Los inicios con el amor de mi vida, Rosa
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Mi nombre es Carlos y por primera vez me animo a escribir sobre este maravilloso pasaje de mi vida.
Creo que este es el lugar adecuado para hacerlo.
Actualmente tengo 24 años y vivo en México.
La relación con Rosa (ya no me gusta llamarla mamá ya que actualmente es mi esposa, o bueno, yo la considero asi) empezó cuando tenía 16 años, pero antes de contar eso iniciaré desde el principio.
Rosa quedó embarazada de un tipejo (mi padre) en sus años de preparatoria, abandonandola el muy cobarde.
Al parecer ya era de familia pues mi abuelo también dejó a mi abuela con Rosa desde joven.
Rosa quería tenerme a como fuera y continuó su embarazo, una decisión muy difícil me imagino por las habladurias de la gente.
Con el apoyo de mi abuela logró concebirme sin ningún problema.
Después de eso ella regreso a la preparatoria la cual concluiría, pero debido a que éramos humildes dejo los estudios para dedicarse a trabajar y mantenerme.
Cuando era niño recuerdo que pese a que llegaba cansada de trabajar siempre tenía tiempo para mí.
Vivíamos en la casa de mi abuela que era chiquita.
Dos cuartos, el de mi abuela y el de mi madre y el mío.
Desde pequeño dormía con Rosa, a veces me bañaba con ella antes de que me llevará a la escuela.
En fin.
Una vida normal.
Cuando cumplo 8 años desgraciadamente mi abuela fallece quedándonos solos mi madre y yo.
Desde ese momento empezamos a depender emocionalmente mucho más el uno del otro.
Cuando cumplo 10 años Rosa considera que ya es tiempo de darme más privacidad y decide que es hora que empiece a dormir solo, pero la verdad nunca lo logró (hasta la fecha) por qué admito que era un niño muy mimado y me asustaba dormir sin nadie a lado.
Me sentía desprotegido.
Siempre trate de darle la menor cantidad de problemas a Rosa.
Mi rutina diaria era ir a la escuela, jugar un rato fútbol con mis amigos y regresar a casa a hacer mis tareas.
Comía lo que me dejaba preparado en casa, mientras que una vecina se encargaba de cuidarme.
Cuando ella regresaba cenabamos, nos bañabamos (algunas veces juntos) y nos dormíamos.
A los 12 ya me apenaba un poco y empecé a bañarme solo pero aún seguiamos durmiendo juntos.
Cuando cumplo 14 le digo que ya no es necesario que la vecina me cuide, que puedo hacerlo solo, para no causar molestias y ella lo comprende.
Los primeros acercamientos con ella los tuve a los 15 años, por puro accidente.
En esa época tenía un cuerpo de cualquier chico de esa edad, delgado, pero mis músculos algo definidos.
Ese dia acababa de jugar un partido de fútbol e iba a llegar a casa muy sucio, puesto que en el campo cercano me había llenado de lodo.
Me fui a casa, entro y cierro la puerta.
Antes de avanzar más, ahí mismo a dos pasos de la puerta, empecé a quitarme toda la ropa que estaba llena de lodo y húmeda.
No era la primera vez que lo hacía, ya antes jugando había llegado muy mugroso y por no ensuciar el piso mejor me desvestía ahí y me iba directo al baño, pero ese día Rosa había llegado temprano y no me había dado cuenta.
Ya estaba completamente desnudo y caminando al baño tranquilo cuando sale mi madre de uno de los cuartos y me ve así como en años no me había visto.
– ¿Y ahora tu? ¿Qué haces? – me dijo Rosa
Mi primera reacción fue taparme ahí abajo, ponerme muy avergonzado y apenado mientras que le contestaba:
– es que me ensucie mucho jugando fut y no sabía que estabas aquí má-
-¿y por qué no te metiste al baño?- me replicó
-es que no quería manchar el suelo de lodo- contesté
Justo después puso una mueca como si le hiciera gracia la situacion.
Se acercó a mí, me da una nalgada y me dice:
-menudas chingaderas te tapas, si yo te las he visto desde que estabas chiquito! Como si nunca hubiera visto uno y me fuera a espantar.
Pero bueno, anda, vete a bañar- añadió
Esa tarde me sentía raro, pero bueno, era mi madre de todos modos.
Un par de meses después mi madre se encontraba de vacaciones y yo recién llegaba de la escuela.
Cuando entró en la casa lo único que pude ver era a Rosa frente al ventilador solo en calzón.
No tenía bra ni nada más.
Yo ya le había visto los pechos así que no se me hizo raro.
-ya llegaste? – dijo ella
-si- contesté
-hace mucho calor afuera- agregué
-pues ven acá junto al ventilador- contestó
Me quite la playera del uniforme y me senté en el sillón a lado de ella.
Nos pusimos a ver tele un momento pero el calor estaba insoportable y no sé por qué, aún no entiendo por qué lo hice pero así fue, algo espontáneo, me quité mi pantalón con todo y boxers, a lo cual ella contestó:
-oye tu descarado! Ponte algo-
-Es que hace mucho calor má, además, ya me has visto así.
Soy tu hijo, a mi ya no me avergüenza que me veas- contesté
Ella se sorprendió de mi contestación, así que me preguntó:
-y eso? Estás bien?-
-Si má, solo que me di cuenta que soy tu hijo, mientras no me casé soy tuyo, además si me enfermo o me tienen que cuidar de todos modos me verías, así que mejor de una vez – contesté
Ella quedó muy extrañada y sorprendida (ahora que lo pienso fue algo muy loco y cínico de mi parte) pero lo tomo a bien.
Desde ese día cuando dormíamos y hacía calor podía dormir en boxer o incluso desnudo a su lado.
Volvimos a empezar a bañarnos juntos (no muy a menudo), nos enjabonabamos la espalda mutuamente y así.
Cosas tranquilas.
Pasó aproximadamente un año y ya nos habíamos acostumbrado a vernos desnudos mutuamente.
Era verano otra vez.
Pero yo ya tenía 16 y honestamente mís hormonas estaban a mil.
Recuerdo que era un viernes o un jueves, la cosa es que al día siguiente no había clases.
Habíamos cenado viendo tele junto a Rosa.
Se metió a bañar y se me hizo fácil meterme junto con ella.
Nos bañamos pero estaba haciendo un calor infernal.
Así que cuando nos preparamos para ir a dormir le comenté que dormiría sin nada a lo que ella no dijo nada, ya estaba acostumbrada.
Nos acostamos cada quien de su lado con el ventilador a máxima potencia.
Pasó un rato cuando ella se giró de lado y me abrazó, quedando mi cara en medio de sus pechos.
Fue ahí cuando empecé a aspirar su olor, y en ese momento no pensé en otra cosa más que ese olor me era muy agradable.
Entonces en vez de retirarme solo cerré los ojos y rodeé mis brazos a su espalda mientras seguía oliendola.
Poco a poco mi pene empezó a erectarse sobre su abdomen y yo ya no podía pensar en nada más.
Como por instinto empecé a mover mi cadera, tallando mi falo sobre su estómago y se sentía tan bien que no pensaba en las consecuencias de aquel acto.
Justo en ese momento mi madre tuvo como una reacción de cambiarse de lado, así que se volteó, y yo aún estaba a mil.
Mis hormonas dominaron a mi conciencia, y con mi madre de espaldas y yo empalmado completamente, solo me volteo y la abrazo, asumiendo una posición de cucharita, le bajó un poquito el calzón y pongo mi pene entre sus dos nalgas.
Sin penetrarla solo empiezo a darle unos talloncitos.
Me sentía en el éxtasis total.
Poco a poco iba subiendo de intensidad hasta que ella se despertó.
-que estás haciendo?!!- decía mientras intentaba zafarse
Yo solo me dediqué a abrazarla e impedir que se moviera, mientras seguía mi movimiento de cadera, dándole talloncitos con mi pene sobre sus nalgas, ella con el paso de los minutos fue cediendo poco a poco.
Al parecer le estaba gustando, fue hasta ese momento en el que me vine.
Mi leche escurría de sus nalgas y yo estaba muy agitado.
-Por dios Carlos, no, esto no, soy tu madre- me dijo
Antes de que pudiera continuar solo me fui directamente a su cara y le di un beso en la boca.
Un piquito.
Entonces ella reaccionó de la manera menos esperada.
Volteandose y viendome a los ojos, me regresó el beso.
Cerré mis ojos mientras sentía como su lengua entraba en mi boca.
Era la primera vez que sentía algo así.
-mi amor, esto está mal.
Pero tiene mucho tiempo que no tengo sexo y tú me calentaste- dijo
-solo por hoy.
nunca vamos a repetir esto ¿de acuerdo?- agregó
En ese momento mi madre se levanta, se quita su bata, su brasier y su calzón y nuevamente se acuesta a mi lado.
Esta vez estando frente a frente, empezamos a besarnos, como unos novios en su primera vez.
No daré más detalles de esa noche, solo diré que me vine 3 veces dentro de su vagina, esa por la cual alguna vez yo salí.
Es indescriptible todas las emociones que se sienten en ese momento en que tienes intimidad por primera vez con el ser que te trajo a la vida.
Después de un rato y cansados de lo que habíamos hecho simplemente nos dormimos.
Rosa puso su cabeza en mi pecho mientras la abrazaba, como asegurándole que estaba ahí para protegerla.
A la mañana siguiente pude sentir como se levantó ella muy rápido de la cama y se metió al baño.
Fue en ese momento en que caí en cuenta de lo que había pasado, aunque sinceramente no me importaba que mi primera vez fuera mi madre, es más, me había gustado mucho.
Me levanté de la cama así como me encontraba, completamente desnudo, y me dirigí al baño cuando de repente oigo sonar la regadera.
Yo tenía muchas ganas de orinar, así que eso hice, y al acabar me metí a la ducha con mamá.
Ella se encontraba como en un estado de shock y nerviosismo.
Estaba tratando de limpiar el semen que deje en su interior cuando me ve entrando a la regadera desnudo.
Antes que pudiera decir algo solo recuerdo haberla abrazado y darle un beso en la boca.
-eso estuvo maravilloso- le dije
– pero está mal.
Está muy mal lo que hicimos- contestó
-esta mal hacer algo que nos gustó a ambos má? Te amo mucho, y no me importa si está mal, mientras te guste y te haga disfrutar mamá-
Mi madre empezó a llorar mientras yo la abrazaba.
Pero mientras estábamos ahí abrazados ella poco a poco comprendió que yo la amaba y que cualquier cosa que hiciéramos sería por el amor que nos tenemos uno al otro.
-te amo má, solo quiero verte y hacerte feliz- le dije
-yo también te amo bebé- contestó
Entonces empezamos a abrazarnos y besarnos como si fuéramos una pareja.
Recorría su cuerpo con mis manos y ella el mío con las suyas.
En ese momento exacto dejamos de ser algo más que madre e hijo.
En ese momento éramos hombre y mujer, unos simples novios, amantes o lo que sea, que estaban en busca de la felicidad.
Desde ese día éramos madre e hijo fuera de casa.
Pero dentro éramos novios, y durante la noche un par de amantes.
No fue fácil, siempre ha habido momentos donde habia dudas, pero el amor entre ambos era más fuerte que esas dudas.
Cómo a los seis meses de esa primera vez mi madre quedó embarazada.
Fue un drama al principio pues ella quería abortar al niño, pensando que no sería bueno tenerlo por cuestiones de que tuviera problemas genéticos.
Yo desde más niño siempre quise un hermanito, y la idea de tener un hijo/hermano me gustaba mucho, así que insistí a Rosa para que lo tuviera y así lo hizo.
Unos meses después nació Antonio, nuestro primer hijo, me faltaba cerca de un año para acabar la preparatoria y yo ya era papá/hermano.
Me sentía muy feliz, mi madre igual.
-te amo mucho má.
Quiero tener la familia que no tuvimos a tu lado.
Quiero que seas mi mujer- le dije
Para ese momento Rosa y yo ya hacíamos casi casi vida marital, y entre sollozos aceptó.
Registramos al niño como hijo de madre soltera (al igual que yo, técnicamente como mi hermano).
Volví a dejar embarazada a Rosa poco antes de terminar la preparatoria y decidí que como padre de familia era hora de buscar trabajo.
No continúe mis estudios, busque un trabajo, encontré como lavaplatos en un restaurante, y poco a poco fui ascendiendo y ganando un poco más de dinero.
Antes de nacer nuestro segundo hijo Rosa y yo nos mudamos a otra zona lejana de la ciudad y empezamos a vivir como una pareja de esposos.
Unos recién casados con un hijo y otro por venir.
Actualmente llevamos 6 años viviendo una vida como si fuéramos esposos, tenemos 3 hijos.
Antonio de 7, Samuel de 5 casi 6 y Adriana de 4 años.
Mis tres niños son niños muy sanos, y a nuestras posibilidades felices.
Ellos no saben que soy su hermano.
Para ellos simplemente soy su papá, aún no sabemos si algún día les diremos que en realidad son fruto de ese amor incestuoso con Rosa, pero dejamos eso al tiempo.
Ahora mismo solo soy muy feliz con mi mujer y mis niños.
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