Madre e hijo.
Por una eventualidad me encontré con una situación especial y aproveche el momento. .
Cuando tenía trece años, al comenzar la secundaria empecé a salir de novio con una compañera de clase, Josefina, estuvimos de novia cerca de un año y medio. Luego ella se fue con sus padres a vivir a otra ciudad cercana y cambió de escuela., no la volvía a ver hasta hace un año y medio. Y retomamos la relación. Ahora ya estamos más maduros, ambos tenemos 50 años. Ella vive en Ciudad Ribera, a unos veinte kilómetros de donde yo resido. Se casó y se separó, tiene dos hijas, la mayor está casada y la menor, Etelvina está separada y tiene un hijo de 15 años, Ramiro y ambos viven con ella. Por lo general yo voy a visitarla todo el fin de semana o ella viene a mi casa por el mismo tiempo.
El fin de semana pasado me tocó ir a visitarla. Cuando llego encuentro la puerta abierta, no de par en par, sino una rendija, ingrese con sumo cuidado, todo parecía estar dentro de lo normal, su casa tiene cuatro habitaciones corridas, en la última me pareció escuchar unos ruidos raros.
Me acerqué y la puerta estaba abierta. Para mi asombro cuando entre vi que Ramiro se estaba cogiendo a su madre, quien en cuatro patas gozaba de la pija de su hijo. Al entrar ambos se sorprendieron, ella se tapó las tetas con un brazo y cubrió su concha con la otra mano, el pendejo trababa de taparse la verga erecta, pero seguía bien parada. Parece que no le corté la inspiración de cogerse a su madre.
-No le vas a decir nada a mi vieja, por favor, me dijo ella con voz temblorosa.
– ¿Te parece que no le diga?
– No, no le digas boludo.
– Encima me decís boludos.
-Disculpame. Pero no le digas nada.
-Depende. ¿Vos que me das a cabio?
– ¿Qué querés?
-Participar.
Se miraron son su hijo y asistieron, ella se arrimó a mí y me dijo: sacá el verga papito que quiero ver lo que se come mi vieja puta.
Me saqué toda la ropa y tenía la pija muy dura, en ese momento el pendejo se arrodilló y comenzó a mamármela, le dije: es puto tu hijito.
-Sí, me dijo que le gusta la verga como la concha, pero no me atreví a traerle un macho a casa todavía.
-Ahora me tenés a mí para que le dé verga al pendejo y a vos también putita del orto.
Ella se agachó y comenzó a chupármela pija también. Verdaderamente lo hacía con arte.
-Te gusta la pija, no querida,
-Sí, me dijo, soy muy puta y me gusta que me hablen sucio también.
– ¿Eso te gusta perra? Me imagino, si te cogés a tu hijo. ¿Desde cuando te lo cogés a este pibe putona asquerosa?
-Desde lo doce años me como a este pibito, soy su puta. Y le doy tres o cuatro veces por semana. Le saco toda la leche.
-Bueno, ahora tener otra verga a la que sacarle leche, reventada de mierda, le dije.
Le chupé bien la concha y el agujero del culo, mientras su hijo le metía la verga por la boca y ella no dejaba de chuparla con todas las ganas, al tiempo que la estaba garchando, su concha estaba cada vez más mojada, luego la di vuelta, le volví a chupar el ojete y le puse la pija bien adentro del orto.
Más tarde Ramiro me dijo que quería chuparme la pija de nuevo y bueno, sin más le dije que sí, me gustaba comerme al pendejo. Ramiro es corpulento, tirando a gordo, lampiño, con lindas tetas y un culo bastante carnoso que ya tenía muchas ganas de meterle la verga adentro. En tanto Etelvina se puso sobre mi cara con la concha y el culo cerca de mi boca y comencé a lamerla toda, sentí en mi lengua que baja un líquido trasparente y semi viscosa de su concha ardiente, tomé toda su acabada.
Etelvina nos pidió a su hijo ay a mí que le hiciéramos la doble penetración, a los cual accedimos, primero yo por el culo y él por la concha y luego al revés. Le dimos pija para que tenga a esa putita reventada.
-Quiero que te cojas a mi hijo, viejo puto, quiero ver cómo le metes la verga en el culo, me ordenó Etelvina.
-Por supuesto le dije. Pero artes quería sorprenderla a esta putona de primera línea.
Cuando se acercó Ramiro, le di un beso en la boca de lenguas, me arrodillé y le comencé a chupar la pija.
-Viejo hijo de puta, te comés la verga vos también, mira el puto que se morfa mi vieja. Si le dijera a esa pobre mujer.
-Callate, le dije, si te gustó como te di verga trola asquerosa, yegua mal parida.
-Me encanta verte chupar pija, me acabé sin tocarme, que putos que son los dos, pero me gustan. Los amo.
Luego me paré, Ramiro se paró junto a la cama, se inclinó apoyó los brazos sobre la cama y le dije a la madre que le abriera los cantos. Una vez que lo hizo le pasé la lengua pro el agujero del culo al pendejo, le puse un poco de crema y le introduje mi verga erecta en el culo, mientras Etelvina seguía teniendo abiertos los cantos de su hijito. Me dijo:
-Viejo gay come pendejos, si te denuncio vas en cana por cogerte a un pibe, sos un pedófilo, puto del orto.
-Callate putaza, le dije, si a vos te gusta degenerada de mierda, lujuriosa, si le dijera a tu madre lo puta que le salió la hija, se corta las tetas la pobre.
– Sí, me gusta, sos de los míos, igual que el putito de mi hijo.
Y yo mientras tanto me seguía cogiendo al pendejo y le daba verga como todo en ese hermoso culo regordete
Sé que estaba recaliente con lo que estaba viendo y faltaba que yo le entregara el culo a su hijo para que me diera su verga joven bien hasta el fondo, cosa que ocurrió y Etelvina se volvió como loca, no dejaba a aullar como una loba en celo viendo esas escenas mientras se metía los dedos dentro de la concha y frotaba su clítoris mientras tenía un conjunto de orgasmos continuos. Que hermosa puta me dije para mis adentros.
-Ahora quiero que me den la leche en la cara los dos. Yo me arrodillo y ustedes, uno de cada lado, se hacen la paja y me llenan de semen.
Y así fue, se arrodilló y comenzamos a hacernos la paja, Ramiro terminó primero, le echó cuatro chorros de leche en la cara a su mami y luego unas gotas más cayeron en su lengua, ella rápidamente las tragó con gusto, después finalicé yo, le di toda la leche en al menos unas catorce gotas que comenzaron a resbalar por su cara. Etelvina se paró y se tiró sobre la cama exhausta, al lado de ella se tiró su hijo y yo me quedé parado mirándolos. Se me estaba deparando la verga. Cuando les dije:
-A los dos les digo, y no me jodan, de esto nada a tu madre ni a tu abuela. Miren que yo con Josefina me llevo bien y me gusta estar con ella. No quiero quilombo.
-Quedate tranquilo, me dijo Etelvina, mientras sigamos teniendo estos encuentros los tres no vamos a decir nada viejo puto.
-Encima me amenazás, puta de cuarta, y decime bebota, ¿Dónde está tu madre?
-Se retrasó en el dentista y me dijo que te hiciera unos mates y te entretuviera para que no te aburras.
-Bueno, la esperamos a tu madre y haceme los mates querida y quedate tranquila que no me aburrí para nada.
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