Majo y Karlita
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Scumm.
Tuve que viajar a México por trabajo, iba a estar ahí casi un mes para una capacitación.
Los días eran pesados, pero las noches para mi solo.
Aprovechaba esos momentos de descanso para entrar a esta página y es ahí donde conocí a Majo, una preciosa y caliente chica de 19 años con una pequeña hija.
Nuestras conversaciones habían sido muy calientes desde el inicio y tenía una fantasía en mente, quería ser cogida frente a su hija.
Quedamos en que la iría a visitar a su casa.
Llegué a su puerta y la toqué con suavidad, la abrió y vi a una hermosa mujer de pelo corto y grandes tetas con una sonrisa lujuriosa adornándole la cara.
Un cuerpo delicioso esperando ser mío.
Llevaba un vestido blanco con estampados amarillos, ligero y transparente.
Se veía que no llevaba ropa interior y sus pezones estaban duros.
La comí con la mirada y deseé probar su cuerpo de inmediato.
Nos dimos un beso largo y húmedo, mis manos acariciaban sus nalgas duras.
Su pecho se apoyó en el mío y sentí sus deliciosas tetas en mi cuerpo, su mano acariciaba mi verga y esta se puso más dura.
Mientras nos besábamos sentí como sonreia al palpar mi pene.
Karlita, su hija, estaba al fondo, vestida sólo con unas pantaletas rosadas, nos veía y se sintió su alegría cuando nos vio abrazados.
Aún con la puerta abierta se sacó el vestido y se mostró desnuda ante mí.
Antes de entrar a su casa y cerrar la puerta le mordí uno de los pezones y ví como su panocha se humedeció.
Me tomó del cabello y gocé de sus tetas como un bebé recién nacido.
Cerré la puerta, la tomé de la cintura y la besé en el cuello y los labios.
Acaricié sus nalgas desnudas, disfrutando de su dureza y la suavidad de su piel, sentí su respiración en mi pecho y apoyó su coño en mi pene.
No nos habíamos dado cuenta, pero Karlita se había acercado a nosotros y le dio un palmazo en el culo con su manita y luego le estampó un sonoro beso.
Nos sorprendimos y sonreímos ante su travesura, me tomó de la mano y me llevó a su cama.
Karlita nos siguió curiosa con una sonrisa idéntica a la de su madre.
Majo me sacó la camisa con cuidado mientras me besaba el pecho.
Me deje hacer por ella, sus labios húmedos recorrían mi torso y estómago.
Cerré los ojos disfrutando de sus lamidas.
Dejó de besarme por unos instantes y llamó a Karlita, le pidó que me desabotone el pantalón.
Con sus manitas torpes me sacó la correa y me soltó el pantalón.
Este cayó junto con mis interiores y mi verga saltó dura y venosa.
Karlita abrió los ojos como platos.
Majo se mordió los labios con deseo, sus muslos estaban brillando por la humedad que baja de su panocha hacia ellos.
Majo tomó la mano de Karlita y la llevó a mi verga, apenas si pudo cerrarla alrededor de él.
Le enseñó como debía masturbarme.
Se colocó detrás de mí.
Sentí sus pezones duros en mi espalda.
Una de sus manos acariciaba mi pecho y la otra en el bracito de su hija le enseñaba el ritmo que debía seguir.
Sus besos en el cuello me excitaban, me pellizcaba los pezones, mi verga estaba dura, la mano de Karlita es suave y tierna.
A los dos nos tomó por sorpresa cuando con esfuerzo la niña abrió su boquita y se metió la cabeza de mi verga.
Apenas si entró, pero su lengua recorrió mi glande llevándome al paraíso.
Le dio un pequeño beso a la punta de mi pene y rio feliz por su travesura.
La concha de Majo se frotaba en mi culo con fuerza.
Los dos estábamos muy calientes.
Con suavidad Majo tomó a Karlita de la mano y la llevó a su cama, le dijo que se acueste que nosotros íbamos a jugar y que ella podía ver lo que hacíamos siempre y cuando no se lo cuente a nadie.
Me empujó hacia la cama, con mis pies apuntando al rostro de su hija, se puso encima de mí y empezó a comerme la verga.
Su panocha estába húmeda y olía delicioso, empecé a lamerla y meter mi lengua en su cuevita.
Karlita nos veía divertida y curiosa.
No se atrevía a acercarse, pero Majo se tragaba mi verga con sus ojos puestos en ella.
Le excitaba verla, le excitaba tenerla así de cerca.
Le guiñó un ojo y la pequeña se acercó a gatas.
Mientras Majo me seguía mamando la verga, Karlita pasó sus pequeños dedos por mis testículos.
Me encantó esa sensación.
La boca de la madre tragándose mi virilidady la hija jugando con mis huevos.
Bese el clítoris de Majo y un suspiro de placer salió de su garganta.
Lamió mis bolas con gusto mientras mi lengua jugaba con su clítoris.
Su olor a hembra en celo me volvía loco.
Karlita se había retirado un poco y nos observa con ojos brillantes.
No preguntaba nada, pero se veía que disfruta de lo que hacíamos.
La coloqué en cuatro, con su cara a unos centímetros de la de Karlita.
Humedeció sus labios y le dió un tierno piquito mientras yo la clavaba con fuerza.
Gimió de placer y Karlita la tomó de las manos y la vio con sus hermosos ojos.
Majo sonrió de placer ante mis embestidas.
Le encantaba sentir mi verga en su vagina.
Sus tetas rebotaban una y otra vez en cada ocasión que la clavaba.
Sentía su vagina húmeda y caliente.
Abría y cerraba la boca con placer cada vez que mi verga llegaba al fondo de su útero.
Sus manos se cerraban fuertemente sobre las sábanas de la cama arrugándolas.
Cada vez estaba más húmeda.
Mi verga crecía en su vagina más y más.
Karlita tocó uno te sus senos, acarició el pezón con suavidad.
Los flujos de Majo me habían inundado hasta los testículos, su respiración era agitada.
Agachó la cabeza y aproveché para echarme encima de ella para morderle el cuello.
Mis manos se juntaron con las de Karlita para acariciarte las tetas.
Mientras clavaba a la madre le enseñaba a la hija como debía acariciar los pezones duros y enhiestos de Majo.
El orgasmo de Majo fue brutal cuando su niña empezó a succionar de sus tetas, como cuando era bebe.
Sentí las convulsiones de su panocha, su piel se erizó, tenía la respiración entrecortada y un gemido de placer inundó el cuarto.
Cayó rendida temblando del maravilloso orgasmo que había tenido, su concha rezumaba de jugos y un delicioso olor a sexo y a hembra satisfecha inundaba la habitación.
Karlita estaba con las piernas cruzadas viendo mi pene duro y húmedo.
Se acercó a gatas, yo me acosté boca arriba.
Lo tomó con sus manitas y empezó a masturbarme.
No duré mucho más, una gran cantidad de semen salió de mi verga, bañando mi pecho y cara.
Con sus últimas fuerzas Majo hace que Karlita recoja con su lengua el semen de mi cara y pecho, la pequeña gatea sobre mi pecho y me da un beso depositando la leche de su boca en la mía.
Me giro y le doy un beso a Majo dejando mi semilla en su boca.
Karlita se acurruca en mi pecho, con su cabeza debajo de mi barbilla, Majo se acomoda a mi costado, con su cabeza en mi hombro mirando a su pequeña y preciosa hija.
Ambas terminan cara a cara.
Majo me da un beso suave en los labios, Karlita la imita.
Nos quedamos dormidos los tres, agotados y felices.
Qué lindo es México.
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