Libertad Condicional
Final.
Arresto Domiciliario Nocturno
Después que llegamos de la cárcel con mi hermano, el estaba feliz de volver a la casa, le dije que se diera una ducha caliente.
– Pero si me duché en la mañana – dijo.
– No importa, anda a darte otra, todavía tienes ese olor que no quiero volver a sentirlo en mi vida –
– Si hijo, tiene razón tu hermana, y póngase ropa limpia – le dijo mi mamá.
– Si hasta yo estoy hedionda, donde veníamos abrazados en el auto – dije oliendo mis brazos.
Nos fuimos al baño y nos duchamos juntos. Le eché bastante champú y le jaboné todo el cuerpo. Después me jaboné yo misma por delante mientras él me enjabonaba la espalda – no era primera vez que me duchaba con él, pero era la primera en que nuestros padres sabían que nos estábamos duchando. Por lo mismo, a pesar de la natural erección de mi hermano, no pasó nada. El se fue a su pieza a vestirse y yo a la mía a hacer lo mismo.
– Mamá, necesitas ayuda – dije en la cocina.
– No, mi niña, vaya a acompañar a su hermano –
Mi hermano se había sentado en el sofá a ver televisión. Me senté a su lado y el me abrazó.
– Asi si que da gusto – le dije dándole un beso en la mejilla, se había puesto su perfume favorito.
Después de almorzar mi papá volvió al trabajo, mi mamá a su pieza a descansar, yo a la mía y mi hermano a la suya.
– No quieres dormir siesta conmigo – me había dicho.
– No, porque si me acuesto contigo no voy a dormir, y voy a estar nerviosa por mi mamá. Dejémoslo para la noche.
Como mi hermano tenía arresto domiciliario nocturno, no le permití poner un pie fuera de la casa después de las 20:00 horas.
– Si vuelves a la cárcel por violar la condicional, no voy a ir a verte ni un puto día – le dije en voz alta y mirándolo fijamente.
– Bastantes humillaciones tuve que pasar por tu culpa y eso no va a volver a ocurrir. Te quedó claro? –
Mi mamá que estaba en la cocina se asomó a mirar.
– No, jamás voy a hacer la cosa más mínima que te perjudique de alguna manera – me dijo abrazándome y besándome en la frente.
Nos quedamos abrazados, mi mamá se acercó y nos abrazó a los dos.
– Bien dicho hija. Y tú hazle caso a tu hermana, por tú bien – dijo mi mamá.
Todo esto porque llegó un amigo a buscarlo.
A partir de ése día, mi hermano mayor pasó a ser mi hermano menor, hasta mi hijo en algunos momentos.
Esa noche, la primera noche en casa, podía acostarse tarde, así que nos quedamos viendo televisión.
Nuestros padres se acostaron, se apagaron todas las luces y la única luz era la del televisor.
Nuestras caricias y besos provocaron su erección. Después de acariciarlo un poco, lo metí en mi boca. Hacia rato que mirábamos una película sin verla. Su mano acariciaba mis nalgas y llegó el momento de irse a acostar. No vaya a ser que salga mi mamá de la pieza y nos vea.
Él se fue a su pieza y yo a la mía. Me desnude, me puse mi bata corta, apagué la luz y me fui a la pieza de mi hermano.
Tenia encendida la luz del velador, entré y cerré la puerta a mis espaldas. El abrió la ropa de cama, estaba completamente desnudo, con la mano me invitó a acostarme. Me saqué la bata, me acosté y apagué la luz.
– Primera vez que vamos a coger de noche – me dijo.
– Vamos a hacer el amor. Es parecido pero no es lo mismo – dije
El vendaval no fue tal, sólo una lluvia persistente pero abundante. Nos mirábamos a los ojos sin creer lo que estábamos haciendo. Algo que siempre deseamos pero que nunca nos dijimos, así que ahora lo disfrutábamos. Tratábamos de hacer el menor ruido posible, tapaba mi boca con la mano para ahogar mis gemidos.
Llegó un momento en que estábamos agotados, y nos quedamos dormidos.
En la mañana me despertaron unos golpecitos en mi hombro. Abrí los ojos y era mi mamá parada al lado de la cama. No me fui a mi cama anoche. Me dije a mi misma.
– Levántense a tomar desayuno – dijo mi mamá y se fue.
Estábamos tapados hasta la cintura solamente. Mi hermano me abrazaba cucharita y su mano en uno de mis pechos.
– Escuchaste? – le pregunté.
– Sí, pero estoy tan bien así que no quiero moverme – dijo.
– Si, pero tenemos que levantarnos – dije sacando su mano de mi pecho y empujándolo luego de la cadera hacia atrás para que lo sacara de mi ano. Estaba rico, pero no sabía cuánto había visto mi mamá.
Me fui al baño a orinar y botar todo lo que saliera de mis orificios. Recuerdo que en mi último orgasmo la pieza estaba iluminada por la luz del alba.
Mi hermano hizo lo mismo, sólo que orinó y se lavó dentro de la ducha.
Yo me lavé con el jarrito. Después de lavarme la cara y cepillarme los dientes, me puse mi bata y esperé que mi hermano hiciera lo mismo.
La mesa estaba servida y lista.
– Oh, qué maravilla! – exclamó mi hermano al ver la mesa. Saludó a mi mamá con un beso y se sentó. Yo hice lo mismo.
Dspués del desayuno mi mamá recogió la mesa y yo le ayudé.
– Durmieron juntos anoche? – preguntó mientras lavaba la loza y yo la secaba. Casi se me cae el platillo al suelo.
– Si – le dije, qué más si era obvio.
– Y se puede saber desde cuando lo hacen ? – preguntó poniéndose las manos en las caderas. Me hice hacia atrás pensando que en cualquier momento me iba a abofetear.
– Déjame que te explique – le dije.
Y tragando saliva le conté todo, desde el principio, sin detalles, obviamente.
– Un año y medio, 18 meses, 4 veces al mes y varias veces en cada visita – fue lo último que le dije, cruzando los brazos y esperando una respuesta.
Ella se apoyó de espaldas contra el lavaplatos y se secó las manos en el delantal.
– Y qué piensan hacer? – dijo mi mamá sin mirarme.
– Es mi hermano, lo amo y si pudiera me casaría con él – le dije mirando por la ventana de la cocina hacia afuera.
Se produjo un silencio espeso, difícil de romper. La situación era difícil y no tenía una fácil solución.
– Pero ya sabes que eso tiene que terminar, ustedes son hermanos y esto no puede seguir así –
– Si, lo sé, pero no esperes que se termine de la noche a la mañana. No creas que no lo hemos convidado y estamos buscando una solución. Pero también entiende que somos pareja y que nos amamos –
– Bueno, que no se entere tu papá – dijo siguiendo con el lavado –
Dejé el paño de cocina encima y sali de la cocina. Mi hermano estaba sentado en el sofá viendo televisión. Me senté al lado de él y lo abracé, mi mamá tenía razón, lo nuestro tenía que terminar.
Como tenía la bata abierta y andaba sin ropa interior, se lo tomé y comencé a jugar. En dos minutos tenía una erección completa.
– Ya, vayan a ducharse ! – dijo mi mamá saliendo de la cocina.
Como un tropel nos levantamos y a tropezones nos fuimos a duchar.
– Ya le conté todo – le dije a mi hermano mientras no jabonabamos –
– En cierto modo contamos con la venia de mi mamá para hacerlo, mientras no sea delante de ella… –
– Entonces podemos irnos a la pieza, cerrar la puerta y hacer el amor sin preocupaciones? – me preguntó.
– Algo así, pero no podemos ser tan obvios, tenemos que disimular un poquito.
Todas las noches dormíamos juntos, tratando de no hacer mucho ruido.
– Así que duermes con tu hermano – me dijo mi papá un día que estábamos sentados el sofá.
Él estaba leyendo el diario en la mañana, después del desayuno.
Tiene que haber sido un día domingo, porque es el único día que le tiran el diario en la mañana.
– Te contó la mamá? – le pregunté.
– No, no fue necesario. Los he visto varias veces cogiendo. Incluso tú arriba de él – dijo sin mirarme.
– Te gustó? – le pregunté acariciando su muslo desnudo. Estaba con su bata y con slip.
Instintivamente abrió la pierna por lo que seguí hasta rozar sus testículos.
– Pero mi niña que hace? – mientras con el periódico tapaba todo de cualquier mirada indiscreta.
Mi dedos hubieron por su erección hasta la punta. Bajé su slip salió en todo su esplendor. Era bastante parecido al de mi hermano.
– Quieres que te lo chupe – dije al oído masturbándolo.
– Tengo que ducharme – dijo parándose y tapando la erección con el diario.
En la noche conversamos el problema mientras hacíamos el amor. Decidimos que teníamos que buscar trabajo, no podíamos seguir en la casa porque varias veces al día nos encerrábamos para hacer el amor.
Después de dos meses ya era costumbre que durmiera con mi hermano.
Habíamos ido a muchas entrevistas de trabajo, pero mi hermano tenía problemas.
Conseguí trabajo de garzona en un restaurante.
Un día un compañero me dice que se necesitan garzones para un evento y que pagan bien.
Esa noche terminó el evento a las 4 de la madrugada, llegué casi a las 5 a.m.. a esa hora es difícil conseguir taxi. Estaba tan cansada que me acosté en mi cama.
Mi hermano estaba molesto, se había puesto celoso, me dio risa.
– Te amo, me gusta que sientas celos – le dije abrazándolo y besandolo.
Le conseguí trabajo a él, de día obviamente. Como los fines de semana yo trabajaba de noche, entonces lo dejaba como mi reemplazante.
Como era simpático, guapo y atento, lo contrataron. Pero el seguía con reclusión nocturna. En cualquier momento, a cualquier hora, de cualquier día, llegaba carabineros preguntando por él y tenía que firmar.
Nuestra relación como para no cambió mucho, se puso más ordenada. Ya no andábamos cogiendo por toda la casa, que era lo que más molestaba a mi mamá. Incluso más que el día que me duché con mi papá. Fue algo casual, claro que el me tenía ganas y yo a él. Ese día en la ducha terminamos con toda esa morbosidad que tenía de masturbarse mientras me veía coger con mi hermano.
– Cuando quieras, papito – le dije dándole un beso y saliendo del baño. Yo todavía no cumplía los 20 años.
Mi mamá se molestó conmigo por lo de mi papá. Yo la entendí, pero le dije que me entendiera y que lo entendiera a él.
– No está bien que cojas con tu hermano, pero ya está. Pero con tu padre, mi esposo? –
– Ok, ok, vamos a buscar un arriendo y nos vamos a ir –
– No se trata de éso. Se pueden quedar el tiempo que quieran y lo sabes – me dijo.
– Lo de mi papá te lo expliqué y no me arrepiento. Te corresponde a ti mantenerlo satisfecho. Si veo que me necesita, ahí estaré para él. Es mi padre y estoy dispuesta a todo con tal de hacerlo feliz.
Una mañana en la ducha sentí mareos y sensación de vomitar.
Mi hermano se asusto.
– Te llevo a una clínica? –
– No, ya se me va a pasar – le dije. No puede ser que esté embarazada, pensé, me tomo las pastillas todos los días.
Cuando no me llegó el periodo le dije a mi hermano que estaba embarazada. Mi hermano se alegró, no lo esperaba pero estaba feliz.
Cuando le conté a mi mamá, no le pareció nada de bien .
– Es de tu hermano o de tu padre –
– De mi hermano, como me preguntas éso.
Al final decidimos cambiarnos, a otro lugar donde nadie nos conociera.
Mi hijo nació sano que era lo que más me preocupaba.
Mi mamá lo encontró parecido a mi papá y era cierto. Tanto así, que hasta a mi me entró la duda.
– Al final va ser tu nieto, mamá. –
Nos cambiamos de casa y vivimos felices.
Pero qué excitante y riesgoso a la vez!
Me hubiera gustado más detalles con respecto a los encuentros con el padre.
Si le gustó pero lo sentí muy rápido.
Además anteriormente habías planteado lo del sexo con el padre y crei que se había olvidado pero bueno…
Buen relato