Los deseos de mi padrastro (3ra parte)
Sexo con mi padrastro .
Me costó cenar, estaba absorta. No entendía del todo que pasaba, mi cabeza era una niebla llena de deseo. No lograba pensar en nada.
Mi marido me habló del trabajo y de lo cansado que estaba. Trate de estar presente pero no pude. Sentía nervios, miedo, ganas.
Terminamos de comer y el se fue a bañar. Treinta minutos después estaba durmiendo.
No quería irme a acostar, tampoco escribirle a Carlos. Me sentía ansiosa.
¿Estaba bien esperarlo? ¿Era lo correcto?
En eso llegó un mensaje.
-Bebe papi está en la puerta, abrime-
Fue hipnotizada. Moví el picaporte y al verlo sonreímos los dos.
Entró y se sacó los zapatos.
-¿Esta durmiendo?-
-Si papi-
Me tomo de la mano y me llevo a la terraza. Fuimos sin hacer ruido, la noche estaba oscura con algunas nubes. Carlos tomo un almohadón de una de las sillas que teníamos ahí y se sentó en el suelo. Yo me senté encima de forma inmediata.
-Papi vino a completar lo de hoy-
Estaba jugadisima y me encantaba. Sabía que lo que hacía estaba mal pero lo deseaba tanto.
Carlos me besó, y metió su mano debajo de mi remera. Mis pezones se pusieron como piedras.
-Yo sabía que el no te hacía bien, ahora como castigo lo vamos a volver bien cornudo-
-Papi no digas así –
-Te gusta Eri, te gusta que te diga esto, te gusta hacerlo cornudo conmigo, reconocelo, te gusta el peligro bebé y a papi le gustas vos-
Me iba aguantando los gemidos. Era insoportable tenerlo así tan pegado a mi. Carlos no era un modelo, tenía panza y manos grandes, algo canoso y era muy amable en su trato. Su pija también era enorme. Me fascinaba.
Corrió mi bombacha y sus dedos se toparon con mi humedad.
Su pene se movía en los labios de mi vagina pero aún no entraba.
-Si querés que te la ponga decime al oído que querés hacerlo cornudo con papi-
-Esto está mal papi-
-Decime lo que te pedí bebé –
Quería su verga más que nada en el mundo. Así que acepte todo lo que viniera de el.
-Papi cogeme así lo hacemos cornudo- mis palabras salieron solas y me sentí libre.
-Si mi putita hermosa-
Su pija entro, era la gloria. Era perfecta, gorda, grande, me llenaba toda. Nunca había experimentado algo así. Nos movimos despacio, suave, bajo esa noche oscura.
Yo podía sentir como me abría cada vez más, y me tapaba la boca para no gritar.
-Esto quería papi bebe, desde la primera vez que te vi-
-Yo también papi –
Seguimos cogiendo en esa posición, pero suave, muy suave. No nos importaba nada más que el placer que sentíamos. Carlos me penetraba muy lento y muy adentro. Yo lo recibía, al fin era mío, todo mío.
-Esto recién empieza bebé sabes? Vamos a coger muy rico todos los días y papi te va a llenar de leche-
-Por favor, acaba afuera-
-No bebé, la leche de papi tiene que estar adentro tuyo como corresponde –
Me estremecí. Y Carlos me cogió con mas fuerza, mientras me tocaba el clítoris. Nos pegamos cada vez más, pero en silencio para que no nos descubrieran.
En eso sentía que su glande latía mucho, me calente más y me moví con mas fuerza. Su leche me llenó y la recibí toda. Yo también había acabado. Nos quedamos en silencio besándonos.
-Me gustas bebé me gustas mucho, no sabía si yo también te gustaba –
-Si papi desde el primer día que te vi-
-Tenia miedo a acercarme y que me espantaras pero no fue así –
-Yo quería que te acercaras –
-¿Y ahora que te llene de leche me vas a querer mas cerca?-
-Todos los dias-
Su pija se puso dura de nuevo y volvió a entrar
-Entonces preparate porque te voy a hacer mía todo el tiempo –
Que hermoso era escucharlo. Su pija me estaba abriendo de nuevo.
-Te voy a coger despacio por qué quiero que sientas la adrenalina de poder ser descubierta-
Me tumbó al suelo y apoyo mi cabeza en el almohadon, se puso encima de mi y entró.
Yo seguía extasiada de placer.
-¿Te gusta que papi te coja?-
-Si, seguí, seguí papi-
-¿Te gusta hacerlo cornudo en tu casa y cogerte el hombre de tu madre?-
-no lo digas así papi –
-Decilo bebé, soltate-
-Si, si me gusta. Me gusta tener la pija prohibida de papi cogiendome y llenandome de leche-
-Sos mía Eri, te voy a coger en todos lados, acá, en la calle, en lo de tu vieja, vas a ser mia cuando yo quiera –
-Si, si, si papi, tomame cuando quieras-
Su pene era enorme, y me bombeaba profundo hasta volverme loca. Esa pija entraba y salía sin permiso alguno y yo quería más.
Mis caderas se querían desesperar pero el me calmaba
-Shhhh, despacito, despacito bebé-
-Es que quiero mas fuerte- decía con la respiración entrecortada
-Papi te quiere coger a su ritmo, te voy a moldear a mi, así que relájate, está conchita tiene que ser mía por mucho tiempo-
Me siguió cogiendo sin descanso. Mordía mis tetas con un hambre desaforada y luego me besaba con ternura.
-Las veces que me toque pensando en vos, las veces que acabe con ganas de llenarte de mi leche –
-Yo también me toque mucho pensando en papi –
Su pija empezó a bombearme más duro, yo la recibía, y me retorcía en el suelo de cemento de mi terraza. Ese hombre era todo mío y yo suya.
Otra vez la ola de semen iba a llenarme y lejos de sentir temor estaba fascinada.
-Acabo bebé-
-Yo también papi-
La sentí de nuevo, esa leche pegajosa me estaba llenando la vulva.
Nos derrumbamos uno al lado del otro.
Diez minutos después lo acompañe a la puerta.
-No te laves, hoy dormís con la leche de papi-
Me despidió con un beso demasiado profundo y otra vez nos dieron ganas.
-¿Que pasa si te cojo acá con el tan cerca?- me susurro al oído
-Que sea despacito para que no se despierte papi- dije.
Me abrazo y me bajo la cabeza para que le chupara esa verga hermosa.
Me la metí en la boca sin pensarlo. Sabia a leche y a mi concha. Estaba demasiado rica. Se puso dura enseguida. Me levanto y me dió vuelta. Me corrió otra vez la bombacha y contra la pared me penetro.
-Necesito cogerte mucho bebé-
Me mordía los gemidos, había acabado antes y aún así lo quería adentro más tiempo.
-Mira lo que le haces a papi, me tengo que ir y estoy acá cogiendote-
Su pija era una piedra, me penetraba con fuerza y de forma profunda. Yo me dejaba, no me importaba ni mi marido ni mi madre, solo tener a ese hombre dándome placer a mi sola.
En eso veo la luz de mi pieza prenderse y mi marido llamarme. Me asusté, pero Carlos no tenía intención de dejar de cogerme.
-Ahora vas a sentir la mayor adrenalina bebé-
-Por favor, Soltame- dije
Y me agarró los brazos con fuerza. Sentí miedo pero al mismo tiempo mucho, mucho placer.
-Erica ¿Dónde estás?- pregunto mi marido
-Contestale bebé-
-En el patio, me olvidé de cerrar la puerta de la calle, ahí voy- dije con todo el terror del mundo.
-Bueno amor, te espero –
-Si si, ahí voy-
Estaba nerviosa, asustada y a la vez disfrutando como nunca lo que estaba viviendo.
-Vos no te vas bebé, papi no acabo-
-Por favor papi-
-Tu conchita es mía y me voy a ir cuando yo quiera, ahora te dejas coger-
No pelee más, la pija de Carlos estaba enloquecida y me enloquecía a mi.
-¿Te gustó esta adrenalina?-
-Si-
-Preparate por qué papi recién empezó a moldear a su bebé –
En eso siento que su leche otra vez me estaba llenando. Era más caliente que antes y me encantaba.
Me caí al piso, no me daban las piernas ni el corazón.
Carlos me besó y abrió la puerta para irse.
-Mañana me das una copia de llaves de tu casa bebé¿Sabes?-
-Si papi- dije
Cuando llegue al dormitorio mi marido se había quedado dormido de nuevo.
Continuara
Buenos Relatos amigo… quedare a la espera de o los siguientes.
Gracias.
Falto trio