Los gluteos de mi hija
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Edollan.
Esa niña pudo llenar en parte el vacío que dejó la madre, gracias a su actitud, a su amor increible por su padre. La verdad es que mi hija era bastante fea y delgada, pese a ser una niña. Es muy rubia, como la madre, el problema es que sus rasgos eran parecidos a los míos, de allí lo fea. La primera noche después de los funerales, llegó a mi pieza y me preguntó ¿Puedo dormir aqui, contigo? Le dije que si y desde entonces ha dormido conmigo siempre.
Pasaron siete años y un dia que llegué a casa, la encontré acostada de panza en “nuestra cama” leyendo, pero lo que me llamó la atención, es que estaba con un vestido bastante corto, nunca me había fijado en sus gluteos, eran dos perfectos meloncitos, redondos, levantados a un extremo que parecía imposible, eran perfectos, tenía las piernas levemente separadas, la posición le había subido la falda del vestido y mostraba sus muslos, en medio de ellos sus bragas blancas, marcaban los bultos de unos labios gorditos, fue ver ese espectáculo y sentir una erección que no había sentido desde hacía más de un lustro. Me retiré despacio de la habitación, pero estaba hipnotizado, la habría tomado de inmediato y la habría violado entera, era una sensación salvaje, llena de brutalidad, pero me retiré a la sala y sentándome en el sofá, me puse a llorar como niño chico.
Había pensado violar a mi hija, había caido en el más bajo de los niveles del ser humano, no me lo perdonaría jamás. Estaba llorando todavía cuando sentí sus manos en mi cara y su pregunta ¿Que te pasa Dadi? ¿Porqué estás llorando? La miré a los ojos y mi llanto arreció, la ingenuidad de su rostro, me hacía sentir muy mal, así que le respondí: No es nada, es que me siento muy solo y tengo mucha pena. Apretó mi cabeza contra su pecho y me dijo: No estás solo, yo estoy contigo, mamá me dejó a mi para que te cuidara. No pude dejar de mirarla a los ojos y la abracé. Por lo menos había logrado contener mis impusos bestiales, le besé en la frente y le pedí: Por favor no dejes de ser como eres, pero cuéntame, ¿como es que derrepente haz crecido tanto? Me respondió: Debe ser porquer estoy en el equipo de voleibol del cole y dicen que soy muy buena. Recién me percaté que, yo le hacía todo, le compraba la ropa, la alimentaba, le ayudaba con sus estudios, que hacía de papá y de mamá. Pese a eso casi no sabía nada de mi niña. Le pedí: Me gustaría que me contaras más de ti, quiero saber todo de ti ¿Tienes novio? Me miró asombrada y dijo: No me preguntes eso, tu sabes que si.
Sentí el golpe de los celos, pero su respuesta fue aún más sorprendente: Tu sabes que mi novio eres tu, me voy a casar contigo. Lo tomé como una anecdota. No le dije nada, era cosa de niña pensé, pero a partir de entonces, en las noches, la destapaba un poco y mirándola, me masturbaba hasta aturdirme, verle sus gluteos era mi máxima calentura.
Pasaron cuatro años más en que cada dia y especialmente cada noche, mi amor por mi niña aumentaba a grados increibles, más de una vez acaricié sus gluteos, mientras eyaculaba en forma feroz.
Una tarde me dijo: Dadi quisiera que me dieras dinero para comprarme ropa yo misma. Me sorprendió pero le respondí: Por supuesto ¿Hay algo que te falte? Me miró a los ojos, tomó mi mano derecha y la llevó directamente a su seno, estaba grande duro, un seno de mujer, sentí la corriente que recorrió mi cuerpo y la respuesta de la polla. Me dijo suavemente: Necesito sujetadores de mujer desde hace tiempo, todavía uso corpiños.
Al dia siguente la acompañé a comprar ropa interior, no vi que compró, porque solo pagué. Pero cuando llegamos a casa, me dijo: Te voy a enseñar mis compras, pero ven y siéntate aquí en este sillón, y se fue a la habitación, cuando volvió casi me provoca un infarto, sujetador negro y una tanga negra del tipo hilo, se puso como una modelo a mostrarme la ropa, cuando se dió vuelta y le vi como movía los gluteos, la polla estaba a mil, me entró un cachondeo terrible, sus piernas eran firmes, sus muslos potentes perfectos, la cintura de avispa, y sus gluteos, eran maravillosos, nuevamente la fiebre de poseerla, pero logré dominarme.
Pasaron unos minutos y escuché su voz: Dadi ¿Puedes venir? Me paré con la carpa armada, traté de disimular la erección y me cogí la polla por el bolsillo, estaba de espalda y trataba de abrocharse un sujetador blanco: Ayúdame con esto. Me pidió. Me acerqué y al sacar mi mano del bolsillo la polla se me disparó hacia adelante, quedó a centímetros de sus gluteos, pero con manos temblorosas, no pude abrochar la prenda, ella se dio vuelta y me preguntó ¿Que te pasa? Estás temblando. No me atreví a mirarla a la cara, de pronto se fijó en mi entrepiernas. Me miró muy seria y me preguntó: ¿Yo te provoqué esto? Y señaló mi entrepiernas. Solo pude asentir con la cabeza, entonces se soltó el sujetador, quedando sus senos virginales, apuntando directamente a mi pecho, me pidió: Sácate la camisa. Me sorprendió su autoridad, pero cuando comencé a sacármela, sentí como soltaba el cinturón de mi pantalón, y los bajaba junto con los boxer, la polla saltó hacia adelante, ella estaba muy seria. Solté la camisa y quise recuperar los pantalones, pero ella ya me estaba abrazando por la cintura, me miró a los ojos y me soltó: Te dije que yo soy tu novia y estoy preparada para ser tuya para siempre, ya no soy una niña, doy muy mujer, y quiero ser tu mujer.
La levanté en vilo la puse sobre la cama y sobre la marcha le saqué la tanguita, la vista de su triángulo tan rubio, me desesperó aún más, ella sin decir palabras abrió sus piernas y me dejó su vulva a la vista, no resisití me fui como fiera a la presa y comencé a lamer su coño de arriba a abajo, por los labios mayores, los menores, chupé su clítoris hasta que gritó de placer, mi lengua recorría sin cesar por toda esa vulva intocada, pero que ya mostraba las primeras perlas de lubricación, las lamí con fuerza, metí la punta de la lengua en su vagina, subí nuevamente al clítoris y me concentré absolutamente en eso, entonces me pidió: Ven aqui, hazme mujer, tu mujer, ven sobre mi.
Comencé a subir besándola por todo el cuerpo, su vientre, su ombligo, me cebé en los senos que los chupé con unción, hasta que llegué a su altura y por primera vez uní mi boca a la suya, no sabía besar pero en pocos minutos, ya recibía mi lengua y me ofrecía la suya, entonces puse el glade en su vulva, ella llevó su mano a mi polla y me dijo: Clávamela, toda… la quiero toda dentro de mi… Puso el glande en el vestíbulo de su vagina y la comencé a lubricar con mis y sus secreciones, cuando la sentí mojada, empujé mi pubis contra el suyo, apoyado con la rodillas, sentí como el pene se abría paso y desgarraba el himen, sentí lo apretada de su vagina y sus quejidos de dolor, comencé un suave mete y saca, mientras le decía: Te amo… te amo más que a la vida… Estuve mucho rato bombéandola, metía y sacaba sin parar, su vagina me apretaba la polla, y sentí como movía timidamente sus caderas, la tenía totalmente penetrada y ella estaba gozando, sus quejidos se hicieron cada vez más intensos, de pronto su espalda se arqueó, abrió sus piernas al máximo y luego las apretó contra las mias, gritando:Daaadiiiiiiiii… amoooooorrr… ahhhhhhhhhhh… ahhhhhhhhhhh… te amooooooooo… se sacudió abrazandome con piernas y brazos, sentí como solté chorros de leche en su interior y un orgásmo feroz me transportó al cielo de la felicidad, la abrazaba con fuerza, mientras ella se relajaba lentamente. Pronto se quedó completamente quieta. Me susurró: Ahora ya soy tuya… desde ahora me harás tuya cuando quieras y tu serás mio cuando yo quiera… te amo Dadi.
Eso ya lo sabía, sabía que a partir de ese dia sería su esclavo, porque mis manos ya acariciaban sus gluteos, la polla se me disparaba nuevamente y la volví a penetrar, ella me recibió más relajada y comenzó un suave movimiento de caderas, seguía mi ritmo de meter y sacar, pese a la gran cantidad de líquidos, en los que se mezclaban secreciones sangre y semen, mi polla se resbalaba sin parar al interior de su vagina, volvió a apretarse y a sentir un nuevo orgasmo, muy intenso, no terminaba de acabar, cuando le vino otro más, solo que ahora gritó mucho y ya disfrutaba plenamente de la penetración, sus movimientos se hicieron más intensos y yo al apretar y acariciar sus nalgas, me corrí como loco, fue un placer sobrenatural, ya no pensaba soltar ese culo nunca más en la vida.
Me di cuenta que la amaba mucho más que a la madre. No solo me apoderé de su virginidad, de su cuerpo, también de su amor y eso si, es la mujer más amada y deseada del mundo, sobre todo pienso sentir un dia, como esos glúteos se abrirán para dar paso a la defloración de su ano rosadito, en medio de los gluteos más bellos del mundo. No pensé que se podría amar así, y si se puede.
Lindo sería q hubiera sido mientras está dormida