Madre comprensiva
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hace dos años, un día llegué de la universidad a casa más temprano de lo habitual, y saludé como siempre lo hacía: ¡mama!, pero no hubo respuesta.
Extrañado, fui directo a mi cuarto a dejar mis libros, y después caminé hacia el cuarto de mama, hallando la puerta entreabierta y lo que vi cambió mi vida para siempre.
Para cualquier muchacho soltero de 18 años con poca experiencia de vida, aquello era sorprendente: ¡Mi madre se encontraba totalmente desnuda sobre la cama y en ese preciso instante mi primo, un par de años mayor que yo, estaba sobre ella metido entre sus piernas separadas, y listo a follar con mi madre!
Me restregué los ojos, para ver si era cierto, y me escondí tras la puerta, para mirar sin ser visto, evitando que alguno de ellos volteara sus ojos hacia donde yo me encontraba.
Mi primo le chupaba las tetas con frenesí, y mi madre le decía, vamos por favor, fòllame ya, ¡no me hagas esperar, clávamela la deseo toda dentro, por favor!
Yo estaba en shock, en primer lugar al ver a mi madre totalmente desnuda (antes la vi pero de forma muy sutilmente y no en una situación como esta), y segundo, mucho menos, suplicando por una verga, esto era demasiado.
Sin embargo, el morbo era total, a mis 18 años, no se tiene la oportunidad así de fácil de ver sexo en vivo y en directo a sólo unos pasos de distancia, y mucho menos con estos personajes, la situación era demasiado excitante como para dejarla pasar, por eso decidí no perder detalle.
Apenas mi madre le pidió a mi primo que la clavara, él la complació.
Sin ninguna contemplación la ensarto hasta el fondo, mi madre enseguida empezó a gemir más y más fuerte, ella rodeo con sus piernas a mi primo y se acompasaron en el ritmo de las embestidas, así estuvieron unos cinco minutos hasta cuando mi primo empezó a resoplar fuerte, sus embestidas se hicieron más rápidas y más enérgicas, y mi madre gemía muy fuerte, ella le pedía con pasión más y más y él se esmeraba en darle gusto estrellando su pelvis contra ella con mucha potencia.
Yo ingenuo pensaba que le podía hacer daño pero al contrario ella se excitaba mas, al punto que alcanzo el orgasmo un estruendoso orgasmo y él en medio de jadeos le dejo toda su carga dentro de la concha a mama, luego se desplomó encima de ella, y ella le expresó: gracias Sebas, gracias, que delicia, tu si sabes cómo se atiende a una mujer, no como tu tío que siempre me deja insatisfecha, no logra que yo alcance un orgasmo como tú si lo sabes hacer.
Esto me dio a entender que desde hacía ya algún tiempo mi primo se follaba a mama y atando cabos recordé que cuando no estaba papa, Sebas se daba ciertas confianzas cogiendo a mama pero yo inocente creía que era un juego y nada más.
Luego que se separaron y vi como a mi madre le comenzó a salir parte del semen que mi primo le había dejado dentro de su concha, en ese momento salí disparado fuera de la casa, y camine hasta el parque dejando pasar el tiempo en que normalmente regresaba a casa.
Cuando volví me dirigí hacia mi cuarto, mi primo ya se había marchado, salude a mi madre y me fui a la habitación hasta que ella me llamo a cenar, tenía demasiadas cosas en mi cabeza en esos momentos pero recapacitando recordé algo que me sorprendió y era que mi polla era de un tamaño bastante mayor al de mi primo, ahí entendí porque mi última novia se quejaba cuando follabamos.
A estas alturas, las pocas experiencias sexuales que había tenido no habían sido tan placenteras como hubiera querido, y mucho menos comparado con lo que acababa de ver, además el problema de papá, esperaba que no fuera hereditario.
Me propuse entonces vengarme de los dos: de papá por haberme heredado esa inutilidad en el sexo, y de mamá por todas las veces que había follado con mi primo.
Imagine un plan y lo pensaba poner en práctica esa misma semana.
Como papá trabajaba los sábados en la mañana y regresaba hasta las 2 o 3 de la tarde, yo tendría suficiente tiempo para desarrollar mi idea: ¡follarme a mi madre!
A pesar de que acostumbramos desayunar juntos el sábado, ese día no me levanté de la cama.
Esperé que papá se fuera y cuando oí el ruido del coche alejarse, me desnudé por completo y me cubrí sólo con la sabana, y esperé.
Como a los veinte minutos (tal y como lo había imaginado), apareció mi madre, recién bañada y perfumada con una bata sencilla que ella usa para andar más cómoda en casa, con la cual cuando hace frio se le marcan los pezones, pero creo que ella nunca se ha dado cuenta.
Me preguntó si estaba bien, y por qué no había ido a desayunar con ellos.
Le dije que me sentía muy mal, pero que no podía decirle de qué se trataba, porque me daba mucha vergüenza.
-Vamos, soy tu madre y siempre hemos hablado con franqueza, dime qué tienes.
-Pero, prométeme que no te vas a reír.
-¡Prometido! dijo, alzando su mano derecha.
-Bueno, lo que pasa es que (hice una pausa, respiré hondo) lo que pasa es que yo (volví a suspirar).
Vamos tranquilo, dímelo, para eso nos tenemos confianza soy tu madre, entonces se lo solté de una sola vez : mamá, creo que tengo problemas con el sexo, pues las veces que lo he hecho, he durado tanto para correrme, que mi pareja termina y no me da tiempo de alcanzar el clímax y quedo frustrado, pues sigo empalmado, mi pareja dice que eso no es normal, tú qué crees, ¿crees que soy anormal? ( y al decir anormal, fingí un poco, como haciéndome el sufrido).
Mi madre no sabía qué decir, pero al instante reaccionó y me preguntó: oye hijo, y como cuánto te demoras tú, ya sabes, haciéndolo.
Yo le traté de responder con la mayor naturalidad del mundo (como quien cuenta las noticias): mamá, duro en promedio media hora.
A veces he durado menos, pero en promedio media hora.
-¡Media hora! repitió mi madre, y se llevó una mano a la boca, como tapándosela.
-Sí, mamá, es eso malo.
-¡Hijo, no creo que tengas nada de qué preocuparte! En ese momento advertí que había un cierto brillo en sus ojos, que nunca había visto antes, y al bajar la vista, me fijé que sus pezones se le marcaban totalmente en su bata, ¡mama estaba excitada! ¡Y era por mí! Decidí ir al todo por el todo y agregué:
-Sí, mamá, incluso eso me trae problemas, pues a veces cuando me levanto estoy empalmado y como duro tanto, tengo que esperar mucho rato para poder bajar a desayunar con ustedes.
-Ahora mismo…, ¿estás excitado? me dijo con una mezcla de turbación y excitación, que me terminó impulsar.
-Sí, mamá, mírame! Al decir esto, aparté la sabana que me cubría y dejé al descubierto mi pene que estaba excitado al máximo, imponente, majestuoso, incluso tenía el glande humedecido con líquido preseminal.
Cuando volví a ver a mi madre, ella se acariciaba uno de sus pechos, mientras observaba con admiración posiblemente el tamaño de mi polla.
Suavemente dirigí su mano hacia mi pene, ella no se opuso, creo que la excito lo suficiente la idea de pasar media hora haciendo el amor, aunque yo fuera su hijo.
Lentamente empezó a subir y bajar su mano a lo largo de mi pene, lo miraba fijamente, con placer.
Yo por mi parte, en un dos por tres le quité la bata que tenía puesta, y sin darle tiempo a reaccionar le empecé a chupar las tetas.
¡Qué tetas más ricas! Ella empezó a gemir, yo le apretaba las tetas, se las sobaba, se las chupaba, y al mordérselas un poco, me di cuenta que eso la ponía a mil.
Pero no quería entretenerme en preliminares, debía poseer a mi madre de una buena vez, no quería dejarla pensar y correr el riesgo que se arrepintiera.
Bajé mi cabeza aún más y le besé el vientre, insinuándole que se acostara en la cama, y bajando mi cuerpo quede de rodillas en el piso en medio de sus piernas separadas y frente a mí su hermosa concha perfectamente depilada rosadita y brillante gracias a su lubricación, volví a acomodarme para seguir chupándole las tetas, pero en realidad lo que estaba haciendo era acomodándome para penetrarla, mientras chupaba sus pechos con más fuerza y le daba pequeños mordiscos, la punta de mi polla sintió la lubricación de su concha , ella se estremeció lo cual me animo a que esto no tenia reversa por eso para no quedar mal busque llevarla antes de la penetración al límite del orgasmo, esperando que me pidiera como lo hizo con mi primo que la penetrara.
Con mi lengua comencé a acariciar su clítoris que estaba muy rígido y se vez en cuando metía mi lengua dentro de su concha y ella se estremecía y arqueaba su cuerpo levantando su pelvis ofreciéndomela, deseando recibir placer.
Cuando entendí que estaba al límite fue cuando me dijo… no puedo más por favor penétrame ya, entonces con mi mano derecha guié la punta de mi glande hacia esa fuente de calor que me llamaba, que pedía ser llenada, y cuando dejé de jugar con sus pechos, la miré fijamente a sus ojos, ella me miró, y entonces empecé a taladrarla con mi polla, al intentar entrar se quejo, le dije te duele, me dijo no, no, sigue, sigue, continúe hundiendo mi polla hasta que toque fondo, pero aun mi polla no había entrado en su totalidad, lo que me confirmo que mi polla era mayor a la de mi primo, entonces ella articuló, ¡Ahh¡, y trato de detenerme, entendí entonces el límite de penetración para no hacerle daño, comencé un mete y saca con toda mi energía, ella cruzo sus piernas por mi cintura y además me apretaba con sus brazos como deseando tenerme lo mas dentro posible.
Creo que el tamaño de mi polla ayudo a que ella alcanzara pronto el orgasmo sintiendo sus gemidos más intensos que aquel día, lo cual me excito tanto que acelere mi penetración y apenas alcance a llegar cuando ella me abrazó y me dijo, para, para, no puedo mas y empezó a darme besos y a decirme estuviste maravilloso, no sé de que se podía quejar tu novia, pero perdóname alcanzaste a llegar bien.
Si, si claro, contigo fue algo maravilloso que jamás imagine.
Nos quedamos pegados yo sobre ella me sentía feliz, estar en el interior de su cálida y suave concha una sensación deliciosa, ¡Como había deseado esa semana ese maravilloso momento! Había fuego en la mirada de ella, y en su concha sentía mi polla como metida dentro de un horno.
Ella me dijo… tienes una polla que muchas mujeres desearían, siento mi concha en candela que tú me has logrado gracias a esa poderosa polla que tienes.
Pensé que fin podría dar rienda suelta a todos mis deseos reprimidos y lograr al tiempo que ella se sitiera bien.
Después de aquel día me di cuenta de los muchos deseos reprimidos que ella tenia por eso siempre que pude colaborar cuando venia mi primo de visita inventaba algo para dejarlos solos, pero en algunas debo confesar que también la curiosidad me mataba y varias veces simule haberme marchado y me quedaba escondido par observarlos y esto me generaba una excitación fenomenal que después descargaba con ella.
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