.
Como no sabía a dónde lo había llevado, fui al cuartel más cercano de la policía civil.
Allí me hicieron esperar, lo buscaron en el computador, hasta que por fin lo encontraron.
– Esta detenido, a la tarde lo pasa la fiscalía al juzgado y el juez va a determinar que pasa con él –
– Pero dónde puedo verlo, es mi hermano –
– No, no puede verlo, está incomunicado hasta que el juez determine su caso.
Me entregó un papel con el nombre de mi hermano, el número de la causa y el número del juzgado
– Ahí tiene que ir a preguntar. Pero vaya mañana, hoy no le van a decir nada porque esto está recién empezando.
Prisión Preventiva
Al otro día fui al juzgado y presenté el papelito que me habían dado.
Después de mirarlo y revisar papeles y el computador lo encontraron.
– Esta en la cárcel 2 con prisión Preventiva, tiene que ir allá y ver cuando tiene visita.
Que terrible, mi hermano preso, no quería decirle nada a mi mamá para no preocuparla y que todo había sido un mal entendido.
Así que ya era poco lo que podía hacer por él. Sabia donde estaba y en número que tenía asignada la causa.
Me fui a la casa y le conté todo a mi mamá. Casi le dio un soponcio, la tuve que sentar y darle un vaso de agua.
Averigüe los dias de visita, pero era sólo para mayores de 18 años y yo tenía 17.
Fui a la casa de la Susy, le dije que tenía que conversar con ella.
Salió preocupada, seguramente por la cara que llevaba.
– El Roberto está preso, lo fue a buscar la policía la otra noche y ahora está en la cárcel. Y para las visitas hay que tener más de 18 y tú tienes más de 18. Así que vamos juntas a verlo.
Ahora la cara de preocupada se le puso verde. Me di cuenta de que ella algo sabía.
– Es que no puedo ahora, mi mamá está enferma y no puedo dejarla sola. Talvez mañana se sienta mejor –
– Oye, no puedo esperar hasta mañana, tengo que ir ahora para saber qué pasa –
– Pero yo qué puedo hacer, si no puedo ir ahora –
– Pásame tu carne, me peino como tu y como nos parecemos puede me den más información –
– Espera – entró a su casa y a los minutos me entregó el documento.
Fui a la cárcel, mostré el papelito, pasé el carné de identidad y me hicieron esperar.
– El sábado de 11 a 12 tiene visita – me dijeron y me pasaron otra papel con todas las condiciones que tenía que cumplir.
Esto era un mundo nuevo para mí, sabía que existían las cárceles y los presos, pero nada más.
Las visitas
Espero sí tenga segunda parte!