LOS REGALOS DEL VECINO tercera parte
“Mamá, quiero que sepas que vos no tenés la culpa de nada” .
LOS REGALOS DEL VECINO tercera parte
A la mañana siguiente, mamá seguía preocupada por lo que me había hecho, necesitaba acarar la situación, esperó que yo terminara de desayunar, para invitarme a que nos sentáramos en el sofá y para hablar, frente a frente.
Puso sus manos sobre mis rodillas y no sabía cómo empezar…se la veía pasar un mal rato.
Puse mis manos sobre sus manos y mientras comencé a hablarle casi como un adulto, atraía sus dos manos hacia la parte central de mis piernas.
“Mamá, quiero que sepas que vos no tenés la culpa de nada” “todo lo que pasó, aunque vos no lo sepas, pasa millones de veces en muchas familias” “con el tiempo aprenderás que no todo es como te lo han enseñado a lo largo de tu vida”
Cuando dije eso, ya había logrado arrastrar sus manos, para que quedaran arriba de mi pija, la que se había ido poniendo dura…
Cuando la notó, pegó como un salto y quitó la mano enseguida…se levantó y dando vueltas en el living, decía que entendía, pero que no debía volver a suceder.
Después me puse a montar el proyector de películas, arme el telón portátil coloque una de las viejas cintas y lo encendí, al ver que funcionaba, llamé a mama para que viera a mi lado de qué se trataba.
Era una adolescente desnuda, que bailaba al ritmo de una musica que no se podía escuchar, tenía dos hermosas tetitas en crecimiento y un pubis con pelos negros que recién comenzaban a aparecer…al rato entra en escena un viejo con barba y sombrero de copa, al que se le ve la poronga fuera del pantalón, saltando mientras camina hacia la nena. Ella se arrodilla y empieza a chupar la pija del viejo, aparece una mujer con esas polleras de varios gajos, como enfurecida (Estaba actuando) y gira la cabeza de la niña, levanta su pollera y la obliga a chuparle la concha.
Mamá se había quedado congelada mirando esa escena, aproveché y me recosté sobre su falda, No se de que seguía la película, pero mamá no podía dejar de mirarla…yo corri suavemente su vestido hacia arriba y mi cara hacia su entrepierna.
Apoyó disimuladamente sus codos en mi mejilla superior, logrando que mi nariz entre en contacto con su vulva.
Creo que perdió la voluntad se tiró para atrás, recostándose a medias en el sofá y abrió sus piernas, yo bajé de un manotazo su calzón y me prendí a lamer su tajo y chupar sus labios vaginales.
Ella me preguntó si yo quería saber que hiso con Paco cuando se quedaron a solas, por supuesto que le dije que sí.
Me dijo que Paco había traído a su perro labrador y que le había pedido que e chupe la pija al perro, que cuando el perro acabo, fue el orgasmo más grande de su vida, que el gusto del semen del perro, fue lo más delicioso que jamás habia probado.
Yo ya tenía tres de mis dedos dentro de su concha y sentí como me los mojaba mientras e decía, “AY Nico que divino que eres”
Cuando se le pasó la calentura, reaccionó e intento ser la mamá moralista de siempre.
“¿Cuándo estás con Paco, que hacen?”
Creí que era mejor decirle todo…
“Nos chupamos las pijas, nos tomamos las leches, nos cogemos por el culo, nos hacemos pajas, nos besamos. También se la chupamos al perro y nos dejamos coger por el perro”
Creo que cuando escuchó lo de que nos cogía el perro, se olvidó de todo lo demás
“¡¿El perrito los cogió?!” mientras preguntaba se le hacía agua la boca.
Si mamá, le dije como que fuera muy natural, le dije que me esperara y fui a buscar al animal.
Cuando le comenté a Paco, corrió a buscar al perro y dijo “¡Esto no me lo quiero perder!”
Mamá decía que le daba mucha vergüenza, pero se dejaba llevar…el perro buscaba olfatear su vulva.
Cuando estuvo desnuda, Paco le colocó guantes especiales para que no la lastimara con sus uñas.
Entre Paco y yo, acomodamos estilo perro a mamá y en pocos segundos ya tenía toda la pija adentro, por su cara y sus gritos, pude darme cuenta que le encantaba la zoofilia.
Paco ya había metido su pija en la boca de mi madre, así que yo sin dejar de mirar lo que pasaba, hice “el trencito” y le puse mi pija en la boca a Paco.
Cuando el perro acabó quedo pacíficamente abotonado, se quedó quieto, mamá seguía moviendo el culo, el botón dentro de su concha le daba más y más placer, parecía que orinaba de a ratos y sus gemidos daban ternura…Se tomo el semen de Paco y finalmente el perro se soltó.
¡Quedó temblando de placer, solo decía “que hermoso! ¡Que hermoso!”
Paco se llevó al perro, yo no había alcanzado a terminar, se lo hice saber a mamá.
“¿Qué quieres hacer mi amor?” me preguntó con cariño.
Me senté sobre su pecho y me empecé a hacer una paja, ella se reía alegre.
“¡Mamá chupa!” le dije de repente y apenas estuvo en su boca le acabé
Ella tragaba y decía “mhmhmhm que rico mi amorcito”
“¡Que buenos los regalos del vecino, ¿no?!”
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Alfredo Chapelco
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