Luciana la sobrina de mi esposa I
Relato de lo que paso hace muchos años atrás… y hoy recuerdo.
Me llamo Fabio tengo 50 años, esto me paso cuando me vine a vivir a Santa Fe en la República Argentina a los 18 años. Al tiempo de estar viviendo en la ciudad me pongo de novio con una chica de 16 años que a la larga iba a ser mi esposa. Teníamos una relación de pareja normal, al comienzo solo besos, después pasamos a los toques y luego al sexo propiamente dicho.
Ella vivía con sus padres y su hermano, cerca de ellos a unas 4 cuadras vivía un tío de ella con la esposa y dos hijos Luis de 7 años y Luciana de 4 años. El departamento de ellos era en un fonavi por lo que vivía mucha gente de clase media trabajadora.
Con el correr del tiempo me fue conociendo la familia de mi novia, logrando entrar en confianza con ellos, y especialmente con Luis y Luciana que me querían como si yo fuese su primo más grande, pòr lo que a veces salíamos con mi novia y lo llevamos a pasear a ellos.
Un día viene mi novia y me dice si yo el viernes y sábado a la noche podía cuidar a sus primos en la casa porque los padres iban a salir dichos día a unas fiestas, como yo hacía poco que estaba en la ciudad buscaba trabajo, y era una ocasión buena para ganar algo de dinero ya que me iban a pagar.
Llego el viernes a la noche pensando que también mi novia iba a estar en la casa de los tíos pero no, ella no podía venir, se había frustrado mi noche de sexo con ella pensaba, sin saber lo que me esperaba. Al llegar la pareja me dice que los chicos se tienen que ir a dormir temprano porque a la mañana siguiente que era sábado tenían competencia cada uno en las disciplinas que hacían, el nene en fútbol y la nena en patín.
Me dieron varias sugerencias hasta que se fueron sin antes decirme que llegarían bien entrada la madrugada, `por lo que si quería me acostara a dormir en el sofá. Como aún era temprano casi la siete de la tarde me dispuse a mirar televisión, me recosté en el sofá a ver tele cuando llegó Luciana diciéndome si quería jugar con ella ya que estaba aburrida porqué su hermano aún no había vuelto de la casa de un amiguito que vivía en el piso de arriba.
Me fui a jugar con ella a su habitación, con un enorme desorden de juguetes de nenas por todo lado, me senté en su cama único lugar sin juguete y le dijo bueno listo a que jugamos a lo que Luciana jugamos con mis muñe queres, bueno dale le dije, que vamos hacer. Yo me senté en el piso y me puse arreglar la ropa de algunas de sus muñecas cuando suena el timbre, me levanto y era Luis que regresaba a la casa a bañarse y decirme que iría a comer y dormir a la casa de su amiguito. Se baño rápido y se fue a la casa del vecinito dejándome a mí solo con Luciana.
Seguí jugando con ella a las muñecas, me senté en la cama para volver a cambiar a la muñeca cuando Luciana me dice que quiere bañarse ya que la mamá le había indicado que lo debía hacer cuando llegara su hermano, bueno le dije yo, buscá tu ropa y te bañas. Empezó a buscar su ropa interior que era una bombachita con dibujos de mariposas, una pollera amplia, una remera y un pulover liviano ya que había empezado a refrescar porque habíamos entrado ya en el otoño. Se empezó a descambiar en la habitación delante de mío, yo llevaba tiempo sin ver una nena desnuda por lo que al verla vi el hermoso cuerpo que tenía esta preciosura fruto de la gimnasia que realizaba, a pesar de sus 4 años tenía una cola bien paradita, unas hermosas piernas firmes, una cinturita delgada, unas tetitas que no se le notaban aún los pezones, se les veía esos pezones que iban a ser un manjar para chupar.
Luciana era un nena de piel trigueña, ojos oscuros, pelo negro y bonita de cara. Me sonrió cuando la vi toda desnuda y le dije que linda nena que sos, sin pudor se dio media vuelta mostrando todo su cuerpo diciendo te parece primo, y se fue a bañar. Cuando estaba en el baño me llamo para que le colocara champú en el pelo, entre y corrí un poco la cortina del baño donde la ví jugando en la bañera con un juguete de agua y toda enjabonada, le coloqué el champú y me iba a retirar cuando me dice primo no me limpias la espalda y la cola como lo hace mami para sacarme toda la mugre, yo tragué saliva porqué sabía que aquello era el llamado del despertar a mi lujuria con las nenas. Volví sobre mis pasos y me arrodillé a lavar su espalda y cola. De a poco empecé a pasarle el jabón con la esponja por su espalda, recorrí toda su espalda hasta donde comenzaba la rayita de su cola, ella se levanta un poquito y me dice primo pasame bien la esponja en la colita para lavarla bien, yo empecé a pasar la esponja por entre medio de sus nalguitas dejando un dedo más largo que tocaba su labios vaginales, ella al sentir el dedo ahí dio un saltito, no dijo nada, mi miró con malicia y dejó caer su cuerpo sobre mi mano quedando apretada en esa situación.
Tenía mi mano bajo su cola enjabonada y un dedo entre sus labios, seguí jugando con sus labios vaginales cuando llegué a su pequeño clítoris que comencé a dedearlo de un lado a otro, esto hizo que ella a pesar de su corta edad empezará a gemir de a poco, se levantó un poquito liberando mi mano haciendo que yo con toda la palma empezará a jugar con su vagina y su ano, di rienda suelta al lobo feroz que estaba en cuativerio cuando escuché su voz decirme sigue primo que me gusta mucho, comencé a masajear toda su vagina con la mano cambiando el dedo a su anito, cuando vi que empezó a tensar su cuerpito le introducía la punta de mi dedo en su anito, haciendo que ella volteara para mi lado agarrándose fuerte de mi cuerpo largando un largo gemido, note que había tenido su primer orgasmo, esto hizo que yo casi acabará en mi ropa.
Pasado esto la terminé de lavar bien, la pasé la toalla para que se secara, me dijo me llevas en anda a mi cama y me secas vos así no quedo toda mojada. Yo la levante en mis brazos y la lleve a su camita donde la seque toda, especialmente en su vagina donde me tome más tiempo de lo normal, cuando reaccione ella estaba dormida, la moví para decirle que teníamos que comer, ella se dio media vuelta y siguió durmiendo. Yo la observaba y miraba esa bella criatura. La tapé con una frazada y apagué la luz de la habitación dejando la puerta abierta para que no se asuste. Me retire al baño para hacerme una paja y descargar toda la calentura que tenía.
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