Los hermanitos raritos
Un compañero de mi escuela demasiado pervertido hace cosas con su hermana.
Mi amigo falto un día a la escuela y como su casa me quedaba de paso a la mía, fui a visitarlo para ver porque había faltado y llevarle la tarea. Había faltado solo por flojera porque no se sentía mal ni nada. Simplemente se quedo dormido. Yo nada más iba a ir de paso a dejarle la tarea porque faltaba para llegar a mi casa y esa fecha el calor era insoportable. En su patio había un tinaco grande, me ofreció que llevará agua para el camino. Salimos y lleno mi garrafa con agua de ese tinaco. Ni siquiera llevábamos mucho tiempo ahí y empezamos a sudar. Dijo que antes se daría un chapuzón, se quito toda la ropa y entro al tinaco para refrescarse. Nunca olvidaré ese momento, porque él era uno de los más altos del salón, pero tenía un pene muy chiquito, ni siquiera tenía pelos. Yo no supe que decir, él solo estaba sumergido, cuándo escucho que su hermana menor viene llegando de la escuela. Le dije que ella había llegado, se vistiera porque podría verlo desnudo, me respondió que no le importaba, que además a ella le gusta. Obviamente salió al patio al ver que me encontraba ahí, me saludo y enseguida su hermano se sostuvo con las dos manos en la orilla del tinaco, asomo su pene y comenzó a balancearlo de lado al lado indicándole a su hermanita que lo viera. Ella solo se río al ver eso. Entro a la casa y me quede sorprendido sin saber como reaccionar. Le pedí que ya me abriera la reja para salir y me dijo que le diga a su hermana. Nos despedimos y me fui a mi casa. Por supuesto que pensé en todo lo sucedido toda la tarde, nunca había conocido familiares así. Cómo nos sentábamos en el mismo pupitre, teníamos que convivir diario en la escuela. Al día siguiente a eso, todo transcurrió normal, y así fueron por algunos días. En una clase biología, en los libros de sexto grado, se hablaba del desarrollo del cuerpo humano. Había una página en donde mostraban a un chica y a una chica desnudo en distintas etapas desde la infancia hasta llegar a la pubertad. Cuándo llegamos a esa página, el señalo a un niño desnudo, diciendo que su pene aun estaba así, que yo lo sabía bien porque se lo había visto. Luego señalo a la niña de la pagina diciendo que su hermana lo tenía como en el dibujo. Le pregunte como sabía, y me dijo que se lo ha visto. Me pregunto que si quería vérselo para comprobarlo. No supe que responder, y él me dijo que fuera a su casa al día siguiente para que lo viera por mi mismo. Pero antes me pidió que le mostrará mi pene para ver como lo tenía. Creí que era una broma, pero me insistió, que era lo justo porque yo ya se lo había visto a él. Fuimos al recreo a un lugar apartado de la escuela, se lo mostré y se sorprendió que yo ya tenía pelo y la tenía más grande. Por maldad me la pellizco, me enoje y él solo se reía de mí. Cómo quedamos al día siguiente después de clases lo acompañe a su casa. Llegamos junto con su hermanita. Entramos, cerró la puerta y él le pidió a ella que se desnudara porque yo quería verla. Sin oponerse, se quito toda la ropa, mostrándonos todo su cuerpo. Él se acercó a ella, toco su vagina, abriéndola un poquito ya que aun era una niña que no se desarrollaba aún. Me dijo que viera lo distintos que son los cuerpos de un niño que de una niña. No voy a negar que eso me había excitado bastante aunque estaba mal. Termino su presentación y ella se fue a jugar así desnuda sin vestirse. Estuvimos un rato más en su casa, y llegando a mi casa me masturbe pensando en su hermana. Seguimos yendo a clase comúnmente. Una vez durante el receso, nos pusimos a platicar. Me dijo que a su hermanita le pusieron un supositorio porque estaba enferma, él vio todo el proceso y que eso le había excitado. También a él le tuvieron que poner uno y recuerdo sus palabras exactas que fue un dolor rico. Me pregunto si a mi alguna vez me habían puesto, le confesé que de más pequeño, que no recordaba como se sentía. Y la plática giro en torno a ese tema. Yo estaba también excitándome tan solo de escucharlo. Empecé a ver a ella con otros ojos por culpa de él. Tenía mucha curiosidad de saber más cosas de su vida, presentía que había un tema morboso de por medio. Lo acompañe a casa ese día, y llegamos primero, luego ella. Nos saludamos y él de la nada le dijo que me había contado que le pusieron el supositorio. Ella algo molesta le dijo «Chismoso, a ti también te pusieron uno». Corroboro que era verdad, nunca lo negó, pero que ella se quejo bastante, que no aguantaba nada. En eso sentí que el morbo se apodero de mí y le pregunte a ella, que si de verdad le dolió. Quiso hacerse la valiente diciendo que no fue así. Mi amigo siguió diciendo que si, que se puso a llorar, y dijo «a ver, muéstranos para ver como te quedo». La acerco a él, le quito la falda y su calzoncito, la puso entre sus piernas y abrió sus nalgas para que veamos su ano. Yo estaba impactado, excitado, sentí que el corazón me explotaba. Lo más increíble de todo, era que ella ni siquiera parecía tomarle importancia. Le dio una leve nalgada diciendo que ya podía vestirse. Ella dijo que ahora era su turno de mostrarnos el suyo. Se negaba, pero ella empezó a molestar con un «que lo muestre» casi en coro, me uní a ella. Y ya se rindió, solo me dijo «que maricón saliste». Se quito el pantalón y su calzón, se dio la vuelta y él solo separo sus nalgas para mostrarnos el ano. Aunque no fue el mismo impacto que con ella, he de confesar que igual me excito verlo así. Comento que ya era suficiente, ella solo se río, tomo su falda y se fue a su cuarto, él se quedo así semidesnudo, tomo los calzones de ella, los acerco para olerlos y después me los puso a mi en la nariz, «Huelen rico ¿no?», me pregunto. Y si era una aroma tan delicioso, que lo recuerdo aún. Nos sentamos en el mueble, prendió la tele, empezamos a verla, y él empezó a pellizcarse su pene. Me reí preguntándole que hacía, y me dijo que se sentía chido. Le dije que si me masturbaba pero no me la pellizcaba. Me recomendó hacerlo, tomo mi mano y la llevo a su pene para que se lo pellizcara y sintiera. Me deje llevar en ese momento y le pellizcaba poco a poquito, se sentía muy diferente tocar el pene de alguien más, sobre todo uno más pequeño que el mío. Se le paro y nos empezamos a reír, me invito a sacarme el mío pero me daba pena hacerlo en casa ajena. Dijo que no importaba y me anime. Saque mi pene que ya estaba erecto, era casi el doble que el suyo. Me la comencé a pellizcar afirmando que tenía razón «¿Ves?» Dijo, para después agarrar los calzones de su hermana, olerlos y comenzar a masturbarse. Me los puso nuevamente en mi nariz para que también los oliera y hacer lo mismo que él. Intercambiaba el calzón uno a uno y los dos nos la jalamos ahí en su mueble. Estaba demasiado excitado que no me acordaba que su hermana estaba en la casa. Me detuve un poco acordándole que ella estaba ahí, pero dijo que no importaba, él se masturbaba delante de ella diario. Claro que no me extrañaba después de todo lo que había visto de ambos. Nos venimos y acabamos muy exhaustos en poco tiempo. Fue mi primera chaqueta con alguien, la cual disfrute mucho. En la noche me hice como dos más recordando el ano de ella. Ninguno comentaba nada al respecto. Pasaron como cuatro días, y estábamos en el receso. Sonó el timbre para volver a clases, y me dijo que tenía que hacer popo, lo regañe porque no fue durante el receso, pero se justifico diciendo que apenas le habían dado ganas, que lo acompañe al baño. Fuimos al baño, y como ya todos los alumnos estaban en clase, menos nosotros, éramos los únicos. Entramos al cubículo, cerramos la puerta y él se puso hacer popo delante de mí. Ni sé como sucedió eso, de que no lo espere afuera, simplemente entre con él. Mientras cagaba hablamos de las chicas del salón, salió el tema de sexo de quién la chuparía mejor y esas cosas. Me pregunto si a mi ya me la habían chupado, confesé que no. Le pregunte que si a él si, afirmo confesando que su hermana se la chupaba en ocasiones. Capto mi atención y le pedí detalles al respecto, me conto como comenzó, lo buena que era ella para hacerlo. Yo estaba tan excitado sin importarme el mal olor de su mierda. Se notaba enseguida. Se dio cuenta, me apretó el pene diciendo «Eres un cerdo. ¿Te gustan estas cosas?». Le respondí «¿Y a ti no?». Nos quedamos viendo con cara de complicidad. Termino de limpiarse el culo, se levanto de la taza, se la comenzó a tocar para que se le ponga dura y casi por inercia nos empezamos a jalárnosla ahí frente a la taza mientras hablamos de su hermana. Recuerdo como nuestro semen cayó en su popo, fue algo asqueroso, pero de cierto modo morboso. Bajo la palanca, regresamos al salón y recibimos un buen regaño por tardar tanto. Tuvimos que inventar algo para que no supieran lo que hicimos. Entre más convivíamos más conocía cosas raras de él. Me contó que había visto a su papá desnudo afirmando que tenía un pene enorme, que esperaba tener un día así el suyo. Que espiaba a su mamá mientras se bañaba y la señora estaba muy peluda. Y que él y su hermanita los espiaban mientras cogían. Él era demasiado sexoso. Le faltaba el respeto a las otras chicas del salón levantando su falda y una vez nalgueó a una para luego oler su mano por tocar su trasero. Se masturbo en el pupitre como dos veces. Deje de frecuentar su casa, pero me contaba cuándo ella se la chupaba. Fui a visitarlo una tarde durante vacaciones, y me di cuenta que estaba desnudo aun estando sus papás presentes. No quise incomodarles, así que mejor me fui. Lamentablemente me mude a otra ciudad aquellos días para comenzar a estudiar la secundaria y perdí contacto. Siempre imagino que cuando ella llegó a la pubertad experimentaron más cosas, juntos.
Woooow, delicioso relato!