Madre o esposa, pero mia para siempre.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Edollan.
El sábado en la mañana me fui a jugar golf como siempre, cuando recién llegaba, me sonó el celular, era José el mayordomo de la finca, que me dijo que fuera de inmediato, porque a mi madre se la habían llevado grave a emergencia médica. Mi madre es muy sana, no tiene ningún vicio, no trasnocha, es relativamete joven, no ha cumplido los 42 años, lo único es que quedó embarazada muy demasiado joven, antes de cumplir los 14 años y de esa edad me parió a mi. El muchacho que la embarazó, debió casarse con ella, cuando ambos estaban en el colegio. Pero cuando yo estaba por nacer, mi padre se metió con otra chica, cuyo padre lo mató a tiros y dejó a mi madre viuda a los 14 años. A mi me criaron mis abuelos, mi madre debió viajar a la capital a terminar sus estudios.
Estudié, me recibí, tengo un trabajo muy lucrativo y mi madre quedó a cargo de la finca, después que murieron mis abuelos. Fui a sus funerales, acompañe a mi madre, que me preguntó – ¿Cuando vuelves a casa Felipe? – La miré con consideración, pero cada vez que veía sus ojos celestes como el cielo, me pasaba algo raro. Le respondí escuetamente – Mira Begoña (jamás le dije mamá), mi trabajo es muy importante para mi, si tienes problemas en la finca, me avisas y te ayudo.
Me fui a ver a mi madre. Llegué hasta el hospital, un joven médico me explicó que mi madre estaba fuera de peligro, y había tomado una sobre dosis de medicamentos, al parecer por un estado depresivo, lo que más necesitaba ahora es atención y cuidados, me aclaró que no entendía como una mujer tan bella podía estar sola.
Me dejó pensando, fui a su pieza, mi madre dormía profundamente, su rostro estaba sereno, la admiré en toda su belleza, sobre todos sus labios, gorditos, perfectamente modelados, su nariz pequeña y respingona, cuando abría sus ojos eran un trozo de cielo, fuera de que tenía una mirada tan dulce, jamás me había fijado en su físico, pero en ese momento no entendí porque la rechazaba. Al despertar se asustó al verme, y me dijo – ¿Que estás haciendo aquí? – Una punzada en el pecho me indicó que algo me pasaba, no podía hablar, me repuse y le dije. – Mejor cuéntame ¿Como estás? ¿Te sientes mejor? ¿Te quieres ir a casa? Me miró sonriendo – Tantas preguntas, si estoy bién y no me quiero ir a casa. Bueno porque no me dejan. – A los pocos minutos se quedó dormida nuevamente. Me quedé a dormir en un sillón. Desperté cuando las enfermeras corrieron las cortinas, me levanté de inmediato, Begoña me miraba sonriendo, la enfermera dijo – Tenga la bondad de salir, porque vamos a lavar a su esposa. Begoña soltó la risa.
Llegó el médico y saludó muy cordial, ya sabía que había pasado la noche en un sillón, asi que me dijo con firmeza – No queremos ver a su mamá, nuevamente por acá y para eso, es coveniente que la saque de la finca y la haga cambiar de hambiente, ella se tiene que sentir querida, se siente muy sola y me parece que Vd. es la persona más indicada – Le pregunté – ¿Cuando la va a dar de alta? – respondió – Ahora mismo, ella ya está fisicamente bién. –
Entonces le pedí – ¿Podría dejarlo para la tarde? Tengo que preparar todo para llevarmela a Madrid o a otra parte.- Me miró con calma y dijo – Si por supuesto, vosotros teneis una buena situación económica, quizás sería mejor llevarla, bueno que viajen junstos a un sitio donde ambos se puedan relajar y descansar Vd. tampoco se ve muy bién. –
Me fui a una boutique de ropa fina, a un instituto de belleza, y a una agencia de viajes, luego llamé a mi trabajo y avisé que tomaba vacaciones por 15 dias, por un viaje y llamé a la finca, avisándo que Begoña se iba conmigo de viaje, luego volví al hospital. Begoña me estaba esperando ya vestida y con su cartera en la mano, nos fuimos. La llevé al instituto de belleza, donde había dejado la ropa, luego fui a la agencia de viajes, me tenían todo listo, al dia siguente en la mañana, nos ibamos a Las Canarias, era su segunda sorpresa. Me fui al instituto a esperarla. Cuando salió casi no la reconozco, su rostro maquillado, se veía como Afrodita viva, con la ropa que le había comprado se veía femenina, preciosa, la falda le caía 10 cm por encima de las rodillas, y mostraba sus piernas preciosas.
Me sonrió y dijo ¿Que tal, como me veo? Le repuse ¿Te quieres casar conmigo? Me miró muy seria, pero de pronto respondió ¿Casarnos? Pues no veo ni siquiera el anillo de compromiso, le di una abrazo y su cuerpo pegado al mio, me hizo decirle de inmediato. Pues nada que nos vamos a la joyería ahora mismo, me preguntó si lo decía en serio. Tomamos un taxi le abrí la puerta y al sentarse, se le subió la falda mostrando gran parte de sus muslos, perfectos preciosos, sentí un tirón en la entre pierna y me asusté. Fuimos a una joyería, compramos muertos de la risa, un anillo precioso y dos argollas, me puse los estuches en el bolsillo y nos fuimos de compras, lo primero un par de maleta y luedo solo cosas para la playa, Begoña estaba feliz e intrigada pero no preguntaba nada. Cuando ya teniamos todo, le dije: Ahora nos vamos a un hotel cerca del Aeropuerto y mañana en la mañana volamos a Gran Canaria. Me miró con una alegría increible. Llegamos al hotel donde había reservado habitación, nos registamos y subimos a la suite. Entramos y me di cuenta que había solo una cama matrimonial, la miré y ella me dijo, no importa.
Entonces hice la locura de mi vida, saqué los estuches de mi bolsillo y le dije. Begoña mi amor, ¿Quieres ser mi esposa? Ella se rió muy divertida y estiró la mano derecha, le puse el anillo y la argolla, luego me puse la mia. Le dije bueno ahora si estamos comprometidos, la abracé y la besé en los labios esos labios gorditos que me llenaban de calor y deseos de besarlos, cerré los ojos y busqué con mi lengua la suya, se separó bruscamente y me dio una bofetada que me dolio, en la cara y en el alma. Me miraba furiosa, me dijo “Como se te ocurre tratarme como a una cualquiera, ningún hombre me haría esto y eres mi hijo, una broma es eso y nada más. No lo vuelvas a hacer jamás”. Solo le dije: Perdona, es que me olvidé de todo, te miré como a una mujer y no como a mi madre… porque la única madre que conocí, fue mi abuela, me di media vuelta y bajé al bar, pedí un wisky doble y me senté a pensar, lo que había hecho. Al cabo de un cuarto de hora, pensé que debía subir, porque debía hablar con ella, no hizo falta, llegó a buscarme, me tomó de una mano y me dijo: Vamos a la habitación, allá también te puedes tomar una copa, pero tenemos que hablar, nos fuimos de la mano, subimos a nuestra habitacion en silencio y pensé que teniamos una sola cama, bueno yo dormiría en el sofá y ya está. Entramos y lo primero que hizo fue abrazarme, diciéndo:
No quiero que me interrumpas, te voy a explicar algo. Me había besado un solo hombre en mi vida y ese fue tu padre, tuvimos sexo una sola vez y me dejó embarazada, jamás en mi vida he vuelto a tener un hombre, ni quería tenerlo. Por eso traté de morir, estaba sola, ahora vienes tu y entras en mi vida arrasando como una ola gigante. Reconozco que han sido estas las horas más felices de mi vida, pero no estaba preparada para que me besaras en esa forma, sin previo aviso, sin indicarme ni darme señales de nada, no soy un mueble, soy tu madre o si prefieres la mujer que te parió, pero antes de eso fui mujer y tengo sentimientos ¿Lo entiendes? Le tomé las manos, se las besé y le aseveré: Estoy de acuerdo contigo y por eso te pido perdón… ¿Te puedo respoder ahora porqué lo hice? Me asintió con la cabeza. Le dije: Mira Begoña, no se que me pasó, de verdad no lo sabía, ahora en el bar lo he pensado ¿Como pude faltarte el respeto en esa forma? No basta con pedirte perdón, porque no lo tengo. Fui un bruto y me he preguntado ¿porqué? y quiero pedirte que por favor me comprendas, porque jamás en la vida se volverá a repetir una situación como esta. Me miró con ternura y me preguntó ¿Y ahora sabes porque me besaste? Le respondí. Me temo que si te lo digo, te vas a molestar de nuevo.
Me miró con su mirada celeste y negó con la cabeza. Entonces le dije mirándola fijamente a los ojos. Con el juego de estar casados, descubrí que estoy enamorado de ti, me enamoré como un niño, por favor perdóname. Me tomó la cara y me preguntó ¿Es esta una declaración de amor? Le dije: Si la quieres ver así, pues si, es una declaración de amor, porque te amo como loco, cada vez que veo tus ojos, quiero sumergirme en ellos y reflejar todo el amor que siento por ti, es algo increible, que no alcanzo a comprender. En eso tocaron a la puerta, ella se paró y abrió, venían con un carro, una botella de champagne y unos canapés. Ella le dio una propina al mozo y me dijo: Creo que te gustará beber una copa conmigo y quizás quieras saber cuales son mis sentimientos. Me paré de una salto, Si por supuesto que nos tomamos una copa juntos y saber que piensas, me acerqué al carro, serví las copas y le ofrecí la suya, tenía el anillo y la argolla puestos, yo también. Nos bebimos unos sorbos y luego me dijo: Pásame tu argolla, se sacó la suya y me dijo. Ahora una ceremonia corta, privada, pero muy seria.
No la entendí, pero tomando mi copa la dejó sobre el carro junto a la suya, luego cogió mi argolla y me pidió. Escucha bién lo que te voy a decir y piensa muy bién lo que me vas a responder. Dame tu mano izquierda. Me miró a los ojos y poniendo la argolla en mi dedo anular me dijo muy seria. “Yo, Aranxa del Pilar Peñafiel, te tomo a ti Felipe Antonio Peñafiel como mi legítimo esposo, te prometo serte fiel, amarte y respetarte hasta que la muerte nos separe”. Me quedé de piedra, pero cuando me pasó su argolla, le tomé su mano izquierda y le puse en el dedo anular su argolla diciéndole: “Yo Felipe Antonio Peñafiel, te tomo a ti Aranxa del Pilar Peñafiel, como mi legítima esposa, te prometo amarte, respetarte y serte fiel hasta que la muerte nos separe”. La miraba a los ojos y vi amor en ellos, le pregunté ¿Puedo besar a mi novia? Se me colgó del cuello y nos besamos, me di cuenta que no sabía besar, entendí porque reaccionó así cuando le metí la lengua, así que solo acaricié sus labios con los mios, era una dulzura sentirlos abrirse y cerrase suavemente, se separó muy despacio de mi diciendo. Te amo Felipe, te he amado desde que te vi llegar a la clínica, en verdad te he amado de siempre, no lo sabía pero lo temía, te amo tanto.
Tomamos las copas entrelazamos nuestros brazos y bebimos un sorbo luego nos dimos de beber uno al otro. Me sentí un poco incomodo, me dijo: Voy al baño a prepararme, acuéstate y recuerda que naciste por cesarea y no tuve más que una relación en mi vida. La miré sonriendo le respondí: Entonces estas virgen de nuevo y te amaré como te mereces. Entro al baño, apague la luz del techo y encendí la de los veladores, me desnudé y me metí a la cama, la espera no fue muy larga, salió enfundada con la salida de baño, me miró muy intensamente y se sacó la prenda que cayó al suelo, estaba completamente desnuda, era la ninfa del amor, Afrodita, una diosa, su cuerpo escultural, sus senos preciosos, su cintura estrecha, las caderas redondas, sus piernas perfectas, su rostro de una belleza increible, su pelo castaño claro le caía sobre los hombros, y el triángulo rubio de su pubis, anunciaba la presencia de horas felices, sobre el triángulo de bellos una linea muy blanca.
Se metió en la cama y se acercó a mi, sintió mi pene a mil que se clavaba en su vientre, lo tomó con una mano, me preguntó ¿Me vas a meter todo esto? No le respondí. La abracé, la puse de espaldas y comencé a besarla suavemente en los labios, con mis manos acaricié su rostro, luego sus hombros, con mucha delicadeza deslicé mis manos por su busto, me agaché y comencé a succionar suavemente sus pezones. Sus manos acariciaron mi pelo, comencé a bajar besándole el torax, luego el ombligo, la besé por todo en vientre, y abrí sus piernas para ver su vulva, sus labios mayores eran gorditos y la entrada de su vagina, se veía rosada, poco a poco me fui acomodando entre sus piernas y mi cabeza la llevé a su pubis, me preguntó con voz entrecortada ¿Que vas a hacer? Le pedí, por favor solo disfruta, necesito hacerte feliz y para eso te tengo que preparar, me sonrió y llevé mi lengua directamente a su clítoris, al pasársela sobre el glande clotorideo, dio un brinco: Mmmmmm… que rico…
Luego comencé a mover la lengua desde el ano hasta el clítoris, ella comenzó a desesperarse, comenzó a lubricar, acumulé sus fluidos en su vestíbulo vaginal, por donde volvería a entrar un pene después de casi 29 años, le metí un par de centímetros de lengua en la vagina, subía al glande clitorideo, mientras que con los pulgares, mantenía abirtos los labios mayores, la lamí sin descanso, ya estaba lista para la penetración, cuando se comenzó a quejar y a gritar: Me matas… dios mio que me pasa… haaaaaa… me mueroooo… ahhhhhh… se sacudía violentamete, me tiraba del pelo sin compación, pero mi lengua fue implacable, se sacudía completamente con el orgasmo y gotas del flujo salieron de su vagina, de pronto se quedó quieta, estaba casi inconsciente, así que subí besándola nuevamente y acomodé el glande a la entrada de su vagina, empujé con las caderas y el pene entró varios centímetros, ella dio un pequeño quejido y se quedó muy quieta, entonces me recoste suavemente sobre ella y mi pene llegó hasta el fondo, comencé un suave mete y saca, sentía el pene abrazado por la vagina de Aranxa, era un placer inaguantable, me bastaron pocos movimientos y comencé a bombearle la leche en un orgasmo interminable, me duró mucho y fue el mejor de mi vida, tenía penetrada a la mujer que amo, le había provocado un orgasmo y de solo pensar en su cuerpo desnudo, transpirando bajo el mio, me volvió a poner a mil, la besé en los labios, ella abrió su boca y sacó timidamente su lengua, se la chupé con fuerza y le ofrecí la mia, nos besamos largo rato, nuestras manos recorrian nuestros cuerpo reconociendo el terreno conquistado por ambos.
No podía soportar la erección, era terrible, así que la comencé a bombear de nuevo, ella abrió muy bién sus piernas y me preguntó ¿Que hago mi amor, que hago para hacerte feliz? La volví a besar y le respondí, Haz lo que quieras, lo que te den ganas de hacer. Llevó una mano a su vulva y tocó mi pene, lo sintió como entraba y salía de su vagina, con su otra mano me abrazaba y le acariciaba la nuca, de pronto sentí que me venía un nuevo orgasmo, ella comenzó a moverse, tratando de embestirme con su pubis, pene y vagina eran sable y vaina, encajaban perfectamente y de pronto ella apuró sus embestidas gritando, otra vez Felipe… otra vez… que rico mi amor… asi… dame más… maaaaaaas… ahhhhhhh… soy tuya… párteme… ahhhhhhhh… Y la sentí vibrar entera, eso me llevó a sacudirme de placer, la seguí bombeando desesperadamente, también le grité cuanto la amaba y la deseaba, mientras un chorro de semen copaba la capacidad de su vagina, sentí como salía el líquido caliente y caía sobre mis testiculos y la cama, me revolqué de placer sobre ella, en mis movimientos de subir y bajar sobre su cuerpo desnudo. Fue un orgasmo fantástico, dejé caer totalmente rendido mi cuerpo sobre el de ella diciéndole. Te amo Aranxa… te amo… te amo más que a la vida mi esposa deliciosa. Ella me tomó la cara me beso en los labios, me besó por toda la cara, respondiendo. También te amo, te amo con todo mi cuerpo, con toda mi alma, soy tuya para siempre. Y así es, mia para siempre.
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