Lo necesitaba y me lo dieron
Dicen que la necesidad crea virtud. Si eso es así, mis grandes necesidades sexuales han creado en mí, las mayores virtudes conocidas no teologales..
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Nunca he sabido el por qué. Quizá nunca me lo he preguntado en serio. Pero desde muy pequeña siempre he deseado los vicios de los mayores: beber, fumar, exhibir mi cuerpo, y sobre todo FOLLAR. Así, en mayúsculas. Pasarme el día follando. Estar siempre preñada. Tener grandes tetas siempre llenas de leche… Durante los meses que vivía en la ciudad (los escolares) mis amigas urbanitas eran idiotas, infantiles, y no me entendían, pero durante las vacaciones escolares cuando iba al pueblo, allí si tenía amigas que no solo me entendían, sino que me ayudaban a desarrollar mis deseos. Sobre todo, Iciar y Lorena me enseñaron a fumar, a masturbarme, y a mamar las primeras pollitas ¡incluso la de un chico de cuarto de secundaria! Ellas, si me entendían.
Como otras tardes, cuando el sol ya estaba declinando y el aire de las montañas refrescaba el cálido ambiente de finales de Julio, subí como otras tardes, a la terraza de la buhardilla de la casa de mi abuela donde estaba pasando mis vacaciones veraniegas. Me aposenté en la tumbona y encendí el prohibido cigarrillo ¡me encantaba ese vicio! Al mismo tiempo, mi mano derecha levantó un poco mi corta falda y acarició mi preciado coñito con la idea de satisfacer, simultáneamente, esos dos placeres. Pero apenas pude saborearlo.
En ese silencio, unos pequeños y lejanos gemidos llamaron mi atención. Como no solo no desaparecían sino que su tono subía, me incorporé un poco y luego me levanté, buscando el origen de esos gemidos. Desde mi terraza, vi totalmente abierta la gran y antigua puerta de la buhardilla de la casona frente a la nuestra, por donde antiguamente se subían las grandes balas de paja, y vi perfectamente, como el abuelo de mi amiga Iciar, se estaba follando por el culo ¡a su propia hija Adriana, la madre de Iciar!
El azar o algún ruido hecho por mí, hizo que Bautista girara la cabeza y me mirara, pero si se sorprendió, solo duró unos instantes porque no perdió el ritmo de penetración anal que le estaba dando a su propia hija y del que Adriana estaba disfrutando con su cuerpo desnudo apoyado, en realidad doblado, sobre una manta que cubría una gran bala de paja. Y mientras seguía follándose a la hija, me miraba a mi y sonreía. Cuando se corrió, le dijo algo a su hija y esta giró levemente la cabeza, me miró y me sonrió.
Solo en ese instante, yo me di cuenta que, a mi edad, tenía un cigarrillo en la mano y con la otra mano me estaba masturbando intensamente frente a ellos. Era absurdo, coincidente, irreal… pero en dos buhardillas de la misma calle, frente a frente, el sexo estaba presente ¡y me puse roja rojísima! Pero seguí fumando y masturbándome ¡lo necesitaba! Al mirarles nuevamente vi como Adriana, totalmente desnuda, me estaba haciendo señas con las manos. A su lado, su padre también desnudo, me mostraba una enorme polla aún enhiesta. Las señas manuales de la madre eran inequívocas ¡me estaba diciendo que me fuese con ellos! Una mano de Bautista también me decía lo mismo, mientras la otra acariciaba su cipote
No recuerdo qué pudo pasar por mi cabeza, pero yo tiré el resto del cigarrillo al suelo, dejé de masturbarme ¡y me fui hasta ellos!
Me llamo Clara, me faltan pocas semanas para cumplir los 12 años, soy del mismo curso de Iciar, su hija y nieta, y entraremos ya en 1º de secundaria después del verano aunque en distintos institutos. Su abuelo, casi un peludo oso de 180 de altura, tenía unos 57-58 años y su madre unos 32. Es soltera y parió joven ¡como tantas otras!
Antes de darme cuenta estaba frente a los dos. Adriana, muy sonriente se acercó a mí y me dio un cálido beso en la boca. Pero mis ojos no se apartaban del pollón de Bautista a solo unos tres metros de mí. Por supuesto era el más grande jamás visto ¡y lo tenía a mi alcance! Noté la mano de Adriana acariciándome el culo bajo la faldita, y en voz alta dijo:
–Qué putita eres Clara, vas sin bragas, como te enseñó mi hija. Y ya hemos visto varias veces y no solo hoy, como en la terraza de tu abuela fumas y te masturbas. Dime amor ¿eres todavía virgen o ya te han hecho mujer?
Al hacerme esa pregunta “desperté”. Durante unos minutos, quizá porque nos conocíamos desde que nací, mi estado con ellos había sido de total naturalidad aunque ellos estaban desnudos y yo vestida. Pero al hacerme esa pregunta enrojecí de vergüenza y me sentí acobardada e indefensa. Porque esa misma pregunta me la hacía la misma mujer desde dos años atrás. Y también en el verano pasado. Y en las pasadas vacaciones de Pascua… Siempre delante de su sonriente y nada virgen hija, y todas las veces, al igual que hoy, tenía que decirle:
–Sigo siendo virgen Adri. Me gustaría no serlo… pero lo soy. No sé cómo hacerlo… Sabes que me gustaría ser como Iciar… pero algo me frena.
–¿Y no te da vergüenza ser todavía virgen, con ese cuerpazo que tienes? De verdad no sabes cómo hacerlo? Iciar ya hace tiempo que es mujer y tiene preciosas relaciones folladoras con sus amigos del cole. Y otras mucho más preciosas y muy bien pagadas con adultos ¿no te gustaría a ti follar con algún amigo o con todos? Mira la polla de Bautista ¿no te gustaría tocarla y jugar con ella? Mira sus huevos ¿No te gustaría tener toda esa leche dentro de tu boca o de tu coño? Si quieres, ahora puedes.
Y sus manos, al mismo tiempo que me hablaba así, cogieron mi camiseta desde abajo y la fue subiendo. Lo hacía lentamente y si yo hubiese querido, no me la habría quitado. Pero yo misma levanté los brazos y la parte superior de mi cuerpo quedó desnuda. Despasó Adriana los corchetes de mi falda y esta cayó a mis pies. Y me quedé ante ellos tan desnuda como ellos ante mí. Y Adriana, con toda naturalidad, me cogió de los hombros y me llevó ante Bautista mientras me decía:
–Cógela Clara, coge esa polla, tócala, acaríciala y deséala con todas tus fuerzas. Esa polla hace tiempo hizo mujer a tu querida Iciar, y si lo deseas, ahora mismo puede hacerte mujer a ti ¿No desearías poder ir orgullosa dentro de un rato a tu casa, con tu coño lleno de leche de hombre y con tu himen destruido para siempre? ¿No te gustaría después del verano volver a la ciudad habiendo sido follada todos los días? Con esta experiencia serías la reina porno de tu cole.
Cogió mis manos y sin oposición por mi parte, las apoyó en la polla de su padre mientras su mano derecha se metía entre mis piernas y empezaba a masturbarme. No hizo falta que me dijese nada más. Yo misma separé un poco más mis piernas para que su mano me trabajase mejor. Yo me sentía bloqueada… pero deseaba ¡necesitaba!, todo esto que me estaba pasando. Y unos dibujos animados se esbozaban en mi cabeza. Por lo que me decían, esa polla hizo mujer a la madre de Iciar y a la propia Iciar ¿Por qué no podría hacer lo mismo conmigo? Éramos amigas… nos conocíamos de siempre… podríamos compartirla.
De repente, la mano de Adriana hizo milagros y me corrí. Dejé en la terraza de mi abuela mi coño a punto de correrse. Más la excitación de compartir esos minutos con esos dos, los tres desnudos y hablando lenguaje porno. Me corrí y me corrí a lo bestia. Tan a lo bestia que me mareé un poco. Y aquí entró la perversión y la profesionalidad de Adriana y su padre. No perdieron el tiempo. Adriana fue a por la manta y la puso en una bala de paja más bajita de la que su padre la folló. Me cogió Bautista con sus brazos, me tumbó sobre ella, separó mis piernas y apoyó su glande sobre la entrada de mi inexplorado coño. Oí la voz de Adriana.
–Empuja pá. Sabes que cabe, lo desea y está muy corrida, engrasada ¡fóllala sin miedo!
Y esa polla, a pesar de su grosor, empezó a entrar dentro de mí. Sabía por Iciar, Lorena, y otras pocas amigas, que las primeras veces, en el coño o en el culo, duelen. El rollo ese de que los músculos no se han usado… que hay que dilatarlos, destensarlos… Te aconsejan que te relajes… que te dejes hacer… Pero joder ¡duele de cojones! Sobre todo con una polla como esa. Y es imposible que con ese dolor estés quieta. Yo al menos, no lo estaba.
Mi cuerpo sufriente se movía sin parar hacia todas partes. No solo la polla era enorme para mi, sino que además, se quedaba como pegada muchas veces en mi coño, y entonces, al moverla para meterla o sacarla, mi propio cuerpo se movía hacia adelante o hacia atrás. Pero las diosas sexuales también ayudan a las niñas que como yo, necesitaban ser folladas intensamente para ir incrementando todos sus vicios. Estaba muy excitada. Me sentía muy caliente. Y desde mis ojos y levantando mi cabecita, veía esa gruesa polla, un enorme bulto que engrosaba mi vulva, al peludo y fuerte Bautista, y a la desnuda madre de Iciar que incitaba a su propio padre a que me follase, y a mí me trataba de puta barata y aficionada. Y claro ¡me corrí otra vez!
–Lo ves pá, se ha vuelto a correr. Le gusta. Fóllala con fuerza. Dale más caña y ya verás cómo dentro de pocos días, en las fiestas, la llevaremos con Iciar y las otras niñas a la casona del obispo y será una puta más ¡Lástima que cuando se acabe el verano se vaya a la ciudad… porque con nosotros, podría hacer carrera! A su madre le da miedo explotarla ya.
–Hija, es que se me escapa su cuerpo con esta maldita manta sobre la paja –dijo Bautista-
Y eso Adriana lo resolvió de inmediato. Se puso detrás de su padre. Me cogió mis piernas por los tobillos poniéndolas horizontales al suelo y a cada lado de su poderoso cuerpo. Se pegó a la espalda de su padre. Le dio un cálido beso en el cuello y le dijo:
–Vamos pá. Te estás follando a esta niña y la estás haciendo mujer para hacerla pronto puta. Te estoy rozando mi cuerpo y aplastando mis tetas sobre tu espalda, totalmente llenas de la leche que tú me provocas al preñarme constantemente ¿No es todo esto suficiente para calentarte más que a un toro? Pues sé el Minotauro de Clara, fóllala a tope y haz que ella te necesite y te desee para siempre.
Y el que era hombre se transformó en toro. Y al hacerse animal… me folló como animal. Sin miramientos, sin pensar que solo unos minutos antes yo era virgen e inexperta. Con un coño muy estrecho y el animal con una polla muy gruesa. Con mis piernas levantadas sin apoyarlas sobre la manta y la paja y sujetas por las manos de Adriana detrás del cuerpo de su padre. Que desde luego estaba muy excitado, bien por follarme, o por los roces del cuerpo de su hija en sus espaldas, o por las dos cosas. Sus manos me agarraban con fuerza de las caderas o de la cintura, porque no las dejaba quietas. Pero su polla…
Su polla fue un terrible castigo para mí. La metía y la sacaba con fuerza y cada vez que llegaba al fondo de mi coñito, me hacía un daño muy fuerte. Apreté los dientes y apreté los puños ¡pero no me quejé! Mis ojos lloraron un poco pero solo un poco. Además, aunque yo tenía un miedo terrible a este momento de mi primera vez, lo deseaba mucho y lo necesitaba. Mis amigas de la ciudad eran mucho más mamonas que folladoras, pero mis amigas del pueblo… A veces he creído que ya nacieron antivírgenes. Ninguna de mis cinco mejores amigas eran vírgenes ¡y una aún tenía 9 años!
Sentía “una cierta envidia” de mis amigas y sus hermanas mayores que ya follaban incluso con adultos. Algunas hacían dogging en dos centros comerciales. Y las que follaban con adultos y muy adultos, y las que hacían dogging, cobraban ¡ya eran putas y les gustaba! No es que a mí me interesase ser puta, sino que todo eso significaba que ya eras “jugadora” del mundo adulto ¡ya no eras casi niña! Y hasta podrías quedarte preñada pronto ¡y eso ya era la leche! Aunque solo pensar en esa posibilidad me acojonaba de narices…
Mi cuerpo se cansaba. Estaba terriblemente sudada, empapada y estar sobre esa maldita y raída manta y la paja, me rascaba el cuerpo y me sentía incómoda. Y más incómoda aún con “las patas” estiradas a los lados de Bautista y sujetas por Adriana. Aún con todas esas cosas ¡me volví a correr!, y ahí si me abandoné. Mi cuerpo pesaba toneladas y la maldita polla del abuelo seguía profundizando y sacando jugos y placeres. Pero de repente oí como decía:
–Hija ¡me voy a correr! Cógela fuerte porque mi corrida va a ser de escándalo ¡lástima que no la pueda preñar!
Noté como Adriana hacía más fuerza al agarrarme de los tobillos. Noté como Bautista abandonaba sus manos de mi cintura para agarrarme casi de los lados de mi culo. Y de repente, noté como unos gigantescos chorros golpeaban contra mi castigada cérvix. Bautista y Adriana gritaban de alegría como si hubiesen ganado la Champions. Pero yo me sentía enormemente cansada y me mareé, me desmayé, o me dormí ¡o las tres cosas! Poco después noté agua fría sobre mi rostro y es que Adriana me lo estaba refrescando con una esponja mojada. Y cuando me vio más despejada me dijo:
–Has estado muy bien. De verdad Clara has estado de puta madre y ya verás desde ahora lo bien que vas a aprender a follar este verano. Iciar te presentará a su panda de jóvenes, y nosotros te prestaremos a nuestros amigos cada noche. Cuando dentro de dos semanas vengan las fiestas del pueblo, ya verás como tú misma te ofreces para ser puta. Vienen muchos forasteros y todos buscan carne joven, muy joven para usar ¡y hay que atender todas esas necesidades y sus vicios! Ya serás puta para siempre porque te gustará beber, fumar y ser follada muchas veces.
***Estoy segura de que hasta tu abuela y tu madre te presentarán amigos suyos de toda confianza para entrenarte en todas las variantes sexuales. Mira a tu abuela, que desde vuestra terraza ha visto tu follada con Bautista y se muestra orgullosa de ti, ¡muy orgullosa y contenta!
Me sentí muy sorprendida por lo que me decía y aunque me dolía todo, giré la cabeza y efectivamente, junto a la tumbona que fue el origen de una tarde tan espectacular y especial para mí, estaba de pie mi querida y cariñosa abuela, muy sonriente, y que al ver como giraba mi cabeza y la miraba, me mandó un beso con su mano y luego la agitaba saludándome. Mi abuela se sentía feliz al ver mi desfloramiento ¡increíble… menuda abuelita tenía yo!
Después de follarme, Bautista desapareció y nos quedamos solas Adriana y yo. Sin vestirnos, nos fuimos a un rincón de la buhardilla que habían unos pocos muebles rústicos y nos sentamos en unos sillones sencillos. Me dio medio vaso de vino. Encendimos unos cigarrillos, y en un largo silencio mientras fumábamos y bebíamos, las dos mujeres nos miramos y creo que nos estudiamos. El cuerpo de Adriana era voluptuoso, de los que verdaderamente vuelve locos a los hombres. Macizo, lleno de curvas, con unas tetas increíbles, llenas de leche y muy firmes. Su coño estaba totalmente rasurado con un aro dorado en su Monte de Venus y cuatro aros gruesos en sus labios genitales, dos y dos. Tenía otros pocos piercings y bastantes tatuajes.
Cuando terminamos los cigarrillos y el vino, Adriana se levantó, cogió una botella de coñac, llenó más de medio vaso a cada una y al dármelo me dijo:
–Nunca debes tener miedo de beber toda clase de bebidas fuertes y/o de emborracharte. Iciar ha estado varias veces al borde del coma etílico desde los 8 años. Al fin y al cabo, tanto el vino como el coñac, brandy, cognac o como quieran llamarle, vienen de la misma fruta ¡la uva! ¿te han prohibido alguna vez en tu casa que comas uva? Pues en ese vaso tienes uva, como en el vaso anterior ¿Te parece bien que brindemos para desearte que seas una maravillosa, pervertida, y muy fecunda puta? Al menos, tan puta y viciosa como mi hija y amiga tuya, que ahora está follando por dinero y por eso no está con nosotras.
Yo solo sonreí, seguía cansada. Encendí un nuevo cigarrillo y empecé a beberme ese mi primer largo vaso de potente licor. Y entre trago y trago, le pregunté:
–¿De verdad Bautista se está follando a tu hija… que es su nieta?
En ese momento, el rostro de Adriana cambió. Se levantó, cogió de un cajón una cajita, encendió un purito de los que había dentro, llenó hasta el borde su vaso de coñac, se bebió más de la mitad del vaso y lo volvió a llenar. Se sentó y me miró de otra manera:
–¿Puedes decirme con seguridad quién es el padre de tu madre? O más cercano aún ¿Puedes decirme quién es tu verdadero padre? Porque es imposible, con los miles de hombres que han follado a tu madre y abuela, que lo sepan. Tu madre quiso iniciar una nueva vida contigo, ser menos puta de lo que era y por eso se fue a la ciudad y se te llevó allí, para que no te conectaras a esta vida pervertida. Pero ¿sabes realmente donde trabaja tu madre y a qué se dedica? Porque es más puta y más cerda que nunca. Y de esa madre y sus antepasadas, has nacido tú y heredado sus putos genes ¿crees que tus amigas de la ciudad, hubiesen deseado la follada que acabas de tener y la hubiesen aguantado?
***Por las razones que sean, en este pueblo, el sexo ha sido desde siempre la base de la supervivencia y modo de vida. Nadie puede estar seguro/a de quien es el padre de cada uno/a. Y por eso, una parte de ti te apartaba del sexo en la ciudad, pero en cuanto has llegado aquí, la otra parte de ti te ha impulsado a empezar a ser la puta que llevas dentro y a volver a buscar a tus “amigas sexuales”. Y si quieres saber más, ya ves lo contenta que estaba tu abuela por verte follar con mi padre, que también folla con ella y con tu madre. Habla ahora en casa con tu abuela y folla con ella esta noche, y ya verás como mañana despierta una nueva niña Clara. Con las ideas más definidas y con deseos de ser “una mujer del pueblo”. O sea, otra pervertida puta más.
***Y si deseas pasar una noche inolvidable y escandalosamente pasional con tu abuelita del alma, tómate esta pastilla. Y ya verás que felices sois las dos. Pero la decisión de hacerlo tiene que ser tuya, solo tuya.
Sacó de la cajita de los puritos una pastilla pequeña verde y con sus dedos la puso encima de la mesita, al alcance de mi mano. Dudé. Luché intensamente contra las advertencias que nos hacían en el cole sobre las drogas. Lo fácil que es entrar en ese mundo, y lo muy difícil que es salir. Miraba a Adriana que sonreía detrás de unas intensas columnas de humo del purito. Y al notar mis enormes dudas, pero siendo consciente de que mi caída en ese mundo estaba al alcance de ella, me habló con voz suave, cálida… y mi cerebro captó el placer de su voz y su sibilino mensaje.
–Esa pastillita Clara, no es el fin del mundo. Solo es el principio de una nueva forma de vida, más cálida, más pasional, más sexual, mucho más salvaje. Pero sobre todo, mucho más divertida y liberal. Tómate esa pastillita sin miedo y entra a formar parte de una nueva forma de vida depravada, sin miedos, y sin prejuicios, donde el sexo sin barreras, el alcohol y toda clase de drogas, formarán tu nueva vida. Conviértete en la fuente donde todos los hombres deseen apagar la sed de sus pasiones. Y todas nosotras estaremos a tu lado, enseñándote los más depravados placeres de la vida para que entregándote sin condiciones a tus clientes, les hagas inmensamente felices.
Mis ojos estaban clavados en los de Adriana. Pensé en la polla de Bautista. En los clientes y follajes de mis amigas. Alargué mi mano ¡y me la tomé con el coñac!
Creo que en ese momento solo pensé en vivir como Iciar. En la gran diferencia de forma de vida liberal entre Iciar y su panda, y mis amigas de la ciudad, siempre con miedos de que nuestros padres y madres nos pillasen fumando o dándonos un besito con algún amigo. Pero aquí en el pueblo, las niñas fumaban cuando querían, bebían a tope, y nadie les decía nada. Ni eran extrañas las niñas barrigonas y bien preñadas que se podían ver. Ni el por qué habían tantas casas y grandes casonas con bares y siempre llenos de hombres y mujeres. O el por qué las niñas y las adultas frecuentaban diversos parajes vespertinos-nocturnos, ofreciendo sus cuerpos gratis sin pudor ¡solo era sexo!
Adriana me ofreció ahora su purito y lo empecé a fumar como lo más natural del mundo. Rellenó medio vaso más con coñac y en dos tragos lo volví a vaciar. Mis ojos empezaron a ver con más claridad la buhardilla a pesar de que ya era casi de noche. Me sentía muy feliz, cada vez más feliz. Adriana notó en mi comportamiento y en mis pupilas que la pastillita empezaba a funcionar. Entre besos y muchas caricias me ayudó a ponerme la falda, y sin la camiseta me llevó a la casa de mi abuelita. Solo era cruzar la calle.
Entramos en la casa (en muchos pueblos y en algunos barrios de otros pueblos grandes, las puertas no se cierran con llave hasta la noche) y mi maravillosa abuela no se sorprendió de nada, y nada le dijo ni le preguntó a Adriana. Ella estaba sonriente y se le notaba contenta, nada más. Yo me abracé a mi abuela, y de pronto, le estampé un beso en la mismísima boca que ya lo quisieran en muchas pelis. Adriana le dijo:
–Concha, hace una media hora le he dado a Clara una pastillita verde, y ya estás notando como se está calentando la desde hoy nueva putita. Como no sé si es alérgica a algo más fuerte, tú misma le puedes dar todo lo que quieras, coca, meta, heroína… porque esta noche va a estar muchas horas deseando sexo sin parar y todos sabemos que en esas cuestiones eres una maestra siempre insaciable.
***La follada de hace un rato ha sido increíble, pero tú debes ahora abrirle el culo, porque en tres o cuatro días se la meterá Bautista y ya sabes como es esa polla destrozaculos. Mejor que tú misma inicies a tu nieta en las penetraciones anales, lluvia dorada, scat, y todas esas delicatesen de nuestros vicios. No quiero hacerlo yo sin permiso de tu hija, su madre, no sea cosa que me mate –dijo riéndose-
–Y vosotras dos ¿cuándo dejareis de jugar a la gata y la ratona y os casáis de una puta vez? Os folláis desde niñas, os amáis con locura, sois dos putas depravadísimas, tenéis hijas de la misma edad y las podéis educar y pervertir juntas, aún podéis tener más hijas para putear…
–Por mi parte, nunca he aceptado emparejarme con nadie porque sabes lo loca que estoy por ella. Pero tu hija tuvo la mala idea de querer hacerse “casi decente”. Y sin embargo, nos ofrece esta hija tan puta, que tanto me gustaría depravar personalmente a mí… ¡con tu consejo y ayuda!
–Si solo es por eso, pronto estaréis casadas para siempre y volveréis a tener hijas. Ya está bien de abortar, necesitamos más niñas para ampliar estas dos familias –dijo riéndose- Además, hay importantes y próximos acontecimientos que no conoces ¿Quieres depravarla? Pues hazlo y dime en qué te puedo ayudar, ya sabes que no es alérgica a nada. Y ahora Adriana, sé tú misma quien prepare a mi nieta su primera raya de coca ¡pero que sea potente y explosiva!
Y sobre la misma mesa de la cocina, Adriana me preparó dos gruesas rayas de coca. Las esnifé completas como pude y en dos o tres veces, y luego preparó otras para ella y la abuela. Nos bebimos una generosa ración de tequila, y mi abuela, cogiéndome de los hombros, me dijo:
–Vamos cariño. Tú y yo si nos casaremos esta noche. Y si te ha parecido gruesa la polla de Bautista en tu coño, es porque no has probado mis arneses y sus gruesas pollas. Esta noche sabrás lo que es el sexo bestia, duro, y sin concepto alguno de moral. En el mundo del sexo nunca soy madre ni abuela de nadie, soy la que folla y la que dice cómo se folla, se bebe, se droga, y se degrada. Desde mañana serás pasto de todas las perversiones, porque no vamos ya a dejar que abandones este mundo al que has entrado esta tarde ¿no crees Adriana que así debe ser?
–Por supuesto Concha. Haremos de Clara una digna rival de Iciar. Y a ver cuál de las dos se queda preñada antes y más veces a lo largo de sus vidas.
–Pues que así sea.
Y mi dulce y cariñosa abuela me empujó hacia su habitación, hasta su gran cama ¡el tálamo nupcial!, donde mi nueva vida, que había comenzado con Adriana y Bautista, iba a tomar forma entregándome a los muchos vicios y pervertidos deseos de mi adorada y muy querida abuelita. Que desde ahora se hacía mi Ama y Señora. Y joder ¡menudos años más divertidos y depravados a su lado!
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olorarosas@yahoo,com
Joder tu relato me ha impactado de verdad.
Enhorabuena.