Los 11 años de mi hija Lolita
Les comparto esta primera historia, real, como todas las que les contaré…Nos quedamos tres días solos en casa y, de pronto, surgió un huracán de pasiones entre mi hija de 11 años y yo, en ese momento, de 32….
Lolita, mi hija, iba a cumplir 12 años…había crecido mucho…
Llegó el verano y la mamá y el hermano se fueron tres días de campamento con el grupo scout, nos quedamos solos la nena y yo…
Yo estaba en mi cama viendo televisión…la nena entró, como de costumbre, me besó en la mejilla – hola papi…y se subió a la cama…
Estaba vestida con un polo largo que era su pijama de verano…le llegaba hasta la mitad del muslo…Yo, echado, volteé y la vi…lo corto del polo me permitió ver que estaba sin tanga…
Se metió bajo la sábana, y se echó boca abajo…su coñito quedó justo sobre mi mano izquierda…al contraer el brazo para retirarla, le froté toda la vulva…la sentí gordita, sin vellos… ufff, mi verga comenzó a pararse…
-Papi, ráscame la espalda… me puse un poco nervioso…metí la mano debajo del polo y rasqué…comencé cerca del cuello y fui bajando…la verga crecía…
Ya llegaba a las nalgas…lo hice rápido y pasé a los muslos… ella se corrió un poquito y mi mano quedó sobre sus nalgas…rasqué…más que eso…sobé, acaricié…
La nena separó un poco sus piernas y metí la mano en el entrepiernas… comencé a rascar, a los costados, en la unión con las piernas…al pasar de un lado a otro, rozaba la vulva…la textura de su piel hizo que mi verga se endurezca al máximo…
Pensé… ¡puta, es mi hija y tiene 11 años! …con los dedos índice y pulgar de la otra mano, abrí un poquito los labios exteriores de su vagina…un dedo entró y encontró el clítoris…ella comenzó a emitir unos sonidos de placer…mmmm…
En ese momento, perdí el control, la volteé, abrí sus piernas y comencé a lamer su conchita… metí la punta y lamí el clítoris, abrí sus labios…la imagen de una vagina virgen, del himen cerradito, de un clítoris paradito…el panorama más hermoso, cálido y excitante de mi vida…
– mmmmmm, papi, mmmm
No sé cuánto rato estuve lamiendo y tragando el fluido que emitía su excitación y el orgasmo al que llegó…que rico, papi…más, papi…
Tenía ganas de montarme encima de ella y clavarle la verga…pero pensaba…mejor llegamos hasta aquí, nomás…me masturbaba con una mano y la otra la había puesto en su culo y estaba metiendo un dedo a su ano…
Ella gemía…no me aguanté, la puse en cuatro… me acerqué por atrás, metí mi cabeza entre sus piernas, le lamí la concha y el culo, acerqué mi verga a su concha, abrí sus labios y pensé en entrar lentamente…
Ella retrocedió violentamente y mi verga penetró hasta el fondo…Aaaaayyyy, duele, rico, papi, sigue, papito, aayyy…Yo sentía la verga apretadita por ese pasadizo virgen…comenzó a moverse…sigue, papito, más, papito, ricoooo…
No me pude aguantar más, el semen salió, grandes chorros inundaron y llenaron la vagina recién rota…eyaculé y eyaculé…Ahhh, ahhh…
Saqué la verga, la eché y comencé a lamerle la sangre, el esperma y su líquido, todo mezclado…y me lo tragué…rico (desde ese momento, cada vez que eyaculo en mi pareja del momento o me masturbo, me tomo mi semen)
Ella me chupó la verga y se tragó también todo lo que encontró…yo estaba entre cansado, avergonzado y asustado…
Ante la visión de mi Lolita sudorosa y la cama mojada, manchada, la verga se endureció nuevamente…le lamí el ano y le metí un dedo que había yo chupado, para humedecer el camino…
Le clavé la verga…. ¡Qué diferencia con la concha! La sensación de querer entrar y sentir que me apretaban y escuchar sus gemidos, llanto, gritos y sus movimientos, era indescriptible… ¡delicioso!, calientito, apretadito… rico, rico…muévete, hijita, muévete, putita…
Si, papito, así…rico, papito…y la leche salió, hirviendo, llenando cada rincón del ano de mi bebita, ahora, mi putita…
Al terminar, hice que se pare y se agache sobre mi cara y, conforme iba chorreando mi semen de su culo, lo iba tragando…rico…ella hizo lo mismo con mi verga…hasta la última gota…
Quedamos tirados y en silencio…disfrutando y descansando…
Hijita, perdóname…espero que esto no se repita…
Pero se repitió infinidad de veces en los siguientes 8 años, en la casa, cuando se podía, o en un motel, cuando salíamos a comprar, pasear o al cine…
Aumentamos nuevos placeres como la lluvia dorada en la cara y cuerpo, con su lamida de reglamento, el uso de aparatos, yo en la vagina, el consolador en el culo y viceversa…se casó y vive en el extranjero…
Ricky
Que transportada me pegue paracia que estaba en la situacion mientras leia
Delicioso relato !!!