LO SIENTO MAMA
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola lectores.
Les voy a contar una experiencia de la que no estoy orgulloso, pero que disfrute como lo que era, un niño.
Contaba 12 años y mis hormonas empezaban a despertar, devoraba con ansia las revistas porno que mi hermano mayor escondía bajo su colchón y fantaseaba con ver a una mujer desnuda, no sabia nada aun de la masturbación, pero si que me cosquilleaban mis partes al ver esas fotos.
Una tarde mientras dormía la siesta, me desperté con ganas de orinar, me encamine al baño y una vez en la puerta escuche el agua de la ducha correr, gire el pomo de la puerta con cuidado de no hacer ruido, entreabrí y la primera imagen que recibieron mis ojos aunque no era nada del otro mundo, para mi fue gloriosa.
Tras la cortina de baño se dibujaba la silueta de mi hermana bajo la ducha, ella tenia 17 años, me quede boquiabierto sin parpadear, no quería perderme detalle de ese cuerpo de mujer que se intuía detrás de la silueta que realmente veía, mi pija se agrandaba y empezaba ese cosquilleo que tanto me gustaba sentir.
Allí estaba yo, absorto en la silueta de los pechos de mi hermana cuando una mano se poso en mi hombro, era la de mi madre, que me echo hacia atrás y con cara de pocos amigos me dirigió de nuevo a mi habitación , me hizo entrar y cerro la puerta tras ella.
– ¿Se puede saber que hacías?
Era una pregunta retorica ya que no dejo que contestara.
– Eres un guarro, espiar a tu hermana, con lo chico que eres, ¿no te das cuenta de que eso es una guarrada?
– Lo siento mama.
– Ya puedes sentirlo, porque de momento estas castigado sin salir y como te vuelva a ver hacer esto te vas a enterar.
Cuando salio de la habitación se encontró en el pasillo con mi hermana que la había oído gritar.
– ¿Que pasa mama?
– Nada, no pasa nada ( supongo que no quiso decirle nada para que no se sintiese mal ), ve a vestirte y cuando te duches cierra bien que no vives sola.
Mi hermana no era tonta y con lo que pudo oír de mi regañina y lo que le dijo mi madre se hizo una idea de lo que había pasado.
Desde ese día el pestillo del cuarto de baño nunca mas se quedo abierto mientras se duchaba, y yo me sumí en una tristeza debido a la culpabilidad , me sentía un cerdo, el peor hijo y hermano de la tierra, y por ello aunque mi castigo se acabo, apenas comía y no salia de mi cuarto, incluso había dejado de mirar las revistas de mi hermano, pero lo que no podía quitar de mi mente es el recuerdo de ese dia y la silueta de mi hermana.
Era domingo y yo reponía dos chinchetas de mi mapa político de España, mi madre entro, y se sentó en la silla de mi escritorio.
– ¿Marcos, que te pasa?
La mire y no respondí.
– Se que estas así desde que te regañe, pero es que lo que estabas haciendo no esta bien, eres muy joven y veras que tendrás tiempo de sobra de saber como es el cuerpo de una chica y ademas que no sea tu hermana.
Yo estaba frente a ella con la cara baja, ella supongo que pensaría que por vergüenza, y en cierto modo así era, pero también porque mientras hablaba se echaba hacia delante y dejaba ver todo su pecho.
Mi madre no era de pecho generoso y por ello casi nunca se ponía sujetador en casa.
– ¿Lo entiendes Marcos?
– Vamos nene, no te pongas triste, me gustaría que tu padre estuviese aquí para hablarte de estas cosas.
Me abrazó y me senté en su regazo, yo aproveche para rozar su pezón con mi brazo sin dejar de mirarlos, ella seguía hablándome pero al final se dio cuenta y se tapo poniendo su brazo a la altura de su pecho.
– ¿Tanta curiosidad tienes?, soy tu madre
– Perdoname.
Me eche a llorar porque ya intuía que me regañaría de nuevo o que incluso me podía llevar un par de tortas, pero no fue así.
– Cielo no llores , yo se que no puedes evitarlo, no llores por favor.
– No, no puedo y me da vergüenza, porque me gusta y a la vez se que no esta bien.
Mis llantos se entrecortaban, y me fui a la cama haciéndome un ovillo.
– Venga, vamos a desayunar, no le des mas importancia, vamos.
– No.
No dejaba de llorar, y mi madre me acariciaba el pelo, le daba miedo a que esa situación se pudiera convertir en un trauma y supongo que no se le ocurrió otra idea.
– Marcos, te hago un trato, si bajas a desayunar, te dejo que me mires.
– No, que eso esta mal.
Y de nuevo empezaron los sollozos, la mano de mi madre dejo de acariciar mi pelo y creí que ya se iba, alce la vista y no pude creer lo que veía, se estaba quitando la camisa que llevaba dejando sus tetas al aire, los ojos se me abrieron como platos era una visión que corto mi llanto de golpe y eso hizo sonreír a mi madre, esa sonrisa me tranquilizo y me incorpore, miraba ya no solo el pecho sino todo el torso desnudo, sus hombros que sin nada de ropa me perecieron preciosos, su vientre su cintura, estaba muy nervioso.
Al incorporarme mi cara quedo a pocos centímetros de dos pezones gordos, marrones y que supongo que por la vergüenza y el frio estaban duros como piedras.
Mi madre alzo la cabeza con sus ojos cerrados, y yo sin proponermelo casi, me lleve uno de sus pezones a la boca, lo tuve en mis labios unos segundos y mi mano subió hasta coger su otro seno.
– Ya esta, ya sabes como son, ahora vamos a desayunar.
Bajo la mirada y sonrió.
– Bueno, yo bajo ahora, tu cuando bajes tu cosita.
– Eh?
– Que cuando termines de bajar tu cosita, vienes a desayunar.
– ¿Y como la bajo?
– A ver, a los chicos cuando se excitan les pasa eso, que su cosa se pone así, y se baja acariciándola.
!No me puedo creer que te este explicando esto! ¿De verdad que no sabes nada?
– He escuchado a mis amigos decir que se tocan, pero no se como se hace.
– A ver, bajate el bóxer, ahora cogela con la mano, y muevela arriba y abajo.
– Hay, hay, hay
Yo le hice caso a todo pero me hacia daño, me apretaba mucho y no me gustaba.
– Así no, te vas a hacer daño.
Sin pensarlo la cogió entre las yemas de sus dedos, la verdad es que el tamaño de mi polla aun era pequeño.
La empezó a mover, a mi me pareció llegar al cielo y no tarde ni dos minutos en tener mi primer orgasmo, cuando termine de sentir esa electricidad en mi, mire a mi madre que dejo de mover mi pija y se quedo mirando en su mano el poco liquido que había salido.
– ¿Ya mejor?
– Si.
– Pues venga, a desayunar.
Esa solo fue la primera de las muchas experiencias que tuve con mi madre y que también seguí teniendo con mi hermana.
Pero eso se lo contare en otros muchos relatos.
Gracias por leerme y espero que les guste.
Relato escrito por SOCARRON.
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